El investigador español
Manuel Alcántara Sáez se ha especializado en tan cuestionada especie de figuras
públicas. (Segunda parte de la entrevista).
Profesor de la
Maestría en Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Bucaramanga (UNAB),
el investigador español Manuel Alcántara Sáez (Madrid, 1952), no solo aprovechó
su estadía para presentar su más reciente libro “El oficio de político”
(Editorial Tecnos), sino que concedió esta entrevista en la que analiza la
actualidad colombiana y latinoamericana.
¿Política es igual a Corrupción como A + B es igual
a C?
Desgraciadamente
no debería ser así, pero los estudios indican que hay mucho de eso. La política
tiene dos cánceres: uno es no saber incorporar a todo el mundo. Es decir, dejar
excluidos por razón económica, cultural, de sexo, de idioma, etcétera. El
segundo cáncer es permitir la corrupción en sus múltiples formas. Corrupción es
enriquecerse ilícitamente, pero también es nepotismo, también es amiguismo,
también es caciquismo… Y eso es evidentemente un cáncer extremadamente peligroso.
¿Cómo puede alguien llegar al poder sin tener
ninguna experiencia en cargos de elección popular, simplemente porque es pariente
de tal o cual político que fue a parar a la cárcel o está siendo investigado?
¡Eso es
terrible! Ahora, es lícito en el sentido de que los electores los eligen, pero
es dramático y eso habla de una calidad muy baja de la política. Habla de que hay
electores que no están formados, que no están informados o que hay elementos
espurios que entran en la campaña y que uno puede presagiar que hay compra de
votos o que hay fraude directamente. Porque en un escenario de política normal
eso no debería ocurrir nunca que hubiera este tipo de ‘cuerpos ajenos’. Ese es
un elemento muy preocupante de la política: que alguien pueda gobernar como el
Cid Campeador después de muerto, con su sombra. Esa es una mala nota para una
sociedad política.
¿Las ‘rendiciones de cuentas’, los ‘consejos comunitarios’,
los ‘Aló Presidente’, sirven de algo o son una mera patraña populista?
Eso no es
efectivo. Rendición de cuentas es que los políticos publiquen sus ingresos y su
declaración de bienes antes de llegar a un cargo y luego de dejarlo. Rendición
de cuentas es que los políticos cuando son candidatos publiquen quiénes son,
dónde han estudiado, qué han hecho, etcétera. Rendición de cuentas es que los
políticos tengan esos ‘Aló Presidente’ o esos ‘consejos comunitarios’, pero que
verdaderamente sean deliberativos, no en un público cautivo o no en una red
nacional de televisión en donde nadie les puede hacer una pregunta. Establecer
debates y foros ciudadanos con los políticos, por ejemplo en las universidades,
es algo muy positivo que debemos introducir para tener una mejor calidad de la
democracia.
¿Entonces Álvaro Uribe que no ha entregado su
declaración de renta ni la de sus ‘emprendedores hijos, qué?
Pues por
supuesto que se va rajando.
¿Le pasó el cuarto de hora a la izquierda en
Latinoamérica o está en plena ebullición?
¡No! Lo que pasa
es que se ha engrandecido o ampliado demasiado el eco de las victorias de
gobiernos de izquierda. Gobiernos que por cierto son muy diferentes en América
Latina y a veces hemos tendido a meterlos todos en un mismo paquete. Creo que
no ha pasado ese cuarto de hora y es muy posible que Bachelet vuelva a la
Presidencia en Chile en las próximas elecciones, pero también es muy posible
que la derecha vuelva al poder en El Salvador y que el Frente Farabundo Martí
para la Liberación Nacional (FMLN) pierda las elecciones presidenciales. En el
resto de los países no preveo grandes cambios.
En ese sentido,
también ha sido una sorpresa la presidencia Ollanta Humala (Perú), que era un desconocido
en político, un hombre sin raíces políticas con un discurso nacionalista con
algo de izquierda, pero en su año y pico de gobierno ha tomado unas decisiones
políticas que para nada nos permiten señalarle como un gobierno de izquierda.
¿Cómo interpreta el retorno al poder en México de
los ‘dinosaurios’ del PRI (Partido Revolucionario Institucional) con Enrique
Peña Nieto -después de siete décadas de desastre- y tras doce años de pésimo
gobierno del Partido de Acción Nacional (PAN)?
Hay tres razones
que explican eso. La primera usted la ha dicho: el PAN lo ha hecho mal. No han
sido dos buenos gobiernos. Se puede decir que el de (Vicente) Fox era un
gobierno que no era totalmente ‘panista’, porque Fox era un hombre que había
ganado la Presidencia con apoyo de sectores no ‘panistas’, pero eso no le ha
pasado a (Felipe) Calderón, que es un hombre del PAN y que ha tenido la
posibilidad de hacer el gobierno que ha querido, pero ha sido un mal gobierno.
La violencia ha sido terrible. Estamos hablando de cincuenta mil muertos en
cinco años y bien es cierto es que en términos macroeconómicos la situación en
México ha estado bien -no tan bien como por ejemplo en Colombia-, pero el
gobierno sale con una nota de suspenso. Por consiguiente hay un debilitamiento
del gobierno y por ende de la candidata del PAN (Josefina Vázquez Mota), que
encima además no contaba con el total apoyo del propio Calderón.
La segunda razón
es que el PRI había perdido las elecciones presidenciales, pero en ningún
momento se había desmantelado y siguió manteniendo el poder en estados
estratégicos como el Estado de México, que es el más poblado. El PRI ha seguido
teniendo un apoyo electoral, lo que llamaríamos en términos técnicos una
clientela electoral.
Y la tercera
razón es el sistema electoral, que es de mayoría simple y el que saque más
votos es el presidente. Es decir, no hay que hacer un gran esfuerzo en votos
para llegar a la Presidencia; basta con tener un treinta y algo por ciento de
los votos, puesto que había cuatro candidatos y sobre todo hay tres grandes
partidos. Entonces el PRI ha mantenido un dato electoral, muy en la línea suya,
llegando al treinta y ocho por ciento, y con eso por la división del electorado
le da el triunfo.
Se podría
incorporar una cuarta razón, y es que el candidato del PRD (Partido de la
Revolución Democrática) era un candidato muy limitado. Andrés Manuel López
Obrador es un buen tipo y que ha seguido en campaña todo este tiempo, pero
tenía el techo de no haberse puesto al día después de una derrota electoral en
2006, probablemente poco clara pero que fue muy dura. López Obrador era un
hombre ya gastado y probablemente había otras opciones en la izquierda más
modernas y más atractivas como el que había sido jefe de la Ciudad de México,
Marcelo Ebrard, pero las luchas por la candidatura dentro del PRD finalmente se
decantaron en favor de López Obrador, que era limitado para haber conseguido el
cuarenta por ciento de votos que es lo que le hubiera dado la Presidencia. Las
encuestas indican algo que es una constante, y es que el índice de rechazo a
López Obrador era muy grande, por consiguiente tenía un puñado de votos
importante pero insuficiente para ganar.
¿Es una utopía creer que algún día en Latinoamérica surtirá
efecto el voto en blanco?
Creo que sí. El
voto en blanco ha tenido algunas experiencias en México y no ha trascendido en
nada. Lo que creo que no debe ser una utopía es la idea de generar espacios
complementarios a la democracia representativa a través de mecanismos de
democracia participativa que ya los tiene Colombia en su Constitución. Este es
un reto que los gobiernos se tienen que dar para profundizar en la democracia,
sobre todo en el nivel local donde la gente siente más de cerca los problemas.
¿Para la portada de su libro ‘El oficio del político’,
se inspiró en el afiche del presidente estadounidense Barack Obama o es mera
coincidencia?
Eso me han dicho
por los colores. Yo no la decidí; la decidió el editor con un diseñador. Lo que
sí decidí es incorporar la semblanza de una mujer, porque en el primer boceto
solo era un hombre.
¿Pero no para quedar bien con su esposa porque usted
es separado?
Para quedar bien
con las mujeres en general, que siempre hay que estarlo.
¿Es mito o realidad que las mujeres son mejores
gobernantes (administradoras)- que los hombres?
Pues debe ser un
mito, lo cual no quiere decir que sea una realidad porque no tenemos estudios
para decir esto. Los vamos a ir teniendo porque cada vez afortunadamente hay
más mujeres que son ministras, que son presidentas, que son diputadas o
senadoras, pero este estudio está por hacer. Hay una intuición que dice que
evidentemente las mujeres tienen en sí mismas, por cuestiones absolutamente
fisiológicas y culturales, valores diferentes a los de los hombres. Por ejemplo
en temas de conseguir consensos, de inteligencias emocionales, de cierta mano
izquierda para algunas cosas, pero todo esto realmente son mitos. Hay que
constatarlo y es un estudio que la Ciencia Política tiene que hacer. Es como si
los políticos maduros -mayores de 55 o 60 años- son mejores políticos que los
de 40 años o los de 30. Hay mucho mito sobre eso y muy poco estudio.
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