El abogado
estadounidense John Laun se pegó un viaje de 7.600 kilómetros desde Madison
(Wisconsin) hasta Bucaramanga pero no pudo cumplir su propósito de ser
escuchado en la Audiencia Pública sobre minería en el Páramo de Santurbán que
se llevó a cabo el 4 de marzo de 2011 en Cenfer.
Sin embargo, este
ex profesor de la Universidad de los Andes y representante de cinco
organizaciones no gubernamentales de Estados Unidos y Canadá, me dijo que no sólo se oponen a
que Minambiente le otorgue licencia ambiental a la multinacional Greystar, sino
que desde Norteamérica esas ONG realizarán toda la presión y el cabildeo
posibles para que esto no suceda.
Y es que la Red de
Solidaridad con Colombia -Colombia Support Network, de la cual es presidente
Laun-, Center for Alternative Mining Development Policy, Council on Hemispheric
Affairs, Mining Watch Canada Mines Alerte Latin American y Caribbean and
Iberian Studies, están preocupadas por lo que Greystar tiene proyectado hacer
en Santurbán. “Conociendo lo que se ha visto en otros países del mundo,
incluyendo la región de Los Apalaches en Estados Unidos, minería a cielo
abierto y en un páramo son dos cosas que no se deben hacer porque el resultado
es un desastre y sólo quedan destrozos que van a requerir cientos y hasta miles
de años para poder recuperar la naturaleza”.
Les aterra -declaró-
que uno de los argumentos de la Greystar
sea que uno de sus accionistas es la Corporación Financiera Internacional,
adscrita al Banco Mundial. “No sé cómo el BM se atreve a hacer eso”, recalcó.
¿Pero si ustedes son estadounidenses y canadienses por
qué razón se angustian por algo que puede pasar en la remota Colombia?
Somos parte de un
mundo y realmente tenemos que preocuparnos por este nuevo capítulo de la
historia. Parte de lo que hemos hecho desde hace veinte años es seguir de cerca
el desempeño de las empresas de Estados Unidos en Colombia y buscar una mejor
política del Gobierno de Washington hacia Colombia, porque no puede ser que
vengan a extraer las riquezas, dañando el medio ambiente y pagando muy pocas
regalías. El grueso de la riqueza debe ser para los colombianos, que están en
su derecho.
¿No les da miedo que los cataloguen como enemigos del
desarrollo o hasta aliados del terrorismo?
Yo llevo más de
veinte años en este trabajo. Hemos hablado con los embajadores de Estados
Unidos en Colombia y ellos nos conocen. Ellos conocen de cerca nuestras
organizaciones, somos muy abiertos y no tenemos secretos. Los lectores pueden
entrar a nuestra página web www.colombiasupport.net. Tampoco favorecemos a la
guerrilla. Por el contrario, hemos criticado bastante a las Farc y al ELN por
su forma de actuar. Sí estamos de acuerdo con los pueblos en defender los
recursos naturales que tienen y en su derecho de vivir una vida bien llevada.
¿Qué pensaban decir en la Audiencia Pública?
Que nos preocupan
muchísimo los planes de Greystar porque la minería a cielo abierto en páramo es
algo que nunca ha resultado bien para la gente que vive en el sector. El caso
de Santurbán es especial porque Greystar como parte de su trabajo va a quitar
una parte de la tierra y eso allí es lo que ayuda a producir agua y nada menos
que el agua que se usa en Bucaramanga, Cúcuta y otras veinte municipalidades.
También planean usar 250 mil litros de agua por hora durante su operación. ¿De
dónde va a venir esa agua? ¿Cómo se va a destruir esta fuente de agua? Esta es
una idea que no tiene sentido.
Además, el Gobierno
de Colombia no tiene criterios suficientes para medir los efectos. También hay
que tener reglas y aplicarlas. La Ley 1382 dice que no se puede hacer minería a
cielo abierto en páramo y Santurbán lo es, entonces por qué no se aplica la
ley.
Ahora bien, hay un
asunto igual de delicado y es que esta es una región de altísima actividad
sísmica. ¿Cómo van a permitir una operación de maquinaria y explosivos de tal
magnitud en unas tierras que son tan inestables? El día anterior a la Audiencia
se presentó una avalancha que dejó tres muertos y cinco casas destruidas
precisamente en la quebrada Angostura, lo cual es una advertencia de la
naturaleza de que el proyecto de la Greystar no vale la pena, porque es muy
peligroso y no se debe hacer. Nos preocupa también el uso del cianuro sódico,
así no llegue directamente al agua de Bucaramanga.
Si el proyecto minero Angostura no estuviera localizado
en Colombia sino en Canadá, ¿tendría futuro?
¡De ninguna forma!
Canadá también enormes recursos de oro y plata en su territorio, ¿entonces por
qué no montan esa explotación allá? La respuesta es obvia: no se puede porque
hay leyes que así lo prohíben y menos tratándose de un sector de tan grande
valor para el medio ambiente como un páramo. Como no lo pueden hacer en Canadá,
entonces se vienen para Santander.
Pero la Greystar ha
dicho que hará una inversión multimillonaria, que en la etapa de construcción
ofrecerá 7.000 empleos directos e indirectos, que en la etapa de producción
5.000 empleos, y en los próximos 15 años va a aportar al Estado colombiano
alrededor de 2.000 millones de dólares incluidos impuestos y regalías.
Eso lo hemos
estudiado. Ellos citan en sus informes el ejemplo del Cerrejón. ¿Piensan que es
un ejemplo de algo positivo para Colombia? Yo conozco a unos indígenas wayúu
que nos mostraron lo que pasó con su comunidad, a quienes desarraigaron, sin
hablar de los enormes camiones que dañan las vías y los destrozos que dejan.
En términos de
empleo, hemos hablado con personal de la Drummond que ha reconocido que al
principio sí tienen empleados locales, pero que después de cierto tiempo no
contrataron a obreros rasos sino a especialistas que vinieron del extranjero a
hacer el trabajo. Claro que necesitan señoras para servir café o recoger la
basura, pero no en tal proporción que se pueda afirmar que pueblos como Suratá,
California, Vetas, Berlín y Matanza vayan a vivir de eso.
¿Cómo se explica que hayan venido a la Audiencia varios
buses repletos de campesinos de esos pueblos a respaldar a la Greystar?
Yo los entiendo por
el abandono en que durante décadas los ha mantenido el Estado colombiano, pero
es el Gobierno y no la Greystar quien debe cumplir su responsabilidad de
brindar educación, salud, vías de comunicación, infraestructura y trabajo. De
lo que se trata es que el Estado haga lo que tiene que hacer.
¿Qué presión pueden hacer ustedes desde Estados Unidos y
Canadá?
Enviaremos miles de
cartas al Ministerio del Medio Ambiente expresándole nuestra oposición al
Proyecto Angostura. También pediremos reuniones con funcionarios del Gobierno
colombiano y con gente de nuestra embajada para decirles que esto es algo que
no se debe hacer.
¿Cuál ha sido la reacción de los indígenas en Estados
Unidos y Canadá?
Los indígenas en
todas partes son muy solidarios. Exxon Mobil tenía un proyecto de minería para
el Estado de Wisconsin en las proximidades de unas tierras indígenas, y un
líder wayúu fue, les explicó lo que significaba un proyecto de ese tipo y lo
que se había visto en Colombia. La gente en Estados Unidos reaccionó de tal forma
que se derrotó el proyecto. Finalmente los indígenas compraron las tierras y se
comprometieron a que allí nunca habrá minas y punto.
¿Qué sucede si MinAmbiente le otorga la licencia
ambiental a la Greystar?
Por ningún motivo
vamos a parar la campaña, y seguiremos analizando los efectos. Yo no entiendo
como una persona que tenga uso de la razón diga que va a seguir adelante con el
Proyecto Angostura. ¿Qué pasa si les dan la licencia y ocurre una temporada
fuerte de lluvias, un terremoto, una avalancha y se revientan las piscinas de
lixiviados? ¿Van a desocupar Bucaramanga? Los efectos serían catastróficos y
por eso apoyamos a las organizaciones no gubernamentales, ambientalistas,
Fenalco, Sociedad Santandereana de Ingenieros, Sociedad de Mejoras Públicas y a
todos los ciudadanos que dicen ‘Sí al agua, no al oro’.
Debo advertir
también que Greystar tiene apenas un proyecto de explotación en el mundo, que
es este de Angostura, ¿y qué pasa si el proyecto falla? Ellos están
experimentando y si hay un desastre quién paga. Sus acciones han caído en los
últimos días y sus accionistas están mirando con cuidado el asunto. En el caso
de Greystar no existe ni siquiera la solidez que puede tener una empresa como
Exxon, que tiene proyectos en todas partes del mundo.
¿Por qué cerrarle
las puertas al desarrollo?
No es cerrarlas,
pero tiene que ser un desarrollo sensato, y este es un proyecto muy peligroso.
John Laun, abogado
estadounidense educado en las universidades de Harvard y Stanford, experto en
historia de Latinoamérica y ex profesor del Departamento de Ciencia Política de
la Universidad de los Andes, en Bogotá, vino desde Wisconsin a manifestar en
nombre de cinco organizaciones no gubernamentales su oposición al proyecto
minero a cielo abierto de la empresa canadiense Greystar.
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