A los quince días que sicarios acribillaron en el barrio Quinta Paredes de Bogotá al humorista y periodista Jaime Garzón (13 de agosto de 1999), a su amenazado amigo y colega Antonio Morales Riveira no le quedó más alternativa que empacar maletas a la carrera y guarecerse en Francia.
Este antropólogo fue,
entre otros cargos, director del Noticiero de las 7 y durante tres años (1995-97)
se desempeñó como guionista y director periodístico de Quac, y con Garzón se
encargaron de decir muchas verdades dolorosas, de pisar callos, de fastidiar a
corruptos y criminales, a presidentes y congresistas, a banqueros y ‘cacaos’, a
generales y paramilitares. Sin contemplación hurgaron en la llaga de un país
que en medio del dolor del conflicto armado interno y de tantos males que lo
aquejaba, sacaba tiempo para gozar con la ironía y hasta para reírse de sí
mismo.
Pero Morales
Riveira era y sigue siendo un ‘sujeto incómodo’. Hoy de vuelta en la Colombia
que insiste en añorar, continua hablando con convicción y sin temor a herir
susceptibilidades o ganarse un balazo.
Dispara sus dardos desde el programa nocturno ‘El Radar’, de Caracol Televisión, y tiene planes de ponerse a recorrer los rincones de su país para elaborar una serie de documentales en los que retrate ‘el olvido que somos’.
Dispara sus dardos desde el programa nocturno ‘El Radar’, de Caracol Televisión, y tiene planes de ponerse a recorrer los rincones de su país para elaborar una serie de documentales en los que retrate ‘el olvido que somos’.
Invitado especial a
la Feria del Libro, Ulibro 2010, realizada por la UNAB del 30 de agosto al 4 de
septiembre, Antonio Morales aceptó esta entrevista después de participar junto
a Eduardo Arias y Juan Gustavo Cobo Borda en el conversatorio “Literatura y
humor”.
“Mis genes vienen
de por acá. Esta es la tierra de mis ancestros y estoy muy feliz de estar en
Santander”, dice, mientras se empuja el último bocado de una oblea repleta de
arequipe de Floridablanca, que saborea con tanta ansia como aquellas que le
enviaban al exilio parisino.
¿Para qué volver a un país del que usted salió a
sombrerazos?
De alguna manera si
en estos tiempos es cierto que la buena globalización implica que más que nunca
se convierta uno en un ciudadano no del mundo sino de cualquier parte o de
todas las partes, frente a eso también hay una especie de corriente interna que
hace parte de lo fuerte que es eso que llaman la nacionalidad, la cultura, el
modo de ser, y por más de que uno haga parte de un universo abierto como es el
mundo, de todas maneras la cabra tira para el monte y más en Santander.
Yo me devolví a
Colombia por necesidades laborales porque es difícil trabajar en Francia en el
periodismo, y también por una necesidad de estar un poco en este país en
transformación, en este país joven, en este país que no es occidental sino
accidental.
¿Pero no es mejor quedarse a orillas del río Sena
ahogando las penas en vino?
Pues eso es
divertido y chévere pero muy costoso, sobre todo cuando uno no tiene trabajo
fijo, pero en América Latina y en Colombia en medio del conflicto hay un
desborde creativo y unas posibilidades abiertas para inventarse todo. Hay una
complicidad maravillosa entre las gentes y un espíritu joven del cual uno no
tiene por qué evadirse. Resulta absolutamente amable vivir acá. Hace un par de
años que estoy de vuelta y estoy feliz de estar acá.
¿Fueron estos los mejores ocho años y Álvaro Uribe Vélez
el mejor presidente de los últimos tiempos, como afirman tantos columnistas,
dirigentes políticos y colombianos en las encuestas?
Tengo cincuenta y
pico años y una memoria política de este país de los últimos cuarenta y cinco
años, y debo decir que yo nunca había sentido una violación tan flagrante de
todas las normas de la convivencia democrática, una violación de la formación
misma de las instituciones colombianas que bajo el régimen de Álvaro Uribe.
Estoy totalmente en
desacuerdo con las personas que piensan así, y el régimen de Uribe Vélez fue
durante un tiempo un enemigo fundamental de la consolidación de una sociedad
moderna en Colombia, de una sociedad donde el Estado Social de Derecho
imperara, y produjo un retraso en muchas cosas de hasta de cincuenta y sesenta
años para ubicarnos en un país anterior al 9 de abril de 1948. Un país antes de
las grandes reformas en la vida y las costumbres de mediados del siglo XX, y
otra vez trataron de considerar que el aborto era un delito, que el
homosexualismo era una enfermedad, en fin, todo tipo de cosas que la sociedad
colombiana aparentemente había superado. Eso en lo cultural, y en lo político
un régimen que trató de consolidarse de una manera ilegítima pero
afortunadamente no lo pudo hacer.
Yo siento que el
país ha estado hipnotizado por algunas virtudes del presidente Uribe Vélez y
que los que hemos sido críticos sentimos un aire fresco y ‘santo’ circundar por
ahí.
¿Qué le dice usted a esas personas que ven a Antonio Morales como un elemento subversivo para el establecimiento?
Hay un problema en
la sociedad colombiana con la concepción de lo republicano. Aquí se considera
republicano lo que tiene alguna armonía con la consolidación de los poderes
hegemónicos del país y hay sectores hegemónicos del conservatismo y el
liberalismo que pasan por la mafia y por el empoderamiento de la economía sobre
las demás cosas de la vida.
Siento que las
personas que piensan eso son personas que no deberían vivir en un régimen
democrático, porque si consideran que una voz discordante, crítica y distinta
es señalable, pues no son democráticos. Un poco lo que se está jugando en estos
tiempos, que es una contraposición a lo que vino pasando en los tiempos del
‘Obdulismo’, del ‘Fernandolondoñismo’ y del Uribismo, es la satisfacción que
uno siente de un gobierno con el cual uno no está de acuerdo ideológicamente
pero está de acuerdo en los principios básicos de la República, un gobierno que
dice que lo primero que se va a garantizar es la oposición, es poder estar
usted y yo hablando. En ese sentido es que creo que cesó la ‘Uribe noche’.
¿Qué preferiría: repetir el susto de un aterrizaje
abortado en Palonegro, como el que usted vivió el pasado 31 de agosto, o pasar
un fin de semana en una isla desierta de la Polinesia francesa junto a José
Obdulio Gaviria o Plinio Apuleyo Mendoza?
¡Uy! No, repetir lo
del aterrizaje no, por favor, porque tratamos de aterrizar tres veces y no fue
posible por cuestiones de las épicas bravas tierras de Santander. Y en cuanto a
lo segundo, yo no voy a una isla con esos personajes porque me parece
profundamente peligroso.
¿Prefiere una cárcel en los Estados Unidos?
Prefiero una vida
en Colombia.
¿Cuál es el recuerdo que tiene de su amigo y cómplice
Jaime Garzón?
Cómplices totales
en el trabajo y en los años que tuvimos la oportunidad de pasárnosla juntos.
Pues mire, hay una cosa que es muy sensible para mí y es que en los años que
pasé con Jaime nunca me divertí tanto y estoy seguro que nunca más me voy a
divertir tanto. Y es que la diversión no era no solamente la convocatoria
cotidiana y permanente a la risa, sino también la diversión de estar pensando y
reflexionando, de estar tratando de buscarle los pelos a la calavera de la
realidad nacional, lo cual también es tan divertido y tan productivo, tan
revitalizador y tan sanador como la risa misma. El gran recuerdo de Jaime es
haber vivido unos tiempos de diversión y de ‘subversión’… de subvertir el orden
y los poderes en Colombia, un tiempo de bacanería total.
¿Y un instante inolvidable junto a Garzón?
No sé si pueda
contarlo… Ahí va, pero es para público adulto. No tiene ninguna profundidad
política ni crítica pero la escena misma fue de una hilaridad. Una tarde
estábamos con Miguel Ángel Lozano tratando de escribir un libreto para Quac y
no se nos ocurría nada, y tomábamos tinto y fumábamos y no pasaba nada, hasta
que de repente subió Jaime a nuestra oficina y le dijimos “Perrito, háganos
reír para que se nos ocurra algo”. Y Jaime de la manera más olímpica y sin que
mediara nada se quitó la ropa quedando totalmente empeloto y de repente empezó
a correr por los pasillos de RTI, que era la programadora con la cual hacíamos
Quac, se paró frente a una secretaria que sabíamos era mojigata y religiosa, se
cogió el pipí y le dijo: “Señora, perdone lo poquito pero es con todo cariño”.
¿Demasiado fuerte?
¿Quiénes nos quitaron a Garzón?
En Colombia se
habla de los autores materiales, que son lo que disparan; los autores
intelectuales, que son quienes buscan la manera y logran la complicidad para el
homicidio, pero yo pienso que hay una tercera instancia en los determinadotes
de los grandes crímenes, que son los autores ideológicos. Esos autores
ideológicos pueden estar en determinados sectores del poder y son los que sin
decir van diciendo, los que dicen “¡Qué tipo tan inconveniente!”. Hay que
buscar los autores ideológicos, que son los que mataron a (Luis Carlos) Galán,
los que mataron a (Carlos) Pizarro, los que mataron a (Bernardo) Jaramillo… Los
mismos de siempre.
¿A usted lo silenciarán?
Espero que no. Yo
ahora trabajo muy tranquilamente en un canal que es abierto, liberal y
democrático, que es el Canal Caracol, que no se parece a otros, y siento que no
hay intenciones en este momento de silenciar a nadie y que la política
colombiana y la evolución del conflicto armado interno están lejos de la
posibilidad de silenciarme. Sí están silenciando pero por lo bajo y están
matando a los periodistas de provincia y a los sindicalistas.
¿Vendrán mejores tiempos con Juan Manuel Santos o la
marea seguirá alta?
Yo pienso que peor
que Álvaro Uribe no hay y no puede haber nada. Además Juan Manuel Santos
misteriosa o maravillosamente ha recogido eso que se ha llamado históricamente
el pensamiento liberal. Así que sigue habiendo un liberalismo en Colombia, como
lo hay en la UNAB, que es de origen profundamente liberal. ¿Y ese liberalismo
qué implica? Reformas, Estado Social de Derecho, libertad de expresión... Yo
pienso que el tiempo de Santos puede ser un tiempo muy importante para el país,
si es que quienes manejan Colombia se dan cuenta que es menos costoso en términos
de millones de pesos construir una sociedad más o menos igualitaria que seguir
gastándose cuarenta o cincuenta billones al año en tiros, en una guerra
insoluble.
¡Que el señor procurador Alejandro Ordóñez lo perdone!
Que el procurador
Ordóñese no se meta conmigo.
Còmo ser salvo
ResponderEliminarCordial saludo:
Mi nombre es Humberto García, me identifico como cristiano evangèlico y le envìo este correo (desde Colombia) con el propòsito de presentarle los pasos a seguir (el plan de salvaciòn) para recibir a Jesucristo como Señor y Salvador:
La Biblia dice:
“Justificados, pues, por la fè, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” (Romanos 5:1) (Versiòn Reina-Valera)*
“Porque de tal manera amò Dios al mundo, que ha dado a su Hijo Unigènito, para que todo aquel que en èl cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. (Juan 3:16)
Nuestro Problema:
Separaciòn
La Biblia dice:
“Todos pecaron y estàn destituìdos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23)
“La paga del pecado es muerte, mas la dàdiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesùs Señor nuestro”. (Romanos 6:23)
La respuesta de Dios:
Jesucristo
La Biblia dice:
“Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (I Timoteo 2:5)
“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aùn pecadores, Cristo muriò por nosotros” (Romanos 5:8)
Nuestra respuesta:
Recibir a Cristo
La Biblia dice:
“He aquì, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entrarè a èl, y cenarè con èl, y el conmigo” (Apocalipsis 3:20)
6 —Yo soy el camino, la verdad y la vida —le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí., Juan 14:6, Nueva Versión Internacional (NVI)
12 Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos. (Hechos 4:12)
Còmo empezar su vida con Cristo:
1) Admita su condiciòn de pecador
2) Decida alejarse de sus pecados (arrepièntase)
3) Crea que Jesucristo muriò en la cruz por usted, y que resucitò de la tumba.
4) Por medio de una oraciòn invìtele a entrar en su vida y a tomar el control de ella por medio del Espìritu Santo. ( Recìbale como Señor Y Salvador)
Confesar a Cristo
La Biblia dice:
“Si confesares con tu boca que Jesùs es el Señor y creyeres en tu corazón que Dios le resucitò de entre los muertos, seràs salvo.
Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvaciòn” (Romanos 10:9,10)
Haga esta oraciòn (de manera audible):
Señor Jesucristo.
Creo que tù moriste por mis pecados en la cruz del calvario.
Creo en mi corazón que Dios te resucitò de entre los muertos por mi salvaciòn. Ahora mismo te invito a que vengas a mi vida. Quiero confiar en tì y seguirte como Señor y Salvador. En el nombre de Jesùs, Amèn
La Seguridad que Dios da: Su Palabra
Si usted elevò esta oraciòn,
La Biblia dice:
“Todo aquel que invocare el nombre del Señor, serà salvo” ( Romanos 10:13)
“Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les diò potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12)
8 Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se *jacte. Efesios 2:8-9 (Nueva Versión Internacional).
De ahora en adelante:
1. Lea su Biblia cada día, para conocer mejor a Cristo.
2. Ore diariamente
3. Dependa del Espíritu Santo
4. Asista a la Iglesia Cristiana
5. Hable a otros de Cristo
Hermano Humberto