miércoles, 26 de febrero de 2014

Gervasio Sánchez o una lección de periodismo sin pelos en la lengua


El Salvador, Nicaragua, Guatemala, Perú, Colombia, Chile, Argentina, antigua Yugoslavia, Kosovo, Ruanda, Burundi, Congo, Angola, Sierra Leona, Sudán, Afganistán, Irak…  ¿En qué guerra o país con graves violaciones a los derechos humanos no ha estado el fotoreportero español Gervasio Sánchez?

De 54 años y ganador de los prestigiosos premio Ortega y Gasset, Rey de España y Nacional de Fotografía –entre más de una docena de distinciones–, Sánchez estuvo en la UNAB el pasado lunes 17 de febrero hablándoles a 120 estudiantes y profesores, contándoles su experiencia de 30 años ejerciendo el periodismo y esquivando a la muerte.

Invitado por el Periódico 15 y la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Autónoma de Bucaramanga (UNAB), batió el récord de atención captada por una charla al tener atento y sin consultar tabletas o celulares, a un público que durante tres horas y media vio sus desgarradoras imágenes al tiempo que Sánchez dictaba una cátedra de ética, periodismo, historia y geopolítica, pronunciando nombres que algunos de los asistentes no habían oído jamás.



“Las guerras se acaban cuando las consecuencias de la guerra se superan”, manifestó, para advertir que los colombianos no pueden soñar con que una eventual firma de acuerdos de paz entre Gobierno y Farc en La Habana pondrá fin a tanto dolor, así como los españoles no pueden asegurar que el capítulo de la guerra civil española –1936 a 1939– esté cerrado porque el destino de miles de desaparecidos aún no se ha determinado.

Llamando a los criminales, tiranos, corruptos y cínicos por su nombre, más uno que otro  calificativo de esos que suelen usar quienes hablan español castizo, Sánchez relató aspectos personales como que tuvo que pagarse sus estudios en Barcelona trabajando de mesero y que ha corrido con la suerte de conservar una familia a pesar de sus permanente viajes, hasta horrores como la destrucción de Sarajevo –1992 a 1996– o la barbarie cometida por los hutus contra más de 800 mil tutsis masacrados a machete y los tres millones y medio de exiliados o desplazados que dejó el conflicto en Ruanda en 1994, mientras los países poderosos se hacían los de la vista gorda y el lago Victoria se tapizaba de cadáveres.

“No soy un periodista comprometido, porque periodismo y compromiso son términos redundantes. Simplemente, soy un periodista”. Esa es una de las frases del corresponsal de guerra andaluz que conoce a este país como la palma de su mano y por ello se atreve a decir que “Amo a Colombia desde que la conocí hace veinticinco años, pero me duelen sus niveles de clasismo, racismo, intolerancia, corrupción e impunidad”. De hecho, acaba de recorrer cientos de kilómetros del Magdalena Medio documentando las exhumaciones que llevan a cabo agentes de la Fiscalía General y por la que tan poco o nada se interesan los medios de comunicación colombianos.

Sofía y Alia / Foto Gervasio Sánchez

Luego de la charla en la que expresó su esperanza de que algún día las altas autoridades implicadas en los ‘falsos positivos’ –ejecuciones extrajudiciales– en Colombia sean juzgadas por tribunales internacionales, Sánchez concedió esta entrevista, no sin antes aseverar que todo periodista debe mirarse cada día en el espejo y revisar si lo está haciendo bien, o que desde primer semestre hay que aprender a decir no a todo lo que vaya en contra de los principios que rigen el oficio periodístico.

Para más señas, ‘Gerva’ –como le llama el profesor Roberto Sancho– fue quien al recoger el Premio Ortega y Gasset en 2008, tuvo los ‘calzones’ para lanzar esta carga de profundidad: “Es verdad que me siento escandalizado cada vez que me topo con armas españolas en los olvidados campos de batalla del tercr mundo y que me avergüenzo de mis representantes políticos. Pero, como Martin Luther King, me quiero negar a creer que el banco de la justicia está en quiebra, y como él, yo también tengo un sueño: que, por fin, un presidente de un Gobierno Español tenga las agallas suficientes para poner fin al silencioso mercadeo de armas que convierte a nuestro país, nos guste o no, en un exportador de la muerte”.

“Hay que meterse al terreno, untarse de barro, y no quedarse en los salones”, o “Quejarse no sirve para una mierda. Hay que trabajar intensamente y querer lo que hacemos… Somos periodistas las veinticuatro horas del día”. ¿Esas serían las claves para alguien que estudia periodismo y pretende tener algún futuro en un mercado laboral tan competido?
La clave es tener claro que este es un oficio. Un oficio en el que hay que tener un gran deseo de realizarse en él, y luego una gran paciencia y saber que vas a tener por delante un camino de obstáculos en el que vas a tener que tomar decisiones a veces incluso complicadas, si quieres mantenerte de alguna manera de la forma más cercana a los que yo considero que son los principios básicos del periodismo: esa independencia, esa necesidad de fiscalizar la labor de los gobernantes y de los empresarios. Eso es básico para la sociedad; el periodismo es tan importante como la educación y la salud. Una sociedad sin buen periodismo, como la española que no tiene buen periodismo o la colombiana –con el permiso de los colombianos– que tampoco tiene buen periodismo, claramente está condenada al fracaso y a la manipulación.

O sea, periodistas que se conviertan en la piedra en el zapato de los poderosos y no en miembros de comités de aplausos, cuando no sus cómplices.
Evidentemente. Los periodistas deben ser, decía (Ryszard) Kapuscinski, certeros en su impertinencia. Deben ser siempre impertinentes con el poder. Nunca deben dejarse sobornar por el poder, que está agazapado de muchas formas y puedo comprar al periodista de muchas maneras: un puesto laboral, una plaza en un medio de comunicación, pueden ser formas. Debes saber que si tú te adecúas a los intereses del medio, eres pusilánime, aceptas maniobras veladas, puede que tu ascenso sea mayor, que si actúas de manera crítica con el poder, con lo cual puedes tener muchas dificultades. Debes tener claro que te van a aparecer en tus narices suculentas promesas, formas de intentar corromperte, y tu posición debe ser muy firme. No se puede ser periodista y luego aceptar cualquier tipo de componendas con el poder. Eso no es periodismo. Eso es otra cosa que no tiene nada que ver con el periodismo en el que yo creo.


¿Echó de para atrás la ‘película’ y se sintió como unos de esos jóvenes que atendían su charla en el Auditorio Menor?
Cuando fui a la universidad y asistía a charlas de personas mayores, recuerdo que uno se sentaba en un sitio y rápidamente sabía si la persona que estaba hablando era sincero o era un hipócrita, si lo que estaba diciendo conectaba con lo que él creía o simplemente estaba contando un cuento. Yo he llegado a la conclusión que ante el público, sea universitario, infantil o maduro, hay que ser muy claro en la manera de presentarse y de dar a conocer tus intereses. Que quede claro qué estás contando y para qué se lo estás contando, y no buscar formas de embaucarles con mentiras. A veces incluso hay que arriesgarte a decir cosas que pueden molestar, y yo soy muy provocador. La honestidad es muy importante. El ser capaz de transmitir que este oficio no tiene nada que ver con ir subiendo en el escalafón quizás pisando a la gente, y que es preferible mantener una línea de trabajo y saber exactamente los obstáculos que vas a tener. Soy sincero y además tengo la suerte a mi favor, porque al ser un fotógrafo les puedo decir lo que estoy haciendo y se los puedo demostrar con imágenes en el mismo momento. Les puedo hablar de que el periodismo debe ser esto, esto y esto, y aquí está mi trabajo para demostrarlo.

Además hay algo importante en el tema de la fotografía y sobre todo en lo relacionado con las nuevas generaciones: los niños aprenden primero a leer imágenes que a leer palabras. Cuando empiezan en el colegio a decir la B con la A es BA, ya están hartos de entender imágenes en movimiento e imágenes fijas, con lo cual es muy fácil impactarlos con imágenes. Esa generación de chicos como los que me encontré en la UNAB, entre 17 y 23 años, son hijos de la imagen, con lo cual mis imágenes les permiten entrar rápidamente como en una especie de trance que coincide con mi discurso. Esa relación ante las imágenes y el discurso si ellos lo perciben como algo sincero, se hacen rápidamente tus amigos.

                                          Foto Gervasio Sánchez.

El que quiere ser astronauta debe ir hasta Cabo Cañaveral (Estados Unidos) y al menos puede tocar un cohete espacial. Pero usted afirma que quien por ejemplo en Santander quiera ser periodista, aquí mismo tiene el mejor laboratorio.
Hay una ONG en Cataluña que cada año hacemos talleres donde hubo la gran matanza de Srebrenica (en julio de 1995 el Ejército serbio con la ayuda del grupo paramilitar ‘Los Escorpiones’ asesinaron a unos 8.000 bosnios en una zona protegida por cascos azules de la ONU). Vamos a ese lugar con los muchachos durante una semana y en lugar de hablarles de lo que pasó en la guerra de Bosnia, les hacemos enfrentarse a la realidad de Bosnia actual.

¿Qué haría yo si fuera el decano de la Facultad de Comunicación de la UNAB? Les obligaría a cada uno de ellos a hacer un trabajo de campo en el Magdalena Medio. O sea, ustedes en los ocho semestres tienen que elaborar un trabajo de campo que comenzarán desde el primer día de clases y en octavo semestre se evalúa, y si este trabajo no está bien hecho usted no pasa, no se gradúa. Es decir, les obligaría en cuatro años a buscar una forma de interpretar la realidad, cada uno de la manera que él quiera, y ayudándoles evidentemente. Enfrentarse a su realidad, enfrentarse a su mundo, y cuando estamos hablando del Magdalena Medio también me refiero a Bucaramanga y sus alrededores, donde han ocurrido muchos hechos graves dentro del conflicto armado interno que vive este país. Que se vayan a las bibliotecas y busquen los periódicos de hace diez, veinte, cincuenta años, para que vean cómo ha sido la evolución de la violencia en Bucaramanga, en Santander o en el sur de Bolívar.

Uno de los momentos más importantes para mi vida estudiantil fue cuando en tercer curso de carrera elegí Historia Contemporánea de Cataluña con uno de los profesores más duros que he tenido, de los mejores, sabiendo que este profesor me podía reprobar en la asignatura. Él, el año anterior a hacer el curso, nos juntó a quienes queríamos hacer clase con él y nos dijo que nos preparáramos porque iba a ser un año durísimo y tenéis que elegir un trabajo y durante todo el curso tenéis que estudiarlo para presentarlo al final. Yo elegí la Semana Trágica de Barcelona (78 muertos, más de 500 heridos y 112 edificios incendiados que dejó una enconada protesta antibelicista que luego mutó a anticlerical en el año 1909), y me tiré meses y meses yendo a los archivos del Ayuntamiento de Barcelona a buscar los diarios de la época, en los que basé mi investigación, para contar en ochenta páginas ese capítulo de la historia. Y aprendí un ‘huevo’, hablando claro de periodismo, de historia y de manera de confrontar fuentes de información, etcétera, etcétera. Eso haría aquí en Bucaramanga. El primer día les diría: Dejáos de gilipolleces y al campo, a trabajar, que cada uno elija una parte, una zona, una historia… Hay mil historias que hacer aquí, desde los derechos de la tierra, pasando por la situación de la violencia, de por qué en Colombia se mata como se mata, quién ha matado… Sería un laboratorio periodístico impresionante. Yo si fuera director de un diario no estaría todo el día hablando con los políticos, sino que estaría obligando a mis periodistas a hacer periodismo de investigación.

                                          Biblioteca de Sarajevo. Foto Gervasio Sánchez.

No se hace dinero, se corren riesgos, no se puede cambiar el mundo como uno sueña cuando está joven… ¿Cuál es la gracia de ser periodista?

Creer en que una sociedad con buen periodismo, es menos manipulable que una sociedad con periodismo pésimo. Una sociedad que comenta su historia, tiene menos posibilidades de volver a repetirla. Una sociedad que intenta mostrar a las nuevas generaciones el desastre de las viejas generaciones, dispone de más posibilidades de no repetirla. Una sociedad que se enfrenta a sus fantasmas, va a crecer democráticamente mejor. Quizás sean banalidades y estupideces dichas por alguien que a pesar de que lleva treinta años trabajando en zonas de conflicto sigue creyendo en el PERIODISMO, con mayúsculas, y soy muy crítico con el periodismo, pero es muy importante para una sociedad. Un periodista que se arriesga a escudriñar la realidad, como hay algunos en Colombia y cito a Jesús Abad Colorado y Hollman Morris, es la demostración palpable de que el periodismo sigue vivo y que los medios de comunicación han dejado de ejercer el periodismo pero hay periodistas que están dispuestos a seguir trabajando.

                                          Foto Gervasio Sánchez.

Carlos Bohórquez, un bumangués al servicio del trabajo humanitario en el mundo


Cuando el pasado domingo 2 de febrero  Jorge Eduardo Lamo Gómez se levantó temprano a desayunar y leer el diario El Tiempo, se llevó una sorpresa de las más satisfactorias que  ha tenido como decano de Derecho.

La razón es que debajo del titular: “Colombianos que nos dejan muy en alto en el exterior”, la asociación Fusionarte y Marca País escogieron cien historias de vida y entre ellas –abriendo página– estaba la de Carlos Bohórquez.

“Lleva cinco de sus 33 años trabajando en apoyo de situaciones de conflicto armado y emergencia en Oriente Medio y en África. Trabajó con la Unicef en zonas de conflictos étnicos y culturales en el Congo y coordinó el sistema de protección de niños víctimas del reclutamiento forzado, violencia sexual y hambruna en Somalia. Hoy tiene a su cargo uno de los programas de protección de refugiados en Siria, liderado por la ONG danesa DRC. Estudió Derecho en la Universidad Autónoma de Bucaramanga (UNAB), luego, Derecho Internacional Público en la Universidad de París y, posteriormente, Derecho Internacional Humanitario en Ginebra. En el libro, afirma: ‘Como colombiano, me siento legitimado para entender el conflicto armado y tengo el compromiso de aliviar el sufrimiento y los efectos de la guerra”.

Esta noticia fue el tema número uno del lunes siguiente en la Universidad y durante los días siguientes. Desde entonces, decano, profesores y secretarias tienen un recuerdo de Carlos Bohórquez, ese muchacho que estudió 13 años en el colegio Quinta del Puente y se graduó de bachiller en el Nuevo Cambridge.

Lo localicé en Beirut (Líbano), desde donde gustoso accedió a esta entrevista, pocas horas antes de escuchar a la distancia el estallido de dos carros-bomba que dejaron un saldo de cuatro muertos y más de 100 heridos, luego de ser accionados por kamikazes de un grupo próximo a la red fundamentalista Al Qaeda en el sur de esa capital, en pleno corazón de un bastión de la milicia chiita pro iraní Hezbolá. 



¿Por qué estudio en la UNAB?
Porque era la Universidad en Santander que me ofrecía un currículo interesante, una muy buena metodología y contaba con muy buenos profesores.

¿Por qué lo marcaron tanto las enseñanzas de sus profesoras Osilda Ramírez Ramírez y Aída Elia Fernández de los Campos?
¿A cuál estudiante que haya pasado por la Facultad de Derecho de la UNAB no lo han marcado estas dos grandes personas y excelentes profesoras? Con Osilda, mi experiencia fue muy particular. Los estudiantes tenían la oportunidad de escoger materias y yo escogí Derecho Constitucional con ella. Como la gente le tenía miedo, el primer día de clase llegamos solamente tres personas. Una se asustó y se retiró a las dos semanas, así que apenas quedamos dos. Osilda no canceló el curso, y quede prácticamente en clases privadas con ella. Eso fue todo un privilegio y creo que por eso pasé mi preparatorio relajado, pues había aprendido tanto con ella y estaba simplemente en otro nivel.

Aída me marcó muchísimo, pues tiene una experiencia internacional muy importante y estudió en buenas universidades en Europa y otros lugares. Aída me ayudó a encontrar una universidad en París, y me dio excelentes cartas de recomendación para las becas e inscripciones. Ella siempre ha estado entre mis referencias personales para cualquier trabajo o estudio que haga.

¿Cuál es el sello que tiene por ser abogado UNAB?
En primer lugar,  la UNAB inculca una deontología aplicada al estudio de los derechos y deberes, más precisamente enfocados al ejercicio de la profesión de abogado. Además, creo que me ayudó mucho el enfoque que tiene mi Universidad sobre los Derechos Humanos y la dignidad de las personas. Por último, la UNAB les permite a sus estudiantes interpretar de una forma práctica el Derecho en Colombia o el Derecho Internacional por igual.

¿Por qué no se contentó con el título de pregrado y decidió estudiar en Francia y Suiza?
Desde antes de comenzar mis estudios de universidad, ya sabía que me quería ir a continuar mis estudios de posgrado en el extranjero y más precisamente en Europa. Siempre fue parte de mis objetivos personales y profesionales.

¿Cuándo o por qué decidió no conformarse con una oficina en un edificio de lujo de Bucaramanga y, en cambio, meterse en esos conflictos en los que ha ido a parar?
Le tengo pavor a la rutina. Con el solo hecho de imaginarme ir todos los días a la misma oficina o que el día de hoy se va a parecer al de ayer, me enfermo. La profesión que escogí (trabajador humanitario), no tiene un día normal y ningún día se parece al anterior. Cada día está repleto de historias humanas, que a veces son tristezas pero también muchas historias bonitas.

¿Cuál ha sido la cronología de sus trabajos y lugares en los que ha estado?
Mi primera oportunidad con la Organización de Naciones Unidas (ONU) fue una práctica que realicé en La Haya (Holanda) en la Corte Internacional de Justicia, la misma corte que recientemente dictó sentencia en el proceso entre Colombia y Nicaragua. Como colombiano me tocó firmar un documento de confidencialidad para trabajar por tres meses en la Corte.  Luego de regreso a París realicé otra práctica con la delegación colombiana ante la Unesco. De Francia me mudé a Ginebra (Suiza) para continuar mis estudios en Derecho Internacional Humanitario y antes de terminarlos me contactaron para trabajar en la sede de la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur). De ahí pasé rápidamente al terreno, pues estuve como oficial de protección con Acnur durante dos años en Chad (África). Después me fui a vivir al Congo (África) para trabajar con Unicef en el campo de la protección de la infancia y con programas de reintegración de niños asociados con grupos armados.

Tras casi dos años, continué el mismo trabajo con Unicef pero esta vez en Somalia. Luego de tan solo tres semanas de estar trabajando con la operación en Somalia, se desató la hambruna y la crisis del ‘Cuerno de África’ del año 2011. Desde hace un año me encuentro trabajando con Danish Refugee Council (Consejo Danés para los Refugiados), que es la ONG internacional con el programa más grande de respuesta a la crisis actual de Siria, en el Líbano. Soy el responsable del equipo y del programa de protección.

Dicen los que saben del tema que no es cierto que en la guerra como en el amor todo valga. ¿De qué horrores ha tenido que ser testigo?
No me gusta esta pregunta.

¿Entonces cuál es la experiencia más desgarradora que ha tenido que enfrentar y en qué circunstancias?
He vivido muchas experiencias difíciles, pero creo que lo que más me ha parecido duro han sido las visitas a los hospitales donde conducía misiones de monitoreo y veía cosas muy tristes. Los servicios de salud en la mayoría de lugares de África donde trabajé eran demasiado precarios. Un día vi cómo un doctor amigo estaba tratando de salvarle la vida a un niño de seis años que pisó una mina antipersonal. No disponía de anestesia ni de la compañía de un cirujano.

¿Por qué suceden atrocidades como la carnicería que está viviendo Siria y al mundo pareciera no importarle cinco centavos?
La humanidad no ha aprendido sobre los horrores de la guerra. En 1859 Henry Dunant vivió y escribió sus memorias sobre la batalla de Solferino. Ese libro inspiró la creación del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en 1863 y luego las Convenciones de Ginebra en 1964. La idea original era la de aliviar los horrores de la guerra y proteger a la población civil. Hoy, 150 años después, las cosas están peor que en ese entonces. La guerra en Siria es una atrocidad más de la humanidad.

Si eso pasa en Siria, ¿qué no estará sucediendo en el Congo cuya guerra más de seis millones de muertos?
Cada guerra tiene sus orígenes y sus causas. La guerra en el Congo creo que tiene sus causas en cuestiones puramente económicas. Es uno de los países más ricos del planeta en relación con los recursos naturales, pero desafortunadamente y desde hace muchos todos sus recursos han sido explotados por varias potencias mundiales y por compañías multinacionales. La guerra y la inestabilidad política son la forma más simple de perpetuar la explotación.

¿Está hastiado de los conflictos armados? ¿O tiene energía suficiente para seguir asistiendo a los más afectados por los conflictos, que casi siempre es la población civil que nada tiene que ver?
Todavía tengo mucha energía, pero seguro tengo menos que hace siete años cuando llegué por primera vez a África.

¿Piensa algún día regresar a su país a hacer su aporte a la solución del conflicto armado interno? ¿O cree que ese momento jamás llegará?
Sí, claro. Es la pregunta que siempre me he hecho y siempre ha estado como una opción. El problema es que no he encontrado la oportunidad o el proyecto que me haga volver.

¿Qué consejo les da a quienes empiezan a estudiar Derecho en la UNAB?

Que aprovechen la oportunidad que tienen de estudiar en una excelente institución, pero que además valoren la ocasión tan grande que tienen simplemente de poder estudiar. Millones de personas en Colombia y en todo el mundo no tienen la misma suerte.

martes, 18 de febrero de 2014

Carlos Fernando, otro Galán que no le teme a la mafia (entrevista)

Entrevista al candidato al Senado y director de Cambio Radical, quien analiza asuntos espinosos de su partido como la negativa del aval al santandereano Fredy Anaya.

Carlos Fernando Galán Pachón se metió en esa camisa de once varas llamada política y no solamente debe responder por él y por la memoria de su padre, Luis Carlos Galán, sino que tiene que poner la cara por sus conmilitones, algunos de los cuales han hecho quedar por el piso a su partido.

Director de Cambio Radical y aspirante al desprestigiado Senado de la República, estuvo en Bucaramanga repartiendo volantes a quienes en el atiborrado Paseo del Comercio de inmediato le asociaban con el inmolado fundador del Nuevo Liberalismo e incluso al jubilado que acelerando el paso gritaba: “Eso no hay que votar por nadie. Todos son iguales”.

Este exeditor del diario El Tiempo, exconcejal de Bogotá (fue elegido con 48 mil votos en 2007), que estudió Relaciones Internacionales en Georgetown y Economía en la Universidad de Colombia, ‘rolo’ y de 37 años de edad, afirma que quiere ser senador “para que los colombianos puedan andar tranquilamente por las calles sin temor a ser atracados”, y que “a lo largo de mi vida he demostrado que no le tengo miedo ni a los mafiosos ni a los corruptos”, o al menos eso es lo que se lee en su propaganda.

Me jura que no es dueño de mansiones en Bogotá ni en Villa de Leyva o Ruitoque -como muchos de sus contrincantes- y subraya que: “Tengo mi hoja de vida transparente y tengo mi declaración de renta y la puedo mostrar, los ingresos que he tenido, qué plata y deudas tengo, porque tengo muchas deudas por campañas por ejemplo”.

Después de asegurar que fue el primero en denunciar el ‘carrusel de la contratación’ en el que están implicados los hermanos Néstor Iván y Samuel Moreno Rojas –nietos del dictador Gustavo Rojas Pinilla–, concedió esta entrevista al Periódico 15 y luego accedió a tomarse unas cuantas fotografías al pie de la escultura que en la Plaza Cívica del centro de Bucaramanga observa con dolor el despeñadero de la política en Santander.

¿En el lugar donde se encuentre su papá, estará contento con lo que usted hace o de vez en cuando viene y ‘le tira las patas’?

Espero que sí esté contento. Yo siempre en las decisiones que tomo, en mis actuaciones trato de pensar qué me recomendaría mi papá, y procuro ser coherente con lo que creo él pensaría que debo hacer. Es un ejercicio complejo donde uno ve que mucha gente le dice a uno: ‘Qué bien que está haciendo lo mismo que su papá, que está siendo coherente’, mientras otra gente me critica y dice: ‘No, su papá no pensaría eso, no haría eso’. Nadie puede decir exactamente qué pensaría él y qué haría, pero sí intento ser coherente con eso y ese es uno de los objetivos de mi carrera política.

¿Cuándo llegará el momento en que Cambio Radical, uno de los partidos más enlodados en el escándalo de la ‘Parapolítica’, le rinda cuentas al país?

Yo he dicho como director que es una vergüenza lo que pasó en Cambio Radical y he pedido excusas a nombre del partido. Ningún partido está exento de que miembros terminen involucrados en casos de corrupción o de delincuencia, pero tiene que manejarlo de manera transparente. La diferencia es cómo lo manejan: si pone la cara, si apoya las investigaciones. Cambio lo ha hecho y lo estamos haciendo, y hemos tomado conciencia de los errores que se cometieron en el pasado, y eso arranca por corregir esos errores. Por ejemplo en el proceso electoral anterior, tomamos decisiones difíciles de negar avales a personas que eventualmente no tenían un impedimento legal pero sí no deberían hacer parte de las listas de Cambio Radical porque generaban una incoherencia ética para el partido. No fue fácil. Logramos negarles el aval a cerca de doce candidatos que representaban más de trescientos mil votos, y en campaña usted sabe que es complejo para los políticos hacerlo. A mí no me entendían hacer eso muchos dentro del partido, pero lo hicimos, y creo que es un primer paso en reconocer los errores que se cometieron en el pasado, porque es fundamental hacerlo.

Ahora, me llama mucho la atención que el expresidente (Álvaro) Uribe y su grupo sean unos de los que ataquen a Cambio Radical por eso, siendo que él fue uno de los que fortaleció a Cambio Radical en el año 2006 con candidatos que después terminaron condenados. Le cito ejemplos: Rubén Darío Quintero, que fue su secretaria privado, condenado por ‘Parapolítica’. ¿Quién lo llevó a Cambio Radical? Álvaro Uribe. Y de ahí pa’lante usted encontrará seis o siete senadores que tuvieron esos problemas y que fueron llevados a Cambio Radical por el presidente Uribe. Entonces que él se desmonte de su responsabilidad, es un error. Cambio tiene que  asumirla y poner la cara. Y buscar asumirla  precisamente corrigiendo y depurando al partido. En ese proceso estoy comprometido.

Deje un momento a Uribe en salmuera, para que me responda: ¿qué ha hecho Cambio Radical por Santander?

El partido quiere apostarle a una renovación acá. Ha tenido una presencia con el senador actual que ha representado a Santander, pero entiendo que hay nuevas generaciones de colombianos y de santandereanos que quieren acompañar ideas nuevas, renovación, y a eso le apostamos también, que haya espacio para todos aquí en el partido. Yo tengo que ser muy respetuoso con quienes hacen parte del partido hoy y contra quienes no hay elementos para cuestionarlos o buscar que salgan de Cambio Radical, pero sí creo que es fundamental que no queden esas estructuras del partido como enquistadas indefinidamente en algunos sectores del país, sino que busquemos moverlas, renovarlas. A eso le apuesto con mi presencia en Santander: que la gente vea que en Cambio Radical hay varias alternativas.

¿Tan flojas están las relaciones con Bernabé Celis que usted prefiere decir “el senador actual”?

No, no, no. Las relaciones no están flojas con el senador Bernabé. Yo vine aquí eventualmente un par de veces el año pasado a hablar con él, lo respeto, creo que es un senador que ha hecho un trabajo importante, sé que tiene muchos enemigos, pero creo que él es consciente de la necesidad de aires frescos en la política santandereana, y por eso estoy aquí también promoviendo mi candidatura.

¿Si Cambio Radical es un equipo en el que todos tiran para el mismo lado, cómo se explica entonces que Celis es quien trató de meterles el autogol de incluir a su amigo Fredy Anaya –exdirector de la Cdmb– en las listas de su partido?

A veces se cometen errores en los equipos y a veces no hay suficiente conciencia de que la forma de corregir lo que pasó en el partido antes es siendo muy drásticos en algunas decisiones. Creo que no podemos cuestionar al senador Bernabé Celis ni decir que tiene algún compromiso poco ético con alguien; francamente no creo eso. Pero sí creo que a veces hay que ser más vehementes en el ataque a estas formas de hacer la política, porque si no somos así de drásticos no vamos a resolver el problema. El cambio en Colombia arranca por un cambio en la manera de hacer política, porque con la misma manera de hacer política vamos a tener los mismos resultados.

Con esa decisión que sé que afectó a sectores del partido, busqué darle una dinámica distinta a la manera de hacer política en Santander a Cambio Radical.

¿Usted asume la responsabilidad de no haber dejado colar a Anaya en la lista de aspirantes a la Cámara de Representantes que presenta Cambio Radical?

Yo revisé los nombres y espero no haber cometido errores en esa revisión. Revisé con un equipo que me acompañó, discutí con el consejo de control ético, con el comité central del partido, pero yo tomé varias decisiones entre esas esa, en la búsqueda de que el partido corrija los errores que cometió en el pasado. Esa la tomé yo.

Si revisó minuciosamente lo que aprobó, entonces permítame preguntarle por otros nombres. Daira de Jesús Galvis fue abogada de alias ‘La Gata’ –empresaria del chance–, militó en Convergencia Ciudadana del exsenador Luis Alberto Gil Castillo y ahora figura en lista al Senado por Cambio Radical.

Ella actualmente es senadora. Hay un derecho fundamental que existe en la Constitución, y es el derecho a elegir y ser elegido. Y la única forma para que la senadora Daira Galvis pudiera aspirar y ejercer su derecho a ser elegida, era por Cambio Radical, porque de lo contrario habría tenido que renunciar un año antes y no lo hizo. Entonces era muy difícil a una persona ya elegida, con curul, que no tiene una inhabilidad sobreviniente impedirle que entrara a la lista. Eso también hay que entenderlo porque se deben cumplir unas reglas… Tampoco podemos esperar que en la depuración una sola persona, yo de manera un poco autoritaria y dictatorial, inclusive a personas que tienen curul hoy en el Congreso y que no tienen un impedimento legal, trate de marginarlas porque eso habría podido llevar a que presentaran tutelas y me obligaran a mí a mantenerlas en las listas.

¿Entonces eso equivale a tener que tragarse ‘un sapo’?

En algunos casos sí.

¿‘Sapos’ como que el ‘cacique’ barranquillero Fuad Char –dueño entre otros negocios del equipo Atlético Junior– diga que ya no quiere más ser senador pero que le cede el turno a su hijo Arturo?

Arturo ya fue senador de 2006 a 2010, con una buena votación e hizo una labor importante en el Congreso. Yo respeto a la familiar Char y creo que han sido motores del cambio de Barranquilla. Si hay una ciudad en Colombia que en los últimos doce años ha tenido un cambio radical ha sido Barranquilla, y eso hay que reconocerlo. Esa es una labor que han cumplido tanto Alex Char como su heredera Elsa Noguera en la Alcaldía, y entonces creo que ellos más que compararlos con otros grupos políticos de la región y ponerlos en el mismo racero de esa región, hay que reconocer que son los que han producido un cambio real en la calidad de vida de muchos habitantes de Barranquilla.

¿Las compuertas de Cambio Radical están especialmente diseñadas para permitir el ingreso de exmilitantes de Convergencia Ciudadana (PIN-Opción Ciudadana)? ¿O qué hacen en la lista para Cámara en Santander la excandidata a la Alcaldía de Floridablanca, Alba Luz Vega, o Luis Fernando Sánchez?

No, yo creo que en todos los partidos han llegado candidatos de diferentes partidos. Ahí tenemos que hacer un trabajo de depuración y de darle coherencia programática a los partidos. Es un problema de todos los partidos. Hay gente que ha sido liberal toda la vida y hoy está por el partido Conservador, o viceversa. Ese es un problema que se origina en que hoy la ciudadanía no tiene claridad, ni los partidos mismos tienen claridad sobre sus posiciones programáticas en muchos temas. Los partidos en Colombia infortunadamente se convirtieron un poco en repartición de franquicias de avales, entonces el que quiera aspirar, tenga unos recursos y tenga chance de llegar, pues los partidos se lo pelean, sin importar qué piensa el señor sobre la educación, la salud o sobre los diferentes temas. Yo llegué a la Dirección del partido y busco hacer ese proceso para que progresivamente logremos que quienes estén en Cambio, todos, tengan coherencia programática con el partido, y no sean personas que simplemente busquen lograr un aval para llegar a una Corporación.

¿Usted mete las manos en la candela por un candidato a la Cámara por Santander, de Cambio Radical, llamado Ciro Fernández, cuñado del alcalde de Barrancabermeja, Elkin Bueno Altahona?

Nosotros pasamos al señor Ciro Fernández por la ventanilla única del Ministerio del Interior y no le apareció ninguna investigación, absolutamente nada. No hubo cuestionamientos en ese momento. Ahora entiendo que hay una información de un testigo que lo vincula con algún grupo, y eso debe ser aclarado. Yo ya le pedí al consejo de control de ética que revise el caso. Él ya quedó inscrito y bajo las normas electorales una vez inscrita la persona pasa el 16 de diciembre que es la etapa de modificaciones y no ha renunciado, se mantiene la inscripción.

El Consejo Electoral en 2011 no quiso que yo pudiera revocar la inscripción ni el aval de 309 candidatos que busqué revocar porque habían sido personas que no deberían estar en las listas de Cambio Radical. Renunciaron más de 160 en esa oportunidad cuando los denuncié públicamente, porque tenía elementos para hacerlo y estaban muchos de ellos inhabilitados, pero hoy a una persona que no tiene una inhabilidad sobreviniente, o sea una condena, o una sanción disciplinaria o fiscal, que ya haga parte de las listas y contra quien surja una acusación en este momento, lo que hay que darle es trámite a través del consejo de control de ética y pidiendo a las autoridades encargadas de investigar, que investiguen y sancionen. Yo espero que él demuestre que esas denuncias no son ciertas. Busqué hacer lo posible como director del partido para revisar el nombre de él y el de más de 200 candidatos que aspiran al Congreso. No fue fácil porque muchas veces había acusaciones de opositores a los candidatos que buscaban enlodarlos para que no se les diera el aval, entonces había que en esos procesos dilucidar cuándo había sustento en las denuncias y cuándo era una persecución de los enemigos. Porque si hay un partido que ha tratado de revisar honestamente el proceso electoral ha sido Cambio Radical: porque yo soy el director, porque fui secretario de Transparencia (dependencia de la Presidencia de la República), porque soy hijo de Galán, por mi discurso, por la actuación que he tenido en la política. Hay otros partidos que han cometido pecados gravísimos y de frente, y nadie los está cuestionando.

En Twitter le estaban diciendo hace algunos días que si tanto insiste usted con lo de la ética y la transparencia, ¿qué está pasando con un candidato de Cambio Radical en Córdoba, ‘Jocho’ García, que estaría ofreciendo casas gratis?

Lo que él hizo fue sacar un formulario, en el que hay una frase que dice: ‘Queremos ser beneficiarios de vivienda gratis”, y abajo recoge los datos de las personas para su campaña. No lo está diciendo, pero está insinuando que quien firme ese documento puede llegar a acceder a esos servicios del Estado, y eso es completamente falso. Primero es falso porque el Gobierno del presidente (Juan Manuel) Santos ha sido transparente en la entrega de las casas gratis y está muy claro quiénes son merecedores de ellas. Y nadie, ningún político, ningún partido, puede decir que va a entregar esas casas a cambio del voto. Segundo, es una manera de hacer política nefasta que yo rechazo de manera drástica y ya le pedí al consejo de control de ética del partido que revise el caso y a las autoridades competentes les voy a pedir que revisen el caso para ver qué irregularidad o qué ilegalidad cometió este candidato al hacer esto. Y le pido a él que responda públicamente. Este es un candidato que tampoco tenía cuestionamientos legales cuando se revisó su nombre.

Cuando Horacio Serpa se lanza al Senado como cabeza de lista y se autoproclama como abanderado de la renovación del partido Liberal, ¿usted le cree o ‘a otro perro con ese hueso’?

No le creo mucho el cuento de que sea la nueva cara del partido Liberal. Yo respeto al doctor Serpa, he tenido diferencias con él, entre otras su defensa del Gobierno de Ernesto Samper que para mí es cuestionable, pero creo que él es una persona íntegra y creo que tiene una trayectoria importante. Sí creo que el partido Liberal debería apostarle más a la renovación, a nuevas figuras. Debería haberlo hecho y lamento que no lo hayan hecho. En Cambio Radical tenemos cabezas de lista menores de 40 años. Ojalá que otros partidos hayan seguido lo mismo. El partido Conservador tampoco le apostó mucho a la renovación. La U tampoco, Centro Democrático tampoco. Pero sí creo que es fundamental que en Santander se logre enfrentar a unos herederos de mafias que están presentes en las candidaturas a Senado y Cámara, y en eso creo que el doctor Serpa podría ser un aliado.

¿Cómo observa usted que el exgobernador de Santander, Hugo Heliodoro Aguilar Naranjo –condenado por la Corte Suprema de Justicia a 108 meses de prisión por el delito de concierto para promover grupos alzados al margen de la ley una vez demostrados sus vínculos con paramilitares- tenga un hijo que es el actual gobernador –Richard Alfonso Aguilar Villa- y otro, el senador y candidato por Opción Ciudadana, Nerthink Mauricio Aguilar Hurtado?

El concepto que he aplicado como director de Cambio Radical es que uno no puede condenar a una persona por ser hijo de alguien condenado; es decir, que se heredan los delitos. Eso no se puede hacer. Pero sí creo que se heredan estructuras políticas construidas a través del delito, y en eso sí hay que cuestionar seriamente ese tipo de prácticas. Yo por ejemplo creo que hay personas que son familiares de una persona condenada, que no tienen ningún cuestionamiento ellos y ellos no están heredando el aparato político del familiar, están construyendo su propio espacio, y eso hay que respetarlo.

Pero hay otro caso como el de Santander donde evidentemente aquí sí ha habido una herencia clara política de un grupo a unos candidatos, y eso es seriamente cuestionable. La forma de enfrentar eso es con participación ciudadana. Esas estructuras políticas requieren que las enfrentemos con más participación ciudadana, con votos de opinión, con voto libre y transparente. Esa es la clave y yo llamo a eso, para que la gente entienda. Ahora, cuando se demuestra que esas personas hacen parte de una misma estructura ilegal, pues deberían ser investigadas.

¿Carlos Fernando Galán es tan cándido que piensa que en su país no se heredan los votos?

No, yo sí creo que eso existe y eso es grave y eso hay que revisarlo. Ahora, no se hereda el delito pero sí se pueden heredar los votos. No siempre se heredan los votos. Hay gente que no los hereda y hay gente que construye su espacio propio. Por ejemplo hay gente que han acusado de que heredó el aparato político de su padre, que fue condenado, y resulta que el padre sacó 30 mil votos y él sacó 150 mil votos. Entonces uno dice, bueno la herencia no es tan clara, ha construido su espacio propio. Pero hay otros casos donde uno sí ve claramente que son los mismos grupos, la misma gente, con la misma plata y con el  mismo origen que financia campañas y en eso hay que ser drásticos. Si no cambiamos la forma de hacer política en Colombia, la forma como se respaldan y financian candidatos en nuestro país, seguiremos teniendo los mismos resultados en corrupción y por lo tanto en muchos proyectos del Estado.

Cuando Rodrigo Lara Restrepo –cabeza de lista por Cambio Radical a la Cámara por Bogotá- sacó el comercial de televisión mostrando al septuagenario samperista Horacio Serpa y diciendo con ello que hay que renovar la política, en su defensa el exgobernador liberal les llamó a ustedes “los exuribistas de Cambio Radical”. ¿Hay peor insulto que a unos seres humanos les digan así?

Yo no he sido uribista, pero sí se le olvida al doctor Serpa que él fue embajador (en la Organización de Estados Americanos, OEA, en el año 2003) de Álvaro Uribe Vélez. Tratan de vender el cuento de que la política exterior es una política de Estado y que aceptarle una embajada no significa que esté apoyando al Gobierno necesariamente. Pero no nos digamos mentiras, esas embajadas son políticas y políticas que tienen que ver con política interna, y así como él cuestiona a algunos sectores de Cambio Radical que sí acompañaron a Álvaro Uribe, como muchos colombianos lo acompañaron, pues no se le debe olvidar que él después de enfrentarse con Uribe, le aceptó la embajada, para después salir a criticarlo. Si hubo voltereta de gente de Cambio Radical, la de Serpa fue tripleta.

Cuál es el plato preferido de Cambio Radical: ¿Las ‘lentejas’ que tanto les gustan a los conservadores? ¿La ‘mermelada’ de la Unidad Nacional? ¿O los ‘auxilios parlamentarios’ que su papá tanto combatió?

(Sonríe) Mire, ahí hay que ser un poco más críticos en el análisis. En la época del Nuevo Liberalismo existían los ‘auxilios parlamentarios’ y no habían sido eliminados por la Constitución, lo que pasa es que el partido utilizaba estos recursos de manera más transparente para brindar acceso a la educación, becas por meritocracia y otra cantidad de cosas. Entonces Uribe llegó y mandó el mensaje de que los ‘auxilios’ son terribles. Son terribles si son mal utilizados. Ahora, esos fueron eliminados. Si uno critica a un congresista porque ha logrado traer recursos de inversión para el departamento, pues difícil hacerlo porque eso es lo que le piden a los congresistas la gente que haga. Yo salgo a las calles de Bucaramanga, y he salido a las calles de Cúcuta o de Neiva, y le dicen a uno: ‘¿Y usted qué inversiones va a traer para el departamento?’. Si les digo que no puedo traer nada porque me van a decir que es ‘mermelada’, entonces me dicen quién va a votar por usted aquí si no va a traer nada. Hay que diferenciar: si es traer inversiones para el departamento, me parece que está bien; si es traer inversiones para que se ejecuten con contratistas amigos y robarse la plata, eso sí es terrible. Eso debe ser investigado y castigado. Simplemente deben ser proyectos que beneficien a los departamentos, y eso está bien.

En el tema de la ‘mermelada’ en puestos, Uribe también está tratando de desviar la atención. El Gobierno Nacional maneja 100 mil cargos, de los cuales en 8.000 de ellos tiene incidencia el Presidente de la República. De esos 8.000, (Juan Manuel) Santos ha nombrado 3.000, mientras que 5.000 fueron nombrados por Uribe. Entonces si hay alguien que tiene ‘mermelada’ en puestos hoy, es Uribe y su Centro Democrático, pero quieren presentarse como los que jamás han ofrecido un puesto a cambio de nada. Ellos fueron los que ofrecieron notarías y una serie de cosas a cambio de votos en la reelección de Uribe (2006). Ellos están tratando de desviar la atención con acusaciones que son parcialmente falsas, con medias verdades, sin aclarar cuáles son las características de los proyectos en el tema de los recursos o sin aclarar que ellos tienen más puestos en el caso de la burocracia.

Me parece importante que la ciudadanía analice de manera más crítica este tema, para no dejarse llevar por creer que lo que está diciendo Uribe es cierto.

Pastrana, Uribe, Santos… ¿Le puede esperar algo peor a este país?

Es relativo. Yo soy un actor político ahora y claro que eso está en discusiones y se hace énfasis en las diferencias con otros sectores. A Pastrana por más de que lo critico en muchas actuaciones y fue un desastre lo que hizo con la guerrilla de las Farc, también hay que reconocerle que con ese desastre logró vencer políticamente a las Farc. Es decir, las Farc eran unos actores políticos muy relevantes en Colombia hasta 1998; en 2002 quedaron muertos políticamente. Eso se le debe a la debacle Pastrana, pero se le debe a él.

A Uribe hay que reconocerle que les recuperó la confianza a muchos colombianos, fortaleció las Fuerzas Militares, trajo mucha inversión… Eso hay que reconocerlo, y si no lo hacemos sería obtuso; pero también cometió muchos errores y graves. El tema de los ‘falsos positivos’ (ejecuciones extrajudiciales), muchísimos casos de corrupción en su Gobierno como Agro Ingreso Seguro, las ‘chuzadas’, la Dirección de Estupefacientes… Entonces no hay que tratar de poner las cosas en blanco o negro.

Y Santos ha hecho una apuesta por modernizar este Estado, por cambiar cosas que nos han afectado mucho como el conflicto armado interno, y hay que apoyarlo en eso. Claro que ha cometido errores también, como todos los gobiernos. Se equivocó en el manejo del tema del agro. No es responsabilidad de él la crisis del agro, sino de todos los gobiernos de los últimos 30 o 40 años. Le explotó a él y la manejó mal. Corrigió después. Hay otros temas en los que también ha cometido errores. Pero cuando uno mira la película completa, sin caer en el tema de que todo es blanco o negro, se da cuenta que es mucho más lo bueno que ha logrado este Gobierno y lo que puede lograr si sigue.

Usted anunció hace algunos días que el 9 de marzo habrá una gran sorpresa de parte de Cambio Radical. ¿Esa sorpresa es que su jefe y amigo Germán Vargas Lleras sea la fórmula vicepresidencial de Juan Manuel Santos, y que los liberales y los demás que están untados de ‘mermelada’ se frieguen?

No sé cuál va a ser la fórmula. Claro que me gustaría que fuera Germán Vargas, pero hay que respetar la decisión que tome el presidente, y no ponernos ni a proponer ni promover candidaturas porque ese es un fuero que tiene el presidente para escoger su llave. Le digo una cosa: si Vargas Lleras termina siendo candidato tendremos la oportunidad de votar por dos presidentes en una sola llave, y eso no había ocurrido nunca. Y no solamente eso, sino que en las otras candidaturas presidenciales apenas algunos tienen pinta de presidenciables. En este caso tenemos dos candidatos en fórmula presidenciables. Ahora, el resultado va a ser sorpresa esté o no Vargas Lleras en la fórmula vicepresidencial. A Cambio Radical lo daban por muerto, apostaban que no iba a tener el umbral, y el 9 de marzo no solamente vamos a tener el umbral sino que vamos a pasar de siete más de diez senadores. Eso va a convertir a Cambio en una fuerza importantísima en la gobernabilidad del próximo periodo. A eso le apuntamos.

¿O sea que por lo menos sacan los 450 mil votos?

¡Sobrado! Si hoy tenemos siete senadores que aspiran nuevamente a la reelección, sumémosles los candidatos nuevos como Germán Varón, Rosmery Martínez, Estevenson Marulanda y como Dusan Vélez, todos candidatos importantes que ponen votos, incluida mi candidatura que también aporta unos votos al partido. Estamos creciendo y lo vamos a demostrar el 9 de marzo.

¿Hoy usted pasará por la esquina sur de la calle 36 con 25 a darle el último adiós a la ruinosa casa donde nació Luis Carlos Galán, y que el Municipio de Bucaramanga no ha sido capaz de preservar?

Espero que no sea el último el último adiós y que se logre preservar esa casa para que sea un espacio de debate, de participación de jóvenes y discusiones políticas. Un centro de pensamiento que promueva la memoria de Luis Carlos Galán.

Gabriel Burgos, la carta de Uribe en Santander (entrevista)

El exviceministro de Educación Superior quiere llegar al Congreso para hacer equipo con quien considera el único presidente que sí tiene logros para mostrar en ese terreno. Aprovecha para lanzar dardos al Gobierno Santos.

Pocos minutos después de las dos de la tarde del 4 de junio de 2007 y en momentos en que algunas universidades públicas hervían por las protestas, Gabriel Burgos Mantilla se llevó el susto de su vida. Un paquete-bomba enviado a su despacho le estalló cuando intentaba abrirlo y por poco lo mata. Hoy, siete años después, este abogado bumangués lleva en su cuerpo las huellas del explosivo con el que algún criminal trató de deshacerse del entonces viceministro de Educación Superior.

Había llegado a desempeñar ese alto cargo por expresa decisión de Álvaro Uribe Vélez, pocos días después de haber dejado de manera intempestiva la rectoría de la Universidad Autónoma de Bucaramanga (UNAB), en la que estuvo durante 18 años tras haber sido decano de Derecho. Paulatinamente las heridas en su cara, tórax y manos fueron sanando y el zumbido en sus oídos desapareció, pero Burgos Mantilla siguió encima de ese ‘potro’, amparado por un guardaespaldas y sin abandonar al presidente de Colombia.

Pudiendo haber ‘tirado la toalla’ en ese momento o en los tres años y medio posteriores de la era Santos, Burgos Mantilla no ha parado un día en la defensa de su jefe y amigo, de quien considera es el mejor mandatario de los últimos tiempos, así al instante de decirlo le caigan rayos, truenos y centellas.

Ahora, tras recibir una nueva llamada Uribe es el número 27 en la lista cerrada al Senado de la República por el Centro Democrático que encabeza el propio Uribe Vélez. El ofrecimiento inicial fue para la exministra de Comunicaciones, Martha Pinto de De Hart – que desistió del encargo–, y entonces la suerte –si lo es– le correspondió a Gabriel Burgos Mantilla, quien sostiene que no ha perdido la chaveta y que lo suyo es un simple gesto de lealtad.

Una especie de baloto que no compró –porque advierte que de su bolsillo no está saliendo un peso para la campaña- y que si se lo gana le significará formar parte durante cuatro años de la alineación uribista que desde ya anuncia enconados debates con adversarios como un Jorge E. Robledo o un Iván Cepeda, con quienes Uribe la tiene casada desde hace rato.

A sabiendas de la andanada de preguntas incómodas que le vendrían, Burgos Mantilla accedió a dar esta entrevista al Periódico 15, sin titubear, y menos con la manía de Uribe de responder solamente lo que le conviene.

¿Por qué quiere ingresar a una de las instituciones más desprestigiadas del país?

Primero, porque soy un profundo admirador del presidente Uribe y le reconozco lo que él hizo por el país y le reconozco lo que él hizo por la educación. Es el único presidente, lo digo sin temor a equivocarme, que ha hecho algo por la educación en Colombia por lo menos en los últimos veinte o treinta años. Y para mí en el fondo me sentí muy honrado que él me hubiera seleccionado para acompañarlo en esta lista. Creo que mi experiencia y tantos años de estar en un campo como la educación, donde él me pidió que me desempeñara, pues puede ayudar.

Lo que Uribe está planteando con su lista es algo muy importante, porque salvo dos o tres excepciones, los que estamos ahí somos gente absolutamente ajena a la política y que si se logra el cometido que él plantea, pues realmente sí va haber un cambio en el Congreso Nacional.

Si usted no es un 'cacique' electoral, ¿para qué meterse en ese berenjenal?
Simplemente para acompañar al presidente Uribe, porque  creo en él y creo en su tarea.

¿Qué cuentas están haciendo ustedes los uribistas de cara alas elecciones del próximo 9 de marzo?

Como yo no soy ‘cacique’ electoral, no puedo hablar mucho de cuentas. Lo que he oído en las reuniones que hemos tenido es que la aspiración, por lo menos lo que se dijo hace un mes largo, es que los estrategas políticos del Centro Democrático consideran que hay un piso de dos millones cien mil votos y que esa sería la mínima votación que sacaría una lista al Senado encabezada por el presidente Uribe. Si se repiten los resultados de hace cuatro años o suben un poquito, le darían entre 15 a 18 senadores, que es la base que ellos consideran que tienen, pero la meta a la que aspiramos a llegar es alrededor de cuatro millones trescientos mil votos; evento en el cual, dependiendo de la votación, se lograría llegar a treinta y pico de senadores. Digamos entonces que es en esos dos extremos en donde están las expectativas del resultado del 9 de marzo.

¿Usted en el renglón 27 de esa lista, hablando en términos ciclísticos, estaría ‘chupando rueda’?

Sí. Si nos quedamos en el piso por supuesto que no tengo oportunidad, pero si llegamos al techo sí seguramente estaré en el Senado por el próximo periodo.

¿De ‘coronar’, aceptaría a ciegas que lo asignaran a cualquier comisión o en qué temas preferiría adentrarse?
Ya tengo muy claro e inclusive lo he hablado con el presidente Uribe y con María del Rosario Guerra (exministra de Comunicaciones), el tema mío sería la educación. Aún más, ya estoy trabajando en eso y estuve mirando la propuesta que presentó el doctor Óscar Iván (Zuluaga), que me parece es excelente para la educación básica y media, y creo que también hay que trabajar mucho en la educación superior. Uno de los temas que llevaríamos como bancada, sería una reforma profunda al sistema de educación básico, medio y superior de Colombia.

En las recientes pruebas PISA (Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes) peor no le pudo haber ido a Colombia, que ocupó el puesto 62 entre 65 países, solamente por encima de Perú, Indonesia y Catar. ¿Se puede hacer algo para salir de esa olla y recortar esa diferencia de un siglo que llevan países como China, Corea del Sur, Vietnam y Polonia?

¡Claro! Aquí hay muchas cosas que decir. El único presidente en los últimos cuarenta años que le ha puesto seriedad al tema de la educación en Colombia, ha sido Álvaro Uribe Vélez. Todos recordamos la cifra que en el siglo XX hubo un ministro de Educación cada tres meses y hubo ministras cuyo único mérito era haber sido amas de casa. Nunca ningún presidente, ni liberal ni conservador, puso atención a la educación y por eso llegamos a donde llegamos. La ‘revolución educativa’ que hizo Uribe en sus ocho años de Gobierno y que lideró Cecilia María Vélez, pues fue una profunda transformación, que claro que no fue completa, pero se modernizó el Ministerio, se sistematizó todo el sistema de educación. Nosotros no sabíamos cuántos maestros teníamos; hoy por lo menos sabemos. Se cambió el estatuto docente y se acabaron las huelgas. Eso para hablar de la educación básica. Hoy por lo menos sabemos cuántos niños van y se controla lo que era un caos y una corrupción. Se estableció el ingreso a la carrera docente y el ascenso por méritos. Lo que hicieron Uribe y Cecilia María Vélez, diez años después es lo que está haciendo ahora como una gran revolución el presidente de México (Enrique Peña Nieto). Y el campo de la educación superior también hubo un cambio profundo: se estableció el Registro Calificado, se establecieron las licencias previas, se promovió el sistema de acreditación voluntaria y se desarrolló el tema de la educación virtual. De manera que sí hubo un cambio profundo y serio en la educación superior, igual que en educación básica. Esa tarea hay que continuarla. Hoy afortunadamente para el país, veo que la campaña política gira mucho alrededor de la educación y todos los candidatos y partidos hablan de educación. Bueno, ahí hay una gran oportunidad para el país.

¿Pero entonces por qué razón el fracaso de la reforma a la educación superior en el Gobierno Santos y en la administración de la ministra María Fernanda Campo?

Ahí hubo dos grandes irresponsabilidades. Una del presidente Santos al nombrar como ministra a una persona sin ninguna experiencia en educación. No sé por qué razón. No tengo nada personal contra ella y me parece una persona excelente, pero uno no puede salir de haber estado en un campo comercial como la Cámara de Comercio de Bogotá a manejar la educación de Colombia. Y creo que también hubo irresponsabilidad de parte de ella al aceptar ese cargo, porque ella no conocía eso. La educación es muy compleja. Uno tiene que haber vivido muchos años en el campo de la educación para entender su importancia y su complejidad, y ellos no fueron capaces porque no tenían la experiencia.

Y lo otro es que pues el señor Santos tiene que quedar bien con todos, y así no se hacen reformas, ni se hacen modificaciones. Cuando uno tiene que contentar a todos no sale con nada. La experiencia del Gobierno de Santos es que no hubo reforma educativa, ni reforma minera, ni reforma a la Justicia, porque uno no puede gobernar para poner contentos a todos. Tiene que haber programas y cumplirlos, y Santos dijo una cosa pero al fin no hizo nada.

¿Cree que estudiantes de la UIS o de la Universidad Nacional votarán por Gabriel Burgos al Senado?

Habrá algunos que no votarán por mí, pero creo que habrá otros que sí lo hagan, porque al fin y al cabo todos saben lo que yo he hecho en la educación superior. Nadie puede acusarme de haber obrado mal en los treinta años que estuve en la UNAB, ni nadie puede criticarme por mi labor en el Viceministerio de Educación Superior. Por supuesto, pues como en todas las cosas, habrá posiciones ideológicas a favor y posiciones en contra de lo que yo pienso, pero lo que yo hice fue de manera clara, abierta y franca.

Al comienzo de esta entrevista usted me dijo: “Salvo dos o tres…”, y de inmediato pensé que se iba a referir a los pocos de la lista de Uribe que no tienen ‘rabo de paja’.

Lo que quiero decir es que en las reuniones que he estado, quienes hayna tenido experiencia parlamentaria sólo hay tres o cuatro. Recuerdo a Jaime Amín, por ejemplo, y el presidente Uribe por supuesto, que han tenido experiencia en participar en campañas electorales y haber estado en el Congreso.

Pero por qué no habla del exasesor presidencial tan…

¿Por qué quiere que yo le hable de José Obdulio Gaviria?

Entonces al grano: ¿Cómo se sentirá Gabriel Burgos en el Congreso al lado de José Obdulio Gaviria –primo del narcotraficante Pablo Escobar Gaviria– en la foto que algún día se publicará?

José Obdulio es una persona de confianza del presidente Uribe, y uno le tiene que respetar al presidente Uribe sus amistades. Yo no estoy de acuerdo con muchas de las posiciones de José Obdulio, pero creo que tampoco tengo por qué rechazarlo por su parentesco. En este país ni en ninguna parte puede haber delitos de sangre, ni uno puede responder por sus parentescos. De la misma forma como alguna vez acusaron a Fabio Valencia Cossio de que no podía ser ministro porque su hermano estaba en la cárcel. Eso no tiene sentido.

¿Los uribistas quieren la paz de Colombia?

Claro que queremos la paz. ¿Quién no quiere la paz? Lo que pasa es que a qué precio. ¿Tiene sentido que hagamos una paz entregando parte del territorio nacional a unos personajes que nos han perseguido, nos han asesinado, han puesto minas ‘quiebrapatas’, han secuestrado, han violado niñas, han producido abortos, durante treinta años, y ahora olímpicamente ‘dénos parte del Congreso y perdónenos todo’? Eso no tiene sentido. Aun más: estoy seguro que el pueblo colombiano no aprueba eso. Si hay proceso de paz ellos tienen que pagar su pena. Además las condiciones de hoy son distintas y lo que se hizo con el M-19 hace veinte años hoy no se puede repetir. Esta la justicia penal internacional y eso sería de por sí un error estratégico del país. Me parece lógico que al guerrillero raso, al campesino que se vinculó a la guerrilla, se le amnistíe y se le libere porque ellos son peones de esa tarea, pero los comandantes tienen que pagar cárcel. Es que uno no puede impúnemente delinquir durante treinta o más años, hacer todas las atrocidades que ellos cometieron, y luego llegar alegremente al Congreso de la República. Estoy seguro que el país no acepta eso.

¿Se ve como senador deliberando en plenaria al lado de Tomochenko?

Yo me veo deliberando al lado de Robledo o de Cepeda, y uno puede no estar de acuerdo con las ideas de ellos, pero yo no me veo deliberando al lado de un asesino que secuestra, que mata, que bombardea pueblos. Eso sí no lo aceptaría.

¿Le entendí mal o es que les está diciendo guerrilleros a Robledo y Cepeda?
No, que ellos son personas de izquierda que no están de acuerdo con la política del presidente Uribe, pero con los que puede uno controvertir, exponer puntos de vista opuestos a los de ellos, pero sin amenazas y sin fusiles.

¿En marzo habrá una renovación de las caras santandereanas en el Congreso? ¿O tendremos que resignarnos a seguir viendo los mismos ‘honorables’, incluidos herederos de los condenados por la ‘Parapolítica’ y la ‘Yidispolítica’?

Confío en que los santandereanos tengamos la entereza de apoyar al Centro Democrático y hacer realmente una renovación profunda. Si el Centro Democrático resulta exitoso, van a llegar nuevas caras al Congreso por Santander y por todo el resto del país.

¿Se sentiría cómodo entonces al lado de un Édgar Gómez Román, un Fredy Anaya, un Nerthink Mauricio Aguilar?

Lo cortés no quita lo valiente.

¿Por qué usted es el único santandereano en la lista uribista al Senado?

Yo no aspiraba a esa lista, yo nunca hice ninguna intriga y fue el presidente Uribe el que me ofreció estar. Él es que debe contestar esa pregunta.

¿De su parte es lealtad hacia el expresidente antioqueño o más bien vocación suicida?

(Sonríe) Más lealtad que vocación suicida.

¿Uribe senador respetará las reglas del Congreso y se callará cuando se lo ordenen? ¿O seguirá sintiéndose presidente?

Él es un hombre serio y lo ha demostrado a través de toda su vida. Siempre ha cumplido lo que ha prometido. Él llegó en el año 2002 con una promesa clara y un plan de gobierno claro, y los cumplió durante sus ocho años, y creo que va a cumplir las reglas de juego cuando llegue al Senado.

¿Qué pesa más: la 'mermelada' santista que le han dado al gobernador Richard Alfonso Aguilar para ponerlo de su lado o la profunda amistad de Uribe con el exgobernador Hugo Heliodoro Aguilar -condenado por la ‘Parapolítica’- y con quien hasta se lanzaba del cablevuelo de Panachi?

Por lo que usted me dice, pesa más la ‘mermelada’ santista.

¿Bucaramanga y Santander van por buen camino de la mano de Luis Francisco Bohórquez y Richard Alfonso Aguilar, respectivamente?

Van por buen camino a pesar del gobernador y del alcalde. El ‘milagro’ de Santander y de Bucaramanga es que a pesar de tener los gobernantes que tiene, están donde están. Santander es la economía que más crece, Bucaramanga es la ciudad donde hay menos desempleo, y aquí la pequeña y la mediana empresa florecen así como las nuevas tecnologías y tenemos un grupo de empresarios y emprendedores muy valiosos. Eso se ha hecho a pesar de los gobernantes que hemos tenido.

¿Qué es subirse a una  tarima con Uribe y que les griten hasta… ?

Sí, ese es el riesgo de la política y el riesgo de la claridad de Uribe en su posición política. Él es único en exponer un programa político claro, sus famosos ‘huevitos’ los repite y los repite, y eso es lo que causa el agrado de mucha gente pero también ese rechazo de otra gente.

¿Apostaría que el exministro uribista Óscar Iván Zuluaga será el nuevo presidente de Colombia?

Creo que si los colombianos, como lo estoy viendo, entienden la campaña que está haciendo el presidente Uribe, las políticas que está pregonando y obtenemos un excelente resultado, como lo estamos previendo, en las elecciones del 9 de marzo, hay muchísimas probabilidades de que Óscar Iván Zuluaga sea el próximo Presidente de Colombia.

¿Por qué los uribistas tratan como traidor y tramposo a Juan Manuel Santos que fue ministro de Defensa de Uribe y se crió en las filas uribistas?

No, Juan Manuel Santos no se crió en las filas uribistas. Santos ha sido siempre un oportunista. Él miró la fuerza de Uribe y se le pegó, pero no fue uribista desde el principio. Lo mismo que hizo (Germán) Vargas Lleras y muchos otros. Santos, con muy buen olfato vio una oportunidad política, pero nunca fue un uribista de ‘racamandaca’. Tan es oportunista que inmediatamente ascendió a la Presidencia decidió cambiar toda el proyecto político con el cual fue elegido, sin ruborizarse.

En estos últimos tiempos hemos visto postales de archirivales como Horacio Serpa con Luis Alberto Gil, o de Álvaro Uribe con Andrés Pastrana. ¿Qué tal que la próxima sea la de Uribe y Santos toteados de la risa montando a caballo sin regar el tinto o jugando golf en Anapoima? ¿Qué tal que su jefe lo haga quedar mal?

Hay que vivir para ver. Yo no creo que eso se dé, pero en política dicen que se da de todo y que nunca hay cadáveres políticos.





El candidato al Senado por el Centro Democrático, Gabriel Burgos Mantilla, al lado de la propaganda de su jefe político, el expresidente Álvaro Uribe, en la sede de la calle 42 con 27 proporcionada por el empresario avícola Francisco Serrano. / Foto Pastor Virviescas Gómez

Gabriel Burgos dice que sin importar los resultados de las elecciones de marzo, es y seguirá siendo “un profundo admirador del presidente (Álvaro) Uribe, creo en sus políticas, que nos devolvió un país que teníamos perdido, y le agradezco todo lo que ha hecho”. / Foto Pastor Virviescas Gómez