El Tribunal Administrativo de Santander dijo que el departamento está obligado a “cambiar el nombre del ‘Santísimo’ por otro que identifique realmente el carácter cultural y la grandeza del pueblo santandereano. (Esta nota fue publicada en el diario El Espectador el martes 3 de febrero de 2015)
Por Pastor Virviescas Gómez
El gobernador de
Santander, Richard Alfonso Aguilar Villa, tendrá que recurrir a su imaginación y
a la de sus asesores para bautizar de otra forma al Cristo que mandó a
construir en la vereda Helechales del municipio de Floridablanca a un costo de
3.525 millones de pesos.
Así lo ordenó el
Tribunal Administrativo de Santander al dictar sentencia de segunda instancia, según
la cual el Departamento está obligado a “cambiar el nombre del ‘Santísimo’,
íntimamente unido a una corriente religiosa, por otro que identifique realmente
el carácter cultural y la grandeza del pueblo santandereano, sin asociar el
complejo turístico con religión alguna en especial”.
La magistrada
ponente Solange Blanco Villamizar igualmente determinó que la administración
del parque turístico devuelva al patrimonio del Departamento de Santander la
multimillonaria cifra que “le costó el monumento de Cristo”.
De nada le sirvió
a Aguilar Villa –hijo del condenado exgobernador Hugo Heliodoro
Aguilar Naranjo– la singular explicación de que la figura de 35 metros de
altura y 50 toneladas de peso debe su nombre a un juego de letras y
superlativos que traduciría “Gran Santander”, porque lo que es evidente es que
la figura construida por Juan José Cobos de un hombre con túnica, barba y la
mano en alto es la figura de quien congrega a los católicos y no propiamente un
indígena guane o un agricultor de Cepitá.
El Tribunal le
insiste al mandatario regional que debe abstenerse de realizar actos oficiales
y privados en los que quede comprometida la conducta oficial de servidores
públicos dentro del complejo turístico, que también tendrá teleférico, hotel, restaurantes
y locales comerciales a un costo que ya alcanza los 58.000 millones de pesos –provenientes
en su mayor parte de las regalías del petróleo– y un retraso superior a los
ochos meses, según el analista Manuel Francisco Azuero Figueroa.
El Tribunal
también les remitió copias a la Procuraduría General y Fiscalía General de la
nación para que si lo consideran procedente adelanten las investigaciones
disciplinarias y penales a que haya lugar.
El abogado Omar
Alejandro Alvarado Bedoya que lideró la Acción Popular que condujo a este
fallo, dijo a El Espectador que “este
es un triunfo para el ejercicio de la ciudadanía activa y un precedente de que
las cosas en Santander tienen que cambiar de rumbo. Hay que seguir vigilando el
uso de los recursos públicos, porque no se pueden gastar de una manera
irracional e irregular, sin tener en cuenta que este departamento tiene
necesidades insatisfechas que debe atender primero que este tipo de proyectos”.
En la memoria de
Alvarado Bedoya quedará la respuesta que al iniciarse el alegato en 2013 le dio
el juez segundo laboral de Bucaramanga, al señalar que como no se sabía si el
‘Santísimo’ iba a ser ‘un chivo, un Buda, un Cristo o un diablo y por tal razón
tenían que esperar a que se construyera la obra. Ya con la obra terminada no
cabe ninguna duda de que sí se trata de un Cristo, aunque la Corte
Constitucional siga creyendo en el argumento maquillado de la Gobernación de
que no es una obra de carácter religioso sino un ‘Gran Santander’.
Este es el mismo que dijeron en un foro en el 2013 que se iba a caer? Que tragedia!! y Que susto con esta tembladera en el 2015
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