Esta politóloga, coautora del libro “Parapolítica, la ruta de
expansión paramilitar y los acuerdos políticos”, habla de su investigación, se
refiere a lo sucedido en Santander y analiza la conducta del presidente Uribe
Vélez. (Junio de 2008)
Irreverente, incisiva
y osada. Estas son tres de las principales particularidades de esta diminuta
bogotana, de 38 años, que lleva por nombre Claudia Nayibe López Hernández, la investigadora
de ojos verdes que tiene con los pelos de punta a los implicados en el
escándalo de la llamada “Parapolítica”.
Sus frases son
cargas de profundidad dirigidas al corazón de la Casa de Nariño o a sus vecinos
del Congreso de la República -en lo que a la capital de la República atañe-,
pero también a ‘caciques’, gobernadores, diputados, alcaldes y concejales en el
resto de este país de un millón de kilómetros cuadrados de extensión en el que
no se puede excluir al departamento de Santander y su área de influencia.
La han llamado
calumniadora, le han dicho que su investigación no se apega al rigor científico
y algunos han amenazado con demandarla por injuria, pero ella fue quien junto a
León Valencia en la Fundación Nuevo Arco Iris, se dio a la tarea de cruzar el
mapa de la zonas de presencia
paramilitar con el de los resultados de las elecciones entre 1997 y 2006,
para abrirle los ojos al país y a la comunidad internacional sobre un escándalo
ante el cual el Proceso 8.000 queda como un asunto de poca monta: la
“Parapolítica”, con el que se comprobó que el extraditado criminal Salvatore
Mancuso no estaba ‘cañando’ cuando afirmaba que al menos el 35 por ciento de
senadores y representantes habían conseguido la elección con su apoyo.
Las cuentas de las
votaciones atípicas hechas por López Hernández son contundentes: “los
paramilitares llegaron a poner dos millones de votos en las elecciones de
Congreso y de ellos el 90% se fue para la campaña presidencial uribista”.
Y aunque asevera
que Álvaro Uribe Vélez había podido resultar elegido sin los votos de los
‘paras’, dice que el mandatario “se enfrenta a la decisión de si continua
aliado, no sólo electoral sino política y gubernamentalmente con esos votos, lo
cual era el trasfondo de la decisión de la Reforma Política, la que a través de
la norma de la ‘silla vacía’ lo que pretendía era anular los votos que se
obtienen ilegalmente, sea por parte de las Farc, los ‘paras’ o el narcotráfico,
y al anularlos quitar esa representación política del Congreso”.
Pero, en su
opinión, “lo lamentable es que el presidente no haya renunciado a esos votos y
a esas curules de los parapolíticos, las cuales considera que son fundamentales
para tener mayorías uribistas en el Congreso. Sin embargo, el uribismo sin el
paramilitarismo en el Congreso seguiría siendo mayoría”. Un parlamento de 268
integrantes, de los cuales 40 tienen medida de aseguramiento.
Claudia López no
entiende la razón del empecinamiento oficial e insiste en que es fundamental
para Colombia “que se deje de hacer política sin recurrir a medios ilegales y
violentos, de todo el espectro político, porque el país necesita una izquierda
civilista, una derecha civilista y un centro civilista, y para eso hay que
renunciar a la combinación de política y violencia, pero el presidente Uribe
que tiene el liderazgo y la popularidad para hacerlo, decide que no”.
El único
argumento, que López considera mezquino e infame, es que en la Comisión Primera
de Senado si se aplica la ‘silla vacía’ “es probable que el ‘parauribismo’
pierda la mayoría calificada, que es lo que se necesita para tramitar las
reformas constitucionales como la posible segunda reelección”.
Le parece excesivo un eventual tercer periodo de Uribe Vélez, “por la concentración
del poder y el riesgo de que se corrompa”. Ella advierte que “es mentira que si
no es Uribe no hay nadie” y con sorna sostiene que no sabe si en el año 2010
los colombianos asistiremos a la posesión o a la ‘coronación’ del mandatario
antioqueño.
López no deja de
reconocerle a Uribe Vélez los logros de la política de Seguridad Democrática y
los indicadores de crecimiento económico que en 2007 llegaron al 7 por ciento.
Alianza mortal
En concepto de
esta comentarista habitual del programa ‘Hora 20’ de Caracol Radio, “el aporte del
paramilitarismo en sus zonas de mayor dominio consistió en reducir o eliminar a
los posibles competidores, agrupar la votación de varios municipios a favor del
candidato escogido, agrupar a los escogidos en unos partidos de confianza,
convencer o amedrentar a la población para que depositara su voto por el
escogido, y en caso de que todo lo anterior no fuera suficiente, o sólo para no
perder la oportunidad, ‘ajustar’ las planillas electorales a los resultados
deseados”.
Para hablar del
caso de Antioquia, que es el capítulo que ella desarrolla en el libro de 472
páginas de Intermedio Editores, manifiesta que “si se tiene en cuenta que el
narcotraficante Pablo Escobar cuando se lanzó a la Cámara en 1982, como
suplente de Jairo Ortega, obtuvo 16.650 votos, el potencial electoral de
quienes pueden ser presuntamente afines a un proyecto ilegal, armado y mafioso
en Antioquia creció 23 veces, más exactamente 2.320%, en 20 años”.
Aunque también
detectaron casos más estrambóticos, como el de Eleonora Pineda, quien saltó de
ser concejal en Tierralta (Córdoba) con 700 votos, a representante a la Cámara
con más de 82.000 sufragios. Le siguen los ejemplos de Carlos Arturo Clavijo y
Rocío Arias, “quienes sin ninguna trayectoria política conformaron una fórmula
exitosa para Senado y Cámara”.
Los distritos
electorales de los que habla López son aquellos municipios generalmente
colindantes geográficamente y en zonas de dominio paramilitar que registran
votaciones atípicas a favor de un candidato. Esto le permite corroborar la
alianza que convertía en un objetivo inalcanzable “que un político pudiese
obtener una votación triunfadora sin un guiño del actor armado ilegal”,
personificado en los 32.000 paramilitares que se desmovilizaron y los 5.000 remanentes
-Águilas Negras, por ejemplo- que
hicieron caso omiso del ofrecimiento consignado en la Ley de Justicia y Paz,
que no contempla más de ocho años de cárcel por más crímenes atroces que se
hayan cometido.
Piezas que
encajan en una estrategia fríamente calculada por Carlos Castaño, Salvatore
Mancuso, Macaco, Jorge 40, Don Berna y
demás criminales, quienes concibieron una victoria militar, “que consistía en
desarrollar una eficacia criminal y de terror que abriera el paso”; una
territorial, que buscaba “arrebatar territorios al enemigo, las Farc, el ELN, y
después al que se atravesara, incluyendo sus antiguos aliados”; la económica,
que pretendía “hacer una contrarreforma agraria para consolidar la expansión
cocalera, las rutas del narcotráfico y la concentración de la tierra como
mecanismo de amasamiento y lavado de fortunas”; y, por último, la victoria
política, que consistía en “asegurar que partidos y políticos a fines a la
causa consolidaran poder político y electoral que facilitara y protegiera lo
que la trayectoria iba logrando”.
En ese momento
de esta película de degradación, corrupción, masacres y el desplazamiento
forzado de millares de colombianos, el bipartidismo tradicional registró una
caída notable, si no el destierro, y su caudal fue capitalizado por movimientos
emergentes, según la investigación de Claudia López.
Eso le permite
asegurar que “de las otrora huestes conservadoras el más poderoso partido
emergente es Alas-Equipo Colombia. De lo que era el liberalismo y otros
partidos de transición como Convergencia Popular Cívica, Fuerza Progresista y
Progresismo Democrático, entre otros, surgieron algunos partidos uribistas que
pasaron a ser las nuevas figuras electorales como Colombia Democrática, Cambio
Radical, Colombia Viva, Convergencia Ciudadana y La U, principalmente”.
Un guión urdido
por los paramilitares y vendido como una contribución al desarrollo de
Colombia, “que fue apoyada de manera entusiasta por tantos, solapada por muchos
y condenada apenas por unos pocos”.
Y concluye
Claudia López: “Sin apoyo económico, político y castrense, ceguera
gubernamental y amplia impunidad social y judicial, el paramilitarismo nunca
habría llegado a tener las magnitudes que tuvo. Sin nada que lo atajara por
años, cambió el alma y el trazado social, económico y político del país”.
El capítulo Santander
“No crea que le
voy a dar una entrevista exclusiva. Si quiere pregunte con los demás”. Esta fue
la respuesta de la politóloga Claudia Nayibe López, quien con cierto desdén
aceptó estas preguntas.
Usted ha reiterado su temor de que el escándalo de la
“Parapolítica” no toque al departamento de Antioquia. ¿Ese temor también se
extendería a Santander?
Peor Santander.
Yo escribí hace tres meses llamando la atención sobre el tema de Antioquia,
pero allí por lo menos empezaron las investigaciones y se tomaron unas
decisiones; en Santander es patético. ¿Qué ha pasado con el señor Luis Alberto
Gil -principal dirigente del movimiento Convergencia Ciudadana-? Sigue
caminando tranquilo por las calles y esa investigación no avanza. ¿Con Carlos
Barriga -de Norte de Santander? ¿con (Luis Alfonso) Riaño -de Cimitarra-?
El nivel de
impunidad en el tema de las investigaciones de “Parapolítica” con Santander es
peor que el de Antioquia, que ya es increíble tener que decirlo.
¿Alguna teoría política podría explicar el crecimiento
de un movimiento como Convergencia Ciudadana?
La combinación
de las formas de lucha. La combinación de ilegalidad y legalidad es lo que ha
explicado, sin duda, el crecimiento de fenómenos y organizaciones políticas
como Convergencia Ciudadana, como Alas-Equipo Colombia, como Colombia
Democrática, como Colombia Viva. Es esa combinación de mecanismos legales e
ilegales lo que ha hecho que crezcan de esa manera tan aparentemente
espectacular.
¿Qué tuvo que ver en este episodio de la
“Parapolítica” el ex gobernador de Santander y ex coronel de la Policía, Hugo
Heliodoro Aguilar Naranjo? ¿O es que lo están persiguiendo injustamente?
No creo que sea
una persecución política ni nada por el estilo. Creo que hay elementos
suficientes, hay elementos probatorios, testimoniales y documentales
suficientes para que se hubiera decretado por lo menos una orden de aseguramiento
para iniciar a fondo esa investigación. Lamento que la Fiscalía (General de la
Nación) hasta el momento no lo haya hecho, pero espero que tome decisiones
pronto.
El senador Mario Uribe Escobar, primo hermano del
presidente Uribe Vélez, se consideraba un intocable pero hoy en día está en la
cárcel. ¿Quedan intocables en Colombia?
Esta democracia,
como cualquier otra, se muere el día que haya intocables. El día que haya
cualquier ciudadano que se crea por encima de la justicia, se acaba la
democracia. Ni Mario Uribe ni nadie en Colombia se puede creer por encima de la
justicia. Por fortuna ese incidente desastroso en el que él pretendía evadir la
justicia colombiana asilándose en Costa Rica, por lo demás vergonzoso que el
primo del presidente pretendiera fugarse, se logró superar y lo importante es
que está respondiendo ante la justicia. No sé si Mario Uribe vaya a ser
declarado culpable o inocente, no importa; lo importante es que los jueces en
derecho investiguen y juzguen su situación, con toda imparcialidad, con
ceñimiento a las reglas. Si desde el punto de vista jurídico lo encuentran
inocente, lo importante es que lo hayan juzgado.
¿Claudia López es Juana de Arco, como la descalifica
un parlamentario de Cambio Radical? ¿Una ‘vieja incómoda’? ¿Una mala
investigadora, como dicen en el periódico El Colombiano? ¿O una celosa de los
triunfos paisas?
No, eso no tiene
ninguna importancia. Soy una ciudadana colombiana preocupada por su país, que
se interesa en los temas políticos porque pa’eso estudió y en eso trabaja. ¿A
qué tanta gente le incomode? Eso es parte del debate político y cuando uno se
mete en éste tiene que saber que el debate político es arduo, franco, duro y
beligerante. Entonces yo no me asusto, ni me intimido, ni me siento porque usen
una u otra apreciación sobre mí. Eso no tiene ninguna importancia y es
perfectamente respetable.
Yo no me creo
Juana de Arco ni nada por el estilo, porque entre otras cosas no tengo espíritu
de mártir y no sé si quienes me comparan con Juana de Arco es porque me quieren
mandar a la hoguera, espero que no, pero lo que sí es cierto es que esta
vocería muy notable y coyuntural que tengo en la discusión política colombiana,
más que por mis grandes habilidades se explica por el vacío, porque no hay
otras voces. Es increíble que sea una columnista-investigadora la que tenga tal
nivel de preponderancia en la discusión pública. ¿Dónde están los candidatos
presidenciales, los que quieren ser presidentes, los presidentes de los
partidos? Ésos deberían ser agentes que lideren la discusión política. No es
por mi sobrado talento sino porque en el país de ciegos el tuerto es rey.
El pasado 4 de
junio la periodista Sonia Rodríguez, de la emisora La W, despertó a los
colombianos con una extensa grabación que le agrega más elementos al escándalo
de la “Parapolítica”. Se trata del testimonio ante la Sala Penal de la Corte
Suprema de Justicia, de David Hernández, alias Diego Rivera, quien además de asistentes de Julián Bolívar era la persona encargada de llevar las actas en
Santa Fe del Ralito, zona donde el Gobierno nacional concentró a los
paramilitares desmovilizados.
En la cinta del
14 de enero, Diego Rivera habla de la
financiación de los paramilitares a las campañas políticas y del temor de sus
comandantes a que en el año 2010 se desmontaran todos los beneficios judiciales
que les otorgaron y “vayan a parar a la Corte Penal Internacional”.
Según Rivera, en Santa Fe de Ralito hablaron
“de cómo ayudar a que Hugo Aguilar -ex gobernador de Santander- en el 2010
fuera presidente de Colombia”, y agregó que “la campaña de Aguilar a la
Gobernación se financió con recursos de Macaco
y de Julián Bolívar”.
También habló de
una reunión de media hora celebrada en la piscina del Hotel Chicamocha, de
Bucaramanga, a la que asistieron Rivera,
dos paramilitares de alias Tarazá y Alfonso -con influencia en el sur de
Santander-, así como el entonces senador Luis Alberto Gil Castillo, el senador
Óscar Josué Reyes y el representante a la Cámara, Luis Alfonso Riaño, todos ellos
de Convergencia Ciudadana, y el representante Óscar Suárez Mira, del grupo
Alas-Equipo Colombia. Hablaron, según Rivera,
de apoyos políticos y económicos, así como de sus proyectos comunes.
El ex coronel
Aguilar Naranjo ha negado hasta el momento cualquier nexo con los grupos
paramilitares. Rivera viajó a Estados
Unidos como testigo protegido.
En 2006 Claudia
López, León Valencia y demás investigadores de la Fundación Nuevo Arco Iris que
habían trabajado en el asunto durante dos años, más las confesiones de algunos
involucrados, hicieron estallar el escándalo de la llamada “Parapolítica”, que
llevó a cuestionar la legalidad del Congreso de la República así como la
elección de gobernadores, alcaldes, diputados y concejales.
“La mafia y el
crimen se tomaron parte de la torta y la discusión es si esa parte sigue
creciendo o no”, reflexiona la politóloga Claudia Nayibe López, quien participó
en Bucaramanga en un seminario organizado por la empresa Conexión Global, donde
acotó que “para subsistir en Colombia hay que ser irremediablemente optimistas”.
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