No es hincha del
Medellín ni del Nacional, no se embriaga escuchando las canciones de Carlos
Gardel, y tampoco dice que como la bandeja paisa no hay nada en el mundo. A sus
31 años, Mauricio Bocanument Arbeláez es un ‘cerebro’ que cuando no está
investigando, prefiere dormir. Su amor por este oficio se le despertó cuando en
tercer año de Derecho metió su nariz en un semillero de investigación. Su meta
final no es taparse de plata defendiendo a ‘traquetos’ y corruptos, que por
cierto no están en vía de extinción.
Abogado,
especialista en Derecho de Familia, magíster en Gobierno de la Universidad de
Medellín, coordinador del Centro de Investigaciones de la U. de Medellín,
editor de la revista Opinión Jurídica
de la misma y dentro de pocos meses doctor en Derecho de ese claustro. Esa es
la hoja de vida de este muchacho de bluyín y bolso que entre apuntes y risas
les abrió los ojos a quienes podrían estar creyendo que ser investigador es
como ‘soplar y hacer botellas’, en un país donde apenas hay 243 investigadores senior (de ‘grandes ligas’).
“Con los
doctores en Derecho hay un problema, y es que la mayoría son personas que
levitan en el mundo académico, no se pueden tocar, están muy ocupados, no están
dispuestos a evaluar, no atienden al que no es doctor, lo que hace alguien que
no es doctor no sirve, y aquí lo que se supone es que debería haber un trabajo
de cooperación. Deberían bajarse de ese pedestal y ayudar a quienes no tienen
el conocimiento”, dice Bocanument después de terminar su intervención en el VII
Encuentro del Nodo Santander de Grupos y Centros de Investigación Jurídica y
Sociojurídica llevado a cabo en la UNAB el 17 y 18 de mayo de 2012 bajo la
coordinación del docente Carlos Andrés González.
Usted afirmó en su charla con profesores y
estudiantes de la Facultad de Derecho de la UNAB y de otras universidades del
Nororiente colombiano, que “cualquier cosa no es investigación”. ¿Les dio un
golpe en el hígado a quienes se ufanan de cualquier ensayo o elucubración?
El problema que
hay sobre todo en las Facultades de Derecho es que consideran que cuando una
persona se sienta a escribir en forma muy juiciosa sobre cualquier tema que
tiene que ver con el Derecho, ya eso es investigación, y lo que le está dando
la connotación de producto de investigación en esa lógica es la fama o el rol
institucional que cumplen ciertas personas dentro de las facultades. Ese es el
problema y entonces uno encuentra libros que son académicos, reportados como si
fueran productos de investigación, y a eso es lo que hago referencia cuando
digo que no cualquier cosa es resultado de investigación. Para que algo pueda
ser resultado de investigación tiene que haber un rigor metodológico que lo
antecede y que sustenta el resultado que se está presentando. Eso no quiere
decir que el uno tenga una mejor calidad que el otro, que el uno sea más
importante que el otro, porque los dos son muy importantes, pero son dos tipos
de productos completamente diferentes. El uno es académico y el otro es
científico o es resultado de investigación. Y para ese segundo necesitamos que
haya un método que lo respalde. No necesariamente tiene que haber un proyecto
de investigación, pero sí tiene que haber un rigor metodológico-científico.
¿Por qué la resistencia de tantos ‘académicos’ hacia
la investigación?
Yo me atrevería
a decir que es porque rompe esquemas. Con la investigación se rompen y se crean
nuevas formas de pedagogía que le exigen a los docentes actuales que se
comiencen a acoplar a ellas y que comiencen a cambiar la forma en que le
enseñan al estudiante, como dictan sus clases, que las cátedras magistrales no
es que desaparezcan sino que tengan otros elementos que las hagan un poco más
dinámicas.
La resistencia
se debe a que los profesores de ‘vieja data’, que están acostumbrados a una
pedagogía universitaria, cuando se enfrentan a estos modelos de investigación o
a estas actividades de investigación, consideran que no es importante pero ese
no considerarlo importante es porque les está pidiendo a ellos un cambio,
entonces es una resistencia a cambiar.
No es demasiado irreverente por parte de un joven de
su edad decirle a un profesor que lleva 40 años dictando la materia tal y que
escribe un libro con sus secretos y sabiduría, que eso de investigación no
tiene nada y apenas le sirve de consuelo para que se le ponga a leer a sus
estudiantes?
No es irreverente.
Decir eso es ser coherente con la clasificación de la producción y de las
publicaciones que actualmente existe. No quiere decir que ese libro de
Sucesiones de quien fue mi profesor, al cual le aprendí mucho, que admiro y con
toda seguridad que no sé lo mismo que él sabe sobre Sucesiones, pero es el
libro de él; no es un libro de investigación, así sepa mucho de investigación.
¿Por qué no es un libro de investigación? Porque le falta ese método de
investigación para poder escribir el libro.
Los asistentes también quedaron asombrados cuando
usted les dijo: ‘Estimados investigadores, ¡aterricen a (Jürgen) Habermas! Como
quien dice, dejen de recitarlo como loros y más bien aplíquenlo.
El problema que
tenemos en las investigaciones en
Derecho es que muchas veces las teorías que se están tomando para ser
investigadas no se aterrizan a los problemas. Entonces el problema social, que
es al cual está llamado el investigador a resolver, no lo estamos resolviendo.
Si bien la investigación y el producto lo que pretenden resolver es un problema
teórico, no pueden quedarse ahí. Las teorías, los conceptos y los modelos no
sirven si no se bajan al problema social, y allá a donde tenemos que llevar la
investigación. Somos unas ciencias sociales aplicadas que tenemos una gran
responsabilidad social y desde ahí tenemos que buscar que nuestros proyectos y
productos de investigación realmente impacten y transformen ese problema. Si
usted va a investigar a Habermas, tiene que ponerlo a conversar con el problema
social y resolver un problema social a partir de sus teorías.
Traducción: Habermas en las comunas y no Habermas
encerrado en la biblioteca con el investigador.
¡Exacto!
Bajarlo, ponerlo a dialogar con el desplazado por el conflicto o con la madre
cabeza de familia. Son teorías que uno puede importar, pero si no las baja al
contexto nacional pues se quedan en eso, y nos gastamos un montón de plata en
esas investigaciones y en la publicación de esas investigaciones que no
resuelven nada. Y vuelvo y digo: la investigación tiene que tener ese resultado
porque los investigadores tenemos una responsabilidad social y tenemos que
rendir cuentas de nuestro quehacer.
Tanta universidad a la que se le llena la boca
diciendo que está haciendo investigación, ¿resiste el colador de los parámetros
establecidos por Colciencias?
Colciencias ha
diseñado todo un sistema nacional y dentro de ese sistema ha creado unos
modelos de medición de lo que los investigadores hacen, y esos modelos los
están organizando a partir de los impactos en la sociedad. La publicación es el
fin último, no inmediato, pero sí tiene que bajarse porque usted no investiga
solamente para sacar un libro, sino para resolver un problema y la
investigación arranca es de ahí, de una pregunta que usted quiere resolver.
Entonces cuando
uno dice que los investigadores realmente no están investigando, hay que
aclarar que no están investigando de acuerdo con los parámetros del Sistema
Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación. Ellos sí pueden estar haciendo
investigaciones teóricas y conceptuales, pero se quedan ahí. Además muchas
veces confunden los trabajos académicos con los de investigación.
¿Por qué las universidades deben destinar tanto
dinero a la investigación: porque está de moda o porque no hay otro camino?
Se considera que
la investigación es la mejor forma de resolver problemas, por eso es que las
universidades tienen que invertir en la investigación para resolver problemas
de su entorno y también problemas teóricos y conceptuales de las disciplinas en
las cuales ellas están formando a los ciudadanos.
¿En dónde queda el ego de investigadores que se
creen que todo lo que hicieron es perfecto hasta que los pares le dicen que esa
plata y ese tiempo se perdieron?
Eso es muy
frecuente. Ocurre todo el tiempo que cuando se manda a evaluar un trabajo y el
par descalifica el resultado, a los investigadores no les gusta eso porque pone
en juego su nombre, su calidad como investigador y se enojan. Eso no pasa
solamente con los proyectos y los informes finales, sino también con las
publicaciones, pero por qué existe la evaluación por parte de un par. Porque es
la forma de validar lo que va a salir a la luz pública. Si usted hace algo y yo
se lo pongo a una persona que es su par -con el mismo conocimiento y el mismo
nivel y por eso es su par-, cuando esa persona hace la evaluación lo que está
haciendo es validando que ese es un producto que aporta al conocimiento
existente o un producto que resuelve un problema existente. Por eso es que
tenemos que mantener el sistema de evaluación por parte de pares. Si no lo
tenemos, resultamos los que administramos la investigación publicando cualquier
cosa, y eso no lo podemos permitir porque además hay recursos comprometidos.
Entonces nada sacan con publicar opiniones en El Colombiano, por ejemplo, y no en
publicaciones que estén indexadas.
Es que eso queda
como un comentario que se hace en una cafetería por cualquier persona. Una
persona que no tiene formación puede decir cualquier cosa sobre el presidente,
pero la diferencia a cuando se trata de una investigación es bien amplia. Así
que cuando yo escojo a esta persona que tiene un conocimiento previo y un rigor
metodológico para poder afirmar lo que está afirmando, debo ponérselo primero
en conocimiento de otro que me diga si es cierto o no. Es que corre uno más
riesgo cuando publica sin evaluar que evaluando, porque puedo estar diciendo
muchas mentiras o estar parado en unos conceptos que ya están revaluados o no
tienen aplicación, y eso me lo puede hacer ver el par.
Y de paso le evita el ridículo.
Claro, evito más
el ridículo para el profesor si paro una publicación con base en una evaluación
que descalifica lo de él, a que si yo obvio la evaluación y publico lo que él
me está diciendo. Uno como administrador de la investigación y de las publicaciones
no se las sabe todas, por eso hay que ponerlo en manos de un par.
Otro golpe bajo que usted lanzó ante el auditorio es
la advertencia de que si una vez pasados cinco años de la publicación del
libro, nadie lo cita, el investigador no existe así se haya gastado toda su
vida en la investigación.
Desafortunadamente
la producción en investigación tiene indicadores que son muy fuertes, y eso
obedece a sistemas internacionales. Colciencias no es el malo, así todo el
mundo le eche la culpa, y Colciencias lo que está haciendo es coger los
parámetros internacionales y bajarlos al contexto nacional. Cuando lo hace no
es para complicar la vida sino para normalizar lo que todos hacemos. Una de
esas exigencias es la citación de las publicaciones, equivalente al factor de
impacto. ¿Cómo se le mide el impacto a un libro o un artículo? A través de las
citaciones y es el mejor sistema que hasta ahora se conoce, así tenga el
defecto de que yo puedo citar muchas veces a una persona para señalar que lo
que está diciendo no sirve y sin embargo tiene una muy alta citación. Lo cierto
es que si usted saca un libro, se da un tiempo para que la gente lo lea y lo
empiece a citar, pero si lo leyeron y no lo citaron, entonces lo que está
diciendo es que lo que el libro está diciendo no es relevante.
¿Cómo determina si un investigador es excelente o un
‘encantador de serpientes’?
Hay varias
formas: revisando la seriedad con la cual asume el rol de investigador, la
calidad de los informes que presenta, la ejecución del cronograma, el tipo de
productos que está sacando, la forma como dialoga con los estudiantes, como se
comunica con otros pares investigadores, las redes que logra generar, la
cooperación que traer, así como los problemas que acoge desde su investigación
y su aporte social. No siempre el mejor investigador es el que más productos o
libros tiene; ése es el que más indicadores puede tener, pero el mejor es el
que combina todos esos elementos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario