martes, 1 de enero de 2013

Enrique Gómez Mejía, un zapatoca que añora a Hitler


Cuando el padre de Enrique Gómez Mejía se enteró en San Vicente de Chucurí del suicidio el 30 de abril de 1945 del exterminador nazi Adolfo Hitler y su amante Eva Braun acosados en su búnker de Berlín por las tropas rusas, de inmediato izó a media asta la bandera colombiana como señal de duelo por la caída del Führer.

Enrique Gómez Mejía leyendo "Mi Lucha", libro escrito por el criminal nazi Adolfo Hitler mientras permaneció detenido en la prisión de Landsberg (Baviera). / Foto Pastor Virviescas Gómez


Ese episodio quizás fue el que marcó a Gómez Mejía para que durante los siguientes 52 años haya seguido profesando admiración por el gobernante que llevó a Alemania a la hecatombe de la Segunda Guerra Mundial, dejando como resultado un continente europeo arrasado y la muerte de seis millones de judíos y gitanos.

Hoy (agosto de 2007), a los 89 años de edad, Enrique Gómez Mejía tiene presente aquel día en que sin temer retaliaciones de los simpatizantes de los Aliados (entre ellos Gran Bretaña y Estados Unidos), su papá expresó su pesar en el almacén de telas y variedades que tenía en el  marco de la plaza de San Vicente. Y no sólo eso; sino que se acomoda en el sillón de la sala de su apartamento y afirma que “quisiera que este planeta convulsionado cayera en manos de un Hitler de contextura firme y depuradora como el que hoy añoramos sus seguidores de todos los días”.

Tamaña declaración a favor de la causa nacionalsocialista lleva a preguntarle, sin tapujos, si es que está demente, pero Gómez Mejía lo descarta y se muestra dispuesto a atender todos los interrogantes para defender una idea que en la Europa de hoy no sólo es censurada sino que en algunas legislaciones es castigada con severas penas (ver recuadro).

Gómez Mejía publicó en sus dos más recientes columnas en el periódico El Frente -de Bucaramanga- una férrea defensa de Hitler, en las que sostiene que él como tantas personas en Santander que se dicen descendientes de los alemanes, lleva en su corazón la cruz gamada -esvástica-, el símbolo que caracterizó la Alemania nazi.

“Hitler, grande entre los grandes. Antes, ahora y siempre”, dice Gómez Mejía, quien junto a sus hermanos Gustavo y Ciro fue copropietario de El Frente a mediados del siglo pasado.

¿Qué lo llevó a hacer este tipo de afirmaciones tan controvertidas?

El hecho de ser muy admirador de Adolfo Hitler y también del pueblo alemán. Yo soy de Zapatoca y los hijos de esa tierra tenemos un pasado alemán y raza alemana. Aparte de eso me gustó mucho Hitler y mi papá también era un nazista consumado y furibundo. En San Vicente de Chucurí pasamos tiempos agitados pendientes de cómo iba la Segunda Guerra Mundial. Por todo eso es que quiero mucho a Hitler.

¿Declararse simpatizante de Hitler a estas alturas del siglo XXI no le da temor que le envíen cartas o le hagan llamadas descalificadoras?

No, pánico ninguno, pero nadie me ha escrito ni llamado. Debo decir que en Santander hay mucha gente admiradora de Hitler, que no se atreven a decir nada, pero que lamentan como yo lamenté la pérdida de la Segunda Guerra Mundial.

¿En El Frente le pusieron algún inconveniente para expresarse de esta manera?

No; al contrario, su director, que es mi paisano Rafael Serrano Prada, es también conservador y generalmente los conservadores somos de esa tendencia hitleriana. Me dijo que estaba muy contento y me pidió que publicara más sobre el tema. También tengo el proyecto de escribir un libro sobre Hitler recordando la época agitada del final de la Segunda Guerra. Con la derrota mi papá y yo sufrimos mucho. Él puso la bandera a media asta y nadie le dijo nada porque él era un viejo importante y respetado por todo el pueblo. También consideramos que quienes ganaron la Primera Guerra Mundial fueron injustos con Hitler y abusaron de él y de su pueblo, por lo que nosotros también nos sentimos heridos.

¿Estaba en sus cuentas un Hitler acorralado en su madriguera, suicidándose con su amante y pidiéndole a sus subalternos que corrieran la misma suerte, cuando ya no tenía otra escapatoria que caer en manos de los soldados rusos en 1945?

No, yo no esperaba ese final. Y cuando la guerra ya estaba como perdida, esperé hasta último momento que Hitler se fuera de Alemania y se refugiara en Brasil, Argentina o Chile, como hicieron muchos otros. Eso me dolió mucho que se hubiera suicidado.

¿Por qué le molestó tanto que recientemente la Cancillería alemana le rindiera un homenaje a quienes como Ludwig Beck o el teniente coronel Klaus von Stauffenberger atentaran de manera infructuosa -el 20 de julio de 1944- contra un Hitler que por desgracia apenas salió chamuscado del derruido centro de operaciones de Prusia oriental?

Es de mal gusto y además es una injusticia, porque no han debido hacerlo. Afortunadamente en el atentado del 44 se salvó y no pudieron burlarse de él. Quienes atentaron contra Hitler fueron unos traidores y todos los atentados que le hicieron fueron un craso error y como digo en la columna: “bueno o malo, la persona del gobernante, como la de cualquier persona, merece el respeto de todos”. La declaración alemana fue equivocada, monstruosa, fuera de borda.

Cuando usted dice públicamente que Hitler fue un hombre de Estado que errado o desventurado rigió los destinos de una nación, la más poderosa en esa época, ¿eso significa que usted no tiene duda de los objetivos que pretendía el Führer?

Lo que él pretendía era sano y a favor de su gente y de su país. Si él hubiera ganado la guerra las cosas serían distintas en Alemania y en todo el mundo, porque él se hubiera posesionado de todo el planeta.

¿Se atrevería a decir lo que dijo en El Frente y en esta entrevista si estuviera en la Alemania de hoy? ¿Cómo serían tomadas sus proclamas?

Alemania está un poco más en contra de la política de Hitler, pero no deja de haber mucho simpatizante que lo aprecia y lo recuerda. Lo haría, pero ignoro cómo sería la reacción en ese país.

¿Hitler quería solamente una Alemania grande y poderosa, como asegura usted en El Frente? ¿O Hitler era simplemente un criminal como lo sostienen estadistas, científicos e historiadores?

No, Hitler no fue un criminal. Claro que tuvo que ejercer su poder a la brava, pero no fue un criminal.

¿Tiene alguna explicación racional asesinar a seis millones de personas en los campos de concentración y en las cámaras de gas?

Los seis millones que dicen que mataron en los campos de concentración, yo digo que es una cosa hasta natural, si me perdonan la expresión, porque los nazis necesitaban eliminar enemigos y generalmente los prisioneros son los primeros ajusticiados.

¿Así fueran niños, ancianos, viudas? Es que estamos hablando de seres humanos.

Claro que no es justo, no voy hasta allá, pero sí se presenta ese caso de la revancha.

¿Si en este instante entrara a su casa un judío qué pasaría? ¿le hablaría? ¿lo expulsaría?

No sé qué sentiría, porque depende del judío. Yo no tengo odios de esa naturaleza.

¿Es cuerdo deducir que los habitantes de Zapatoca (Santander) son descendientes de Geo von Lengerke y por lo tanto se puedan considerar de raza aria?

En su gran mayoría los zapatocas tenemos bastante raza aria y nos sentimos alemanes.

¿De dónde sacó esas cuentas de que en Bucaramanga “conviven no menos de 30.000 descendientes de la imperial Alemania” y que “en su mayoría, si no todos, con la esvástica en el corazón? ¿Dónde están?

Bueno, ese es un cálculo un poco a la ligera. No sé dónde puedan estar… estarán como yo recluidos en sus cuarteles de invierno, pero mucha gente en Santander piensa y siente como yo. Quisiera que un Hitler estuviera hoy dominando el mundo, porque él no era el hombre que sus enemigos creían; era un hombre sano, de ideas.

¿El nazismo puede estar vivo en algún país?

Lo está. Y es más, en días pasados en Alemania se manifestaron movimientos nazistas de juventudes que están deseosas de fortalecerse.

Insisto, ¿usted está loco?

No. Al contrario, muchos nazistas me elogiarían por el valor de decir esto. No tengo ningún temor.

¿Qué dicen sus familiares cuando le escuchan hablar de esta manera?

No hablo con ellos nada de esto.

¿Usted se considera cristiano? ¿ateo? ¿qué es?

Soy cristiano por herencia, pero no muy apegado a la Iglesia. No voy a misa y no siento ningún interés por el catolicismo. Al contrario, no creo en muchas cosas de la religión Católica como la imparcialidad de Dios, porque cómo es posible que estemos todos en una situación de guerra, narcotráfico y miseria como la que tenemos en Colombia. Ateo si no soy.

¿Entonces debajo de su almohada no tiene La Biblia si no Mi lucha -el panfleto escrito por Hitler cuando fue encarcelado en la prisión de Landsberg, Baviera-?

Tengo Mi lucha y siempre la leo.

 

Enrique Gómez Mejía, con sus 89 años a cuestas, se levanta de la silla y en cuestión de segundos aparece con un par de libros y recortes. Entre ellos está “Mi lucha”. Sin la menor vergüenza lo toma entre sus manos y accede, sonriente y colaborador, a una serie de fotografías. Por lo dicho y visto morirá convencido de una causa que en el resto del mundo provoca náuseas.

 

 

 

 

 

Leyenda

Enrique Gómez Mejía, nacido en Zapatoca hace 89 años, en sus columnas en El Frente y en esta entrevista, se declara seguidor de Adolfo Hitler. Piensa que por sus venas corre sangre alemana y no teme que sus lectores se molesten con sus ideas de extrema. Se considera un periodista y muestra unos viejos recortes de El Frente, Vanguardia Liberal, El Siglo y El Tiempo en los cuales está su nombre, también un libro de ensayos patrocinado por la Asamblea de Santander y un par de ejemplares de El Pulso, una publicación que no prosperó. / FOTO PASTOR VIRVIESCAS GÓMEZ

 

 

(Recuadro) En contravía

En Europa hay un grupo de personas que conformaron una corriente pseudocientífica denominada el “revisionismo del Holocausto”. Lo cual no es más que la negación del exterminio de seis millones de judíos y gitanos durante el Tercer Reich, en el afán de “reinterpretar” los hechos que devastaron a Europa de la mano de Adolfo Hitler y sus secuaces.

Pero mientras los alemanes de hoy -incluidos los descendientes de quienes estuvieron en combate-, sienten vergüenza y le piden perdón al mundo, los “revisionistas” desvirtúan el horror cometido por los nazis en los países ocupados desde 1933 y hasta que las tropas aliadas pudieron ingresar a Berlín en 1945.

Hay “negacionistas” que niegan el asesinato masivo, y unos cuantos no niegan en su totalidad el Holocausto ni las cámaras de gas, pero dicen que Hitler no estaba al tanto de las ejecuciones sumarias.

Uno de estas personas es el apologista nazi austriaco Gerd Honsik, quien el pasado 23 de agosto fue detenido en Málaga (España), a donde había huido desde 1992 tras ser condenado por un tribunal de Viena a 18 años de cárcel, por haber publicado en libros y revistas expresiones como: “la chimenea de la presunta cámara de gas de Auschwitz (campo de concentración) se eleva solamente por 40 tristes centímetros sobre el caballete de una casa de planta baja”.

Austria deportó hace pocos meses al británico David Irving, quien fue condenado a tres años de cárcel por negar el Holocausto.

En Colombia y aún en Bucaramanga, se han visto esporádicas manifestaciones de muchachos con la cabeza rapada que alegan defender el ideario nazi, y hay hasta quienes se tatúan la cruz gamada sin conocer todo el dolor que ese símbolo nacionalsocialista encubre. Un dolor de cabeza para las autoridades alemanas, que siguen reprimiendo a jóvenes neonazis que atacan de manera salvaje a inmigrantes y minorías étnicas.

1 comentario:

  1. el holocausto es mentira , se a comprobado por expertos ajenos a los simpatisan tes nazi que seria imposible hoy en dia cremar 6 milliones de personas, ademas de que nunca se a encontrado adn en los campos alrededor de aushwitz ect ect, el holocausto es mintira para que los judios que controlan los medios y los bancos sigan controlando las masas , el que no lo crea que investique los verdaderos hechos, HEIL HITLER

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