domingo, 16 de diciembre de 2012

Coliseo Bicentenario: ¡1.017 millones de pesos en sillas!


Los bumangueses ‘competitivos’, ‘globalizados’ y sedientos de títulos, pueden agregarle uno nuevo a su larga lista de premios de consolación. A nombre de su alcalde Fernando Vargas Mendoza, el recientemente inaugurado Coliseo Bicentenario tendrá las mismas sillas del Camp Nou de Barcelona, así jamás vayan a pasar por su cancha los Messi o los Puyol y ni siquiera los Piqué con sus Shakiras. (Nota publicada en mayo de 2011)

Este hecho ha despertado una controversia entre quienes como el alcalde defienden la inversión y quienes como los periodistas de La Luciérnaga, de Caracol Radio, se asombran. “Se firmó un contrato con una firma Marketing y Eventos por 4.127 millones de pesos para 7.400 sillas y resultó que cada silla salió a 137.760 pesos”, dijo Gustavo Álvarez Gardeazábal, siendo interrumpido por Gabriel de las Casas: “Espérese un momento. Si las de Armenia por cincuenta mil y pico de pesos eran caras, ¿ahora 137.760 pesos las de Bucaramanga?”.

Pero Álvarez continuó: “En la Alcaldía de Armenia definieron que los costos serían de 52.985 pesos por las sillas; la Alcaldía de Pereira las compró a 47.792 pesos. Éste de Bucaramanga resultó más verraco”. Y Hernán Peláez apostilló: “¡Eh, Ave María”.

La discusión se originó en la denuncia pública que Manolo Azuero Figueroa, Isabel Ortiz Pérez, Christiane Lelièvre, Jairo Puente Bruges, José Manuel Acevedo y Eduardo Muñoz Serpa, columnistas del periódico Vanguardia Liberal, así como María Paula Romero, periodista de W Radio (dirigida por Julio Sánchez Cristo), formularon el pasado 26 de abril y con la que instan al alcalde “a responderle a la ciudad sin excusarse en subalternos, cumpliendo la responsabilidad mayor de proteger el patrimonio publico del municipio”.

Calificada como “absurda contratación” en la dotación del Coliseo Bicentenario -cuya construcción en siete meses tuvo un presupuesto de 18.771 millones de pesos, 5.000 millones de ellos aportados por la Gobernación de Santander-, los denunciantes empiezan por manifestar que: “En octubre del 2007 más de 100 mil bumangueses depositaron un voto de confianza por su nombre. Lo eligieron como alcalde de una ciudad de inmenso potencial, de gente talentosa y capaz. Casi cuatro años después, a  pocos meses de culminar su gestión, Bucaramanga vive un periodo de decadencia. Lo anterior en el marco de una administración pública que bajo su liderazgo navega en un mar de malas costumbres, que reflejan el resquebrajamiento moral de la clase política colombiana”.

Y prosiguen: “Como columnistas de opinión y periodistas interesados en el bienestar de la región, hemos venido revisando la contratación pública del municipio, hecho  que nos ha llevado a condenar prácticas  que consideramos afectan la transparencia y la rectitud que debe caracterizar la ejecución de los recursos públicos. Hoy de manera directa queremos exigirle a usted una explicación sobre los inevitables cuestionamientos que genera el contrato de compraventa No. 014 de 4.127 millones de pesos que tiene por objeto ‘el suministro y dotación de mobiliario para el coliseo Bicentenario de acuerdo a las especificaciones técnicas señaladas en el pliego de condiciones’”.

Según Azuero, Ortiz, Lelièvre, Puente, Acevedo, Muñoz y Romero, el contrato No. 014 “siembra varias dudas en nuestro análisis: En primer lugar a la audiencia de adjudicación del proceso de selección abreviada (por subasta inversa), sólo llegó un eventual contratista, de los dos proponentes iniciales. Extraordinariamente uno de los oferentes, Consorcio Casa Colombia no se presentó, y a la audiencia del 22 de febrero de 2011 sólo asistió el contratista HPC Marketing y Eventos S.A. Es este último quien obviamente ganó la subasta y se le adjudicó el jugoso contrato mediante resolución oficial, firmada por un secretario encargado (sí, encargado). El 23 de febrero de 2011, un día después de la audiencia, el municipio firmó el contrato con HPC Marketing y Eventos S.A. por un valor de 4.127 millones. Este incluía la adquisición de mobiliario, instalaciones de televisión, instalaciones de sonido, circuito cerrado de televisión, cámaras de seguridad, tableros electrónicos, salas de transmisión, y planta eléctrica. El contrato estableció un risible y escandaloso plazo de ejecución de apenas 10 días”.

Sumado a esto -sostienen los siete columnistas- y como agravante, hay unas declaraciones del director del Instituto de Deportes, entregadas el 24 de febrero (un día después de firmado el contrato), donde insinúa que sólo faltan los tableros electrónicos, unas pantallas LED y la silletería ¿Y las instalaciones de sonido,  las cámaras de seguridad, la planta eléctrica, las salas de transmisión? Dudamos que en 24 horas fueran puestas. Todo parece indicar que el contratista llegó antes de firmar el contrato, no obstante le concedemos la oportunidad para que nos aclare esta sospecha”.

Siguiendo la línea de lo absurdo -dicen los denunciantes-, el siguiente capítulo es el más aterrador y cuestiona aún más la dotación del Coliseo Bicentenario. Las 7.400 sillas con espaldar, incluidas en el contrato, parecen ser dueñas de un costo exorbitante. Las sillas para gradería de color azul, de ciertas medidas, en polipropileno, con anti flama, aditivo anti UV y cumpliendo normas Fifa fueron compradas e instaladas por un valor unitario de 137,760 pesos y un valor total de 1.017 millones. Inexplicablemente sus funcionarios y usted, señor alcalde, con semejante adquisición, se distinguen por comprar las sillas más caras, entre las conseguidas por otros gobiernos locales en el país”.

“Créalo usted o no, la Alcaldía de Pereira adquirió las sillas con espaldar para gradería, cumpliendo los requisitos Fifa del mundial sub-20, en polipropileno, de características semejantes a las del coliseo Bicentenario, por apenas 47.792 pesos. La Alcaldía de Armenia por su parte, después de unos estudios previos, definió que el costo unitario de las sillas sería de $52.985. En la capital del Quindío recibieron 15 mil sillas por 811 millones, y en la ‘Ciudad Bonita’ adquirimos casi la mitad de las sillas por un valor mayor: 1.017 millones. En promedio, comparando con las otras dos ciudades colombianas, el municipio de Bucaramanga habría incurrido en un presunto sobrecosto unitario de 87 mil pesos, que le habría costado a la ciudad más de 600 millones de pesos”, señalan Manolo Azuero Figueroa, Isabel Ortiz Pérez, Christiane Lelièvre, Jairo Puente Bruges, José Manuel Acevedo, Eduardo Muñoz Serpa y María Paula Romero.

Para concluir: “Así las cosas señor alcalde, le reiteramos como lo hacemos en nuestras labores periodísticas, un rechazo tajante a todas las costumbres administrativas que atentan contra la correcta ejecución de los recursos públicos de Bucaramanga. No encontramos justificación alguna a los altos costos de la silletería, con respecto a las ofertas del mercado. Nos parecen incongruentes las características del contrato: el corto plazo de ejecución, la baja participación de proponentes, la improvisación en la apertura del proceso contractual, y por supuesto los presuntos sobrecostos bajo el que se pactó. Lo instamos a responderle a la ciudad, porque es a nombre de esta que nos dirigimos a usted, convencidos de que la defensa de lo público es un deber elemental y una responsabilidad civil que tenemos que asumir como generadores de opinión en nuestra comunidad”.   

Habla Vargas Mendoza 

Tras reponerse de una operación de apendicitis y luego de una semana de incapacidad,  el pasado 2 de mayo Vargas Mendoza respondió a Caracol Radio Bucaramanga que: “Yo no sabía que la política era así. Es la primera vez que ingreso a un cargo de estos, entonces yo no sabía que los primeros tres años es (sic) de luna de miel y el último año como es el tema político le llegan a usted mil investigaciones. Estamos impulsando nueve grandes megaproyectos (sic), y no me dejan trabajar, porque son ene denuncias. Todos los días hay denuncias. En la Alcaldía de Bucaramanga tenemos a las entidades de control todos los días revisando toda la contratación. Los documentos están abiertos y todo está muy claro porque aquí se manejan con absoluta transparencia los recursos de la ciudad. A mí no me preocupa que estén las entidades de control, bienvenidas, pero pues eso obedece a que es un año político en donde los candidatos a todo tipo (sic) y los que no son amigos de unos con otros (sic), lo primero que buscan es la Alcaldía de Bucaramanga para denunciar.  No me molesto por eso, bienvenidas las entidades de control, pero sepan que en la administración municipal de Bucaramanga hay absoluta transparencia y manejo correcto de los recursos del municipio”.

El ingeniero de sistemas insistió en que tiene la consciencia tranquila y que los contratos del Coliseo Bicentenario están a disposición de los organismos de control que quieran analizarlos.

Por su parte, el secretario de Infraestructura, Álvaro Ramírez Herrera, le dijo a Vanguardia Liberal que “nuestras sillas fueron vendidas por la firma HPC Marketing y Eventos, son importadas, de polipropileno con polímeros, de alta resistencia y calidad, tienen el certificado ante vandálico, tratamiento asbesto, resistencia a la luz, aditivo anti uv, norma M4, resistencia al uso público severo, y se ajustan a la norma Fifa, Uefa y Fiba. Nuestra silla está certificada por Aidima, certificado ISO 9001. Igualmente nuestra silla está en estadios como el del Real Madrid, Santiago Bernabéu y Neu (sic) Camp, Barcelona”, y concluyó: “Lo anterior justifica la diferencia de precios con las sillas adquiridas en otras ciudades del país”.

Serán las entidades fiscalizadoras las que finalmente determinen quién tiene la razón: si los columnistas denunciantes o Vargas Mendoza y su secretario Ramírez Herrera.

1 comentario:

  1. Yo vendo sillas con las mismas características a $45.000
    3145548555

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