(Columna publicada en el periódico Vangurdia Liberal, de Bucaramanga, el domingo 22 de marzo de 2015)
Por Manolo Azuero Figueroa
Hay poderosos que usan el poder para servir al público, a ‘la gente’, y otros que lo usan para servirse; a sí mismos y a su rosca. El gobernador Richard Alfonso Aguilar Villa, aunque sea el “más popular de Colombia” y esté ‘bendecido’ por gran parte de la prensa local y por ‘distinguidos’ líderes empresariales, entra en el segundo grupo.
“De fiesta con la mejor compañía, mi Karina Aguilar Negrita, el ‘bro’ svelez8 y la cuñis Vanesita1321”, escribió Juan Camilo Vélez Arango en vísperas de Navidad, el pasado de 20 de diciembre, desde Twitter.
Karina Aguilar Negrita es Karina Aguilar Villa, la hermana del gobernador Richard Aguilar, otra hija del coronel (r). Vélez Arango, un ingeniero informático de 32 años, oriundo de Antioquia, es el novio de Karina al menos desde 2012, su prestatario (para la compra de un carro) y también su ‘socio’ en “IQ Fit”, un Centro de Acondicionamiento Físico que inauguraron en Ruitoque Country Club, con presencia del Gobernador.
Esta historia “familiar” podría pasar desapercibida, pero hace días Vélez Arango fue designado Secretario TIC de la Gobernación de Santander. Su ‘cuñado’, el Gobernador, lo nombró. La prensa cepilló la noticia y lo presentó como el experto ideal para la cartera de las tecnologías de la información y las comunicaciones. Se refirieron a su experiencia en consultoras como Ernst & Young y Deloitte, y a las asesorías a diversas empresas desde allí, pero según su hoja de vida (de explicaciones difusas) en ninguna de esas dos firmas cuajó una carrera de más de un año. La verdad más reciente es que, además de dedicarse a la venta de productos de belleza y salud Nuskin, entre otras cosas, durante los últimos tres años, desde que Richard Aguilar ejerce de gobernador (2012), Vélez Arango ha sido un afortunado contratista de la gobernación: antes de asumir como Secretario, y en menos de 36 meses, alcanzó a firmar seis contratos que suman más de 300 millones de pesos para prestar sus servicios de ingeniero. Seis contratos con la entidad pública que dirige el hermano de su novia. Nepotismo rampante.
La noción de ética del Gobernador no impidió este abuso. Tampoco la del ahora secretario Vélez. En estas manos estamos, Santander.
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