Cónsul de
Estados Unidos, Jeffrey Allen, aceptó 19 preguntas en las que se refiere a los factores que llevan a conceder o rechazar el ingreso de un colombiano a
su país.
Jeffrey Allen sí
es un tipo alto, fornido, de cabello rubio y ojos azules, pero no tiene cara de
espía ni pinta de marine. Risueño los
dos días que estuvo en ‘Bu-ca-ra-man-ga’, el cónsul de Estados Unidos explicó
primero a los periodistas cómo son las elecciones primarias, las convenciones
partidistas y el funcionamiento del Consejo Electoral, y luego atendió esta
entrevista centrada en un tema que pone nervioso a muchos y sobre el
que se han tejido tantas especulaciones y mitos: el trámite de la visa.
Jeff -como le
llaman sus amigos-, llegó a Colombia en 2011 después de laborar durante dos
años en la Oficina de Asuntos Consulares en Washington DC y de trabajar en las
embajadas en Zambia, Perú y Burkina Faso. Es experto en estrategias y
negociaciones, y se siente más texano que la serie televisiva ‘Dallas’; por algo
considera a San Antonio como su hogar.
Su maleta venía
cargada de noticias alentadoras. Por ejemplo, entre el 1 de octubre de 2011 y
el 30 de septiembre de 2012, la Embajada de Estados Unidos en Bogotá adjudicó
más visas de No Inmigrante que en cualquier año anterior al llegar a 375.000
aprobaciones. Un 29% más que en el anterior año fiscal, sin tener en
cuenta las 14.000 visas de Inmigrante. O que el tiempo de espera para una cita
por primera vez es en promedio de un mes, y para renovar la visa de No
Inmigrante de apenas 14 días. Eso sin olvidar que aproximadamente 577.000
colombianos visitan cada año el país del norte.
¿Cuál fue el mensaje del presidente Barack Hussein Obama
cuando en abril pasado anunció en Cartagena que la vigencia de las visas de negocios/turismo
(B1/B2) para los colombianos pasaba de cinco a diez años?
Significa para
los colombianos que es mucho más fácil conocer los Estados Unidos y aprovechar
la oportunidad de viajar. Como símbolo de los lazos entre nuestros países implica
que estamos trabajando juntos para mejorar el comercio y nuestras relaciones,
pero también es un signo de cómo ha crecido Colombia en los últimos años.
¿Este anunció se reflejó de inmediato en el número
de solicitudes?
El mejoramiento
de la situación económica en Colombia y de la seguridad en este país, implica
que muchos más colombianos tienen interés de ir a Estados Unidos ya tienen los
recursos para viajar, pero también tienen el interés en regresar a Colombia
para continuar su vida normal.
¿La entrada en vigencia del Tratado de Libre
Comercio (TLC) también ha ayudado?
Para el comercio
es importante que una persona pueda viajar si es necesario, para poder hacer
los contactos cara a cara. Pero también implica que hay nuevas oportunidades
para conocer nuevos mercados y nuevos vendedores o compradores. Esperamos que
con el tiempo y con el aumento de la vigencia de la visa, más colombianos
viajen a Estados Unidos.
¿Con respecto a otros países de la región, qué lugar
ocupa Colombia en cuanto a la solicitud de visas?
La Embajada en
Bogotá tiene el sexto lugar en todo el mundo en las solicitudes de visa de no
inmigrante. Hay unas oficinas en China, México y Brasil que están por encima de
nosotros, pero a los colombianos les gusta viajar y quieren tener una visa
estadounidense. En nuestra Embajada hemos estado trabajando mucho en este
asunto y hemos mejorado bastante el proceso desde pedir una cita hasta recibir
la visa aprobada. Todo esto ha sido el resultado de un esfuerzo, especialmente
durante el año pasado, para ayudarles a ustedes a obtener las visas.
¿Cuál es el principal destino o actividad de los
colombianos que viajan a Estados Unidos?
La actividad
principal es ir de compras y los destinos preferidos son el Estado de la
Florida y Nueva York, donde muchos colombianos tienen hermanos, primos y tíos y
la visita familiar es otro motivo también. Pero igualmente viajan a hacer
negocios, y lo bueno es que estamos listos para asistirlos y que puedan viajar.
¿Qué porcentaje de colombianos deciden quedarse en
su país?
Lo interesante
es que con el mejoramiento de la situación en Colombia este fenómeno ha
disminuido, y por eso es posible ofrecerles visas con vigencia de diez años y
aprobar un ochenta por ciento de las solicitudes. Esta es una cifra bastante increíble
para algunos, sobre todo para quienes piensan que es difícil. Pero no es tan
difícil, solo hay que cumplir con los requisitos, y nosotros estamos listos,
dispuestos y contentos de otorgarles la visa.
¿El salto de los trámites en papel al proceso por
Internet ha sido provechoso o ha generado dificultades?
Este cambio ha
sido bastante preferido por los colombianos. Por ejemplo una persona desde su
computadora o desde un café internet puede ingresar al sistema, programar su
cita, llenar el formulario y acordar la forma de entrega del pasaporte con la
visa al final del proceso. Todos estos
cambios de un sistema de papel a uno electrónico, implican que podemos atender
a muchos más solicitantes en menos tiempo. En promedio recibimos entre dos mil
y dos mil quinientos diariamente y el año pasado eso implicaba una demora de
tres a cuatro horas por persona, pero eso ya no es así. Nosotros estamos listos para recibirles, tenemos la
información que requerimos y ahora solo se necesitan entre treinta y cuarenta y
cinco minutos, dependiendo un poco del caso, pero el reto nuestro es minimizar
la demora.
¿Se vuelven ‘ricos’ en la Embajada con todo el
dinero que reciben diariamente por cuenta de las solicitudes de visa?
Con el dinero
que recibimos lo que hacemos es mejorar el proceso y optimizar la base de datos
para averiguar un poco más por ejemplo cómo y cuándo viajó una persona en el
pasado, lo cual implica que podremos tener más confianza en la decisión que
vamos a tomar con respecto a la visa. También lo invertimos en tener más
personal disponible, porque tengan en cuenta lo difícil que resulta recibir más
de dos mil personas cada día. El proceso en Internet hizo que aumentara al
menos en un veinte por ciento el número de solicitantes.
¿Cómo determinan a quién concederle la visa? ¿Tienen
unos satélites o cámaras escondidas observando cómo caminan las personas, qué
ropa llevan, si comen chicle o parpadean…?
(Sonríe) Hay
muchos mitos sobre el proceso, pero lo que debe entender el público es lo
siguiente: la ley está hecha y es bien estricta. Esta dice que cada solicitante
debe mostrarnos que sus lazos acá en Colombia son tan fuertes que él o ella va
a querer volver a este país después de una estadía corta. Ya le decía en una
pregunta anterior sobre cuánta gente se queda, es mucha menos que antes porque
las oportunidades están acá en Colombia. Por eso podemos hacer unas preguntas
sencillas: ¿A qué se dedica? ¿Cuántos lleva usted en su empleo? ¿Cómo es la
situación familiar? ¿Ha hecho viajes al exterior anteriormente?, para luego
decidir si la persona cumple; si no cumple no es algo grave. Lo que puede pasar
es que la persona puede esperar un ratico, esperamos que continúe el
mejoramiento de la vida cotidiana aquí en Colombia y quizás en unos meses o en
unos años esa persona va a tener un empleo un poco más fuerte o unos cambios en
su vida. Lo importante de entender es que nosotros estamos acá para hablar con
los solicitantes, y esa es una gran diferencia con respecto a muchos países y
es una diferencia sustancial. Nosotros invertimos en funcionarios que viven en
el país, que saben lo que está pasando en el país y que están dispuestos a
hacerles unas preguntas. Cada solicitante sabe quién va a tomar la decisión, y
es el funcionario en la ventanilla, y él o ella debe mirarle a la cara y
decirle si va o no a salir la visa. Eso para mí es un gran beneficio porque no
hay un programa y personas detrás de un muro tomando las decisiones; ustedes
tienen la oportunidad de hablar directamente con el funcionario que está encargado
de la decisión.
¿Sí, pero qué decirle a aquella persona que va
ilusionada de que le den la visa y lo que se encuentra es con un no a secas,
acompañado de la expresión: “¡El siguiente!”?
Para cumplir con
los deberes de nuestro trabajo, debemos decidir y tomar unas decisiones duras.
Lo que decimos siempre es lo siguiente: Es un proceso y hay unos requisitos. Si
en este momento no los cumple, quizás en el futuro usted los va a cumplir. No
sé si lo saben, pero otorgamos el ochenta por ciento de las visas. Es decir,
que cuatro de cada cinco personas salen de la Embajada con la visa aprobada, y
en los casos en que no tuvo éxito una persona debe pensar en cómo es la
situación mía y cómo puede convencer a un funcionario en el futuro que él o
ella puede confiar en que yo voy a usar la visa correctamente.
Para nosotros,
por ejemplo, si alguien nunca ha viajado fuera de Colombia quizás vale la pena
conocer otro país y volver en unos seis meses o un año diciéndonos: ‘Tuve las
ganas de conocer Miami, pero cuando no recibí la visa pasé unas semanas en
Brasil y ustedes perdieron el dinero que me gasté en el viaje’. Cosas así
pueden cambiar nuestra decisión.
¿En todo caso no depende del estado de ánimo del
funcionario de turno o que haya tenido problemas en la casa y decida que hoy va
a rechazar todos los que pasen por sus manos?
(Sonríe) No, eso
no va a pasar. Estamos acá en Bucaramanga porque queremos ofrecerles a ustedes
los santandereanos la oportunidad de conocer los Estados Unidos. Tenemos un
sistema de control, miramos lo que está pasando, tenemos unos chequeos, y lo
que debemos hacer y siempre hacemos es confirmar que el proceso salga
correctamente. Pero los visitantes tienen un papel en este proceso. Ellos deben
presentarse listos para la entrevista, en vez de pensar que es un proceso
basado en papeles y estado de cuentas bancarias. No es así. Hay que venir a la
Embajada, presentarse en la ventanilla y explicarnos el motivo del viaje,
diciéndonos hay que mirar esto o aquello. Estamos acá para hablar y las
preguntas son sencillas y fáciles. No hay un secreto en el proceso.
En estos días le escuché a una señora que le decía a
otra que se animara a pedir la visa porque la estaban dando con más facilidad.
¿Hay oferta de visas gringas? ¿Están en ganga?
¡No!, no están
en ganga (sonríe), pero lo bueno es que con el mejoramiento de la economía y de
la vida cotidiana acá en Colombia, nosotros podemos confiar más que la gente va
a querer volver a su país y si es así, nosotros recibimos unos beneficios y los
colombianos también. Pero hay que entender que si tenemos unas dos mil
quinientas personas por día, cada funcionario debe hablar con ochenta o cien
personas por día, y que ese es poco tiempo y debemos tomar unas decisiones
rápidas y que de hecho por lo general si alguien cumple con los requisitos,
vamos a otorgarle la visa. Ese es el motivo de estar acá y ofrecerles el
servicio a ustedes.
¿Es más fácil si se trata de una persona que quiere
invertir su capital en Estados Unidos?
Depende. Lo que
importa es que hay que cumplir los requisitos. Entonces hay visas de trabajo y
hay conversaciones sobre visas de inversión. En este momento las visas de
inversión tienen unos requisitos bastante fuertes, pero si alguien puede
cumplirlos vamos a otorgarle la visa. A esas personas les recomiendo mirar
nuestra página web.
¿La gente tiene claro que no son necesarios los
intermediarios para hacer los trámites de la visa y mucho menos hay ‘palancas’
para que la otorguen?
Ese siempre es
un reto para nosotros, pero tiene razón: los intermediarios no son necesarios.
Entendemos que para alguna gente es difícil encontrar una computadora o quizás
si está en la tercera edad es más fácil pedirle ayuda a alguien; lo importante
es entender que los únicos sitios donde vale la pena averiguar más sobre el
proceso son los oficiales como http://colombia.usvisa-info.com o el de la
Embajada (bogota.usembassy.gov o el teléfono 1-3259851). Igualmente es
importante comprender que lo que puede hacerle daño a su intento de hoy o del
futuro es intentar decirnos cosas que no son. No vale la pena presentar unos
documentos fraudulentos o decirnos cosas fraudulentas. Tenemos todo un equipo
que trata de detectar este tipo de situaciones, y ustedes pueden entender por
qué es importante: la mayoría de los visitantes tienen buenos motivos, pero
todavía hay personas que no los tienen.
¿Tiene un equipo de sabuesos cruzando datos,
corroborando hasta el más mínimo detalle?
Hay un sitio en
Internet en el que se puede programar la cita, cancelar cuota y acordar la
entrega del pasaporte al finalizar el proceso, y hay otro sitio donde debe
preparar el trámite. Lo que sucede es que nosotros podemos descargar ese
formulario antes de la cita y usamos los datos que están allí para prepararnos
para la entrevista y esos datos son el fundamento de la entrevista, así como el
pasaporte. Por eso le decimos a la gente que no es necesario traernos otros
papeles, no necesitamos ver la hipoteca de la casa o las calificaciones de sus
hijos en el colegio. Tenemos mucha información en el formulario y vamos a hacer
las preguntas basados en el trámite y en el pasaporte.
¿Las lágrimas los conmueven o ustedes son de hierro?
Sí nos
conmueven, pero eso no va a cambiar la decisión. Nosotros somos seres humanos,
estamos acá porque queremos a otras personas, hemos recibido una gran
bienvenida en Colombia y obviamente no queremos ver a alguien llorando por una
decisión nuestra. No va a cambiar la decisión, pero como personas entendemos el
deseo de conocer los Estados Unidos y el anhelo de los niños por ir a los
parques, pero cuando no es posible otorgar la visa eso tiene un efecto.
El presidente Obama insistió en un debate con su
rival republicano Mitt Romney, que jamás permitiría que por alguien ser negro o
latino la policía lo pare y lo requise simplemente por los rasgos o la raza.
¿En la Embajada no hay ese criterio por la cara, por el pelo largo, por un piercing en la nariz o por un tatuaje de
la novia en el cuello?
¡No! Eso no
existe. Estamos en el Servicio Exterior porque queremos mostrar con las
acciones nuestras cómo debe ser una democracia y cómo deben comportarse los
funcionarios, entonces para nosotros es un privilegio y es un deber seguir un
proceso que ofrece a cada persona todas las oportunidades para obtener su visa.
¿Decir la verdad y nada más que la verdad es el
secreto para ‘coronar’ una ‘Visa USA’?
Esa, en latín,
es una condicio sine qua non. Es
obligatorio decirnos la verdad, porque sin la verdad cómo podemos confiar en
los motivos. Si alguien dice que no se puede decir que va a visitar la familia
porque estamos enterados de que tiene lazos en nuestro país. No es así. Díganos
la verdad, explíquenos el motivo de su viaje, permítanos la oportunidad de
entender cómo es la vida suya, y vamos a tomar la decisión correcta según las
reglas en los Estados Unidos.
¿Por qué vale la pena que un charaleño o un
bumangués vayan a Estados Unidos?
Hay muchos
motivos. Yo aprendí mucho a través de los viajes que he hecho por todo el mundo
y estoy aprendiendo cada día cosas viviendo acá en Colombia. Este intercambio,
la oportunidad de conocer otro lugar, ver cómo vive la gente y cómo son, es
importante. Ustedes tienen el Eje Cafetero o lo que se puede hacer en esta
región de Santander que son únicas: nosotros también tenemos nuestras propias cosas
únicas y vale la pena ver cómo es Nueva York al menos una vez, igual que vale
la pena conocer San Gil o Barichara o comer estas hormigas culonas. Tenemos
estas oportunidades y vale la pena hacerlo.
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