El excomandante
del Ejército Nacional y candidato a la Gobernación de Santander por el
Movimiento Patriotas, dialogó con este periodista
cinco días antes de encontrar la muerte en extrañas circunstancias en la carretera Mogotes-San Gil (mayo de 2007) y
respondió a las acusaciones que le hizo el delincuente Salvatore Mancuso.
Al general
retirado Martín Orlando Carreño Sandoval, ex comandante del Ejército colombiano,
literalmente se le salió la piedra cuando el jefe parmilitar Salvatore Mancuso
manifestó en la versión libre que entrega a la Fiscalía en Medellín, que contó
con su aprobación y colaboración.
En
Barrancabermeja, donde se encontraba haciendo proselitismo político para la
Gobernación de Santander, Carreño Sandoval admitió que sí conoció a Mancuso,
pero cuando no era perseguido por la justicia.
Sostuvo que
aunque le ofrecieron comprarlo, él le respondió al emisario de los
paramilitares que lo buscó en Montería que no negociaba su conciencia.
Mancuso afirma que sus hombres patrullaron al lado de
las tropas a su mando. ¿Qué responde?
Mancuso está
mintiendo porque el general Carreño nunca ha patrullado con él y mis hombres,
si alguno lo hizo, no fue por orden mía, porque siempre en mi vida he sostenido
que el monopolio de las armas debe estar en poder del Estado y no en poder de
bandidos.
Ahora, tengo que
ser claro: Yo conozco a Mancuso porque cuando fui comandante de la Brigada en
Montería, Mancuso era un ciudadano que entraba a la Brigada como entraba
cualquier otro ciudadano, y lo conocí, porque cuando recibí el mando me lo
presentó el comandante saliente.
¿Que en ese momento era quién?
El general
Charry Solano.
¿Entonces si aparecen fotografías son de esa época o
posteriores?
No, de pronto
pueden aparecer porque como a esas ceremonias se invita a la gente, entonces
pueden ser de esa época. Pero de ahí a que Mancuso diga que los llevaba y los
traía en helicóptero es pura y física mentira. Ahí está calumniando. Él sabe
que no es verdad lo que está diciendo.
¿Cuáles son los resultados de su lucha contra los
paramilitares cuando estuvo comandante en el Urabá antioqueño?
Una vez me
mandaron a un señor, reconocido por allá, para ver cómo era que íbamos a
trabajar con los paramilitares. Yo les dije: ‘olvídense. El general Carreño no
se vende. Siempre he tenido una conducta única, por el centro, y yo no me voy a
vender’.
Yo estuve en
Cartago (Valle del Cauca) y los narcotraficantes me ofrecieron en 1987 10
millones de pesos mensuales para que los dejara trabajar y los perseguí hasta
la muerte; entonces mucho menos allá en Urabá.
Después de que
ese tipo fue a la Brigada en Montería, arrecié las operaciones contra los
paramilitares y el 27 de enero de 1998 capturé a 27 paramilitares armados y
equipados en el corregimiento de Balboa, municipio de Acandí, del Urabá
chocoano en límites con Panamá. Esa operación la dirigió el coronel Asprilla,
que hoy es el comandante de la novena Brigada. Esos paramilitares fueron
entregados a la Fiscalía en Medellín.
Pregúntenle al
‘Alemán’ quién lo persiguió, y en Santander pregúntenle a los periodistas que
me acompañaron a todas las acciones contra los paramilitares. El general
Carreño no es lo que está diciendo Mancuso y nunca estuve de acuerdo con los
grupos paramilitares. Mis superiores, el general Mora y el general Tapias, lo
saben.
¿Mancuso entraba como ‘Pedro por su casa’ en la
Brigada 17?
Cuando yo estuve
en la Brigada 17, del 12 de diciembre de
1997 al 30 de agosto de 1999, cuando me vine para la Quinta Brigada de
Bucaramanga, Mancuso nunca entró a la Brigada. Nunca. Incluso allá había una
Convivir llamada Papagayo, de la que yo siempre tuve desconfianza, pero era
legal y autorizada por la Superintendencia de Seguridad y Vigilancia. Mientras
yo estuve allá no fue así porque yo siempre los perseguí.
¿Qué explicación puede dar a afirmación de Mancuso de
que los paramilitares fueron entrenados por los militares?
Yo no sé. A mí
no me consta y el que haya hecho eso pues que responda. No puedo decir si es
verdad o es mentira.
Mancuso también acusa al general Rito Alejo del Río, ¿Usted
daría la cara por ese general?
Yo no podría dar
la cara por él. Él me entregó a mí la Brigada. Lo cierto es que yo capturé a 27
paramilitares un mes después de haber llegado como comandante a la Brigada 17.
Hay quienes afirman, como excusa para no indagar hasta
el fondo, que en Colombia ‘todo el mundo tuvo algo que ver con los
paramilitares’. ¿Usted qué piensa?
Lo digo con
absoluta certeza: los grupos paramilitares pernearon muchísimas instituciones y
muchísimas personas y esas personas tienen que responder. A mí nunca me
permearon los paramilitares, eso lo puedo asegurar y Dios sabe que es así.
¿Qué motiva a Mancuso a señalarlo en estos momentos de
usted?
Veo dos
hipótesis: mi gran acción y lucha contra los grupos paramilitares. Eso lo sabe
la Embajada de Estados Unidos, porque yo le mandaba informes permanentes; lo
saben mis comandantes superiores, la gente de Urabá, de Córdoba, de Santander,
de Casanare, donde acabamos una columna completa de los bandidos del Centauros.
Mi posición también la sabe el presidente Álvaro Uribe Vélez.
Entonces puede
ser una venganza por mi actitud. Mancuso sabe que yo los perseguí
permanentemente, así como lo saben ‘Julián Bolívar’, ‘El Macaco’ y todos esos
bandidos que están en la cárcel de Itagüí. Y pregúntenles a ellos que yo les
hice una operación en Vijagual, donde les quité un montón de cosas.
La otra opción
es que como estoy en un proceso político para llegar a la Gobernación de
Santander, puede haber manos oscuras de otras organizaciones que pretenden
seguir gobernando y robándose la platica, presionando a Mancuso con el fin de
enlodarme y que yo no llegue con mi movimiento independiente, porque cuento el
respaldo de 83.000 firmas de respaldo.
¿Qué son los paramilitares?
Un grupo de
bandidos, igual que las Farc y el Eln, que se dedicaron a extorsionar, robar y
asesinar. Yo vi mucho de eso y la gente me lo contaba. Son unos bandidos que se
dedicaron a enriquecerse y al narcotráfico.
¿Qué los extraditen y si no que los juzque la Corte
Penal Internacional?
Si la justicia
nuestra no se cumple, pues habrá que llegar hasta esos extremos.
¿Hasta dónde llegará este escándalo de la llamada
para-política? ¿Tocará las puertas del Palacio de Nariño?
Yo no sé hasta
dónde, pero que debe llegar a donde tiene que llegar, tiene que llegar, porque
al fin y al cabo lo que queremos los colombianos es que se construya una nueva
historia y un país que vaya en dirección del progreso y el desarrollo.
¿Sigue con la intención de ser gobernador?
No tengo por qué
retirarme y sigo firme con mi movimiento cívico, porque no puedo defraudar a
los 83.000 ciudadanos que me dieron su firma.
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