martes, 21 de abril de 2020

Lo peor está por venir

(Esta nota la publiqué en el informativo quincenal En Mayúsculas (publicación de la Universidad Autónoma de Bucaramanga, UNAB)
Suena apocalíptico, ya lo sé, pero si entre los pitos y matracas del 31 de diciembre pasado el más avezado de los científicos nos hubiese advertido una cuarta parte de lo que hoy está aconteciendo con la pandemia del nuevo coronavirus, seguramente lo habríamos tildado de deschavetado.
Y es que esta bomba que detonó en la ciudad de Wuhan (China) hace menos de 100 días, ahora tiene al planeta entero de rodillas, frente a la que ha sido catalogada por la Organización de Naciones Unidas (ONU), como la crisis más desafiante que haya enfrentado la Humanidad desde la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
Para quienes desestimaban su gravedad diciendo que “esta es un gripa más” -entre los que se cuentan presidentes como Jair Bolsonaro de Brasil-, o para aquellos que al día de hoy insisten en ver detrás el fantasma de una conspiración entre laboratorios farmacéuticos y agencias de espionaje, las cifras son demoledoras: 852 mil contagiados en el mundo, 42.500 fallecidos y 172 mil curados (al día 1 de abril de 2020), en un reloj que en la tarde hace ver desactualizadas las cifras de la mañana.
Como un tsunami del que nos advierten con meses de antelación, pero que aún así desatendemos el sonido de las alarmas, este covid-19 galopa a un ritmo endemoniado saltando de Asia a Europa, donde hemos visto escenas dantescas como la de la ciudad italiana de Bérgamo, en la cual el número de cadáveres desbordó a las funerarias y tuvieron que acudir los militares para cargarlos en camiones, cremarlos sin que las familias pudieran despedirlos y sepultarlos con prisa. O cuadros desgarradores como los 362 ancianos que han muerto en casas para la tercera edad en Catalunya, muchas veces sin despedirse de sus hijos.
De Europa el covid-19 rebotó a América, donde un Donald Trump lucía más preocupado por la economía y los grandes capitales que por el rango de 200 mil a más de un millón de muertos arrojado en las proyecciones de los expertos. Los 190 mil diagnosticados y los cuatro mil muertos le están diciendo al todopoderoso mandatario que se dejó tomar una enorme ventaja.
¿Y de Colombia qué? Ya está más que desgastada la excusa de que nadie calculaba y mucho menos podía estar preparado para enfrentar la magnitud de lo que venía.
Así las cosas, y atropellados por esta especie de volcán en erupción, presidente, ministros, gobernadores, alcaldes, congresistas y gremios, le han salido al paso al covid-19 con decretos y recomendaciones, haciéndose evidente la falta de un accionar conjunto, en medio de contradicciones y descalificaciones, cerrando tardíamente los aeropuertos del país para que no llegaran más casos importados o no implementando rigurosos controles para quienes debieron entrar en cuarentena y en su lugar fueron contaminando a diestra y siniestra hasta superar la cifra de mil positivos y una veintena de muertos.
En lo que ni siquiera es el primer capítulo sino el prólogo de una hecatombe, algunas autoridades apenas se están percatando que no cuentan con suficientes ventiladores mecánicos respiratorios –que algunos periodistas confunden con aquellos que se utilizan para calmar el calor– o que las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) llegado el momento de alcanzar la cima serán insuficientes para atender la demanda.
En cuántos departamentos como Santander –que en casos detectados está sospechosamente por debajo de otros territorios menos poblados como Risaralda, Huila y Quindío– se sigue dependiendo de tomar las pruebas, enviarlas a Bogotá y esperar una ‘eternidad’ para conocer los resultados. Hace cuántas semanas no se consigue una botella de alcohol antiséptico o cuánto hay que pagar por un tapabocas de los ordinarios, porque los óptimos se convirtieron en artículos de lujo.
Entonces se echó mano del aislamiento preventivo obligatorio desde el pasado 24 de marzo hasta un plazo inicial del próximo 13 de abril, pero que a los ojos de los que saben de la materia tendrá que extenderse porque lavarse las manos cada dos horas o permanecer en casa, no quiere decir que el virus no esté en la baranda del bus, en el asiento del taxi o en la saliva de quien sintiendo malestar se pasa por la faja las advertencias.
A eso hay que sumarle la indisciplina y la ignorancia de quienes sigue comportándose a sus anchas, poniendo en riesgo no solo su vida y la de sus parientes, sino la de los vecinos que no tienen porqué pagar los platos rotos de tamaña irresponsabilidad.
Esos estudios y cálculos hablan de cuatro millones de colombianos que, a pesar del caudal de información que pareciera incomodar a algunos sectores, podrían resultar infectados.
El consuelo, si sirve de algo, es que médicos, enfermeras y paramédicos no se han movido de la primera línea de batalla, en agotadoras jornadas en las que a cada instante están arriesgando su integridad.
¿Qué vendrá? El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial ya admitieron que esta crisis rebasará la de 2008 y que probablemente superará a la gran recesión que se vivió por allá en 1929 y de la que pocos se han dado la tarea de repasar.
Hoy el pulso se da entre quienes argumentan -como es obvio- que la salud está primero, y aquellos que defienden sus grandes capitales y le dan más valor a que no se paralice la producción y por lo tanto las máquinas registradoras.
Pero aunque el covid-19 ataca sin distingo de razas, credos o estratos, no hay que tener una bola de cristal para saber que sobre quienes recaerá el mayor impacto serán los sectores vulnerables, aquellos que no tienen para pagar una afiliación al sistema de salud y mucho menos una medicina prepagada.
El día que pase -si es que pasa-, habrá que afrontar las consecuencias psicológicas y meditar seriamente si como individuos, como ciudad, como país y como arrendatarios del planeta vamos a asumir una actitud más coherente. De aquí a ese día, se dispararán la violencia intrafamiliar, el desempleo, el hambre, la angustia, la protesta social y con ellos la represión.

viernes, 3 de abril de 2020

"Yo no debo nada": Rodolfo Hernández Suárez

Esta es la segunda parte de la entrevista en la que el exalcalde de Bucaramanga y precandidato presidencial se defiende de los señalamientos en su contra y se va lanza en ristre contra los organismos de control, así como contra examigos y hoy archirrivales. Por fin admite que se escachó poniendo como referentes a los asesinos Hitler y Escobar.

La publiqué en la edición 394 del Periódico 15 de la UNAB, en circulación desde el miércoles 1 de abril de 2020)

"Yo sí quisiera que un vergajo de estos me pusiera preso por no robame (sic) nada, mientras que con todos los robos que hicieron ‘Lucho’ Bohórquez y todos los concejales no mueven un dedo".

Así, con su golpeado tono piedecuestano, es que habla Rodolfo Hernández Suárez, investigado por el llamado escándalo Vitalogic de las basuras. Cual torero en la abandonada plaza 'La Milagrosa' (de Girón), intenta capotear todas las preguntas y cuando le hablo de Luis Francisco Bohórquez sí que se encrispa. "Él puede decir todo lo que quiera. Lo cierto es que yo le ayudé a ser alcalde", dice y cuenta que le dio plata para financiar su campaña política en el año 2011, pero que al ver que el rumbo que estaba tomando no era el debido fue hasta su despacho y le manifestó: "‘Lucho’ usté (sic) se’tá (sic) robando to’as (sic) las jodas".

Anuncia que en cuepo y alama está dedicado a que le cuaje su ambición de ser el sucesor del uribista Iván Duque Márquez en el año 2022, y con la espontaneidad que lo caracteriza señala que: "Si yo gano la Presidencia puedo morime (sic) al otro día". También tuvo tiempo para explicar su obsesión por las costosas camisas Lacoste y para que se le hinche el pecho diciendo que los pobres lo hicieron rico.

"...no me voy a ir con Petro, ni con Fajardo, ni con Uribe, ni con nadie. Me voy en acompañamiento con una persona que quiera servirle a Colombia pero que haya producido riqueza en el transcurso de la vida, no politiqueros ni políticos quemados, y 15 millones de colombianos que yo sé que me van a votar", afirma Hernández Suárez con sobredosis de optimismo.

¿Cuál es su destino preferido?

Me gusta más ir a Europa porque es mucho más cultura y más tranquilidad, las ciudades son en su mayoría medievales, peatonales. Pero sí voy a Nueva York y a Miami, muy poco, pero voy. Me gusta ir más Europa para disfrutar toda esa arquitectura, pintura, museos…

¿Cómo fue su inicio en la política en su pueblo natal?

Yo arranqué como concejal por el partido Liberal en Piedecuesta, siendo presidente de Colombia el conservador Misael Pastrana Borrero. Teniendo yo veinticinco años y me eligieron presidente del Concejo. Cero pesos de sueldo. Mi papá había sido concejal también. Era realmente una junta directiva con vocación de prestarle servicio a la gente. No era esa recocha que se ha formado desde que les pusieron sueldo y entonces hay pequeños reductos de ladrones en municipios y departamentos y se roban todo. Y eso es lo que está sintiendo la gente y esa es la protesta de la muchachada. El Gobierno de Iván Duque le mamó gallo al proceso de paz porque no ha cumplido nada y la consulta anticorrupción hasta ahora aprobaron una ley que no permite que todos estos ladrones de cuello blanco se vayan pa’la casa sino que los echen pa’la Modelo.

¿Entonces detrás de las protestas del pasado fin de año no estaba la mano del presidente ruso Vladimir Putin, como insisten algunos sectores de derecha?

Eso es puras mentiras. Son simplemente excusas para no reconocer que el Gobierno no se ha concentrado en resolver los problemas de la gente, que es plata en el bolsillo, y pa’tener plata se necesita que tengan trabajo y para eso se necesita sustituir importaciones, pero no han querido hacer eso.

¿Cómo le ha ido al presidente Duque en estos 18 meses de administración?

¡Peor imposible¡ ¡Peor imposible! Nadie sabe para dónde va ni qué está pensando. Todos los días son bandazos. Ahora tienen de payaso a (Juan) Guaidó, pero el que tiene el poder ejecutivo nos guste o no nos guste es (Nicolás) Maduro. Ahora con el problema de la vieja Aída Merlano le están pidiendo la extradición a quien no hay que pedírsela. Todos son distractores para que la gente no piense en la gravedad de la situación económica que tiene Colombia. Esto es una bomba con mecha ya corta. Ciento cincuenta y cinco mil millones de dólares de deuda externa. Doscientos mil millones de pesos diarios valen los intereses de la deuda externa. Cuarenta billones para pensionar a cincuenta mil cuando hay siete millones de personas con cero pensión y se tiran cuarenta billones para defender los intereses de cincuenta mil. Esos son subsidios al revés, porque el subsidio es para apoyar a la gente más humilde. En Colpensiones un millón cien mil son pensionados de salario mínimo y de subsidio reciben cero, mientras que todo para los de arriba, para los parlamentarios, para las altas Cortes, para los funcionarios de alto rango, para sostenerles pensiones de veinticinco salarios mínimos. Eso hay que quitarlo. Tiene que haber un régimen de transición, pero eso hay que quitarlo.

¿Usted acabaría Colpensiones o hay que conservarlo?

Colpensiones es un instrumento del Estadoque se necesita y también se necesitan los fondos privados, pero no con la regulación que tienen ahora. Los fondos privados cobran seis billones de pesos por administrar las cuentas de pensiones. Eso hay que corregirlo.

Sergio Fajardo, Gustavo Petro… ¿quiénes más le han hecho coqueteos?

No me dicen eso, sino que venga y hablamos. Yo escucho a todo el mundo porque escuchar es gratis. Yo escucho y analizo pero no me voy a ir ni con Petro, ni con Fajardo, ni con Uribe, ni con nadie… Me voy a ir en acompañamiento con una persona que quiera servirle a Colombia pero que haya producido riqueza en el transcurso de la vida, no politiqueros ni políticos quemados, y quince millones de colombianos que yo sé que me van a votar. Aquí cuando yo decía que íbamos a sacar ciento veinticinco mil votos en las elecciones para Alcaldía de octubre de 2019, se reían. Y mire, ciento cuarenta y dos mil votos. Dieciséis concejales de esos ladrones que estaban ahí incrustados, ¡pa’juera! Los reemplazamos. Hay unos que se metieron en cuerpo ajeno… todo muerto estira. Eso va decantando y los vamos sacando.

Usted insiste en que va hasta el final. ¿Recuerda a un político santandereano que dijo que si perdía se cortaba una mano? ¿Cómo creer en los políticos?

Yo a esos vergajos no les creo nada. ¡Nada!

¿Metería las manos en la candela por lo que hizo Manuel Francisco Azuero cuando lo sustituyó después de su suspensión y renuncia?

A lo último no me gustaron unas acciones que hizo. No me gustaron. No he hablado con él de eso y no pienso hablar pronto de eso. Simplemente lo dejo para más adelante.

¿Pero se siente traicionado por Azuero Figueroa?

No traicionado sino que por ejemplo pidió las renuncias de ochenta y seis funcionarios, que eran para Cárdenas, y él unilateralmente decidió si las aceptaba o no. Y a mí nunca me llamó a pedirme un concepto. ¡Nunca! Me llamó después a pedirme un concepto sobre una funcionaria que él sabía que era muy buena trabajadora, que qué hacía con ella, y entonces le respondí: haga lo que se le dé la gana.

Sé que lo llamó al menos ocho veces. ¿Pero usted le respondió haga lo que se le dé la gana o haga lo que se le dé la p… gana?

(Sonríe) Bueno, sí, eso.

Mencionaba usted a Petro. ¿De dónde saca que en su administración como alcalde de Bogotá “siguieron robando” pero que él no se echó un peso a su bolsillo?

Si hubiera robado un peso Petro le habrían metido ya cien años de cárcel. Ah, que Bogotá es una finca tan grande que tiene como ochenta mil funcionarios y contratistas… Yo lo que he escuchado es que allá hubo robos no de él ni patrocinados por él, pero sí en toda esa multiplicad. Él tenía una orientación netamente política y yo lo que tengo es una orientación económica, porque es que cuando usted tiene la economía arreglada la política está arreglada. Yo sé eso porque la plata se la roban es con los contratos. Con tres sistemas: precios no previstos, mayores cantidades de obra y cambio de especificaciones. Con eso se roban todo lo que pueden y reparten las comisiones. La plata la sacan de la misma chequera del contrato. Eso no la sacan de otra chequera.

¿Qué consejos le ha dado su mamá?

Mi mamá es muy práctica. Siempre me dio orientaciones como:‘Trabaja con el pobre y te harás rico’. Y yo creo que eso es cierto porque en servirle a la gente más humilde, como son muchos si usted les hace productos de alta calidad pues los vende y en cada venta les gana de a poquito. No volverse rico en un día, sino que han sido cincuenta años dándole.

Me dio muchos consejos sobre cómo es el comportamiento de la gente. Me decía: ‘Desconfía y serás sabio’. Yo no soy desconfiado y no voy a cambiar porque me ha dado resultados no ser tan desconfiado, porque cuando se es desconfiado hay una prevención a todo que paraliza el actuar. Creo que dentro del contexto de la responsabilidad que tuve como alcalde de Bucaramanga, con ese desastre que entregaron estos ladrones concejales y politiqueros que traicionaron a todos los ciudadanos, enfrentármele a esa jauría no fue fácil. La prueba son  doscientas demandas pa’arrodillarme, pero no me les arrodillé, porque intentaron por todos los medios. Todavía lo están intentado. Mire este procurador lo que está haciendo. Pa’sacamen (sic), pa’sancionarme y con eso me sacan de la carrera presidencial.

¿Usted sabe cuánto dinero tiene acumulado o al menos cuánto le declara a la Dian?

Los precios de los catastros en Colombia todavía son realmente muy bajos, pero yo tengo lo suficiente para vivir bien y la mitad de lo que usted se imagina.(Sonríe con sorna).

¿Y se le sigue llenando la boca cuando dice que los pobres lo volvieron rico?

Sí, y es cierto. Es que he trabajado mucho con ese segmento del mercado y cuando los visito yo noto que me quieren.

¿Pero eso no es como los que bajan por el Parque San Pío y cuando algún mendigo les pide una moneda para desayunar le responde que no le hable de eso porque viene de comer langostinos en uno de esos tantos restaurantes de moda?

No creo, porque el pobre es auténtico y yo mientras que estuve a cargo de la constructora no había sábado que no compartiera con los trabajadores. Tomando cerveza desde las once de la mañana por allá hasta las cuatro o cinco de la tarde. Me pagaban hasta el piquete y nunca pagué una cuenta porque no permitían. Y así cuando estaba con los trabajadores llegaban clientes y me sentaba con ellos, porque yo soy accesible a todo el mundo. Yo digo es la verdad, que a veces no les gusta. Puedo estar equivocado, pero esa es mi convicción.

¿En qué momento Juan Carlos Cárdenas, quien fue elegido porque usted hizo el guiño, pasará a convertirse en un traidor si no hace lo que le ordene?

Yo no le digo qué debe hacer. Esa no es mi obligación. Si él me pregunta, yo opina. Yo lo que le dije cuando venía aquí fue que lo que funciona no lo cambie porque es estúpido cambiar lo que funciona. Hay que dejarlo que conozca el escritorio. Esperemos que el 30 de junio hagamos un balance de qué es lo que ha hecho en beneficio de la gente. Porque yo le dejé recargado de plata, toneladas de plata, cero déficit, treinta y cinco mil millones de pesos en cuentas de los bancos. Cambiamos todo el sistema de luces LED de la ciudad, sin deber ni un peso, con las puras tarifas y sobraron diez millones de pesos que se iban a aplicar a mejorar la iluminación de colegios, escuelas y canchas, pero estos vergajos concejales no dejaron. Ahí quedó esa plata en el banco.

¿El alcalde Cárdenas está bien asesorado?

Yo no puedo opinar porque él nunca me ha preguntado qué pienso de este o este otro asesor. Él allá ha hecho su gobierno y tendrá su responsabilidad, no conmigo sino con la sociedad porque la verdad es que la gente votó por continuar lo que veníamos haciendo y sobre todo: ¡cero con los politiqueros! Si Cárdenas cree que llevando politiqueros a su despacho va a conseguir plata para traer a Bucaramanga, se equivoca porque la plata que traigan la traen toda cobrando comisiones. Es decir, se prestaría para que traicionen los intereses de la gente permitiendo delitos. Todos esos vergajos que dicen que van a traer plata cobran comisión y traen el contratista. Yo creo que Juan Carlos al menos hasta ahoritica (sic) no he visto eso.

¿Por qué su obsesión con ponerse todos los días -durante al menos los últimos ocho años-, camisas de la marca del cocodrilo? ¿Se está sacando el clavo de cuando era muchacho y le tocaba ponerse alpargatas? ¿Lo hace para impresionar a sus interlocutores? ¿Cree que así está vestido elegante? ¿No tiene más ropa? ¿No sabe que hay marcas más finas?

Primero es que son de algodón. Segundo, me gusta manga larga porque me empezó a salir como cáncer en la piel del sol cuando trabajaba a la interperie (sic). Y tercero porque es una buena camisa, es relativamente costosa, no es barata, y me gusta esa marca y soy fiel a ella. Es más, ya me regalan camisas.

Los pobres de Ciudad Norte no sabrán de qué estamos hablando cuando habla así de estas camisas. ¿Cuánto cuesta la que tiene puesta hoy?

Setenta dólares.

Más de doscientos treinta mil pesos.

Sí.

Como candidato Iván Duque se mostró opuesto a la minería en el Páramo de Santurbán y a la técnica del fracking. Usted como alcalde también lo hizo. ¿Si lo eligen presidente va a seguir en la misma tónica?

Lo mismo. Qué le ha dejadola minería a Colombia: desastre, abandono, unas microeconomías que no son sostenibles con el tiempo. En La Guajira un hueco como de quinientos metros de profundidad como por diez kilómetros de largo y los indios muriéndosen (sic) de hambre. Corrieron el río Ranchería para poder explotar una veta de carbón que tenía mayor poder calorífico. El río se sumergió y no apareció sino por allá en otro lado. ¿Y la plata en dónde está? La plata se la llevan y el Gobierno Nacional y los presidentes de aquí para atrás entregando títulos mineros a políticos o a testaferros de políticos para venderlos. Yo no sabía que los títulos mineros se pueden endosar y sí. Eso es una vagabundería, porque al que le entreguen un título minero debe ser una empresa que demuestre capacidad técnica y de protección del medio ambiente de la explotación. Pero yo no puedo vender ese título a un tercero que no sabe nada, y mire el desastre que han hecho. En el Chocó es monumental lo que han hecho, han tumbado media selva y han hecho hasta pa’vender y la gente en ese departamento es la más pobre de Colombia. Por eso ganando la Presidencia, como sé que la voy a ganar, la posesión va a ser en Puerto Tejada y eso de Senado y Cámara, coger con trescientos vergajos a eso no. Que nombren una comisión de cinco. Llamo al notario, llego, firmo la posesión delante de los parlamentarios porque creo que tiene que ser ante el Congreso o una delegación. Y el discurso es de diez segundos: Señores colombianos, hoy me posesiono como Presidente. Voy a cumplir lo que prometí: No robar, no mentir, no traicionar. ¡Y chao! Ahí mismo dicto el primer decreto.

Señala usted con tanta euforia que le veo en la palma de su mano izquierda unas letras con lapicero. ¿Usted todavía escribe en sus manos? ¿No le daban regla por eso?

(Sonríe) No, es para que no se me olvide.

Sergio Fajardo no usa peinilla ni correa para los bluyines, y usted con esto de tomar apuntes en la mano. ¿A ese paso para dónde vamos?

Pero lo que importa no es eso, sino el resultado.

Si usted tiene tanta plata por qué no vive en Ruitoque, donde tienen casa los ‘cacaos’ de este departamento y otros de afuera.

¿Pa’qué? (sic) Yo tengo es lo suficiente para vivir bien y la mitad de lo que la gente se imagina. Yo vivo ahí como un rey en ese apartamento que tiene treinta y un años. Yo me pasé el 18 de agosto de 1989. Esa tarde mataron a (Luis Carlos) Galán. Tengo vista hacia el occidente, es ventilado el último piso y yo de ahí me sacan de las patas pa’l cementerio.

La guía para quienes no conozcan donde vive Rodolfo Hernández, es un edificio verde de la carrera 38 con calle 51, enchapado en un horroroso baldosín verde, en una de cuyas culatas hay una rata que en la gorra tiene la L del partido Liberal.

Ese es mi edificio. Y la casa de al lado también, en la que funcionó una fábrica de ropa y ahora hay un restaurante mexicano, un almacén de ropa y un salón de belleza.

Y un salón de onces carísimo.

Pero lleno.

Hablando de camisas, usted se ha topado con políticos santandereanos que no se quitan las de color blanco que para ellos siguen de moda, como matricularse en cursos en los que después de un fin de semana de ‘retiros espirituales’ se arrepienten de todos los pecados con el visto bueno de algunos párrocos. ¿En cuál de esas categorías que usted tiene clasifica al exgobernador y condenado por parapolítica Hugo Heliodoro Aguilar, así como a sus hijos Nerthink Mauricio (gobernador) y Richard Alfonso (senador)?

Ellos formaron un clan terrible que arrancó con Hugo Heliodoro y luego manipulando, comprando votos con toda la plata que se robaron en la Gobernación hico elegir al Richard, que yo creo que este mes lo ponen preso si es que hay justicia, si no está sesgada. Y ahora está Mauricio que está empezando. Ojalá reivindique las acciones que hicieron el papá y el hermano en contravía de los intereses de la gente que les vota. Porque le votan, los eligen gobernantes con capacidad de giro de plata pública, se roban la plata, traicionan sus intereses y la gente vuelve y vota por ellos.

Veo que en su escritorio tiene un libro del peruano Umberto Jara titulado “El Outsider”, con letras como las del libro “El Padrino”. En el año 2012 estuvo en Cenfer el expresidente peruano Alan García Pérez hablando maravillas de su gobierno y centenares de empresarios lo aplaudieron. Ese político limeño dijo unos meses antes que con cualquier corrupto lo que había que hacer era pasarlo por la horca y a tres generaciones de sus descendientes mandarlos al destierro. Sin embargo, en la Semana Santa de 2019 cuando iba a ser detenido por el escándalo Odebrecht lo que hizo fue encerrarse y pegarse un tiro. ¿Usted fue de los que ovacionó a ese corrupto?

Sí. El segundo gobierno digamos que fue bueno en términos de mejoramiento de condiciones de vida, porque el primero fue fatal. Pero yo nunca supe que el vergajo se puso a asociarse con los de Odebrecht pa’robarse la plata y mire en lo que terminó eso. Sin necesidad, porque tenía pensión de expresidente, reconocimiento, franquicia aérea, franquicia postal… con todo, pa’ponerse a tener un pocotón de plata que a lo último terminó hundiéndolo. Era tan serio lo que le venía y él sabía, que se pegó un tiro y hasta mal pegado, porque duró como siete hora pa’morirse. Sin necesidad. Semejante capacidad que tenía, sobre todo oratoria.

Pensemos que la situación por el caso Vitalogic no le favorece a usted en la Fiscalía y de pronto le echan mano. ¿Cómo Ernesto Samper Pizano, usted tendría lista la cápsula de cianuro?

¡Cero! Yo no debo nada. Yo sí quisiera que un vergajo de estos me pusiera preso por no robame (sic) nada, mientras que con todos los robos que hicieron ‘Lucho’ Bohórquez y todos los concejales no mueven un dedo. Con el mismo juez que es el procurador, que es el que pulla a la Fiscalía. Fue Fernando Carrillo a donde el fiscal general (Fabio) Espítia a decirle que le pedía que me pusiera preso, y Espítia le contestó que no le jalaba a eso porque no había mérito y que yo estoy limpio. Y me lo contaron personas que fueron testigos de la conversación esa. Me toca reservámelos (sic).

Su examigo Luis Francisco Bohórquez escribió el libro “Mi prisión mediática” –sobre el escándalo ‘Manantial de amor’ y que tiene 244 errores de ortografía o de redacción en 263 páginas–. El exalcalde afirma: “Vanguardia Liberal como medio de comunicación dejó de ser el guardián de la democracia para convertirse en el perro faldero de Rodolfo”. ¿Tanta injerencia tiene usted en ese periódico?

(Sonríe) La misma que usted tiene: cero. Lo que pasa es que yo soy socio de Alejandro Galvis Ramírez, pero no en el periódico sino en una tierra de Piedecuesta que le compramos hace veinticinco años a Benito Valdivieso Reyes. Una finca que no me acuerdo cómo se llama y la compré yo solo y en la medida en que se me fueron venciendo las letras no pude pagar. Entonces llamé a ‘Cuco’y le dije yo tengo esto. Santa Rita se llama. Es una finca grande, como de un millón de metros cuadrados. Le dije: Ola, yo le vendo la mitad de esto. Se la vendí al precio que la compré porque estaba asfixiado y no podía cumplir. Era una suma ridícula hoy, pero cuando eso era muchísima plata. Compramos a mil pesos el metro cuadrado. ¡A mil! Eso es para que vea que el mejor negocio es comprar tierra, y siempre digo: el que vende lo que tiene nunca lo recupera. Porque a veces la gente hipoteca la finca o la casa, lo ejecuta el banco y nunca las recuperan.

En ese mismo libro de Bohórquez hay una foto de usted junto a él carcajeándose y brindando con champaña (o al menos con copas para ese licor) y manifiesta: “El dios de Rodolfo es el dinero”. ¿Tanto lo conoce que se puede atrever a decir eso?

(Suelta una risotada) Él puede decir todo lo que quiera. Lo cierto es que yo le ayudé a ser alcalde. No le ayudé a Martha Pinto de D’Hart. ¿Por qué le ayudé a él? Porque su proyecto era una alcaldía de acción social. Es decir, ayudarle (sic) a los pobres. Porque si los pobres están bien yo corro menos peligro que me echen mano. ¿O no? Yo le ayudé, y le di plata sin estámela (sic) pidiendo para que financiara su campaña. Entonces cuando él empezó a robase (sic) las cosas, el 16 de marzo de 2013 y si quiere anote esa fecha que es histórica, en las horas de la mañana yo bajé a la Alcaldía, me atendió muy bien, entramos a una salita al fondo del despacho donde hay dos sofás y yo le dije: ‘Lucho’ usté (sic) se’tá (sic) robando to’as (sic) las jodas. Y él me dijo: Yo no me estoy robando nada. Le dije: Pero es que todo el mundo lo está diciendo y yo veo que usted cambió los códigos de gasto. Usted debía todo. Está bien, gánese los quince millones de sueldo pero no es para robarse esta vaina. Y usted me dijo que era una alcaldía de interés social. Le advierto que me voy a lanzar pa’la Alcaldía. Nunca creyó y sin embargo me dijo que me ayudaba. Yo le dije: No me ayude. Usted me jode si me ayuda. Y devuélvame la plata que le di, porque la plata no era pa’eso (sic).

¿Y se la devolvió?

Con intereses me la pagó.

Hace cuatro años, cuando usted ya era alcalde electo, concedió una entrevista en el apartamento de su amigo Donaldo Ortiz Latorre y su hijo Simón. Yo escuché esa entrevista desde la cocina, con el beneplácito del dueño de casa. En ese desayuno dominical cuando le preguntaron quién es su referente a nivel nacional o internacional y usted respondió que Francois Mitterrand, un expresidente francés bastante cuestionado por sus vínculos con la extrema derecha y la implicación de su gobierno en el hundimiento de un barco de la organización Greenpeace y por una hija extramarital. Meses después, ya como alcalde en propiedad, dijo que era seguidor de “un gran pensador alemán que se llama Adolfo Hitler” –el criminal nazi– y después puso de ejemplo de emprendimiento al narcotraficante Pablo Emilio Escobar. ¿Por quienes más de ese corte se deja obnubilar?

A Mitterrand lo que le admiro es que es el único que entendió que transformar a París a través de la arquitectura con obras de talla mundial iba a traer una prosperidad en la economía francesa. La estética es vínculo de unión y vehículo de comunicación entre gentes y corazones. Y eso lo hizo él. Nombró ministros con mucha más capacidad que él, mientras se dedicó a la transformación arquitectónica y urbanística de París, a donde llegan cada año entre ochenta y noventa millones de turistas. Y los que hemos ido nos tocó volver a ver el legado arquitectónico de Mitterrand.

¿Y de los dos asesinos citados?

Bueno, tal vez imprudencia y me escaché. Yo no soporto la mediocridad. Esa vaina de que el debido proceso y toda esa vaina es lo que tiene muerto a Colombia. Yo no estoy diciendo que violen la ley, lo que’toy diciendo es que los códigos de procedimiento penal… por eso es que a los políticos no los pueden meter a la cárcel. Cómo se le ocurre que estos de la Corte Suprema vendiendo fallos. Cuánto llevamos con el proceso del magistrado (Leonidas) Bustos y cuántos años con el proceso de (Francisco) Ricaurte. Y le aseguro de que no son capaces de metelos (sic) a la cárcel. Ahí están libres. Vendiendo fallos la majestad de la justicia. Hay que cambiar el Código de Procedimiento Penal. Que en esos casos y en esos niveles, primero presos y que después investiguen, cuando haya los indicios suficientes. A eso me refería.

Ahora para completar está leyendo una biografía de Perón. ¿Qué admira usted de un tipo que arropó a criminales nazis?

Sí, yo sé, pero también hizo cosas buenas. Hay que mirar de manera integral y no sesgadamente. Hay que mirar lo bueno que hizo, que fue el rescate de Argentina, lógicamente que tenía una condición económica que permitió hacer todo lo que hicieron, que fue la reivindicación de toda la gente. Él hizo el Estatuto del Peón, que antes eran prácticamente esclavos y les dio las garantías, le llevó el voto a la mujer, hizo unas acciones humanistas importantes. Ah, que tuvo excesos. Siempre hay excesos cuando el gobernante intenta reelegirse o prolongar su periodo. Todos esos segundos periodos son malos.

¿Entonces conforme a esa forma de ver las cosas usted admira al dictador Gustavo Rojas Pinilla -uno de los corresponsables de la corrupción en Colombia y abuelo de Néstor Iván y Samuel Moreno Rojas-?

Yo no alcancé porque eso fue en 1953 y yo tenía ocho años. No me acuerdo mucho, pero sí sé que fue un gobierno corrupto. La corrupción es inherente al hombre. Eso no quiere decir que todos sean corruptos. Pero como decía Perón: ‘El hombre es bueno por naturaleza, pero es mejor cuando está vigilao (sic)’. Entonces ellos aquí hicieron barbaridades Iván y luego se fueron a Bogotá a hacer lo mismo y se aliaron con Fernando Marín Valencia. Ahí tá’preso pu’allá (sic) en un apartamento en Bogotá y lo metieron en lavado de activos, gravísimo, en la Lista Clinton. Entonces tengo entendido que él les hacía vivienda, le llevaban costalados de plata, él los cogía y los vendía. Mejor dicho, una ‘lavandería’ allá en Estados Unidos. Eso tiene que decirlo también en esta entrevista por más oligarquía que sea.

¿Rodolfo Hernández sueña con morir de un infarto fulminante o chuchumeco y en la penumbra de sus recuerdos regañando a su amigo Rodrigo Fernández?

Depende la edad que tenga, pero si yo gano la Presidencia puedo morime (sic) al otro día. Me voy a dedicar con cuerpo y alma a ganar esto. Sabemos ya el camino, porque ya la trocha la hicimos. Y eso va a tener empujones, pisotones, caídas… Me toca volverme a levantar y seguir, porque lo importante es el camino. Vamos a llegar. Después de eso quedo listo pa’morime (sic).