martes, 30 de agosto de 2016

Claudia López: "No estamos condenados a vivir en un fango de guerra o muerte"

En la pasada Feria delLibro de Bucaramanga, la senadora de Alianza Verde habló sobre su más reciente libro "Adiós a las FARC ¿y ahora qué?" y sobre algo que desvió la atención de la conversación: la firma de los acuerdos en La Habana.
Por Sergio Rodríguez (Revista Arcadia)
Si se quiere todo comenzó el miércoles en la noche. En La Habana se aunciaba el cierre de las negociaciones y la firma del acuerdo entre el Estado y las FARC. El jueves en la mañana, en el Auditorio Mayor de la Universidad Autónoma de Bucaramanga, se había programado un conversatorio con Claudia López, quien habló de su libroAdiós a las FARC, ¿y ahora qué?. Y no fue que no se hablara del libro, que no es lejano a los acuerdos, pero sí se centró en las reflexiones respecto de estos.



La fila para escuchar a la senadora era larguísima: llegaba al andén fuera de la universidad. El auditorio atiborrado esperaba a Claudia López. “Yo la amo” escuché decir en las sillas que tenía detrás. Emocionado se sentía el público. Presentaron a la senadora, como a todos, con un listado de logros. Pastor Virviescas, el moderador, la saludó de nuevo y dijo: "vamos a hablar de dos temas, empezaré por el revés, pues en principio tenemos que hablar de este libro Adiós a las FARC, ¿y ahora qué?, pero dadas las circunstancias tenemos que arrancar por la actualidad". Le preguntó por el día de la firma de los acuerdos "que para el senador Uribe debió ser un día nefasto por los tres golpes que recibió", anotó Virviescas.
- ¿Qué se hizo ayer el senador Uribe? El público rió.
- Creo que haciendo yoga - dijo la senadora y saludó al público celebrando ver tantos rostros jovenes interesados en el futuro del país.
Hay que dejar una cosa clara: López se extiende en sus respuestas. Como buena política, me decía después uno de los asistentes. Virviescas escuchaba atento con el micrófono en la mano, tratando de encontrar ese momento para preguntar. Le preguntó por el libro y López le respondió que debía ser un conversatorio llamado ‘la estudiante Claudia López publica su tesis de doctorado’. Es el resultado de cuatro años de investigación en el que trata de entender cómo "no estamos condenados a vivir en ese fango de guerra y de muerte, de corrupción, de políticos que se alían con ilegales. Muchos países han pasado por ahí, sin embargo pudieron salir de ahí, ¡por qué nosotros no!. Así que me fui y traté de entender cómo podíamos tratar de cambiar esa historia. ¿Qué había que hacer? ¿Cómo otros lo habrían logrado?”.


En ese momento expuso la siguiente metáfora: América Latina tiene un salón de clase de ‘Los países con conflicto armado‘, ese salón llegó a tener entre 12 y 15 alumnos hace 30 años. Después tuvo 10, 8, 5, 3 y Colombia es el único alumno en ese salón hoy. "Esa es la decisión a la que nos estamos enfrentando realmente este año. Si somos capaces de decir como generación que estamos dispuestos a vivir en un país y a construir un país donde a la gente no se le mata por sus ideas en las calles, se le derrota en las urnas. Y a nadie se le secuestra ni extorsiona por su riqueza. Si nos parece que la riqueza está muy concentrada -y efectivamente en Colombia lo está entonces- lo que tenemos que construir es un aparato estatal, legal, impersonal y democrático que recaude impuestos progresivos y los invierta en bienes públicos que rebuscan esa inequidad. No es mucho más, pero tampoco es mucho menos” dijo López.


La senadora se cruzó de piernas sobre el sillón mientras hablaba con las manos y mezclaba datos e ironías que provocaron risas al público. Habló fuerte y un poco más fuerte cuando mencionaba algunas palabras. Le recordó a los asistentes que su generación no fue capaz de construir ese país equitativo del que hablaba, y que en el mejor de los casos, lograron acabar la guerra. “Vamos a lograr dejarles un legado de no guerra, no violencia, no uso de las armas. Pero los que van a tener que construir un país en paz, un país moderno, donde en la mitad no hay estado, que no tiene economía del estado, son ustedes -y acá sube la voz-. Construir en paz es construir un país que no dependa de la lotería de la cuna. Un país donde el mérito, la disciplina, el desempeño y la calidad individual de cada uno de nosotros determine su destino. Cómo construir ese país es lo que propone el Adiós a las FARC”. López recordó que cerca de 35.000 miembros de grupos ilegales se han desmovilizado desde los años ochenta y que de esos cerca de 30.000 fueron ‘paras’, que la gente se sorprende por las 10 curules que se les van a dar a la guerrilla cuando hace diez años el 40% del congreso era de los ‘paras’, que la guerrilla debe dejar de ser el motor de las campañas presidenciales y que hay que entender que "no hay causa que justifique el uso indiscriminado de la violencia y menos contra la gente que se pretende defender. No hay fin que justifique estos medios”.


jueves, 25 de agosto de 2016

"La escritura es una necesidad": Sergio Ramírez Mercado

(Nota publicada en la revista Arcadia por Sergio Rodríguez el 23 de agosto de 2016)
Dentro del marco de Ulibro el escritor nicaragüense Sergio Ramírez conversó con Pastor Virviescas, periodista, sobre la escritura, Rubén Darío, García Márquez, el Sandinismo, los diálogos de paz en La Habana y unas uantas cosas más.
Dos y media de la tarde del 22 de agosto, un auditorio abarrotado dejaba de cuchichear. En la tarima dos negros sillones y una mesa, con dos botellas de agua, dos vasos y un pequeño cactus en el medio. Pastor Virviescas a la izquierda y Sergio Ramírez a la derecha. Virviescas con un traje gris, camisa gris y corbata amarilla. Ramírez con camisa blanca, saco negro y pantalón ahumado. Afuera del auditorio un calor húmedo y dentro el aire acondicionado recordaba el frío de Bogotá, pero es Bucaramanga y ‘Literatura y sociedad’ era el nombre del conversatorio.
Virviescas comenzó presentando a Ramírez diciendo que no había podido dormir por haber estado escudriñando en la vida del escritor días antes. Mencionó los 13 premios que ha ganado, que en su juventud el escritor estudió derecho pues era eso o estudiar medicina, odontología o farmacia; “podríamos estar hablando ahora con el farmaceuta pidiéndole que nos recomiende alguna medicina” dijo y el público soltó su primera carcajada colectiva.
Le preguntó por su familia de músicos y cómo es que él es negado para la música y Ramírez con esa voz lenta que dan los años le respondió que “en la música hay dos clases de oído, el reproductor y creo que soy sordo del oído reproductor. Si a mí alguien me pone a cantar, canto en un solo tono. Pero tengo el oído que recuerda, el oído de la memoria y me parece que no puede haber un escritor sin oído, porque la literatura es asunto de melodía y de ritmo. La prosa tiene un ritmo, tiene también una melodía, tiene una música que se va construyendo con palabras y uno tiene que entender con eso que la prosa de un sordo no tiene ritmo, no tiene sentido”.
El periodista continuó hablando de la vida del escritor y llegó a Rubén Darío preguntándole por su influencia y el interés de Ramírez en la obra del poeta. “Hay que entender que en Nicaragua Rubén Darío está en el aire, en el aire que uno respira. Cuando yo era niño en el billete de mil Córdobas estaba el viejo Somoza, por supuesto, y en el que seguía estaba Rubén Darío, en el de 500 córdobas. Uno lo veía en los billetes, en las portadas de los cuadernos escolares, en los bustos, había un busto dorado que estaba en todas las oficinas en el que se veía una cara muy adulta. Pero por supuesto la poesía de Rubén Darío se aprendía escolarmente y había concursos de poesía" decía Ramírez. En uno de esos concursos, de declamación, llegó a la final y no ganó pero recibió una edición de las obras del poeta en papel de biblia, empastado en cuero y que aún conserva 62 años después.
Como dijo Virviescas, en estos días se lanzará el nuevo billete de 50.000 pesos que tendrá el rostro de García Márquez, y que espera los colombianos se contagien de su obra y avancen, por lo menos, a treinta años de soledad y se apresuró a pedirle a Ramírez que supusiera que habría dicho el Nobel de tal reconocimiento. “Conociendo como conocí a Gabo, es lo que más le hubiera divertido. Ya me imagino los comentarios que habría hecho de verse en un billete. Pronto va a verse su busto en todas las plazas y muchas escuelas van a llevar su nombre. Ese es el precio de la gloria y de la posteridad” dijo el nicaragüense.
La escritura
Virviescas debía preguntar por el oficio, por ese instante en el que decide ser escritor Ramírez, pero este deja claro que si bien Saramago comenzó a los 60 años y Rimbaud la abandonó a los 20 no implica que para comenzar a escribir haya una época determinada en la vida. Él se inició en la escritura a los doce o trece años, pues no recuerda bien, pero que lo importante es que “la única regla posible es identificar en uno mismo la necesidad de la escritura. La escritura es una necesidad. Sentir esa necesidad de contarle a otros lo que piensa que deberían saber, contarle una historia que a otro le podría interesar y pensar que nadie más que uno puede contarle esa historia” cosa que suele decir en los talleres que a veces dicta para escritores en ciernes.
También dijo que la escritura es un diálogo entre dos, el que cuenta y el que quiere que le cuenten. Dice que escribe pensando en un lector en singular y no en una masa de lectores, y que “cuando un lector lee fácil es porque el escritor ha escrito difícil, le ha costado”.
El sandinismo
“Nací en 1942 bajo la dictadura de Anastasio Somoza García, en 1959 me fui a la universidad bajo la dictadura de Luis Somoza que sucedió a su padre después de que ser ejecutado por el poeta Rigoberto Gómez Pérez en 1956, y contribuí a derrocar a Anastasio Somoza Debayle, que ya preparaba a su hijo para sucederlo. Esta familia es ineludible en mi vida, no puedo prescindir de ella. Vivir bajo una sola familia dominando un país tenía que llevarme necesariamente a la rebeldía. Pero, entre los dirigentes de la Revolución, yo era de los más veteranos, tenía yo treinta y tantos años. Había comandantes guerrilleros que habían comandado acciones heroicas por ejemplo Flora María Tellez, la comandante que liberó la ciudad de León, tenía 22 años y se enfrentó a un general curtido. Yo ligo la inexperiencia con la juventud, no era una dirigencia preparada ideológicamente. Si hablamos de marxismo era un marxismo más bien sentimental que científico”.
Años después fue vicepresidente de Daniel Ortega, entre 1985 y 1990, a quien ve con ojos de novelista y no de historiador, cree que es un personaje que puede resumir el papel del autócrata que inicia como revolucionario para volver al punto de partida, que revivió esa idea del caudillo latinoamericano. Pensaban que no sería así en Nicaragua pero pareció que no pudieron evitarlo. “Lo conocí como una persona más o menos normal” dice de Ortega, a quien no ve desde 1999, y el público se rompe en risas una vez más.
La novela
Ramírez cree que en la novela hay un pacto, casi místico, entre el lector y el escritor. El primero quiere ser bien engañado, el segundo debe ofrecer mentiras verdaderas que va creando y que como en un barco se van subiendo y bajando para darle forma a una realidad que deja de ser ficción. El éxito está en saber engañar al lector. Una mentira mal contada hace que el lector abandone el libro. Un viaje lleno de incertidumbres en el cual pareciera que no se sabe en qué dirección se está navegando, “no de manera anárquica” concluye.
Diálogos en la Habana
“Vamos a hacer caso omiso del letrero que dice que nos quedan cinco minutos y vamos a tomarnos quince. Tenemos el micrófono podemos tomárnoslo, ¿no?” dice Virviescas y le pregunta a Ramírez por el proceso de paz y los diálogos en la Habana, como sandinista que no ha dejado de ser. “Es una falsa ilusión que una guerra tan antigua se puede ganar por las armas. Eso no es posible. Ganar una guerra por medio de la victoria militar, derrotar al enemigo y pasearlo por las calles como en la antigua Roma, me parece que es muy difícil” dice Ramírez y continúa hablando del plebiscito. “Me parece que es un paso necesario para que una vez que se comiencen a ejecutar los acuerdos no haya excusa de nadie para que diga que no está de acuerdo con esto sino que ya es la voluntad popular. Si yo fuera colombiano votaría por la paz, votaría por el sí. No entiendo cómo se puede votar por la guerra, no me cabe en la cabeza”.
Virviescas le pide que declame Canción de otoño en primavera de Rubén Darío. “Juventud, divino tesoro,/¡ya te vas para no volver!/Cuando quiero llorar, no lloro.../y a veces lloro sin querer…” y versos más adelante:
- Pero aquí faltan páginas, dice Ramírez
- Sí, pero paremos ahí por el tiempo, le responde Virviescas y el público ríe una última vez.

jueves, 11 de agosto de 2016

martes, 9 de agosto de 2016

Ver pero no tocar


Esta colorida oruga trepaba lentamente de rama en rama. Su aspecto era asombroso. Como si llevara decenas de árboles encima, en realidad se trata de espinas que si entran en contacto con la piel de una persona liberan un veneno que puede provocar inflamación y picazón e incluso otras complicaciones que requieran atención médica.


Lo recomendable es observarlas a distancia, fotografiarlas y dejarlas que sigan con su marcha. Luego se convertirán en polillas y mariposas.




viernes, 5 de agosto de 2016

El triste pero anunciado final de 'Pepe Grillo'



Escudriñaba la espesa vegetación de la Península de Yucatán (Imperio Maya) cuando a lo lejos divisé un colorido pájaro que jamás había visto. Su variedad de tonos azules, verdes, negros, rojos y marrones de inmediato me llamaron la atención y enseguida apunté mi cámara Nikon hacia la rama en la que se encontraba parado. Su cola con el raquis desnudo y dos enormes manchas azules y negras brillantes me dejó deslumbrado.

El encuento fue fugaz. Transcurrirían 45 segundos a lo sumo pero tuve el tiempo suficiente para dispararle una y otra y otra fotografía. De repente, cuando el zoom estaba en su máximo alcance, noté que además de una raya azul a modo de antifaz, en su pico un saltamontes vivía los últimos instantes porque su cazador no estaba dispuesto a soltar ese bocado por nada del mundo.

Luego el ave voló rauda a un pequeño tronco, aferrando a su presa. A esa altura el final de 'Pepe Grillo' estaba cantado.

Lo primero que hice al toparme a un lugareño fue indagarle por el nombre de ese ejemplar. "Toh, se llama pájaro Toh", respondió con el acento de quienes descienden de los Mayas y sienten orgullos de sus orígenes.



Toh que cuando percibe el peligro agita su cola como péndulo y rápidamente se escabulle entre la espesura de la vegetación, buscando la oscuridad. El 'pájaro reloj' habita en sitios cercanos a cavernas y cenotes, esas enormes cavidades que tanto se hallan en esta parte del territorio mexicano y que en otros lugares del mundo les llaman agujeros azules. Cenotes sagrados para los Mayas que realizaban allí sacrificios rituales y que en la actualidad sirven de concurridos balnearios para locales y extranjeros que nadan en sus tibias aguas.

Al Toh o Momoto Cejiazul también se le encuentra en El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Costa Rica, siendo su nombre científico el de Eumomota Superciliosa. Un pájaro vanidoso de su belleza y con sobradas razones.