Cuando el padre
de Enrique Gómez Mejía se enteró en San Vicente de Chucurí del suicidio el 30
de abril de 1945 del exterminador nazi Adolfo Hitler y su amante Eva Braun
acosados en su búnker de Berlín por las tropas rusas, de inmediato izó a media
asta la bandera colombiana como señal de duelo por la caída del Führer.
Enrique Gómez Mejía leyendo "Mi Lucha", libro escrito por el criminal nazi Adolfo Hitler mientras permaneció detenido en la prisión de Landsberg (Baviera). / Foto Pastor Virviescas Gómez
Ese episodio
quizás fue el que marcó a Gómez Mejía para que durante los siguientes 52 años
haya seguido profesando admiración por el gobernante que llevó a Alemania a la
hecatombe de la Segunda Guerra Mundial, dejando como resultado un continente
europeo arrasado y la muerte de seis millones de judíos y gitanos.
Hoy (agosto de 2007), a los 89
años de edad, Enrique Gómez Mejía tiene presente aquel día en que sin temer
retaliaciones de los simpatizantes de los Aliados (entre ellos Gran Bretaña y
Estados Unidos), su papá expresó su pesar en el almacén de telas y variedades
que tenía en el marco de la plaza de San
Vicente. Y no sólo eso; sino que se acomoda en el sillón de la sala de su
apartamento y afirma que “quisiera que este planeta convulsionado cayera en
manos de un Hitler de contextura firme y depuradora como el que hoy añoramos sus
seguidores de todos los días”.
Tamaña
declaración a favor de la causa nacionalsocialista lleva a preguntarle, sin
tapujos, si es que está demente, pero Gómez Mejía lo descarta y se muestra
dispuesto a atender todos los interrogantes para defender una idea que en la
Europa de hoy no sólo es censurada sino que en algunas legislaciones es castigada
con severas penas (ver recuadro).
Gómez Mejía
publicó en sus dos más recientes columnas en el periódico El Frente -de Bucaramanga- una férrea defensa de Hitler, en las que
sostiene que él como tantas personas en Santander que se dicen descendientes de
los alemanes, lleva en su corazón la cruz gamada -esvástica-, el símbolo que
caracterizó la Alemania nazi.
“Hitler, grande
entre los grandes. Antes, ahora y siempre”, dice Gómez Mejía, quien junto a sus
hermanos Gustavo y Ciro fue copropietario de El Frente a mediados del siglo pasado.
¿Qué lo llevó a hacer este tipo de afirmaciones tan
controvertidas?
El hecho de ser
muy admirador de Adolfo Hitler y también del pueblo alemán. Yo soy de Zapatoca
y los hijos de esa tierra tenemos un pasado alemán y raza alemana. Aparte de
eso me gustó mucho Hitler y mi papá también era un nazista consumado y
furibundo. En San Vicente de Chucurí pasamos tiempos agitados pendientes de cómo
iba la Segunda Guerra Mundial. Por todo eso es que quiero mucho a Hitler.
¿Declararse simpatizante de Hitler a estas alturas del
siglo XXI no le da temor que le envíen cartas o le hagan llamadas
descalificadoras?
No, pánico
ninguno, pero nadie me ha escrito ni llamado. Debo decir que en Santander hay
mucha gente admiradora de Hitler, que no se atreven a decir nada, pero que
lamentan como yo lamenté la pérdida de la Segunda Guerra Mundial.
¿En El Frente
le pusieron algún inconveniente para expresarse de esta manera?
No; al
contrario, su director, que es mi paisano Rafael Serrano Prada, es también
conservador y generalmente los conservadores somos de esa tendencia hitleriana.
Me dijo que estaba muy contento y me pidió que publicara más sobre el tema.
También tengo el proyecto de escribir un libro sobre Hitler recordando la época
agitada del final de la Segunda Guerra. Con la derrota mi papá y yo sufrimos
mucho. Él puso la bandera a media asta y nadie le dijo nada porque él era un
viejo importante y respetado por todo el pueblo. También consideramos que
quienes ganaron la Primera Guerra Mundial fueron injustos con Hitler y abusaron
de él y de su pueblo, por lo que nosotros también nos sentimos heridos.
¿Estaba en sus cuentas un Hitler acorralado en su
madriguera, suicidándose con su amante y pidiéndole a sus subalternos que
corrieran la misma suerte, cuando ya no tenía otra escapatoria que caer en
manos de los soldados rusos en 1945?
No, yo no
esperaba ese final. Y cuando la guerra ya estaba como perdida, esperé hasta
último momento que Hitler se fuera de Alemania y se refugiara en Brasil,
Argentina o Chile, como hicieron muchos otros. Eso me dolió mucho que se
hubiera suicidado.
¿Por qué le molestó tanto que recientemente la
Cancillería alemana le rindiera un homenaje a quienes como Ludwig Beck o el
teniente coronel Klaus von Stauffenberger atentaran de manera infructuosa -el
20 de julio de 1944- contra un Hitler que por desgracia apenas salió chamuscado
del derruido centro de operaciones de Prusia oriental?
Es de mal gusto
y además es una injusticia, porque no han debido hacerlo. Afortunadamente en el
atentado del 44 se salvó y no pudieron burlarse de él. Quienes atentaron contra
Hitler fueron unos traidores y todos los atentados que le hicieron fueron un
craso error y como digo en la columna: “bueno o malo, la persona del
gobernante, como la de cualquier persona, merece el respeto de todos”. La
declaración alemana fue equivocada, monstruosa, fuera de borda.
Cuando usted dice públicamente que Hitler fue un
hombre de Estado que errado o desventurado rigió los destinos de una nación, la
más poderosa en esa época, ¿eso significa que usted no tiene duda de los
objetivos que pretendía el Führer?
Lo que él
pretendía era sano y a favor de su gente y de su país. Si él hubiera ganado la
guerra las cosas serían distintas en Alemania y en todo el mundo, porque él se
hubiera posesionado de todo el planeta.
¿Se atrevería a decir lo que dijo en El Frente y en esta entrevista si
estuviera en la Alemania de hoy? ¿Cómo serían tomadas sus proclamas?
Alemania está un
poco más en contra de la política de Hitler, pero no deja de haber mucho
simpatizante que lo aprecia y lo recuerda. Lo haría, pero ignoro cómo sería la
reacción en ese país.
¿Hitler quería solamente una Alemania grande y poderosa,
como asegura usted en El Frente? ¿O
Hitler era simplemente un criminal como lo sostienen estadistas, científicos e
historiadores?
No, Hitler no
fue un criminal. Claro que tuvo que ejercer su poder a la brava, pero no fue un
criminal.
¿Tiene alguna explicación racional asesinar a seis
millones de personas en los campos de concentración y en las cámaras de gas?
Los seis
millones que dicen que mataron en los campos de concentración, yo digo que es
una cosa hasta natural, si me perdonan la expresión, porque los nazis
necesitaban eliminar enemigos y generalmente los prisioneros son los primeros
ajusticiados.
¿Así fueran niños, ancianos, viudas? Es que estamos
hablando de seres humanos.
Claro que no es
justo, no voy hasta allá, pero sí se presenta ese caso de la revancha.
¿Si en este instante entrara a su casa un judío qué
pasaría? ¿le hablaría? ¿lo expulsaría?
No sé qué
sentiría, porque depende del judío. Yo no tengo odios de esa naturaleza.
¿Es cuerdo deducir que los habitantes de Zapatoca
(Santander) son descendientes de Geo von Lengerke y por lo tanto se puedan
considerar de raza aria?
En su gran
mayoría los zapatocas tenemos bastante raza aria y nos sentimos alemanes.
¿De dónde sacó esas cuentas de que en Bucaramanga
“conviven no menos de 30.000 descendientes de la imperial Alemania” y que “en
su mayoría, si no todos, con la esvástica en el corazón? ¿Dónde están?
Bueno, ese es un
cálculo un poco a la ligera. No sé dónde puedan estar… estarán como yo
recluidos en sus cuarteles de invierno, pero mucha gente en Santander piensa y
siente como yo. Quisiera que un Hitler estuviera hoy dominando el mundo, porque
él no era el hombre que sus enemigos creían; era un hombre sano, de ideas.
¿El nazismo puede estar vivo en algún país?
Lo está. Y es
más, en días pasados en Alemania se manifestaron movimientos nazistas de
juventudes que están deseosas de fortalecerse.
Insisto, ¿usted está loco?
No. Al
contrario, muchos nazistas me elogiarían por el valor de decir esto. No tengo
ningún temor.
¿Qué dicen sus familiares cuando le escuchan hablar de
esta manera?
No hablo con
ellos nada de esto.
¿Usted se considera cristiano? ¿ateo? ¿qué es?
Soy cristiano
por herencia, pero no muy apegado a la Iglesia. No voy a misa y no siento
ningún interés por el catolicismo. Al contrario, no creo en muchas cosas de la
religión Católica como la imparcialidad de Dios, porque cómo es posible que
estemos todos en una situación de guerra, narcotráfico y miseria como la que
tenemos en Colombia. Ateo si no soy.
¿Entonces debajo de su almohada no tiene La Biblia si no Mi lucha -el panfleto escrito por Hitler cuando fue encarcelado en
la prisión de Landsberg, Baviera-?
Tengo Mi lucha y siempre la leo.
Enrique Gómez
Mejía, con sus 89 años a cuestas, se levanta de la silla y en cuestión de
segundos aparece con un par de libros y recortes. Entre ellos está “Mi lucha”.
Sin la menor vergüenza lo toma entre sus manos y accede, sonriente y
colaborador, a una serie de fotografías. Por lo dicho y visto morirá convencido
de una causa que en el resto del mundo provoca náuseas.
Leyenda
Enrique Gómez
Mejía, nacido en Zapatoca hace 89 años, en sus columnas en El Frente y en esta entrevista, se declara seguidor de Adolfo
Hitler. Piensa que por sus venas corre sangre alemana y no teme que sus
lectores se molesten con sus ideas de extrema. Se considera un periodista y
muestra unos viejos recortes de El Frente,
Vanguardia Liberal, El Siglo y El Tiempo en los cuales está su nombre, también un libro de ensayos
patrocinado por la Asamblea de Santander y un par de ejemplares de El Pulso, una publicación que no
prosperó. / FOTO PASTOR VIRVIESCAS GÓMEZ
(Recuadro) En contravía
En Europa hay un
grupo de personas que conformaron una corriente pseudocientífica denominada el
“revisionismo del Holocausto”. Lo cual no es más que la negación del exterminio
de seis millones de judíos y gitanos durante el Tercer Reich, en el afán de
“reinterpretar” los hechos que devastaron a Europa de la mano de Adolfo Hitler
y sus secuaces.
Pero mientras
los alemanes de hoy -incluidos los descendientes de quienes estuvieron en
combate-, sienten vergüenza y le piden perdón al mundo, los “revisionistas”
desvirtúan el horror cometido por los nazis en los países ocupados desde 1933 y
hasta que las tropas aliadas pudieron ingresar a Berlín en 1945.
Hay
“negacionistas” que niegan el asesinato masivo, y unos cuantos no niegan en su
totalidad el Holocausto ni las cámaras de gas, pero dicen que Hitler no estaba
al tanto de las ejecuciones sumarias.
Uno de estas
personas es el apologista nazi austriaco Gerd Honsik, quien el pasado 23 de
agosto fue detenido en Málaga (España), a donde había huido desde 1992 tras ser
condenado por un tribunal de Viena a 18 años de cárcel, por haber publicado en
libros y revistas expresiones como: “la chimenea de la presunta cámara de gas
de Auschwitz (campo de concentración) se eleva solamente por 40 tristes
centímetros sobre el caballete de una casa de planta baja”.
Austria deportó
hace pocos meses al británico David Irving, quien fue condenado a tres años de
cárcel por negar el Holocausto.
En Colombia y
aún en Bucaramanga, se han visto esporádicas manifestaciones de muchachos con
la cabeza rapada que alegan defender el ideario nazi, y hay hasta quienes se
tatúan la cruz gamada sin conocer todo el dolor que ese símbolo nacionalsocialista
encubre. Un dolor de cabeza para las autoridades alemanas, que siguen
reprimiendo a jóvenes neonazis que atacan de manera salvaje a inmigrantes y
minorías étnicas.
el holocausto es mentira , se a comprobado por expertos ajenos a los simpatisan tes nazi que seria imposible hoy en dia cremar 6 milliones de personas, ademas de que nunca se a encontrado adn en los campos alrededor de aushwitz ect ect, el holocausto es mintira para que los judios que controlan los medios y los bancos sigan controlando las masas , el que no lo crea que investique los verdaderos hechos, HEIL HITLER
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