lunes, 16 de marzo de 2015

Wake... ¿qué?

El wakebord es un deporte en el que sí se valen los 'trucos'. Y es que así le denominan sus practicantes a los saltos y maromas que realizan, mientras una lancha los lleva a alta velocidad tirados por una cuerda y parados en una tabla de fibra de vidrio, espuma y resina.


Me topé a una veintena de estos jóvenes y adultos en el lago que el Club Campestre tiene en la Mesa de los Santos (Santander), a pocos kilómetros de donde se halla uno de los nidos sísmicos más activos de este planeta.


Participaban en un encuentro llamado I Abierto Nacional de Wakeboard, que en la práctica corresponde a una mezcla de esquí, esquí acuático y snowboard (tabla sobre nieve).


Su origen está en Australia, remoto y despoblado país al que cientos de colombianos se han marchado soñando con encontrar un trabajo o estudiar.


No es como el atletismo, en el que lo más costoso son las zapatillas o el uniforme. El wakeboard requiere una tabla, que cuesta al menos un millón de pesos, más un chaleco de $250 mil, una cuerda de otros $250 mil, traje de baño, guantes y...


una lancha de miles de dólares, así como un lago en el que se puedan hacer recorridos de 400 metros de longitud.


Los jueces permiten una caída del deportista, porque al segundo chapuzón queda descalificado de manera fulminante, sin derecho a pataleo.


Quienes practican el wakeboard deben, además de hacer las rurinas en el agua para llevar a cabo sus 'trucos', mantenerse en forma acudiendo regularmente a un gimnasio.


Los jueces solamente se fijan en tres aspectos: ejecución, estilo e intensidad.


Claro que la técnica es fundamental, pero sin 'nervios de acero' este deporte no es apto para quienes el verbo nadar nos resulta tan desconocido como pronunciar en alemán Rindfleischetikettierungsüberwachungsaufgabenübertragungsgesetz, que en criollo santandereano significa: Ley para la transferencia de tareas de supervisión en el etiquetado de la carne vacuna. O decir sin titubear el nombre de la proteína conocida como: Exaquisquiliopentaquisquiliotetracosiohexacontapentagonalis.


Ellos emplean unas palabras en inglés para referirse a los saltos sobre la estela de agua que deja la lancha, pero es mejor no complicarse tratando de descifrar esa jerigonza (sin n antes de la g).


No importa que tan fría o caliente esté la superficie, pero los expertos recomiendan aguas calmas y le temen a las ráfagas de viento.


Pues ahí les dejo las fotografías de este deporte en el que algunos santandereanos se destacan, por ahora, a nivel nacional, porque ya medírsele a australianos, estadounidenses, indonesios, tailandeses, argentinos y peruanos, entre otros, mandan la parada.


Las pueden reenviar o reproducir, siempre y cuando me den el crédito (Pastor Virviescas Gómez), porque para tomarlas tuve que madrugar, luego asolearme y después soportar el caos vehicular entre la Mesa de los Santos y 'La pequeña Manhattan' que algunos creen ver en Bucaramanga.














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