En el diccionario de la Real Academia Española, la palabra esperpento significa "cosa notable por su fealdad, desaliño o mala traza", mientras que la palabra ego es "exceso de autoestima".
Pues estos dos términos son los apropiados para referirse a los ladrillos y la placa que desde el 5 de febrero pasado los habitantes de los barrios Las Terrazas y La Floresta, han tenido que asimilar -y eludir- cuando sacan a pasear sus niños y mascotas o emprenden sus caminatas hacia el Parque de la Flora, lugar de encuentro de cientos de bumangueses que especialmente en las mañanas hacen ejercicio en uno de los pocos 'pulmones' de 'La pequeña Manhattan'.
Y es que en la esquina de la carrera 44 con calle 56, encabezada por el escudo de Santander, hay una placa metálica color naranja en la que se lee: "Reposición colectores calle 56 entre carreras 44 y 48 calle 57 entre carreras 44 y 47 carrera. 48 entre calles 555 y 56 y carrera 44 entre calles 56 y 57 Barrio Terrazas Municipio Bucaramanga, Santander-Etapa I Esta gran obra es entregada a los santandereanos en el Gobierno de la gente Richard Aguilar Villa Gobernador de santander 2012-2015 Luis Francisco Bohórquez Alcalde Municipal de Bucaramanga 2012-2015 Bucaramanga, febrero 5 de 2015"
(Esta es la placa que a menos de un mes de instalada ya se está descascarando en la parte inferior).
Esto que quien mandó a fabricar la placa califica como "gran obra", es lo que para los habitantes de este sector oriental de la ciudad representó un dolor de cabeza de seis meses durante el año 2014, ya que no solamente los trabajos avanzaron de forma lenta sino que el 6 de noviembre tuvieron que afrontar la emergencia generada por la ruptura de un tubo de gas, sin olvidar que días antes al menos tres viviendas resultaron inundadas al colapsar el sistema de alcantarillado y el caos vehicular derivado de la improvisación y las vías cerradas sin señalización ni previo anuncio.
Foto tomada del periódico El Frente.
Uno de los vecinos del sector, Javier Andrés Guerrero Martínez, visiblemente enojado califica este pedestal como un adefesio que atenta contra las normas del recato y el espacio público, ya que "no se justifica que a cada obra que hagan le estén levantando un monumento, porque para eso los elegimos y por eso pagamos impuestos y servicios públicos".
Según Guerrero Martínez, "la placa con su base, con una altura de entre 82 y 110 centímetros, ocupa 1,02 metros del andén, dejando una franja de circulación de escasamente 43 centímetros, lo cual obliga a los peatones a bajarse a la calle o reducir la marcha para no tropezar".
"Evidentemente es un espacio limitado para el tránsito de personas, lo que expone al peatón al peligro de verse obligado a caminar po la vía pública", concluye Guerrero Martínez.
Está en mora la Defensoría del Espacio Público de Bucaramanga de ordenar el despeje de la circulación peatonal.
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