El veterano periodista antioqueño habla de su pasión por el medio, pero también se adentra en honduras como los abusos que cometió su paisano el ex presidente Álvaro Uribe Vélez, a quien hoy día no le rebaja ‘ni media’. “Y menos mal que no fue reelegido”, dice esta leyenda
Después de llegar
como un rayo al parqueadero de Comfenalco en la avenida ‘González Valencia’ a
las 5:04 de la madrugada del viernes 25 de noviembre de 2011, Darío Arizmendi Posada
ya se estaba acomodando en la silla del auditorio-cabina desde el cual se
transmitiría ese día el programa ‘6 A.M. Hoy por Hoy’ de Caracol Radio.
Aunque el ruido de
la noche en el sector del hotel no lo había dejado dormir plácidamente, a
Arizmendi se le ‘compuso’ la jornada con la noticia que horas antes había
difundido el noticiero CM& y en la que los protagonistas eran el ex
presidente Álvaro Uribe Vélez junto a sus amigos de la derecha colombiana y la
oposición venezolana.
La razón es que ya
tenía noticia de peso para abrir el noticiero con las destempladas expresiones
del exmandatario colombiano, enemigo de los acercamientos con el vecino país y
de que el presidente Juan Manuel Santos haya encontrado en su homólogo, Hugo
Rafael Chávez Frías, su “nuevo mejor amigo”.
En cuestión de segundos tenía al aire a Eduardo Fernández, líder socialcristiano venezolano y uno de los asistentes a la reunión en la que Uribe Vélez les da instrucción a los opositores para que enturbien las relaciones entre Caracas y Bogotá.
Así empezó la
jornada que se extendió hasta las 9:59:59 de la mañana con un menú que fue y
vino de los asuntos políticos al fútbol y del pésimo estado de las carreteras
en Santander a las bolsas del mundo, abriendo las compuertas a la música, el
humor y las cosas curiosas, con más de una carcajada en medio del constante
manoteo y gesticulación para buscar un enlace o para darle el cambio a un
corresponsal.
A su lado estaban Gustavo
Gómez, Erika Fontalvo, Cesar Augusto Giraldo, Camilo Durán y Juan Carlos
Ordóñez, coequiperos a quienes les repartió juego para que le complementaran
una entrevista a Ernesto Samper, profundizaran en la crisis egipcia o revelaran
el audio de un Francisco Santos diciendo con jocosidad que cuando fue
vicepresidente de Colombia, Chávez lo llamaba ‘Santos el bueno’, mientras que
al entonces ministro de Defensa y hoy presidente, le llamaba ‘Santos el
h…’.
Arizmendi tuvo
tiempo hasta para bajar a saludar a su amigo el gobernador de Santander,
Horacio Serpa, para desayunar changua con arepa amarilla y tamal en un
improvisado comedor montado en un salón contiguo y para caer en la tentación de
engullir varios trozos de chicharrón carnudo, frente a unos 250 espontáneos que
se dejaron seducir por la oferta de ver en vivo y en directo cómo hacen el
programa con más adeptos en el país.
Nacido en Medellín
en 1946, este caballero al que muy pocas veces se le ve con la ‘piedra afuera’,
es quien encabeza los estudios de audiencia a nivel nacional en el horario de 6
a 10 de la mañana con un millón 135 mil oyentes, seguido por La W (Caracol) de Julio
Sánchez Cristo con 755 mil seguidores, la FM (RCN) de Vicky Dávila con 392 mil
radioescuchas y, rezagado en un cuarto lugar, Francisco santos, de la básica de
RCN con apenas 347 mil oyentes. Cifras que muestran un aumento de 3,8% para
Arizmendi y una caída en barrena de 28,3% para Santos.
A Arizmendi hay
quienes lo idolatran, pero también quienes lo detestan. Unos lo ven como un
hombre corajudo, preparado y divertido; otros como un ‘dinosaurio’ que además
se atreve a cuestionar al ‘mesías’ que gobernó a Colombia de 2002 a 2010. Ese
es el precio que debe pagar una ‘estrella’ que se vanagloria de no callar nada
y que en medio de la fama y de las preocupaciones de sus escoltas por su
seguridad, tiene la voluntad para leer los titulares del Periódico 15, felicitar a la UNAB
por atreverse a financiar este medio de comunicación que pronto llegará a los
diez años de existencia, y conceder una entrevista exclusiva
sin más afanes que los de un asistente que al instante le está haciendo señas
para que se marchen.
Este es el diálogo
con quien junto a Juan Gossaín y Yamid Amat ha sido uno de los grandes
protagonistas de la radio noticiosa de los últimos 30 años en Colombia. Habla
el periodista que no le ‘comió cuento’ al exministro del Transporte (Andrés
Uriel Gallego), que desde un principio fue escéptico de la administración del
hoy defenestrado alcalde de Bogotá, Samuel Moreno Rojas, y quien a pesar de
haber estudiado en una universidad del Opus Dei (Navarra, España), se declara
liberal de ideas.
¿Usted es como esos muñecos de Duracell que tienen baterías inagotables?
¿Usted es como esos muñecos de Duracell que tienen baterías inagotables?
Pues hombre, hasta
el momento y gracias a Dios he gozado de una magnífica salud. Mi papá tuve la
fortuna de que murió a los 101 años en muy buen estado de salud general y
mental, y mi mamá de 87 años. En general ha sido una familia de longevos. Me
cuido evidentemente, hago veinte minutos de ejercicio todos los días antes de
llegar a Caracol. Me levanto a las tres y cuarenta y hasta las cuatro troto en
una máquina; como sano y hago deporte los fines de semana también.
¿Pero cuándo llegará ese momento como Juan Gossaín
(director de RCN Radio durante décadas), que decidió cerrar el capítulo de la
radio e irse a vivir sin estrés a Cartagena?
Cuando me mame,
cuando me canse, salvo que la empresa tome una decisión por circunstancias ya
propias de audiencia o porque los resultados no se den. Creo que uno se da
cuenta y le he dicho a mi familia que por mi voluntad me retiraré el día en que
despierte y diga: ¡qué pereza ir a trabajar!, ¡estoy cansado! Ese día presento
la carta de renuncia.
Hasta ahora las
cosas se han dado. Yo trabajo con enorme entusiasmo. Me levanto con una alegría
extraordinaria y con todas las pilas puestas, porque es una profesión que me
apasiona y que ha implicado todo mi esfuerzo, mi talento, mi sacrificio, el
estudio, el coraje, el aguante… y porque tengo un equipo de compañeros
excepcionalmente buenos profesionales, buenos amigos. Somos verdaderamente
amigos, camaradas. Entre nosotros nos respetamos pero nos queremos, nos
ayudamos y mamamos gallo todo el tiempo.
En esa balanza de ser un periodista destacado y no uno
del montón, a qué factor le da más importancia: ¿a la pasión por el oficio, a la
facilidad de hablar tres o más idiomas, a la versatilidad con las nuevas
tecnologías?
La pasión es clave
para el ejercicio profesional. Si uno no tiene pasión, entonces cambie de
profesión. Cuando los estudiantes me preguntan qué se necesita, yo les digo que
primero tener la vocación, la pasión y el compromiso, por supuesto, y
naturalmente la preparación académica y la formación que desarrolla un
criterio, que da una apreciación de los acontecimientos. Uno aquí no para y tú
lo sabes muy bien Pastor, que hay que estudiar permanentemente y mantenerse
informado, no ceder camino, no aflojar en ningún momento y tratar de estar al
día y al tanto no solamente en los asuntos de los que uno se ocupa para la
preparación del programa, de los temas, de los personajes y de documentación,
sino también estar al día en tecnología, porque al que no lo esté también lo
deja el tren.
¿Se puede bajar la guardia en radio y dormirse en los
laureles?
¡No!, porque la
radio es el medio de la simultaneidad de los hechos y en la radio se viven los
acontecimientos. La radio es la que informa siempre en el mundo entero. Es una
naturaleza y un medio diferente en ese sentido a la prensa escrita, a la
televisión o a las mismas redes sociales. El que baje la guardia en radio
también se queda y pierde el año.
Periodistas que le siguen la huella a la radio dice que
usted está ‘sobrado de lote’ es en gran parte porque con Francisco Santos en la
dirección de RCN Radio usted no tiene competencia.
No, yo respeto a la
competencia toda. Absolutamente toda. ‘Pacho’ viene de la prensa escrita y,
sobre todo, de la Vicepresidencia de la República, entonces ocho años de
desgaste político de todas maneras condicionan un poquito y no necesariamente
de la mejor manera. Yo vengo de la prensa escrita también; de El Mundo y de El Colombiano, y en España había trabajado en un par de periódicos
durante dos o tres años, pero si uno tiene la vocación, la pasión y el
compromiso, y se adapta al medio, hay que aguantar y hay que esperar. Ahora,
vamos a ver si él tiene el temple y tiene el aguante porque estas canas mías no
son pintadas. Este es un oficio que se hace con el correr de los días y de los
años, con muchos secretos. Yo ya tengo una experiencia enriquecida y acumulada
pero que se la he aprendido a grandes maestros y a grandes compañeros que he
tenido a lo largo de todos estos años.
¿Añora esa época de las rotativas?
¡No! La tengo en mi corazón con mucho cariño
porque parir un periódico, como yo ayudé a fundar El Mundo y fui el primer director durante doce años de un periódico
muy exitoso e innovador. La época en que trabajé en medios impresos son etapas
de la vida, pero que uno ya considera superadas y dice ¡ya! En algún momento me
han ofrecido cosas en prensa escrita igualmente atractivas, pero no he querido
porque definitivamente después de haber probado prensa escrita, radio y
televisión, me quedo con la radio. ¡La radio es vida! La radio es mantenerse
uno en la jugada. Creo que en parte mi vitalidad se debe a eso. Aprovecho para
felicitarlos en el Periódico 15 porque yo sé lo que es hacer un
esfuerzo de estos.
Un paisano suyo, el gobernador electo Sergio Fajardo,
criticaba del Partido Verde el centralismo y les recordaba que Colombia no es
solo Bogotá. ¿Esa es también un poco la gracia de Caracol Radio?
Yo creo que sí,
porque le damos importancia a las regiones, porque tenemos espacios locales
dentro del gran noticiero nacional y por nuestra proximidad permanente con la
provincia colombiana a través de las giras y de los distintos boletines, temas
y personajes. Caracol es una cadena nacional. No es fácil hacer radio
generalista tratando de satisfacer públicos tan disímiles y diversos como son
el de Bogotá, el de Cali, el de Bucaramanga o el de Barranquilla, pero todas
estas giras que hemos venidos haciendo por todas las capitales de Colombia nos
enseñan mucho y nos hacen entender y tener en la brújula cada vez más
claramente el hecho de que Bogotá no es el país. Y además yo soy de provincia,
y respeto y quiero mucho a la provincia.
¿La distancia que usted toma de los hechos y el tono con
el que trata a los personajes es real? ¿O es como en el antiguo programa de ‘La
Polémica’, que los comentaristas como Édgar Perea e Iván Peláez se daban ‘palo’
al aire pero salían a comer y beber como todos unos compadrotes mientras los
incautos creían que estaban a punto de irse a los puños?
¡Es real! Es
absolutamente real y yo no haga nada impostando ni nada pensando en las
apariencias. Respondo a unos principios éticos y profesionales, a unos valores
y a unos compromisos con mis oyentes que son realmente la razón de nuestro
trabajo. Cuando voy a hablar pienso en quién me puede estar oyendo tanto en las
ciudades como a nivel nacional. Siempre el objetivo es el destinatario del
mensaje, pero es espontáneo y a veces uno se sale de casillas y se pone en un
tono bastante más duro; eso a veces incluso lo he tenido que lamentar, pero es
auténtico.
¿Lo veremos algún día ‘fumando la pipa de la paz’ con
Álvaro Uribe Vélez? ¿O usted se mantendrá en su posición independiente del
periodista que no coquetea con el poder ni se deja impresionar ni siquiera de
señores cascarrabias y rencorosos como su paisano?
Es que uno puede
‘fumar la pipa de la paz’ siendo independiente. Yo con Álvaro Uribe tuve una
amistad en Antioquia cuando él era alcalde de Medellín, cuando fue gobernador y
después en su primera Presidencia de la República. Yo voté en la primera
elección por Álvaro Uribe y después tuve muchas dudas para la primera
reelección porque no estaba convencido y porque yo soy muy liberal de pensamiento
y soy demócrata, pero el país por una serie de circunstancias, particularmente
de orden público, se lo tragó y lo votó masivamente. Pero con lo que sí no
estaba de acuerdo ni estoy de acuerdo, es con una reelección perpetua y porque
creo que se abusó. Álvaro Uribe abusó del poder para perpetuarse y para imponer
un nuevo mandato, y ya sabemos todo lo que ha pasado, y las investigaciones
sobre las ‘chuzadas’, Agro Ingreso Seguro, los ‘falsos positivos’ -ejecuciones
extrajudiciales-, y todas las denuncias que se han formulado y los hechos de
corrupción.
Yo lo admiro. Me
parece un hombre muy inteligente y muy valioso. Es un gran líder. Creo que hizo
una muy buena Presidencia, sobre todo en materia de seguridad; la segunda fue
bastante mediocre porque estuvo al servicio de una segunda reelección y ¡menos
mal que no fue reelegido!
¿Caracol está en ‘luna de miel’ con el presidente Juan
Manuel Santos, como tantos medios que no cuestionan ni dicen ni mú del ex
ministro de Defensa de Uribe Vélez?
Es que Caracol, y eso
es importante recalcarlo, defiende unos principios universales: la libertad de
expresión, los derechos humanos, la sociedad democrática… pero no hay una
política editorial de Caracol como sí la hay en los periódicos. Digamos que la
política editorial de Caracol la dictan los distintos directores: Julio
(Sánchez Cristo) es autónomo, Hernán (Peláez) es autónomo, Néstor (Morales) es
autónomo, y yo lo mismo. Incluso a veces hemos tenido sobre personajes de la
vida colombiana o sobre situaciones coyunturales posiciones entre nosotros
completamente diferentes, porque yo no consulto y nadie me pide a mí jamás en
esta última etapa de Caracol con la presencia del grupo español Prisa como
accionista mayoritario, que entreviste a Fulano, castigue a Perano, hálele las
orejas a Sutano, y nadie en Caracol, nadie puede decir que ellos o que nuestro
presidente Ricardo Alarcón haya hecho jamás eso. Hay un profundo respeto y esa
es una de las claves del éxito de Caracol: la independencia de sus
profesionales.
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