Rescatan un documento que relata las maniobras de mineros franceses que
en el siglo XIX quisieron llevarse el oro y la plata del Páramo santandereano.
Exordio y exorcismo
son dos cosas distintas. El primero es el preámbulo de una obra, y el segundo
es un conjuro contra un espíritu maligno. Pero en este caso ambas tareas están
a cargo de esa alma en pena que habita el cuerpo de Alejandro Navas Corona,
quien acaba de publicar el libro: “En Santurbán la historia se repite”.
Con el sello de la
Fundación El Libro Total y las fotografías de Freddy Barbosa, esta obra revela
que antes de la Estrella Gris canadiense (Greystar Resources hoy rebautizada
Eco Oro Minerals Corp), a finales del siglo XIX los aventureros de la Francia
Gold and Silver Limited también pretendieron llevarse el oro y la plata del
páramo sagrado de Santurbán.
Este es un
documento con el olor de las viejas alforjas que llegó y no por casualidad a las
manos de Navas Corona, sobrino del nadaísta Pablus Gallinazo.
El 25 de febrero
de 2011, en el momento en que más de 35.000 ciudadanos protestaban contra la
multinacional canadiense y su Proyecto Angostura en la Plaza Cívica ‘Luis
Carlos Galán’ de Bucaramanga, a una cuadra de allí, en La Casa del Libro Total
hacía su ingreso Josué Carreño V. Llevaba unas hojas amarillentas escritas en
francés que contenían “un verdadero tesoro sobre los buscadores de tesoros”.
Un misterio que se
encargó de desenmarañar la traductora Sonia Cárcamo, quien después de un par de
semanas puso al descubierto ese singular negocio mediante el cual el gobierno
conservador de Rafael Nuñez les entregaba a los extranjeros las minas del Gran
Santander a cambio de la exención de impuestos si pagaban anticipadamente 20
anualidades, “a su vez bastante exiguas si atendemos a su monto de sólo cuatro
pesos al año”.
Con datos tan
llamativos para el olfato de Navas Corona como que la Francia Gold and Silver
Limited pretendía reducir costos de transporte del mineral, al contar con el
ferrocarril de Puerto Wilches, que esperaban llegara a Bucaramanga para 1900, y
de allí a las minas de Francia por otra línea de ferrocarril ya proyectada que
saldría a la frontera con Venezuela.
“Pasamos de largo
cuando se nos contaba que una libra de velas valía 150 francos (papel); pero
tuvimos que retroceder letra a letra, palabra a palabra, cuando a renglón
seguido nos confesaban que un obrero para el futuro proyecto en Llano Redondo -que
inició operaciones en 1901 en el pueblo de California con mil obreros- se
ganaría entre 1 y 1.50 francos (oro). La benevolencia nos apresó por un
instante y creímos que quizás el mecanógrafo había omitido al momento de
tipear, el punto respectivo entre los números uno y cinco, para que el precio
de las velas fuera al menos 1.50 francos y no 150; al mismo tiempo estaba el
punto sobre la depreciación que tenía al cambio la moneda colombiana, que
llegaba al 10.000% (1 pieza de oro la cambiaban por 100 de papel), caso este
que podía leerse a favor de esta exorbitante desigualdad”, confiesa Alejandro
Navas.
Entre silencios y
exclamaciones de asombro, Navas y su equipo constataron que un minero criollo
ganaría muchísimo menos de lo que costaba una libra de velas, lo cual en todo
caso era más de lo que recibirían como pago mujeres y niños, “que según lo
afirmado por la empresa era una mano de obra aún ‘más barata’”.
Pero más perplejos
quedaron al constatar los estudios de los exploradores franceses que en 1897
hablaban de filones con hasta 6.400 gramos de oro y 20.500 gramos de plata por
tonelada de roca. “¿Y cuánto reportan las empresas mineras actuales que extraen
o piensan extraer en el Páramo de Santurbán?”, preguntó con voz baja uno de sus
colaboradores.
Al pie de la letra
La ciudad de Bucaramanga
tiene 20.000 habitantes. Es la capital de la provincia y ofrece recursos
principalmente por su comercio de importación que es considerable. Existen en
Bucaramanga bancos que están en correspondencia con Europa.
Numerosos pueblos
están esparcidos en el país y aún en los alrededores de las minas; se
encuentran Baja, Borrero, Vetas, Alta, Surata y Matanzas, que son
aglomeraciones de algunas centenas de habitantes que pueden suministrar un
primer núcleo de mano de obra.
Los obreros se
contratan entre los mestizos y los negros. Los primeros son una raza dulce y
manejable. Los otros, descendientes de esclavos traídos de África, son más
robustos pero menos seguros. Si los comparamos al promedio de negros empleados
en las minas del Transvaal, ellos son superiores en fuerza física e
inteligencia.
Hemos visto que la
mano de obra es barata: 1.50 francos por los peones, 2 a 2.50 francos para los
mineros. En cambio los explosivos y el acero son caros porque hay que
importarlos.
La tendencia del
gobierno y la población es de atraer y recibir los extranjeros. Estos están
siempre seguros de encontrar apoyo y protección con los funcionarios y los
tribunales del país que les prestan justicia.
El clima de la mina
es sano y agradable. Los europeos se sienten muy bien. El paludismo no existe;
los insectos de las regiones bajas, es decir, los terribles mosquitos, son
desconocidos. En fin, la temperatura, de la cual el promedio es de 15 grados y
que oscila entre 5 y 20 grados, es la de las regiones templadas.
Los minerales
presentes son: Oro y plata nativos, sulfuros de plata, piritas de hierro
oro-argentíferas, calcopiritas, cobre gris, galena, blenda, etc., etc.
Las condiciones de
explotación son favorables porque estando las minas a flor de tierra no hay ni
habrá que perforar pozos, ni máquinas de extracción, ni bombas a instalar y
hacer funcionar, y porque la mano de obra es suficiente y barata. Su extensión
permite calcular la existencia de cantidades de minerales suficientes para una
explotación aún importante durante un periodo superior a 30 años.
Es sobre una
cantidad de al menos dos mil toneladas de material bruto extraídas por mes que
reportarán los precios de retorno y los beneficios que venimos de calcular. El
beneficio neto anual será entonces de dos millones seiscientos cuarenta mil
francos. Es decir, una cifra superior a cien mil libras esterlinas. En el
segundo periodo de explotación esa cifra de 2.000 toneladas por mes se
triplicará. La organización de la explotación demanda para hacer frente a las
instalaciones y a los diversos gastos que exige la organización de un negocio
en país lejano, un capital de 670.975 francos.
Las minas de la
Compañía, conocidas desde hace siglos, han dado en ciertas épocas resultados
maravillosos; sin embargo, es de mucha consideración que en realidad los
metales preciosos recogidos no han sido sino una pequeña parte de los
contenidos en los minerales extraídos, tal vez una quinta parte de su contenido
exacto y esto casi exclusivamente a causa de la insuficiencia notable de los
procedimientos de tratamiento.
Fotos Freddy Barbosa.
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