domingo, 16 de diciembre de 2012

"¡La radio es vida!": Darío Arizmendi



El veterano periodista antioqueño habla de su pasión por el medio, pero también se adentra en honduras como los abusos que cometió su paisano el ex presidente Álvaro Uribe Vélez, a quien hoy día no le rebaja ‘ni media’. “Y menos mal que no fue reelegido”, dice esta leyenda de los medios colombianos.

Después de llegar como un rayo al parqueadero de Comfenalco en la avenida ‘González Valencia’ a las 5:04 de la madrugada del viernes 25 de noviembre de 2011, Darío Arizmendi Posada ya se estaba acomodando en la silla del auditorio-cabina desde el cual se transmitiría ese día el programa ‘6 A.M. Hoy por Hoy’ de Caracol Radio.

Aunque el ruido de la noche en el sector del hotel no lo había dejado dormir plácidamente, a Arizmendi se le ‘compuso’ la jornada con la noticia que horas antes había difundido el noticiero CM& y en la que los protagonistas eran el ex presidente Álvaro Uribe Vélez junto a sus amigos de la derecha colombiana y la oposición venezolana.

La razón es que ya tenía noticia de peso para abrir el noticiero con las destempladas expresiones del exmandatario colombiano, enemigo de los acercamientos con el vecino país y de que el presidente Juan Manuel Santos haya encontrado en su homólogo, Hugo Rafael Chávez Frías, su “nuevo mejor amigo”.




En cuestión de segundos tenía al aire a Eduardo Fernández, líder socialcristiano venezolano y uno de los asistentes a la reunión en la que Uribe Vélez les da instrucción a los opositores para que enturbien las relaciones entre Caracas y Bogotá.

Así empezó la jornada que se extendió hasta las 9:59:59 de la mañana con un menú que fue y vino de los asuntos políticos al fútbol y del pésimo estado de las carreteras en Santander a las bolsas del mundo, abriendo las compuertas a la música, el humor y las cosas curiosas, con más de una carcajada en medio del constante manoteo y gesticulación para buscar un enlace o para darle el cambio a un corresponsal.

A su lado estaban Gustavo Gómez, Erika Fontalvo, Cesar Augusto Giraldo, Camilo Durán y Juan Carlos Ordóñez, coequiperos a quienes les repartió juego para que le complementaran una entrevista a Ernesto Samper, profundizaran en la crisis egipcia o revelaran el audio de un Francisco Santos diciendo con jocosidad que cuando fue vicepresidente de Colombia, Chávez lo llamaba ‘Santos el bueno’, mientras que al entonces ministro de Defensa y hoy presidente, le llamaba ‘Santos el h…’. 

Arizmendi tuvo tiempo hasta para bajar a saludar a su amigo el gobernador de Santander, Horacio Serpa, para desayunar changua con arepa amarilla y tamal en un improvisado comedor montado en un salón contiguo y para caer en la tentación de engullir varios trozos de chicharrón carnudo, frente a unos 250 espontáneos que se dejaron seducir por la oferta de ver en vivo y en directo cómo hacen el programa con más adeptos en el país.

Nacido en Medellín en 1946, este caballero al que muy pocas veces se le ve con la ‘piedra afuera’, es quien encabeza los estudios de audiencia a nivel nacional en el horario de 6 a 10 de la mañana con un millón 135 mil oyentes, seguido por La W (Caracol) de Julio Sánchez Cristo con 755 mil seguidores, la FM (RCN) de Vicky Dávila con 392 mil radioescuchas y, rezagado en un cuarto lugar, Francisco santos, de la básica de RCN con apenas 347 mil oyentes. Cifras que muestran un aumento de 3,8% para Arizmendi y una caída en barrena de 28,3% para Santos.

A Arizmendi hay quienes lo idolatran, pero también quienes lo detestan. Unos lo ven como un hombre corajudo, preparado y divertido; otros como un ‘dinosaurio’ que además se atreve a cuestionar al ‘mesías’ que gobernó a Colombia de 2002 a 2010. Ese es el precio que debe pagar una ‘estrella’ que se vanagloria de no callar nada y que en medio de la fama y de las preocupaciones de sus escoltas por su seguridad, tiene la voluntad para leer los titulares del Periódico 15, felicitar a la UNAB por atreverse a financiar este medio de comunicación que pronto llegará a los diez años de existencia, y conceder una entrevista exclusiva sin más afanes que los de un asistente que al instante le está haciendo señas para que se marchen.

Este es el diálogo con quien junto a Juan Gossaín y Yamid Amat ha sido uno de los grandes protagonistas de la radio noticiosa de los últimos 30 años en Colombia. Habla el periodista que no le ‘comió cuento’ al exministro del Transporte (Andrés Uriel Gallego), que desde un principio fue escéptico de la administración del hoy defenestrado alcalde de Bogotá, Samuel Moreno Rojas, y quien a pesar de haber estudiado en una universidad del Opus Dei (Navarra, España), se declara liberal de ideas.



¿Usted es como esos muñecos de Duracell que tienen baterías inagotables?
Pues hombre, hasta el momento y gracias a Dios he gozado de una magnífica salud. Mi papá tuve la fortuna de que murió a los 101 años en muy buen estado de salud general y mental, y mi mamá de 87 años. En general ha sido una familia de longevos. Me cuido evidentemente, hago veinte minutos de ejercicio todos los días antes de llegar a Caracol. Me levanto a las tres y cuarenta y hasta las cuatro troto en una máquina; como sano y hago deporte los fines de semana también.
¿Pero cuándo llegará ese momento como Juan Gossaín (director de RCN Radio durante décadas), que decidió cerrar el capítulo de la radio e irse a vivir sin estrés a Cartagena?
Cuando me mame, cuando me canse, salvo que la empresa tome una decisión por circunstancias ya propias de audiencia o porque los resultados no se den. Creo que uno se da cuenta y le he dicho a mi familia que por mi voluntad me retiraré el día en que despierte y diga: ¡qué pereza ir a trabajar!, ¡estoy cansado! Ese día presento la carta de renuncia.
Hasta ahora las cosas se han dado. Yo trabajo con enorme entusiasmo. Me levanto con una alegría extraordinaria y con todas las pilas puestas, porque es una profesión que me apasiona y que ha implicado todo mi esfuerzo, mi talento, mi sacrificio, el estudio, el coraje, el aguante… y porque tengo un equipo de compañeros excepcionalmente buenos profesionales, buenos amigos. Somos verdaderamente amigos, camaradas. Entre nosotros nos respetamos pero nos queremos, nos ayudamos y mamamos gallo todo el tiempo.

En esa balanza de ser un periodista destacado y no uno del montón, a qué factor le da más importancia: ¿a la pasión por el oficio, a la facilidad de hablar tres o más idiomas, a la versatilidad con las nuevas tecnologías?
La pasión es clave para el ejercicio profesional. Si uno no tiene pasión, entonces cambie de profesión. Cuando los estudiantes me preguntan qué se necesita, yo les digo que primero tener la vocación, la pasión y el compromiso, por supuesto, y naturalmente la preparación académica y la formación que desarrolla un criterio, que da una apreciación de los acontecimientos. Uno aquí no para y tú lo sabes muy bien Pastor, que hay que estudiar permanentemente y mantenerse informado, no ceder camino, no aflojar en ningún momento y tratar de estar al día y al tanto no solamente en los asuntos de los que uno se ocupa para la preparación del programa, de los temas, de los personajes y de documentación, sino también estar al día en tecnología, porque al que no lo esté también lo deja el tren.

¿Se puede bajar la guardia en radio y dormirse en los laureles?
¡No!, porque la radio es el medio de la simultaneidad de los hechos y en la radio se viven los acontecimientos. La radio es la que informa siempre en el mundo entero. Es una naturaleza y un medio diferente en ese sentido a la prensa escrita, a la televisión o a las mismas redes sociales. El que baje la guardia en radio también se queda y pierde el año.

Periodistas que le siguen la huella a la radio dice que usted está ‘sobrado de lote’ es en gran parte porque con Francisco Santos en la dirección de RCN Radio usted no tiene competencia.
No, yo respeto a la competencia toda. Absolutamente toda. ‘Pacho’ viene de la prensa escrita y, sobre todo, de la Vicepresidencia de la República, entonces ocho años de desgaste político de todas maneras condicionan un poquito y no necesariamente de la mejor manera. Yo vengo de la prensa escrita también; de El Mundo y de El Colombiano, y en España había trabajado en un par de periódicos durante dos o tres años, pero si uno tiene la vocación, la pasión y el compromiso, y se adapta al medio, hay que aguantar y hay que esperar. Ahora, vamos a ver si él tiene el temple y tiene el aguante porque estas canas mías no son pintadas. Este es un oficio que se hace con el correr de los días y de los años, con muchos secretos. Yo ya tengo una experiencia enriquecida y acumulada pero que se la he aprendido a grandes maestros y a grandes compañeros que he tenido a lo largo de todos estos años.

¿Añora esa época de las rotativas?
¡No!  La tengo en mi corazón con mucho cariño porque parir un periódico, como yo ayudé a fundar El Mundo y fui el primer director durante doce años de un periódico muy exitoso e innovador. La época en que trabajé en medios impresos son etapas de la vida, pero que uno ya considera superadas y dice ¡ya! En algún momento me han ofrecido cosas en prensa escrita igualmente atractivas, pero no he querido porque definitivamente después de haber probado prensa escrita, radio y televisión, me quedo con la radio. ¡La radio es vida! La radio es mantenerse uno en la jugada. Creo que en parte mi vitalidad se debe a eso. Aprovecho para felicitarlos en el Periódico 15 porque yo sé lo que es hacer un esfuerzo de estos.
Un paisano suyo, el gobernador electo Sergio Fajardo, criticaba del Partido Verde el centralismo y les recordaba que Colombia no es solo Bogotá. ¿Esa es también un poco la gracia de Caracol Radio?
Yo creo que sí, porque le damos importancia a las regiones, porque tenemos espacios locales dentro del gran noticiero nacional y por nuestra proximidad permanente con la provincia colombiana a través de las giras y de los distintos boletines, temas y personajes. Caracol es una cadena nacional. No es fácil hacer radio generalista tratando de satisfacer públicos tan disímiles y diversos como son el de Bogotá, el de Cali, el de Bucaramanga o el de Barranquilla, pero todas estas giras que hemos venidos haciendo por todas las capitales de Colombia nos enseñan mucho y nos hacen entender y tener en la brújula cada vez más claramente el hecho de que Bogotá no es el país. Y además yo soy de provincia, y respeto y quiero mucho a la provincia.

¿La distancia que usted toma de los hechos y el tono con el que trata a los personajes es real? ¿O es como en el antiguo programa de ‘La Polémica’, que los comentaristas como Édgar Perea e Iván Peláez se daban ‘palo’ al aire pero salían a comer y beber como todos unos compadrotes mientras los incautos creían que estaban a punto de irse a los puños?
¡Es real! Es absolutamente real y yo no haga nada impostando ni nada pensando en las apariencias. Respondo a unos principios éticos y profesionales, a unos valores y a unos compromisos con mis oyentes que son realmente la razón de nuestro trabajo. Cuando voy a hablar pienso en quién me puede estar oyendo tanto en las ciudades como a nivel nacional. Siempre el objetivo es el destinatario del mensaje, pero es espontáneo y a veces uno se sale de casillas y se pone en un tono bastante más duro; eso a veces incluso lo he tenido que lamentar, pero es auténtico.

¿Lo veremos algún día ‘fumando la pipa de la paz’ con Álvaro Uribe Vélez? ¿O usted se mantendrá en su posición independiente del periodista que no coquetea con el poder ni se deja impresionar ni siquiera de señores cascarrabias y rencorosos como su paisano?
Es que uno puede ‘fumar la pipa de la paz’ siendo independiente. Yo con Álvaro Uribe tuve una amistad en Antioquia cuando él era alcalde de Medellín, cuando fue gobernador y después en su primera Presidencia de la República. Yo voté en la primera elección por Álvaro Uribe y después tuve muchas dudas para la primera reelección porque no estaba convencido y porque yo soy muy liberal de pensamiento y soy demócrata, pero el país por una serie de circunstancias, particularmente de orden público, se lo tragó y lo votó masivamente. Pero con lo que sí no estaba de acuerdo ni estoy de acuerdo, es con una reelección perpetua y porque creo que se abusó. Álvaro Uribe abusó del poder para perpetuarse y para imponer un nuevo mandato, y ya sabemos todo lo que ha pasado, y las investigaciones sobre las ‘chuzadas’, Agro Ingreso Seguro, los ‘falsos positivos’ -ejecuciones extrajudiciales-, y todas las denuncias que se han formulado y los hechos de corrupción.
Yo lo admiro. Me parece un hombre muy inteligente y muy valioso. Es un gran líder. Creo que hizo una muy buena Presidencia, sobre todo en materia de seguridad; la segunda fue bastante mediocre porque estuvo al servicio de una segunda reelección y ¡menos mal que no fue reelegido!

¿Caracol está en ‘luna de miel’ con el presidente Juan Manuel Santos, como tantos medios que no cuestionan ni dicen ni mú del ex ministro de Defensa de Uribe Vélez?
Es que Caracol, y eso es importante recalcarlo, defiende unos principios universales: la libertad de expresión, los derechos humanos, la sociedad democrática… pero no hay una política editorial de Caracol como sí la hay en los periódicos. Digamos que la política editorial de Caracol la dictan los distintos directores: Julio (Sánchez Cristo) es autónomo, Hernán (Peláez) es autónomo, Néstor (Morales) es autónomo, y yo lo mismo. Incluso a veces hemos tenido sobre personajes de la vida colombiana o sobre situaciones coyunturales posiciones entre nosotros completamente diferentes, porque yo no consulto y nadie me pide a mí jamás en esta última etapa de Caracol con la presencia del grupo español Prisa como accionista mayoritario, que entreviste a Fulano, castigue a Perano, hálele las orejas a Sutano, y nadie en Caracol, nadie puede decir que ellos o que nuestro presidente Ricardo Alarcón haya hecho jamás eso. Hay un profundo respeto y esa es una de las claves del éxito de Caracol: la independencia de sus profesionales.

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