El mosaico de
santandereanos ‘ilustres’ en líos con la justicia, condenados o expresidiarios,
conformado por Eduardo Mestre Sarmiento, Rodolfo González García,
Tiberio Villarreal Ramos, Rafael Serrano Prada , Yidis Medina, Iván Díaz Mateus ,
Alirio Villamizar Afanador, Carlos Higuera Escalante, José Manuel Herrera ,
Óscar Josué Reyes
Cárdenas, Alfonso Riaño Castillo, Hugo Heliodoro Aguilar
Naranjo y Luis Alberto Gil Castillo, entre otros, tiene una nueva cara.
La del abogado
Ramón Ballesteros Prieto, capturado el 15 de febrero de 2011 en plena audiencia
en la Corte Suprema
de Justicia y quien horas más tarde reconoció ser responsable del delito de
soborno al testigo, ex subteniente del Ejército de Colombia y ex paramilitar del
Bloque Central Bolívar, el bumangués David Hernández López ,
alias ‘Diego Rivera ’,
a quien le ofreció 100.000 dólares para retractarse,
beneficiar a su defendido y de paso ‘hundir’ al magistrado estrella de la
Parapolítica, Iván Velásquez.
Ballesteros Prieto,
íntimo amigo de Horacio Serpa Uribe y de Mario Camacho Prada, en la
noche se allanó a los cargos dada la contundencia del video grabado por agentes
de la DEA en el restaurante Harris del aeropuerto Dulles, de Washington, aunque
al salir esposado y custodiado por agentes de la Dijin, declaró: “Iba a
denunciar primero a este señor. Iba a denunciar una extorsión que nos hizo. Yo
tengo todos los mail. Estuve en Washington tratando de hablar con el
Departamento de Justicia, ellos tienen mis mail. Me reuní con dos señores de la
DEA en Colombia para anunciar mi viaje a Nueva York. El señor se perdió. Todo
eso se va a aclarar. Con toda la seguridad de que va a ser así”.
Alias ‘Diego Rivera ’, por el
contrario, se ratificó ante la
Corte Suprema en que un grupo de políticos santandereanos
conformado por Luis Alberto Gil, Alfonso Riaño y Óscar Josué Reyes, se reunieron
en en 2006 en el hotel Chicamocha, de Bucaramanga, con él y otros paramilitares
de alias ‘Tarazá’ y ‘Alfonso’, enviados por sus jefes alias ‘Julián Bolívar’ y
‘Macaco’, quienes les enviaron mil millones de pesos a los candidatos para
resultar elegidos. ‘Rivera’, según verdadabierta.com, le dijo también a la
Corte que “Luis Alberto Gil y el ex gobernador de Santander Hugo Heliodoro
Aguilar Naranjo -destituido e inhabilitado 20 años por la Procuraduría para
ejercer cargos públicos-, tuvieron vínculos con ‘Julián Bolívar’”.
La detención y
traslado de Ballesteros Prieto a la cárcel de La Picota en Bogotá provocó el
desconcierto en sus allegados, pero también cierta alegría en filas uribistas
que de esta manera le cobraban su defensa de la ex congresista Yidis Medina.
Ballesteros Prieto,
‘adicto al Face’ y admirador del Grupo Tekunbé, de Barack Obama y de la
película ‘The Godfather’ (El Padrino), según
escribió en su contacto, venía desempeñándose como el defensor del ex senador
Luis Alberto Gil Castillo, ex guerrillero del M-19 entrenado en Libia y Argelia
y fundador del movimiento político Convergencia Ciudadana (hoy Partido de
Integración Nacional, PIN), detenido desde diciembre de 2008 en la cárcel de La
Picota y procesado dentro de la investigación por el escándalo de la ‘Parapolítica ’.
Su afición por ‘El
Padrino’ lo llevó a que en una entrevista que le concedió a El Frente el 20 de noviembre de 2010 y
en la que se refirió entre otros temas a la penetración de las mafias,
Ballesteros reflexionara: “Es muy importante repasar el libro de Mario Puzo,
cuando Vito Corleone evitaba que su organización entrara a la política,
financiaba a los políticos pero él no se metía en la política. Ahora
sucede exactamente lo mismo, esas bandas criminales entraron, que pudo haber
sido las organizaciones del narcotráfico, de grupos armados ilegales, por la
vía de la economía primero y luego se quieren meter a la actividad política”.
Ante este nuevo
escándalo los medios de comunicación han sido implacables con el ex codirector
del Partido Liberal. El hoy periodista y ex presidente de la República,
Francisco Santos, afirmó: “Ramón Ballesteros, subió como palma y cayó como
coco. Y cayó de una manera que es una novela increíble, una novela
impresionante”.
El senador uribista
Roy Leonardo Barreras dijo en Hora 20 de Caracol Radio: “Me alegra que haya
unos altos jueces capaces de develar una trampa a la justicia que pervierte el
sistema entero. El hecho de que un abogado, que se supone que es un profesional
del Derecho y que en los estrados pretende que se haga justicia, termine
convertido en autor de un delito y cómplice de los delitos que pretende
defender, pues deja a la sociedad perpleja… Me produce una sensación de alivio
que la Corte Suprema
haya ejercido la autoridad con esa firmeza”.
Uno
de las pocas voces que salieron a defender en público a Ballesteros fue la del
político conservador Rafael
Serrano Prada , quien en su editorial del periódico El Frente, exaltó “el comportamiento
ético de un hombre pulcro, que siempre se había distinguido por el vigor
intelectual en sus conceptos y por su recia personalidad como jurista”.
Según Serrano Prada: “No se
puede juzgar a priori, pero un
montaje perverso del servicio de inteligencia de los Estados Unidos para
envolverlo en un intento de fraude procesa, que destruye todo el trabajo
realizado pacientemente por el buró profesional de Ballesteros para demostrar
que los dirigentes políticos de Convergencia Ciudadana solamente actuaron
frente al fenómeno paramilitar para defenderse de sus amenazas, en una época en
que el departamento de Santander estaba bajo control de grupos armados
ilegales”.
Dejando un
interrogante en el aire que sólo Ballesteros -a quien Serrano Prada ha tenido
“siempre en un enorme pedestal”- o sus defendidos podrán responder desde su
celda en La Picota: ¿Qué necesidad tenía el doctor Ballesteros de reclutar un
testigo en los Estados Unidos para la defensa de los parlamentarios santandereanos
vinculados a las investigaciones por paramilitarismo?
Así como la Cándida Eréndira
de Gabriel García Márquez ,
le atribuiría todos sus males a la abuela desalmada, el ex columnista de Vanguardia Liberal podría achacarle su desgracia a la ambición desmedida,
a las ‘malas amistades’ y al no haber puesto suficiente atención en las clases
de Deontología.
Este es el epílogo
de un santandereano que desde sus años de estudiante mostró sus ganas de
ascender, se ganó el diminutivo de ‘Ramoncito’, se incorporó a las huestes del
Frente de Izquierda Liberal Auténtico, Fila, fue concejal de Bucaramanga y
llegó a ser secretario general del Ministerio de Gobierno, para después
intentar convertirse en senador con el lema: “un candidato con altura”.
Un hombre de mediana
estatura que presumía de su amistad con el ex fiscal general Mario Iguarán
Arana, y cuya más reciente figuración en la política fue como tesorero de la
campaña del precandidato presidencial liberal Alfonso Gómez Méndez.
Un abogado cotizado
y a la vez seducido por su figuración en periódicos y revistas que según un
sarcasmo de críticos y colegas: “Se graduó de penalista el día que asumió la
defensa de Yidis Medina”, aunque ya había defendido a la manejadora de mujeres
‘prepago’ Madame Rochy, cuando fue demandada por la modelo Natalia
París , y también había sido el apoderado de Nicolás Castro,
el estudiante acusado de amenazar a Tomás Uribe, uno de los hijos del ex
presidente Álvaro Uribe Vélez.
Un jurista que
repetía: “El tema es hacer una justicia transparente, honesta, de acuerdo a las
circunstancias de las normas vigentes por el momento de los hechos y de acuerdo
a la actividad probatoria”, y concluía: “Colombia quedará tranquila cuando se
conozca la verdad de las cosas”.
Ya El Tiempo contempló la posibilidad de
que Ballesteros Prieto sea pedido en extradición por Estados Unidos debido a
que el delito de ‘obstrucción a la justicia’ fue cometido en territorio de ese
país.
Expertos
consultados precisaron que la Fiscalía le imputó el delito de soborno en
actuación penal, el cual, conforme a la Ley 890 de 2004, tiene señalada una
pena mínima de cuatro años de prisión y máxima de ocho años. Como el imputado
aceptó los cargos, un Juez Penal del Circuito de Conocimiento debe dictar la
sentencia condenatoria. Por la aceptación de cargos en la audiencia de
imputación, el sindicado tiene derecho a la rebaja de hasta en un cincuenta por
ciento de la pena. En consecuencia, si el Juez partiera de los mínimos de
punibilidad y rebajara ese mínimo en la mitad, la pena definitiva que se
le impondría al procesado sería de dos años de prisión. No obstante, es posible
que no se trabaje con los mínimos de punibilidad ni con la rebaja, y entonces
la pena podría verse incrementada a tres o cuatro años de prisión. “Todo depende
de los criterios de punibilidad que utilice el Juez de conocimiento”,
aclararon. Los detalles conocidos del accionar de la Fiscalía y del Juez de
control de garantías, les permiten a los expertos anticipar que seguramente
para cuando se dicte la condena, el sindicado no tendría derecho a la condena
condicional (excarcelación) ni a la prisión domiciliaria, particularmente por
aspectos tales como la naturaleza del hecho, la gravedad de la conducta, la condición de abogado del sindicado, amplio
conocedor de la ley y de las prohibiciones legales, el escenario donde se
produce el soborno, o sea, al interior de un proceso penal adelantado por la Corte Suprema de
Justicia, máxima instancia judicial, y el escenario mismo de la investigación
de la Parapolítica, de connotación pública.
No hay comentarios:
Publicar un comentario