Entrevista al sacerdote que ha liderado la defensa del medio ambiente y los
Yanacocha (Laguna
Negra) ha sido la maldición para los habitantes de Cajamarca y el negocio de su
vida para los propietarios, uno de los cuales es el Banco Mundial por
intermedio de la Corporación Financiera
Internacional (5%), como sucede en el Páramo de Santurbán y
la minera canadiense Greystar (Estrella Gris).
El yacimiento
ubicado en los andes peruanos está compuesto por cinco minas a cielo abierto
(utilizando el mismo método que planeaba Greystar en Santander), y produciendo
en un año como 2005 más de 3,3 millones de onzas de oro, metal que hace una
semana (julio de 2011) alcanzó el precio récord de 1.628 dólares (3,2 millones de pesos) por
onza debido al nerviosismo mundial producido por la crisis económica en Estados
Unidos.
Un complejo minero
de 26.000 hectáreas ,
donde se remueven cada día 600.000 toneladas de tierra y se gastan 17 millones
de metros cúbicos de agua, más del doble de lo que requieren los 150.000
habitantes de la ciudad de Cajamarca.
En medio de ese
paraíso -o de ese infierno-, está la figura del sacerdote Marco Antonio Arana
Zegarra, quien con su ong Grufides (Grupo de Formación e Intervención para el
Desarrollo Sostenible) ha asumido el liderazgo de los campesinos e indígenas, y
ha tenido que verse la cara con los directivos de Newmont Mining Corporation y la
Compañía de Minas Buenaventura en un país que apenas se repone de la dictadura
del condenado Alberto Fujimori y su cómplice Vladimiro Montesinos, ex abogado
del narcotraficante colombiano Evaristo Porras.
Diálogo con este hombre que acaba de ganar en Berlín (Alemania) el
Premio ‘Cinema for Peace’, reservado a protagonistas de documentales
relacionados con la defensa de
los derechos humanos, por su testimonio en ‘Operación
Diablo’, video de una hora que evidencia el espionaje y acoso del que fueran
blanco él y varios de sus colaboradores por parte de la empresa de seguridad
privada Forza, financiada por la minera Yanacocha.
La prensa amarillista de Perú lo llamó a usted el ‘cura
rojo’. ¿Usted es aliado de Sendero Luminoso? ¿Enemigo de las mineras
multinacionales? ¿Para qué defender el medio ambiente y los derechos humanos si es
más cómodo quedarse callado? ¿Qué lo motiva a dar esta batalla en la que lleva
20 años?
En primer lugar,
uno tiene que querer vivir en paz con su propia conciencia. La vida no tiene
precio, el agua no tiene precio, y hay que vivir de conformidad con esos
principios y esos valores. Cuando comencé a trabajar el tema de la defensa de
la tierra y del agua de los campesinos, la empresa minera muy pronto apareció
en mi parroquia para ofrecernos dinero para mejorar la iglesia y construir el
colegio parroquial; nosotros le dijimos que primero tenía que resolver sus
problemas de derechos
humanos con la comunidad. Eso los irritó mucho y por eso las
primeras amenazas de muerte que recibí de parte de la empresa fueron cuando
rechazamos que la parroquia recibiera dinero de la empresa. Posteriormente
cuando creamos la organización no gubernamental Grufides, la empresa intentó
volverla su aliada. Ellos decían que tenían que ser socios estratégicos y nos
propusieron trabajar juntos. Recuerdo incluso la conversación con un
funcionario que me llegó a decir que con lo que podría Yanacocha de mi salario
mensual, alcanzaría para pagar a todo el personal de mi organización, así que
no fuéramos tontos y que no perdiéramos la ocasión. Al no haber
aceptado la corrupción, la ayuda entre comillas que ellos ofrecían, la empresa
decidió iniciar una guerra mediática contra nosotros y de hecho el haber
protegido las tierras llevó a que ellos tuvieran que pagar reparaciones por las
tierras que habían afectado, los precios de las tierras subieron, ha llevado a
que por ejemplo el proyecto Cerro Quilish no se explotara y éste tiene 4,2
millones de onzas de oro. Entonces es evidente que lo que colisionaba con ellos
era el bolsillo y cuando el bolsillo de una empresa de ese tamaño está en
juego, van a llamarnos ‘terroristas’, ‘ecoterroristas’, ‘enemigos de la
inversión privada’, ‘enemigos del desarrollo’, ‘marcha de cuatro gatos
manipulados por ambientalistas’, etcétera, y ese tipo de presión la hemos
recibido siempre y aún ahora todavía hay medios incluso de circulación nacional
que dicen que estamos aliados a Sendero Luminoso, pero en realidad esta es una
lucha por la defensa de la vida.
¿Usted es un cura loquito? ¿La Iglesia Católica
lo respalda o por eso fue que lo llamaron a Roma para reconvenirlo? ¿El
cardenal Juan Luis Cipriani, de quien el nobel Mario Vargas Llosa dice que
‘guardó silencio frente a los crímenes de Alberto Fujimori’, está de su lado?
Yo me ordené bajo
el ejemplo y el testimonio de un santo obispo muy comprometido con los
campesinos, que era monseñor (José Antonio) Dammert Bellido, y aprendí de él
además que el evangelio no es solamente evangelio para predicar en la sacristía
y el templo, sino sobre todo el evangelio que se anuncia en la vida cotidiana y
que como dice en la carta del apóstol Santiago, según la cual quien dice que
ama a Dios a quien no ve y no ama a sus hermanos a quienes sí ve, es un
mentiroso. Yo entendí que la evangelización era vivir el evangelio. Eso me ha
traído varios problemas, porque desgraciadamente mi obispo ya estaba viejo, lo
cambiaron, y el nuevo obispo (José Carmelo Martínez Lázaro) que vino lo primero
que hizo fue suscribir un convenio con la empresa minera y ahora mi diócesis
recibe desde 1997 la suma de 140 mil dólares anuales de la empresa minera.
Comprenderá usted de qué lado y cómo el obispo aborda los temas.
Desgraciadamente a pesar del rechazo que la mayoría de sacerdotes le hemos
presentado al obispo, él sigue recibiendo el dinero de la empresa minera, y de
otro lado hay un problema relacionado con que el mismo obispo forma parte del
grupo de inversiones sociales de la minera. Él preside lo que se llama el Fondo
de Solidaridad Minero, que es una especie de limosna que ellos pagan para obras
de desarrollo. Eso ha llevado a que haya complicaciones con el obispo local, y
el cardenal Cipriani, que no tendría porqué haberse metido, es un personaje
sumamente controvertido y fue quien trabajó de la mano con Fujimori, que
justificó la persecución a los organismos de derechos humanos y es
célebre su frase de que ‘los derechos humanos son una cojudez’, mientras que yo
soy Premio Nacional de Derechos Humanos. Entonces está claro de dónde vienen
las tensiones entre varios sacerdotes que como yo defendemos la vida y los derechos humanos , y un
obispo que como en el caso del cardenal tiene vínculos muy poderosos con el
poder político y de un obispo que recibe dinero de una empresa minera.
Y de paso miembro del Opus Dei.
El cardenal de Lima
sí pertenece al Opus Dei (orden fundada por el español José María Escrivá de
Balaguer) y ahora ha sido severamente cuestionado por apoyar a la hija de
Fujimori (Keiko Fujimori) en la campaña presidencial. Desgraciadamente para él
no ganó su candidata y ha ganado un presidente (teniente coronel (r) Ollanta
Humala Tasso) que ha ofrecido cambios, y en realidad será irónico ver cómo en
la misa del 28 de julio qué le dirá el cardenal al presidente electo. Vamos a
ver qué ocurre, pero menos mal que hay gruesos sectores de la iglesia
comprometidos con la defensa del agua y de la tierra de las comunidades
campesinas.
Usted estuvo en Denver (Colorado) hablando con los
directivos de la
empresa Newmont. ¿Lo escucharon y comprendieron su mensaje?
¿O es que multinacionales mineras como
Newmont y en el caso de Colombia la canadiense Greystar
son sordas?
Es un problema más
que de sordera, de desprecio por la vida de las poblaciones locales. Ese
desprecio es tan grave que por ejemplo el primer estudio de impacto ambiental
de Yanacocha en 1993, fue presentado en inglés en un hotel de lujo en
Cajamarca. Resulta que en nuestra tierra teníamos que escuchar la sustentación
de un estudio hecha en un idioma no nacional y para la que habían invitado a
muy poca gente. Por supuesto que no se entendía nada. Pero no creo que sea un
problema de limitación física, sino de codicia en términos éticos y es un
problema de abuso en términos de derechos humanos. He ido tres veces a reunirme
con la junta de accionistas de Newmont y en el primer año me dijeron que no
había problemas de agua, por lo que les dije que me lo firmaran por escrito que
no los había. Les dije que si lo hacían me iría tranquilo, pero haríamos una
evaluación de qué ha pasado con el agua, y si ustedes firman que no hay
problemas con el agua vamos a entablarles una demanda en una corte
estadounidense. Por supuesto nunca quisieron firmar nada. El segundo año que
fui me dijeron: ‘no se preocupe padre, vamos a hacer algo para mejorar el
agua’, y lo que han hecho es empezar a construir represas en vez de dejar
intactas las zonas de producción de agua. Es decir, es su solución, no la que
queremos y necesitamos. La tercera vez que fui discutimos sobre el tema de los
salarios de los trabajadores. ¿Por qué no le pagan lo mismo a los trabajadores
mineros peruanos que lo que le pagan a un trabajador en sus minas en los
Estados Unidos? Lo que me dijeron es que les sorprendía que yo, un cura que
defiendo a los pobres, quiera que les suban los sueldos a los trabajadores
mineros porque si eso ocurría iban a subir los precios en mi ciudad por la
mayor capacidad de gasto de los trabajadores mineros, y que eso afectaría a los
más pobres. En otras palabras me dijeron que no les pagaban más a los
trabajadores en Perú para no afectar más a los pobres de Cajamarca. Hay un tipo
de soluciones y de respuestas que no es por sordera, porque escuchan demasiado
bien, sino es porque fundamentalmente no les importa la vida de la población,
porque saben que su actividad va a durar un tiempo y van a irse pronto.
Un portavoz de Greystar dijo en su momento que podía
asegurar que habría cero accidentes con cianuro sódico en su Proyecto Angostura
de minería a cielo abierto en el Páramo de Santurbán. ¿Con su experiencia de
Yanacocha esto es posible?
No. Una afirmación
de ese tipo es una afirmación temeraria. Yanacocha ha certificado con la norma ISO que tiene cero
accidentes entre sus trabajadores y además recibe premios. ¿Cómo hacen la
contabilidad? Lo hacen sobre los trabajadores de planta y la mayor parte no son
trabajadores de planta, sino eventuales, contratados por unos meses y luego los
despiden. Así que por ejemplo cuando se accidenta un trabajador de una empresa
de servicios, no lo cuentan como accidente de la minera porque es el accidente
de la empresa que contrataron. Así bajan el número de accidentes.
Ellos dicen que
nadie se ha muerto por cianuro. Es verdad, a pesar de que conozco denuncias de
trabajadores de que han tenido procesos de cianosis (problemas respiratorios
por el cianuro), fueron atendidos oportunamente. El problema no es que los mate
directamente el cianuro, y esto hay que preguntárselo a Yanacocha, sino qué
pasa con el índice de trabajadores que tienen por ejemplo enfermedades raras
como el Guillain-Barré (trastorno autoinmunitario del cuerpo que se ataca a sí
mismo) que es provocado, entre otras causas, por la exposición a metales
pesados y lo que hace el cianuro es concentrar los metales pesados. El cianuro
no solo atrapa el oro y la plata, sino también el cromo 4, el arsénico y el
manganeso, entonces hay un conjunto de procesos que no tienen inmediatamente la
reacción respira cianuro-muere, pero hay el tipo de enfermedades extrañas que
aparecen entre sus trabajadores. De otro lado, no hay que olvidar que cuando
hay exposición a sustancias altamente tóxicas las enfermedades que no aparecen en
una generación, pueden aparecer en dos o tres, y las pruebas en la industria
son clarísimas. Si uno mira lo que ha pasado en juicios famosos contra Citröen
o Renault por contaminación de sus propios trabajadores, ni qué decir entonces
en una industria como la minera que trabaja con sustancias químicas altamente
peligrosas como el cianuro. Esto es parte de un cinismo por el cual ellos dicen
que habrá cero accidentes. Lo mismo nos dijeron en nuestra región y no solo hay
estos problemas, sino que además en el año 2000 tuvieron el derrame de
mercurio, que afectó a 1.200 personas que hasta ahora sufren las consecuencias
del derrame de mercurio, y ellos dicen que ‘el accidente no lo causamos
nosotros’, sino la empresa de transportes…
Una de las estrategias de Yanacocha ha sido ‘estimular’ y
ablandar a los medios de comunicación dándoles publicidad y así lograr que
hablen a su favor. ¿Cuál es el papel que deben jugar los periodistas en casos
como este en que se mezclan la ‘verdad absoluta’ de una multinacional, el
silencio de autoridades ambientales y la falta de compromiso de gremios,
autoridades y dirigentes políticos, salvo contadas excepciones?
Las empresas
mineras tienen muchos mecanismos. En algunos casos han sido directamente
comprar a los comunicadores. Por ejemplo, hay varios que eran críticos
furibundos de la minera y ahora son los responsables de su equipo de
comunicaciones. Hay otros que reciben avisaje (pauta) volviéndose complacientes
y aduladores de la minera, y cuando no lo reciben se tornan críticos. Eso es
una constante en nuestro continente. Menos mal que no son todos los
periodistas, pero por lo menos en mi ciudad de largo excede el 90 por ciento. Y
con las empresas grandes de comunicaciones en Lima, como pasa con el grupo El Comercio que es el principal
periódico del Perú, es accionista de Graña y Montero (GyM), que es una de las
empresas más grandes de mi país para darles servicios a las mineras. No es que
el periódico se venda; lo que pasa es que los dueños del periódico defienden su
negocio. Uno de sus negocios es el periódico, pero otro es la compañía
constructora de mineras, así que ni siquiera se hacen problema ético porque
están haciendo negocios.
Hay sin embargo un
rol fundamental de los
medios de comunicación. Recordemos que las poblaciones
afectadas por minería suelen ser poblaciones pobres, fragmentadas y en zonas
aisladas, sin infraestructura y sin acceso a los medios, entonces el rol de los
periodistas no es volverse simplemente críticos de la minería; su papel es escuchar
los dos lados y plantear las noticias en el momento que ocurran. También hay
periodistas que se han ganado la confianza de los campesinos y cuando sucede la
muerte de peces, la contaminación de los ríos o un conflicto social por trabajo
con la minería, llaman directamente a la prensa o a mi organización. Nosotros
verificamos que la información sea cierta, y buscamos que haya material gráfico
o videos.
La prensa puede ser
la diferencia entre el crimen y la observancia de la ley. Si el periodista
apaña, se hace de la vista gorda, no escucha a la población o no revisa y
contrasta fuentes, escuchando solamente a la empresa minera, lo que puede ser
es que se volverá cómplice no solo de un delito ecológico sino de vulneración de los derechos humanos.
Si hace lo que tiene que hacer, será un periodista que pueda vivir en paz con
su conciencia y además haber contribuido a una causa justa.
En Perú hay
periodistas enjuiciados y algunos que fueron más allá e hicieron un reportaje
llamado ‘La red del terror’, con el que acusaban a tres obispos de estar
conectados con Hugo Chávez, las Farc y Fidel Castro para oponerse a la
actividad minera. Los jesuitas entablaron una demanda al canal 5 y a su
programa Panorama. El juicio demoró dos años y el juez falló a favor de los
jesuitas con una multa de dos mil soles… más caro el juicio, pero el daño
estaba hecho, no tanto para los jesuitas sino para la credibilidad de la prensa. La población
sabe qué periodista dice la verdad y cuál es el que miente.
Dice usted que no tiene fórmulas y que son los habitantes
de California, Vetas, Matanza, Cúcuta y Bucaramanga, entre otros municipios,
quienes deben evitar que Santurbán se vuelva otro Yanacocha. ¿Pero qué tienen que hacer?
En primer lugar
tienen que informarse bien. No basta con la información que reciban del
Gobierno o con la que reciban de la empresa minera. Hay mucha información
internacional disponible a través de Internet. Luego tienen que generar niveles
de divulgación de esa información, porque a veces llega sólo a unos pocos. En
mi región lo que hemos hecho es que cuando la información es muy complicada y
la población es analfabeta o campesina la hemos tenido que traducir a lenguaje
sencillo, a veces en pocas frases o con herramientas de educación popular, y
eso es lo que no nos perdona la
minera. En tercer lugar, tienen que organizarse. Es muy
importante evitar que la minería siembre la división entre las poblaciones o
que corrompa a los dirigentes. Además tienen que conectarse con un conjunto de
redes que a nivel internacional, incluido el propio Canadá, vienen sufriendo
los impactos negativos de la actividad minera. Sobre esa base además tienen que
desarrollar un conjunto de organizaciones que ojalá sean universidades, aunque
a veces las universidades también se dejan corromper porque firman convenios
con las mineras, pero conseguir científicos reconocidos en el país que no
tengan precio y que hagan las cosas porque consideran que es su deber moral y
hacer un monitoreo amplio de las actividades de la minera. Luego se
deben generar alternativas de desarrollo y que el Estado haga presencia pero no
como lo hace en el Perú con la policía antimotines para romperle la cabeza a la
gente y reprimirla. El Estado tiene que aparecer para defender los derechos de la población. Pero
debe haber políticas de fomento como la experiencia de los jesuitas con su
Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena, que han hecho que muchos campesinos
se conviertan en productores de cacao y caucho, que saneen sus títulos de
propiedad para que luego no se los arrebaten o que desarrollen transferencia
tecnológica y una política de créditos para actividades ecológicamente
sostenibles. En el Páramo de Santurbán ustedes tendrían que ir hacia un proceso
de protección de las aguas y ojalá incluso comenzar a incluirlo dentro del
circuito turístico. Recordemos que uno de los grandes problemas del cambio
climático será la escasez de agua dulce, entonces cómo convertir eso no en una
dificultad sino en un activo tanto económico como ambiental. Hay otras formas
de desarrollo que están ligadas a la seguridad alimentaria, a los
‘agrobionegocios’, a la producción asociativa de pequeña y mediana escala,
entonces por qué optar por un desarrollo de minería a gran escala destruyendo
las aguas, corrompiendo autoridades y acabando el tejido social, cuando en
realidad Colombia podría optar por desarrollos económicos alternativos.
¿Qué acallará a Marco Arana?
Una persona que ama
la vida lo que puede aspirar es a morir en paz con su conciencia el día que le
toque. No hay que tener temor de defender la vida. Si de algo debemos
tener temor es de vender la conciencia, de hipotecar la vida por un puñado de
dinero. Yo aspiro a que mi región viva en paz, que las aguas que están
defendiendo los campesinos permanezcan para que las puedan ver las generaciones
que vienen detrás y que no haya más estragos de los que tenemos actualmente. A
lo mejor que puede aspirar un hombre es a vivir en paz con su conciencia y
ciertamente a vivir en paz con Dios que nos pedirá cuentas.
Invitado por la
parlamentaria andina, Gloria Flórez Schneider, el cura peruano Marco Antonio
Arana Zegarra, estuvo en Bucaramanga en julio de 2011 compartiendo con defensores del medio
ambiente la experiencia de la
mina Yanacocha y advirtiendo lo que puede suceder en el
Páramo de Santurbán si no se le declara cuanto antes Parque Natural.
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