domingo, 16 de diciembre de 2012

Voces de Estados Unidos y Canadá se oponen a Proyecto Angostura


El abogado estadounidense John Laun se pegó un viaje de 7.600 kilómetros desde Madison (Wisconsin) hasta Bucaramanga pero no pudo cumplir su propósito de ser escuchado en la Audiencia Pública sobre minería en el Páramo de Santurbán que se llevó a cabo el 4 de marzo de 2011 en Cenfer.

Sin embargo, este ex profesor de la Universidad de los Andes y representante de cinco organizaciones no gubernamentales de Estados Unidos y Canadá, me dijo que no sólo se oponen a que Minambiente le otorgue licencia ambiental a la multinacional Greystar, sino que desde Norteamérica esas ONG realizarán toda la presión y el cabildeo posibles para que esto no suceda.

Y es que la Red de Solidaridad con Colombia -Colombia Support Network, de la cual es presidente Laun-, Center for Alternative Mining Development Policy, Council on Hemispheric Affairs, Mining Watch Canada Mines Alerte Latin American y Caribbean and Iberian Studies, están preocupadas por lo que Greystar tiene proyectado hacer en Santurbán. “Conociendo lo que se ha visto en otros países del mundo, incluyendo la región de Los Apalaches en Estados Unidos, minería a cielo abierto y en un páramo son dos cosas que no se deben hacer porque el resultado es un desastre y sólo quedan destrozos que van a requerir cientos y hasta miles de años para poder recuperar la naturaleza”.

Les aterra -declaró- que uno de los  argumentos de la Greystar sea que uno de sus accionistas es la Corporación Financiera Internacional, adscrita al Banco Mundial. “No sé cómo el BM se atreve a hacer eso”, recalcó.

¿Pero si ustedes son estadounidenses y canadienses por qué razón se angustian por algo que puede pasar en la remota Colombia?

Somos parte de un mundo y realmente tenemos que preocuparnos por este nuevo capítulo de la historia. Parte de lo que hemos hecho desde hace veinte años es seguir de cerca el desempeño de las empresas de Estados Unidos en Colombia y buscar una mejor política del Gobierno de Washington hacia Colombia, porque no puede ser que vengan a extraer las riquezas, dañando el medio ambiente y pagando muy pocas regalías. El grueso de la riqueza debe ser para los colombianos, que están en su derecho.

¿No les da miedo que los cataloguen como enemigos del desarrollo o hasta aliados del terrorismo?

Yo llevo más de veinte años en este trabajo. Hemos hablado con los embajadores de Estados Unidos en Colombia y ellos nos conocen. Ellos conocen de cerca nuestras organizaciones, somos muy abiertos y no tenemos secretos. Los lectores pueden entrar a nuestra página web www.colombiasupport.net. Tampoco favorecemos a la guerrilla. Por el contrario, hemos criticado bastante a las Farc y al ELN por su forma de actuar. Sí estamos de acuerdo con los pueblos en defender los recursos naturales que tienen y en su derecho de vivir una vida bien llevada.

¿Qué pensaban decir en la Audiencia Pública?

Que nos preocupan muchísimo los planes de Greystar porque la minería a cielo abierto en páramo es algo que nunca ha resultado bien para la gente que vive en el sector. El caso de Santurbán es especial porque Greystar como parte de su trabajo va a quitar una parte de la tierra y eso allí es lo que ayuda a producir agua y nada menos que el agua que se usa en Bucaramanga, Cúcuta y otras veinte municipalidades. También planean usar 250 mil litros de agua por hora durante su operación. ¿De dónde va a venir esa agua? ¿Cómo se va a destruir esta fuente de agua? Esta es una idea que no tiene sentido.

Además, el Gobierno de Colombia no tiene criterios suficientes para medir los efectos. También hay que tener reglas y aplicarlas. La Ley 1382 dice que no se puede hacer minería a cielo abierto en páramo y Santurbán lo es, entonces por qué no se aplica la ley.

Ahora bien, hay un asunto igual de delicado y es que esta es una región de altísima actividad sísmica. ¿Cómo van a permitir una operación de maquinaria y explosivos de tal magnitud en unas tierras que son tan inestables? El día anterior a la Audiencia se presentó una avalancha que dejó tres muertos y cinco casas destruidas precisamente en la quebrada Angostura, lo cual es una advertencia de la naturaleza de que el proyecto de la Greystar no vale la pena, porque es muy peligroso y no se debe hacer. Nos preocupa también el uso del cianuro sódico, así no llegue directamente al agua de Bucaramanga.

Si el proyecto minero Angostura no estuviera localizado en Colombia sino en Canadá, ¿tendría futuro?

¡De ninguna forma! Canadá también enormes recursos de oro y plata en su territorio, ¿entonces por qué no montan esa explotación allá? La respuesta es obvia: no se puede porque hay leyes que así lo prohíben y menos tratándose de un sector de tan grande valor para el medio ambiente como un páramo. Como no lo pueden hacer en Canadá, entonces se vienen para Santander.

Pero la Greystar ha dicho que hará una inversión multimillonaria, que en la etapa de construcción ofrecerá 7.000 empleos directos e indirectos, que en la etapa de producción 5.000 empleos, y en los próximos 15 años va a aportar al Estado colombiano alrededor de 2.000 millones de dólares incluidos impuestos y regalías.

Eso lo hemos estudiado. Ellos citan en sus informes el ejemplo del Cerrejón. ¿Piensan que es un ejemplo de algo positivo para Colombia? Yo conozco a unos indígenas wayúu que nos mostraron lo que pasó con su comunidad, a quienes desarraigaron, sin hablar de los enormes camiones que dañan las vías y los destrozos que dejan.

En términos de empleo, hemos hablado con personal de la Drummond que ha reconocido que al principio sí tienen empleados locales, pero que después de cierto tiempo no contrataron a obreros rasos sino a especialistas que vinieron del extranjero a hacer el trabajo. Claro que necesitan señoras para servir café o recoger la basura, pero no en tal proporción que se pueda afirmar que pueblos como Suratá, California, Vetas, Berlín y Matanza vayan a vivir de eso.

¿Cómo se explica que hayan venido a la Audiencia varios buses repletos de campesinos de esos pueblos a respaldar a la Greystar?

Yo los entiendo por el abandono en que durante décadas los ha mantenido el Estado colombiano, pero es el Gobierno y no la Greystar quien debe cumplir su responsabilidad de brindar educación, salud, vías de comunicación, infraestructura y trabajo. De lo que se trata es que el Estado haga lo que tiene que hacer.

¿Qué presión pueden hacer ustedes desde Estados Unidos y Canadá?

Enviaremos miles de cartas al Ministerio del Medio Ambiente expresándole nuestra oposición al Proyecto Angostura. También pediremos reuniones con funcionarios del Gobierno colombiano y con gente de nuestra embajada para decirles que esto es algo que no se debe hacer.

¿Cuál ha sido la reacción de los indígenas en Estados Unidos y Canadá?

Los indígenas en todas partes son muy solidarios. Exxon Mobil tenía un proyecto de minería para el Estado de Wisconsin en las proximidades de unas tierras indígenas, y un líder wayúu fue, les explicó lo que significaba un proyecto de ese tipo y lo que se había visto en Colombia. La gente en Estados Unidos reaccionó de tal forma que se derrotó el proyecto. Finalmente los indígenas compraron las tierras y se comprometieron a que allí nunca habrá minas y punto.

¿Qué sucede si MinAmbiente le otorga la licencia ambiental a la Greystar?

Por ningún motivo vamos a parar la campaña, y seguiremos analizando los efectos. Yo no entiendo como una persona que tenga uso de la razón diga que va a seguir adelante con el Proyecto Angostura. ¿Qué pasa si les dan la licencia y ocurre una temporada fuerte de lluvias, un terremoto, una avalancha y se revientan las piscinas de lixiviados? ¿Van a desocupar Bucaramanga? Los efectos serían catastróficos y por eso apoyamos a las organizaciones no gubernamentales, ambientalistas, Fenalco, Sociedad Santandereana de Ingenieros, Sociedad de Mejoras Públicas y a todos los ciudadanos que dicen ‘Sí al agua, no al oro’.

Debo advertir también que Greystar tiene apenas un proyecto de explotación en el mundo, que es este de Angostura, ¿y qué pasa si el proyecto falla? Ellos están experimentando y si hay un desastre quién paga. Sus acciones han caído en los últimos días y sus accionistas están mirando con cuidado el asunto. En el caso de Greystar no existe ni siquiera la solidez que puede tener una empresa como Exxon, que tiene proyectos en todas partes del mundo.

¿Por qué cerrarle las puertas al desarrollo?

No es cerrarlas, pero tiene que ser un desarrollo sensato, y este es un proyecto muy peligroso.

 

 
John Laun, abogado estadounidense educado en las universidades de Harvard y Stanford, experto en historia de Latinoamérica y ex profesor del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de los Andes, en Bogotá, vino desde Wisconsin a manifestar en nombre de cinco organizaciones no gubernamentales su oposición al proyecto minero a cielo abierto de la empresa canadiense Greystar.

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