jueves, 13 de diciembre de 2012

Leonor Esguerra, la (ex)monja (ex)guerrillera

Primera parte de la entrevista a la mujer que se ordenó religiosa, luego optó por la vida insurgente en el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y después de dos décadas abandonó ese tipo de lucha, pero no arrió las banderas de la justicia social.
 
De haberse cumplido la orden de fusilamiento impartida por el comandante Fabio Vásquez Castaño, el cadáver de Leonor Esguerra Rojas estaría hoy enterrado en un remoto paraje de las montañas de Colombia o, en el mejor de los casos, reposaría en un cementerio bajo las iniciales N.N.
Entrevista a esta mujer de 82 años, con el semblante de esas abuelas que tejen carpetas y se dejan hipnotizar por sus nietos, pero detrás de la cual se parapeta la historia alucinante de esta mujer criada en un hogar pudiente de Bogotá, que fue monja, rectora del ‘dedoparado’ colegio Marymount, y decidió colgar los hábitos por irse a engrosar las filas del Ejército de Liberación Nacional (ELN), movimiento guerrillero que irrumpió en la vida colombiana el 7 de enero de 1965 con la toma a Simacota (Santander).
Durante un poco más de 20 años esta mujer militó en la insurgencia, tanto en el exterior como en Colombia, aprendió del manejo de armas, leyó al derecho y al revés a Carlos Marx, se enamoró de Vásquez Castaño, se desencantó del ELN y abandonó la lucha subversiva.
Por milagro o por simple azar vivió para contarlo, así que este es un testimonio crudo, en el que por momentos Esguerra Rojas suelta una carcajada y en otros frunce el ceño y lanza sus cargas de profundidad, porque sigue siendo contestaria, indómita, inconforme… y, en todo caso, una feminista de ‘raca mandaca’.
Leonor fue una de las invitadas a la Feria del Libro Ulibro de la Universidad Autónoma de Bucaramanga (UNAB), en la que habló del libro “La búsqueda, del convento a la revolución armada”, escrito por la peruana Inés Claux Carriquiry y editado por Aguilar.
¿La muerte en 1966 en Patio Cemento (Santander) del sacerdote revolucionario y excapellán de la Universidad Nacional, Camilo Torres Restrepo, fue en vano?
No, en vano no. Ninguna muerte de un hombre así puede haber sido en vano. Me parece terrible aseverar una cosa de esas. A muchos cristianos, Camilo Torres nos dio ejemplo de compromiso hasta las últimas consecuencias, no hasta las últimas conferencias. De hecho hoy en día todavía él es muy recordado, mientras que muchos de los que en esa época aparecían como los triunfantes ni siquiera se recuerdan.
Si no fue así, ¿entonces eso quiere decir que las causas del conflicto armado interno colombiano siguen latentes?
Las causas profundas, las que han hecho cincuenta años de esfuerzos para ocultar y echarle la culpa a la guerrilla, de que es por la guerrilla que tenemos la violencia, esas están ahí y peor tantito porque ahora los dueños de las grandes extensiones de tierra ya no son solo los colombianos sino los extranjeros, y entonces los intereses son mucho más difíciles de vencer para un acuerdo de paz, sin desconocer que los nacionales son cerrados y trancados por dentro.
Las causas están ahí: la injusticia en la distribución de la riqueza, la propiedad de la tierra sigue estando en la base de las guerras porque han sido siempre por esa razón, desde tiempos inmemoriales. ¿Cuántos millones de desplazados tenemos? Esa es gente que tenía su tierrita y se la quitaron.
Yo, una noche pensando en este problema de recuperar la tierra, pero pienso que también al campesino que la recupera hay que educarlo en que el trabajo de ella hoy en día ya no puede ser en pequeñas parcelas porque eso económicamente es un paso hacia atrás. Tienen que ser grandes parcelas. Por ejemplo, ¿qué hizo la revolución cubana después del triunfo? Expropió y no es que le dio a cada campesino su pedacito para que sembrara lo que quisiera; es que organizó los grandes complejos agrícolas, que es lo que tendríamos que hacer en Colombia si es que algún día nos atrevemos a dar ese paso. O sea que también hay que dar una educación no solo a los terratenientes, que creo que son ineducables, pero sí al campesinado que ya no puede tener ese aspecto individualista de pensamiento de este es mi pedazo y aquí yo siembro lo que quiera, sino que tiene que ser una ambición empresarial -aunque no me gusta utilizar esa expresión porque significa tantas cosas-, pero sí en términos de una industria pujante que de verdad de riqueza y la reparta.
¿Cuándo usted se metió al ELN sabía qué estaba haciendo o lo hizo enceguecida por el momento, por el amor o por la ilusión?
Saber-saber, no. Las cosas que yo he hecho en mi vida no han sido fruto de una reflexión pausa y profunda; ahí ha habido mucho de un empuje que sentía dentro de mí, de que eso era lo que había que hacer, que eso era lo correcto y que por ahí era el camino. Y en la guerrilla ya mi participación activa, no tanto el convencimiento de la necesidad de la lucha armada que fue un proceso duro de entender como cristiana y como monja, fue más producto de una empresa que yo le hice a Domingo Laín (sacerdote español) cuando nos vimos por última vez y que yo sabía que él iba a venir a la guerrilla. Yo le dije: “Domingo, lo que usted necesite, no importa qué, cuente conmigo”, y cuando estando en Buenaventura (Valle del Cauca) y llegó un sacerdote y me dijo que Fabio (Vásquez) me quería ver, yo dije: “Ese señor no sabe que existo”. (Sonríe). Yo pensé que era para que ayudara a entrar a Domingo, a Manuel (Pérez Martínez) y a José Antonio (Jiménez), y en el fondo por eso fue que fui físicamente. Ahora, cuando llegué ellos ya estaban ahí y me dije: “¿A qué vine?”.
A los ciudadanos que llegábamos, los guerrilleros nos ‘medían el aceite’ a ver hasta dónde iba a llegar nuestro compromiso, y Fabio me dijo: “Es que nosotros queremos que tú entres un barco lleno de armas”. Yo dije: “Hasta allá si no llego”. Pero no, él se rió, era un chiste y me estaban ‘calibrando’. Desde ahí empecé a trabajar con el ELN, en un principio sin entender yo claramente que ellos ya me consideraban parte de la guerrilla porque pensé que era un proceso parecido al noviciado, pero resulta que no. Yo estaba pensando que tenía que pasar una serie de pruebas, pero para ellos yo ya era del ELN.
Yo vivía en una burbuja, totalmente aislada de una situación como la de la guerrilla y de sus motivaciones, pero sí había llegado a la convicción por lo mismo que viví en el proceso del Marymount, de que esta burguesía no entendía de otra manera y no iba a soltar prenda si no era por la fuerza. De eso sí estaba convencida.
¿El aporte de Domingo Laín, José Antonio Jiménez y Manuel Pérez marcó una diferencia en el ELN con respecto a otros movimientos insurgentes o fue simplemente la vinculación de tres hombres armados más?
Igual que en el caso de Camilo (Torres), no pienso que eso fuera así. Un factor de los movimientos de liberación en América Latina, empezando por el de Cuba, es que su origen amplio fue nacionalista y de liberación más que un movimiento matriculado en una ideología X o Y. Debido al aspecto obtuso y miope de la política norteamericana, les hacen ese bloqueo y se los sirven en bandeja de plata a los soviéticos. Así fue, porque es que para empezar el desarrollo que tenía Cuba aparte de los cañaduzales, no era ninguno. Ellos mismos contaban que la gente que tenía dinero y yates se iban a hacer el mercado a los supermercados de Miami los fines de semana, y de verdad que ni eso tenían porque volvieron a caer en los mismo en la época del “socialismo” y de los países soviéticos llegaba la papa y el tomate. En esa época no aprovecharon para sembrar ellos lo que sí podían sembrar, siguiendo con esa misma mentalidad, y fue hasta que vino la caída de la potencia socialista y ya no había a quién recurrir que ellos mismos empezaron a ver las posibilidades que tenían en sus narices y no las habían utilizado.
Algunas señoras cuando se separan y tienen que hablar de su marido, dicen ‘el papá de mis hijos’. ¿Usted se sigue considerando una revolucionaria al menos o le da vergüenza hablar de eso y se considera una dama bien del Chicó?
¡No, qué va! Yo me he encontrado con muchos ‘marxólogos’ que me deslumbraban con todo lo que sabían de (Carlos) Marx y hoy en día no quieren ni mencionarlo, les da pena por lo que pasó con el socialismo real y se lo achacan al pobre Marx. No, yo me sigo reclamando marxista y pienso que hasta ahora no he encontrado un mejor método de análisis político y económico que el planteado por Marx. No me avergüenzo; al contrario, me enorgullezco.
¿Piensa que su libro pudo haberlo leído Nicolás Rodríguez Bautista ‘Gabino’ en la Serranía de San Lucas (Bolívar) o donde se encuentre? ¿Y si lo leyó, qué habrá opinado?
¡Ah, yo estoy segura que leyó porque se lo mandé! (Sonríe)
¿Con dedicatoria y todo?
No, sin dedicatoria (Vuelve a sonreír).
¿Por ‘culillo’ o por pena?
No, porque ya me había pasado muchas cosas que han caído en otras manos y piensen que yo todavía… pero como no es verdad. Lo cierto es que se lo mandé a ‘Gabino’ y también a Fabio Vásquez (a Cuba), y sé que les llegó. No tengo ni idea qué estén pensando y en el fondo me tiene sin cuidado. Sí sería interesante, pero me tiene sin cuidado. (Le sobreviene un repentino ataque de tos).
¿Es muy difícil meterse en la cabeza de los demás, pero qué tendrá en su mente el comandante ‘Gabino’ en este instante, un campesino de San Vicente de Chucurí toda su vida metido en la guerrilla?
Por lo menos el ‘Gabino’ que conocí de todas maneras siempre fue un muchacho vital, con unos antecedentes familiares muy sólidos, lo cual es muy importante en la formación de una persona. De hecho fue en la finca de los papás de ‘Gabino’ donde nació el ELN a la hora de la hora y él desde chiquito ahí a la pata de la guerrilla, y hoy en día es una especie de Manuel Marulanda para el ELN pero más joven (62 años). Entonces creo que él sí tuvo el acierto, o su forma de ser, de no sentirse agredido porque alguien de su grupo sepa más que él; que fue lo que le pasó a Fabio (Vásquez), y no aceptaba a cualquiera que fuera una amenaza, por ejemplo a quienes llamamos ‘Los Bertulfos’, a los que  fusilaron porque planteaban una amenaza de que la parte urbana se iba a alzar con el poder del ELN y como Fabio se iba era más fácil que estuvieran muertos. Se les hizo un juicio y escribieron una carta diciendo que ellos eran ‘unos tales por cuales’. La gente que los conoció y no me he encontrado el primero que haya dicho que de verdad eran ‘unos tales por cuales’. No, al contrario, unos hombres dedicados y Fabio los hizo a un lado. Ahora, pienso que ‘Gabino’ no es de ese corte. Él conoce sus limitaciones y también sabe de su compromiso y está convencido de la causa.
Se dice en la calle que en un principio el ELN y otros movimientos guerrilleros tuvieron una ideología, que es lo que los diferencia de la delincuencia común, pero también se afirma con frecuencia que esa ideología se fue desdibujando. ¿Qué era el ELN en sus comienzos: una especie de Robin Hood o qué cosa?
Inspirado en la Revolución Cubana y de eso sí no hay duda. De hecho se formó allá, pero eran un grupo de jóvenes que sí estaban conscientes de la injusticia, de lo que estaba pasando en el país, y que así como había sucedido en Cuba pensaban que aquí iba a ser tan rápido y tan fácil.
¿Como le pasó a Ernesto ‘Ché’ Guevara en Bolivia y terminó costándole su vida en 1967?
Sí, aunque él ya tenido sus contradicciones con Fidel (Castro) en algunas cosas y bueno…, pero sí había mucho romanticismo y mucho voluntarismo de parte de todos. Igual los guerrilleros de Bolivia, aquí en el ELN; los de las Farc (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) es que el origen es diferente porque empezaron claramente como ejército y la parte política era el Partido Comunista.
Y la influencia ideológica era otra.
Claro, no Cuba sino la Unión Soviética. En cambio aquí eran ciudadanos conscientes de la situación y convencidos de que armándose y organizándose se iba a hacer el cambio como se logró en Cuba. Pero como no había marxistas ahí, entonces nadie se sentó a mirar las condiciones objetivas de cuál Estado era el que teníamos, cuál era esa burguesía. ¡No! Pensaban que eso era por arte de magia. Ahí el análisis para conducir esa revolución hizo falta pero terriblemente, porque a la hora de la hora no era un movimiento marxista para empezar; era un movimiento nacional de liberación y de gente soñadora, romántica, que sí estaba dispuesta a entregar su vida. Eso todos lo teníamos claro, como Domingo, como Camilo, como Manuel… ¡Todos!
¿Usted le ha seguido el hilo al ELN y si lo ha hecho qué es hoy?
No, realmente no le he seguido el hilo. Últimamente me está llegando Insurrección por Internet y me alegra que ya estén en Internet. Veo que están tratando de escribir coherentemente, artículos no tan adjetivados, con un poquito más de argumentos, pero en el último número me quedé súpita porque no hablan para nada del proceso de negociación. Yo si le mandé: ¿Qué les pasó? ¿Ustedes en qué mundo están viviendo? ¿Por qué ni siquiera una mención del proceso de negociación? ¡No pueden seguir en las mismas! O sea, fuera de este mundo. Está bien que no estén entrando ahoritica a ese proceso, eso no es exigiéndoles que entren, pero si se ponen a analizar ahí van a tener que estar. Sin embargo, no puedo decir honestamente que los he seguido de cerca.
¿Si Leonor Esguerra tuviera la oportunidad de volver a nacer se vería como una ‘corbata’ en el consulado colombiano en Budapest o se sentiría mejor tocando de nuevo a las puertas del ELN y diciendo que pasaron cinco décadas y en este país poco o nada ha cambiado?
No, como está hoy en día yo ya no tocaría las puertas del ELN. ¿En qué creo hoy en día, así como creí en todas las otras cosas? En que es el tiempo de la mujer con consciencia de género, consciencia para sí. El feminismo me ayudó a descubrir algo que ni siquiera  me había planteado y es que antes del feudalismo, del esclavismo, del capitalismo, hay una cosa que se llama el patriarcado y que ese es el motivo -en este momento lo veo clarísimamente- de todas las guerras, de toda la violencia, es el patriarca que todos llevamos adentro, y que hay recuperar lo que es femenino en el sentido del amor, de la entrega, de la equidad. Yo pensando por ejemplo en una mujer que sea mamá: ella no es que trate a los hijos por igual, porque ese cuento de la igualdad es otra falacia como la democracia; la equidad es otra cosa que es a cada cual según sus necesidades y de cada cual según su esfuerzo, que lo dijo Marx. Las mamás son así con sus hijos y al que más necesita es al que más le dan, y los otros puede que se pongan celosos pero es que no entienden que ese hijo es el que más lo necesita. La sociedad, y no hablo del Estado -porque ya no estoy creyendo en él y porque estamos en un cambio de modo de producción-, y si las mujeres tenemos que algo ver con eso porque va a ser otra cosa, yo estaría al lado de las feministas. ¡Soy una feminista ecléctica y no me avergüenzo!
Nota: En la segunda parte, Leonor Esguerra habla de cómo la ve la sociedad, dirá si su consciencia está tranquila y de qué se arrepiente.      

2 comentarios:

  1. me gsta como centa y demas esta exmonja y pregunta es como puedo contactar con esta exmonja quisiera escribirle y preguntarle algo.

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  2. fabio lopez romero13 de julio de 2015, 14:20

    me gustaria establecer por cual quier medio con la exmonja para hacer una averiguacion.

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