sábado, 15 de diciembre de 2012

El diablo de Yanacocha



Entrevista al sacerdote que ha liderado la defensa del medio ambiente y los derechos humanos en el noroeste del Perú, donde está la mina de oro más grande Suramérica y la segunda nivel mundial, por lo cual ha sido espiado y amenazado de muerte. Por más que lo han intentado satanizar, Marco Arana sigue adelante así le hayan matado a varios de sus colaboradores.
Yanacocha (Laguna Negra) ha sido la maldición para los habitantes de Cajamarca y el negocio de su vida para los propietarios, uno de los cuales es el Banco Mundial por intermedio de la Corporación Financiera Internacional (5%), como sucede en el Páramo de Santurbán y la minera canadiense Greystar (Estrella Gris).

El yacimiento ubicado en los andes peruanos está compuesto por cinco minas a cielo abierto (utilizando el mismo método que planeaba Greystar en Santander), y produciendo en un año como 2005 más de 3,3 millones de onzas de oro, metal que hace una semana (julio de 2011) alcanzó el precio récord de 1.628 dólares (3,2 millones de pesos) por onza debido al nerviosismo mundial producido por la crisis económica en Estados Unidos.

Un complejo minero de 26.000 hectáreas, donde se remueven cada día 600.000 toneladas de tierra y se gastan 17 millones de metros cúbicos de agua, más del doble de lo que requieren los 150.000 habitantes de la ciudad de Cajamarca.

En medio de ese paraíso -o de ese infierno-, está la figura del sacerdote Marco Antonio Arana Zegarra, quien con su ong Grufides (Grupo de Formación e Intervención para el Desarrollo Sostenible) ha asumido el liderazgo de los campesinos e indígenas, y ha tenido que verse la cara con los directivos de Newmont Mining Corporation y la Compañía de Minas Buenaventura en un país que apenas se repone de la dictadura del condenado Alberto Fujimori y su cómplice Vladimiro Montesinos, ex abogado del narcotraficante colombiano Evaristo Porras.

Diálogo con este hombre que acaba de ganar en Berlín (Alemania) el Premio ‘Cinema for Peace’, reservado a protagonistas de documentales relacionados con la defensa de los derechos humanos, por su testimonio en ‘Operación Diablo’, video de una hora que evidencia el espionaje y acoso del que fueran blanco él y varios de sus colaboradores por parte de la empresa de seguridad privada Forza, financiada por la minera Yanacocha.

La prensa amarillista de Perú lo llamó a usted el ‘cura rojo’. ¿Usted es aliado de Sendero Luminoso? ¿Enemigo de las mineras multinacionales? ¿Para qué defender el medio ambiente y los derechos humanos si es más cómodo quedarse callado? ¿Qué lo motiva a dar esta batalla en la que lleva 20 años?

En primer lugar, uno tiene que querer vivir en paz con su propia conciencia. La vida no tiene precio, el agua no tiene precio, y hay que vivir de conformidad con esos principios y esos valores. Cuando comencé a trabajar el tema de la defensa de la tierra y del agua de los campesinos, la empresa minera muy pronto apareció en mi parroquia para ofrecernos dinero para mejorar la iglesia y construir el colegio parroquial; nosotros le dijimos que primero tenía que resolver sus problemas de derechos humanos con la comunidad. Eso los irritó mucho y por eso las primeras amenazas de muerte que recibí de parte de la empresa fueron cuando rechazamos que la parroquia recibiera dinero de la empresa. Posteriormente cuando creamos la organización no gubernamental Grufides, la empresa intentó volverla su aliada. Ellos decían que tenían que ser socios estratégicos y nos propusieron trabajar juntos. Recuerdo incluso la conversación con un funcionario que me llegó a decir que con lo que podría Yanacocha de mi salario mensual, alcanzaría para pagar a todo el personal de mi organización, así que no fuéramos tontos y que no perdiéramos la ocasión. Al no haber aceptado la corrupción, la ayuda entre comillas que ellos ofrecían, la empresa decidió iniciar una guerra mediática contra nosotros y de hecho el haber protegido las tierras llevó a que ellos tuvieran que pagar reparaciones por las tierras que habían afectado, los precios de las tierras subieron, ha llevado a que por ejemplo el proyecto Cerro Quilish no se explotara y éste tiene 4,2 millones de onzas de oro. Entonces es evidente que lo que colisionaba con ellos era el bolsillo y cuando el bolsillo de una empresa de ese tamaño está en juego, van a llamarnos ‘terroristas’, ‘ecoterroristas’, ‘enemigos de la inversión privada’, ‘enemigos del desarrollo’, ‘marcha de cuatro gatos manipulados por ambientalistas’, etcétera, y ese tipo de presión la hemos recibido siempre y aún ahora todavía hay medios incluso de circulación nacional que dicen que estamos aliados a Sendero Luminoso, pero en realidad esta es una lucha por la defensa de la vida.

¿Usted es un cura loquito? ¿La Iglesia Católica lo respalda o por eso fue que lo llamaron a Roma para reconvenirlo? ¿El cardenal Juan Luis Cipriani, de quien el nobel Mario Vargas Llosa dice que ‘guardó silencio frente a los crímenes de Alberto Fujimori’, está de su lado?

Yo me ordené bajo el ejemplo y el testimonio de un santo obispo muy comprometido con los campesinos, que era monseñor (José Antonio) Dammert Bellido, y aprendí de él además que el evangelio no es solamente evangelio para predicar en la sacristía y el templo, sino sobre todo el evangelio que se anuncia en la vida cotidiana y que como dice en la carta del apóstol Santiago, según la cual quien dice que ama a Dios a quien no ve y no ama a sus hermanos a quienes sí ve, es un mentiroso. Yo entendí que la evangelización era vivir el evangelio. Eso me ha traído varios problemas, porque desgraciadamente mi obispo ya estaba viejo, lo cambiaron, y el nuevo obispo (José Carmelo Martínez Lázaro) que vino lo primero que hizo fue suscribir un convenio con la empresa minera y ahora mi diócesis recibe desde 1997 la suma de 140 mil dólares anuales de la empresa minera. Comprenderá usted de qué lado y cómo el obispo aborda los temas. Desgraciadamente a pesar del rechazo que la mayoría de sacerdotes le hemos presentado al obispo, él sigue recibiendo el dinero de la empresa minera, y de otro lado hay un problema relacionado con que el mismo obispo forma parte del grupo de inversiones sociales de la minera. Él preside lo que se llama el Fondo de Solidaridad Minero, que es una especie de limosna que ellos pagan para obras de desarrollo. Eso ha llevado a que haya complicaciones con el obispo local, y el cardenal Cipriani, que no tendría porqué haberse metido, es un personaje sumamente controvertido y fue quien trabajó de la mano con Fujimori, que justificó la persecución a los organismos de derechos humanos y es célebre su frase de que ‘los derechos humanos son una cojudez’, mientras que yo soy Premio Nacional de Derechos Humanos. Entonces está claro de dónde vienen las tensiones entre varios sacerdotes que como yo defendemos la vida y los derechos humanos, y un obispo que como en el caso del cardenal tiene vínculos muy poderosos con el poder político y de un obispo que recibe dinero de una empresa minera.

Y de paso miembro del Opus Dei.

El cardenal de Lima sí pertenece al Opus Dei (orden fundada por el español José María Escrivá de Balaguer) y ahora ha sido severamente cuestionado por apoyar a la hija de Fujimori (Keiko Fujimori) en la campaña presidencial. Desgraciadamente para él no ganó su candidata y ha ganado un presidente (teniente coronel (r) Ollanta Humala Tasso) que ha ofrecido cambios, y en realidad será irónico ver cómo en la misa del 28 de julio qué le dirá el cardenal al presidente electo. Vamos a ver qué ocurre, pero menos mal que hay gruesos sectores de la iglesia comprometidos con la defensa del agua y de la tierra de las comunidades campesinas.

Usted estuvo en Denver (Colorado) hablando con los directivos de la empresa Newmont. ¿Lo escucharon y comprendieron su mensaje? ¿O es que  multinacionales mineras como Newmont y en el caso de Colombia la canadiense Greystar son sordas?

Es un problema más que de sordera, de desprecio por la vida de las poblaciones locales. Ese desprecio es tan grave que por ejemplo el primer estudio de impacto ambiental de Yanacocha en 1993, fue presentado en inglés en un hotel de lujo en Cajamarca. Resulta que en nuestra tierra teníamos que escuchar la sustentación de un estudio hecha en un idioma no nacional y para la que habían invitado a muy poca gente. Por supuesto que no se entendía nada. Pero no creo que sea un problema de limitación física, sino de codicia en términos éticos y es un problema de abuso en términos de derechos humanos. He ido tres veces a reunirme con la junta de accionistas de Newmont y en el primer año me dijeron que no había problemas de agua, por lo que les dije que me lo firmaran por escrito que no los había. Les dije que si lo hacían me iría tranquilo, pero haríamos una evaluación de qué ha pasado con el agua, y si ustedes firman que no hay problemas con el agua vamos a entablarles una demanda en una corte estadounidense. Por supuesto nunca quisieron firmar nada. El segundo año que fui me dijeron: ‘no se preocupe padre, vamos a hacer algo para mejorar el agua’, y lo que han hecho es empezar a construir represas en vez de dejar intactas las zonas de producción de agua. Es decir, es su solución, no la que queremos y necesitamos. La tercera vez que fui discutimos sobre el tema de los salarios de los trabajadores. ¿Por qué no le pagan lo mismo a los trabajadores mineros peruanos que lo que le pagan a un trabajador en sus minas en los Estados Unidos? Lo que me dijeron es que les sorprendía que yo, un cura que defiendo a los pobres, quiera que les suban los sueldos a los trabajadores mineros porque si eso ocurría iban a subir los precios en mi ciudad por la mayor capacidad de gasto de los trabajadores mineros, y que eso afectaría a los más pobres. En otras palabras me dijeron que no les pagaban más a los trabajadores en Perú para no afectar más a los pobres de Cajamarca. Hay un tipo de soluciones y de respuestas que no es por sordera, porque escuchan demasiado bien, sino es porque fundamentalmente no les importa la vida de la población, porque saben que su actividad va a durar un tiempo y van a irse pronto.

Un portavoz de Greystar dijo en su momento que podía asegurar que habría cero accidentes con cianuro sódico en su Proyecto Angostura de minería a cielo abierto en el Páramo de Santurbán. ¿Con su experiencia de Yanacocha esto es posible?

No. Una afirmación de ese tipo es una afirmación temeraria. Yanacocha ha certificado con la norma ISO que tiene cero accidentes entre sus trabajadores y además recibe premios. ¿Cómo hacen la contabilidad? Lo hacen sobre los trabajadores de planta y la mayor parte no son trabajadores de planta, sino eventuales, contratados por unos meses y luego los despiden. Así que por ejemplo cuando se accidenta un trabajador de una empresa de servicios, no lo cuentan como accidente de la minera porque es el accidente de la empresa que contrataron. Así bajan el número de accidentes.

Ellos dicen que nadie se ha muerto por cianuro. Es verdad, a pesar de que conozco denuncias de trabajadores de que han tenido procesos de cianosis (problemas respiratorios por el cianuro), fueron atendidos oportunamente. El problema no es que los mate directamente el cianuro, y esto hay que preguntárselo a Yanacocha, sino qué pasa con el índice de trabajadores que tienen por ejemplo enfermedades raras como el Guillain-Barré (trastorno autoinmunitario del cuerpo que se ataca a sí mismo) que es provocado, entre otras causas, por la exposición a metales pesados y lo que hace el cianuro es concentrar los metales pesados. El cianuro no solo atrapa el oro y la plata, sino también el cromo 4, el arsénico y el manganeso, entonces hay un conjunto de procesos que no tienen inmediatamente la reacción respira cianuro-muere, pero hay el tipo de enfermedades extrañas que aparecen entre sus trabajadores. De otro lado, no hay que olvidar que cuando hay exposición a sustancias altamente tóxicas las enfermedades que no aparecen en una generación, pueden aparecer en dos o tres, y las pruebas en la industria son clarísimas. Si uno mira lo que ha pasado en juicios famosos contra Citröen o Renault por contaminación de sus propios trabajadores, ni qué decir entonces en una industria como la minera que trabaja con sustancias químicas altamente peligrosas como el cianuro. Esto es parte de un cinismo por el cual ellos dicen que habrá cero accidentes. Lo mismo nos dijeron en nuestra región y no solo hay estos problemas, sino que además en el año 2000 tuvieron el derrame de mercurio, que afectó a 1.200 personas que hasta ahora sufren las consecuencias del derrame de mercurio, y ellos dicen que ‘el accidente no lo causamos nosotros’, sino la empresa de transportes…

Una de las estrategias de Yanacocha ha sido ‘estimular’ y ablandar a los medios de comunicación dándoles publicidad y así lograr que hablen a su favor. ¿Cuál es el papel que deben jugar los periodistas en casos como este en que se mezclan la ‘verdad absoluta’ de una multinacional, el silencio de autoridades ambientales y la falta de compromiso de gremios, autoridades y dirigentes políticos, salvo contadas excepciones?

Las empresas mineras tienen muchos mecanismos. En algunos casos han sido directamente comprar a los comunicadores. Por ejemplo, hay varios que eran críticos furibundos de la minera y ahora son los responsables de su equipo de comunicaciones. Hay otros que reciben avisaje (pauta) volviéndose complacientes y aduladores de la minera, y cuando no lo reciben se tornan críticos. Eso es una constante en nuestro continente. Menos mal que no son todos los periodistas, pero por lo menos en mi ciudad de largo excede el 90 por ciento. Y con las empresas grandes de comunicaciones en Lima, como pasa con el grupo El Comercio que es el principal periódico del Perú, es accionista de Graña y Montero (GyM), que es una de las empresas más grandes de mi país para darles servicios a las mineras. No es que el periódico se venda; lo que pasa es que los dueños del periódico defienden su negocio. Uno de sus negocios es el periódico, pero otro es la compañía constructora de mineras, así que ni siquiera se hacen problema ético porque están haciendo negocios.

Hay sin embargo un rol fundamental de los medios de comunicación. Recordemos que las poblaciones afectadas por minería suelen ser poblaciones pobres, fragmentadas y en zonas aisladas, sin infraestructura y sin acceso a los medios, entonces el rol de los periodistas no es volverse simplemente críticos de la minería; su papel es escuchar los dos lados y plantear las noticias en el momento que ocurran. También hay periodistas que se han ganado la confianza de los campesinos y cuando sucede la muerte de peces, la contaminación de los ríos o un conflicto social por trabajo con la minería, llaman directamente a la prensa o a mi organización. Nosotros verificamos que la información sea cierta, y buscamos que haya material gráfico o videos.

La prensa puede ser la diferencia entre el crimen y la observancia de la ley. Si el periodista apaña, se hace de la vista gorda, no escucha a la población o no revisa y contrasta fuentes, escuchando solamente a la empresa minera, lo que puede ser es que se volverá cómplice no solo de un delito ecológico sino de vulneración de los derechos humanos. Si hace lo que tiene que hacer, será un periodista que pueda vivir en paz con su conciencia y además haber contribuido a una causa justa.

En Perú hay periodistas enjuiciados y algunos que fueron más allá e hicieron un reportaje llamado ‘La red del terror’, con el que acusaban a tres obispos de estar conectados con Hugo Chávez, las Farc y Fidel Castro para oponerse a la actividad minera. Los jesuitas entablaron una demanda al canal 5 y a su programa Panorama. El juicio demoró dos años y el juez falló a favor de los jesuitas con una multa de dos mil soles… más caro el juicio, pero el daño estaba hecho, no tanto para los jesuitas sino para la credibilidad de la prensa. La población sabe qué periodista dice la verdad y cuál es el que miente.

Dice usted que no tiene fórmulas y que son los habitantes de California, Vetas, Matanza, Cúcuta y Bucaramanga, entre otros municipios, quienes deben evitar que Santurbán se vuelva otro Yanacocha. ¿Pero qué tienen que hacer?

En primer lugar tienen que informarse bien. No basta con la información que reciban del Gobierno o con la que reciban de la empresa minera. Hay mucha información internacional disponible a través de Internet. Luego tienen que generar niveles de divulgación de esa información, porque a veces llega sólo a unos pocos. En mi región lo que hemos hecho es que cuando la información es muy complicada y la población es analfabeta o campesina la hemos tenido que traducir a lenguaje sencillo, a veces en pocas frases o con herramientas de educación popular, y eso es lo que no nos perdona la minera. En tercer lugar, tienen que organizarse. Es muy importante evitar que la minería siembre la división entre las poblaciones o que corrompa a los dirigentes. Además tienen que conectarse con un conjunto de redes que a nivel internacional, incluido el propio Canadá, vienen sufriendo los impactos negativos de la actividad minera. Sobre esa base además tienen que desarrollar un conjunto de organizaciones que ojalá sean universidades, aunque a veces las universidades también se dejan corromper porque firman convenios con las mineras, pero conseguir científicos reconocidos en el país que no tengan precio y que hagan las cosas porque consideran que es su deber moral y hacer un monitoreo amplio de las actividades de la minera. Luego se deben generar alternativas de desarrollo y que el Estado haga presencia pero no como lo hace en el Perú con la policía antimotines para romperle la cabeza a la gente y reprimirla. El Estado tiene que aparecer para defender los derechos de la población. Pero debe haber políticas de fomento como la experiencia de los jesuitas con su Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena, que han hecho que muchos campesinos se conviertan en productores de cacao y caucho, que saneen sus títulos de propiedad para que luego no se los arrebaten o que desarrollen transferencia tecnológica y una política de créditos para actividades ecológicamente sostenibles. En el Páramo de Santurbán ustedes tendrían que ir hacia un proceso de protección de las aguas y ojalá incluso comenzar a incluirlo dentro del circuito turístico. Recordemos que uno de los grandes problemas del cambio climático será la escasez de agua dulce, entonces cómo convertir eso no en una dificultad sino en un activo tanto económico como ambiental. Hay otras formas de desarrollo que están ligadas a la seguridad alimentaria, a los ‘agrobionegocios’, a la producción asociativa de pequeña y mediana escala, entonces por qué optar por un desarrollo de minería a gran escala destruyendo las aguas, corrompiendo autoridades y acabando el tejido social, cuando en realidad Colombia podría optar por desarrollos económicos alternativos.

¿Qué acallará a Marco Arana?

Una persona que ama la vida lo que puede aspirar es a morir en paz con su conciencia el día que le toque. No hay que tener temor de defender la vida. Si de algo debemos tener temor es de vender la conciencia, de hipotecar la vida por un puñado de dinero. Yo aspiro a que mi región viva en paz, que las aguas que están defendiendo los campesinos permanezcan para que las puedan ver las generaciones que vienen detrás y que no haya más estragos de los que tenemos actualmente. A lo mejor que puede aspirar un hombre es a vivir en paz con su conciencia y ciertamente a vivir en paz con Dios que nos pedirá cuentas.


Invitado por la parlamentaria andina, Gloria Flórez Schneider, el cura peruano Marco Antonio Arana Zegarra, estuvo en Bucaramanga en julio de 2011 compartiendo con defensores del medio ambiente la experiencia de la mina Yanacocha y advirtiendo lo que puede suceder en el Páramo de Santurbán si no se le declara cuanto antes Parque Natural.

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