domingo, 14 de septiembre de 2014

El gobernador, la reina y el Papa (Columna de Diana Saray Giraldo)

(Columna de Diana Saray Giraldo publicada en Vanguardia Liberal el 14 de septiembre de 2014)


Hace una semana, me refería a la visita que el gobernador, Richard Aguilar realizó al Vaticano, para, según dijo, presentarle en una audiencia privada los megaproyectos turísticos de su administración. La noticia generó revuelo, pues las fotos publicadas estaban lejos de mostrar una audiencia privada; solo mostraban a Aguilar dándole la mano al papa Francisco en medio de la multitud. Ante las críticas, el Gobernador exhibió la misiva enviada desde el Vaticano en la que se le autoriza “un breve encuentro con el Santo Padre”, al final de la audiencia general de los miércoles, y la resolución en la que se le autoriza una licencia no remunerada para su viaje. La Gobernación reiteró el carácter de su “audiencia” en un aviso de prensa en el que daba cuenta de los logros obtenidos frente a Francisco.

Pero ¿qué hace en una visita oficial la bella Silvia Becerra, exseñorita Santander y novia del Gobernador, tomándose una ‘selfie’ con el Papa a sus espaldas? Como el jefe de prensa de la Gobernación, otro de los viajeros, me insistía en que se trató de un viaje oficial (pues no de otra manera, pensé yo, se explicaba su presencia en esta comitiva ni el aviso en prensa), quise saber cuánto le había costado a nuestro departamento la mentada “audiencia” papal, a la que además asistieron el Director de Panachi y el escultor del Santísimo. La respuesta de la Gobernación roba sonrisas: “se aclara que no existieron gastos de viaje ni viáticos con cargo al erario… en el viaje que realizara el doctor Aguilar”, para luego pasar a informar que sobre los gastos de los demás viajeros no se puede dar cuenta, pues no forman parte de la planta de personal del departamento.

Así que, en resumen, la generosidad de nuestro Gobernador, de su jefe de prensa, del Director de Panachi, del escultor y de la reina es tal, que de su propio bolsillo sufragaron todos los gastos para ir al Vaticano a hacer gestión por el departamento. Pregunté entonces en qué hotel se hospedaron, en qué aerolínea viajaron y si podían enviarme alguna prueba del pago que cada uno hizo por su visita. Aún hoy sigo esperando la prueba de tanta generosidad.


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