(Esta nota la publiqué en la edición 292 del Periódico 15, de Bucaramanga, que circula desde el domingo 24 de mayo de 2015)
Pancartas,
globos, botones, flores, parlantes, llovizna, palomas, lágrimas, pólvora y
hasta un dron que se precipitó a tierra. Ninguno de estos elementos faltó en la
misa-acto político que el pasado jueves 21 de mayo se llevó a cabo en la
esquina de la calle 37 con 11 de la ciudad de Bucaramanga.
Y es que como si
se tratara de un héroe que retorna victorioso de la batalla, los seguidores del
exgobernador de Santander, Hugo Heliodoro Aguilar Naranjo, le realizaron una
singular celebración en la que de Jesucristo y sus apóstoles se dio el salto a
las arengas y los discursos para celebrar su salida de la cárcel de San Gil
-bajo la figura de libertad condicional el pasado 5 de mayo-, y de paso presentar
a los candidatos del movimiento ‘Santander en serio’.
La alborada del
multitudinario acto la marcó el cierre a las seis de la mañana de tres de los costados
del parque García Rovira, para montar la tarima y el sonido con los que a
partir de las 2:30 de esa tarde el clan Aguilar y sus conmilitones notificaron
al país que Carlos Fernando de Jesús Sánchez Aguirre y Jaime Orlando Vargas
Mendoza son sus fichas para las elecciones de Gobernación y Alcaldía de
Bucaramanga, respectivamente, en octubre próximo.
Ya uno de los
locutores había tenido tiempo para comparar el regreso de Aguilar Naranjo con
la entrada triunfal en 1815 del emperador Napoleón Bonaparte a París (Francia),
para leer un mensaje en el que afirmaban que el coronel (r) de la Policía “es
nuestro segundo Simón Bolívar” o para jugar a la fábula comparándolo con Juan
Salvador Gaviota (del estadounidense Richard Bach). También para enfatizar: “Le
advertimos a todos los amigos que éste no es un acto político; es un acto de
fe, un acto de gracias, porque el coronel Aguilar Naranjo viene totalmente
renovado de ese infierno… y porque la ‘Era Aguilar’ apenas está empezando”.
Así que con el
agite de los cientos de personas que se apeaban con prisa de los buses que los
trajeron de diferentes pueblos y veredas, Aguilar Naranjo hizo su aparición
bajo la protección de sus escoltas que lo llevaron hasta donde lo esperaba el
párroco de la iglesia de San Laureano, Néstor Navarro Barrera, quien según el
locutor habría declarado en la mañana que: “Todos los curitas de Santander
queremos a Hugo Heliodoro”.
En su sermón de 14
minutos, el sacerdote adujo que “todos somos pecadores” y manifestó: “Nos hemos
congregado en esta tarde como creyentes para expresar nuestra acción de gracias
a Dios por la libertad del coronel Hugo Aguilar”.
Luego citó
pasajes bíblicos y se refirió a Pablo, “quien tuvo que pagar cárcel por sus
creencias”, pero sin recordar que Aguilar Naranjo, identificado con cédula de
ciudadanía 19.320.312 y nacido en Chitaraque (Boyacá) –según las actas de la
Corte Suprema de Justicia– fue condenado en agosto de 2013 a 108 meses de
prisión y pagar una multa de 10.750 salarios mínimos “como responsable en calidad de autor del delito de concierto
para promover grupos armados al margen de la ley”, dentro del llamado escándalo
de la ‘Parapolítica’, razón por la cual la Procuraduría General en enero de
2011 ya lo había destituido e inhabilitado para ejercer cargos públicos por el
término de 20 años por sus nexos con paramilitares.
Posteriormente Navarro Barrera trajo a colación palabras del
papa Francisco y dijo: “¿Quién soy yo para juzgar a los demás?”. Habló entonces
de construir patria y de la justicia divina, para despacharse contra el aparato
de Justicia: “Dios permite que los hombres en su remedo de justicia, le
condenen por unas declaraciones de algunos testigos y el hijo de Dios va, luego
del juicio, a la pena impuesta, como quien va a un triunfo, a una
reivindicación. Es decir, a una resurrección”.
Según el párroco -hablando de los evangelios-, “donde la
justicia humana condena, la justicia divina perdona”. Dejándolo “a la
conciencia propia del bautizado”, Navarro Barrera aseguró que la ‘justicia
verdadera es la de Dios’, “y las demás son justicias transicionales”.
“Con cierto desasosiego los colombianos observamos atónitos
por estos días, las maromas de
contrastar la paz y la justicia. La mal llamada Justicia Ordinaria y la peor
denominada Justicia Transicional”, dijo y recalcó que “no hay sino una sola
fuente de justicia, que es la caridad”, ignorando entonces los poderes
constitucionales de jueces y magistrados terrenales.
Con su peculiar
fórmula de “perdón y progreso”, el párroco concluyó la homilía concelebrada,
tras la cual vino la interpretación de “Pueblito Viejo” (de José A. Morales),
un video en el que se referían a Aguilar Naranjo como “un hombre que ha escrito
con el corazón las páginas doradas de nuestra historia” y le daban las gracias
“por devolvernos la esperanza”, “por no dejarse amedrentar de la fuerzas
delincuenciales y oscuras que azotaban a Colombia” y por el parque Panachi,
entre otros logros que le atribuyeron, rematando con que “ahora Santander en
serio es la decisión del pueblo”.
El turno le
correspondió a su hijo, el senador Nerthink Mauricio Aguilar Hurtado, quien
sollozando y apelando nuevamente a Dios, expresó que “este día los
santandereanos lo estaban esperando”. “Nos sentimos muy orgullosos de ser
Aguilar de sangre, nos sentimos orgullosos de ser Aguilar de corazón, nos
sentimos orgullosos de llevar esa herencia y ese legado para el servicio de los
santandereanos y de los colombianos”, acotó.
El clímax lo
marcó el propio Aguilar Naranjo cuando con energía tomó el micrófono, les dio
las gracias quienes asistieron al acto y recordó el día de su captura por parte
del CTI el 2 de julio de 2011, siendo trasladado en primera instancia al búnker
de la Fiscalía General de la Nación y luego a la cárcel La Picota (Bogotá). En aquella ocasión
vociferó: “Viva Colombia y abajo la
corrupción. Los que hemos trabajado por este país y por Santander nos llevan a
la cárcel; los bandidos y los corruptos siguen libres”, echándole la culpa de
sus males al dirigente del Partido Liberal y hoy senador Horacio Serpa Uribe, a quien tildó de ser “uno de los criminales más grandes que tiene este país”.
Señaló que como seguidor de la virgen María, “todos los pasos
que doy en la vida los doy de la mano de mi dios”. A renglón seguido, saludó a
“un hombre proactivo y visionario”, refiriéndose a Jaime Vargas Mendoza
-hermano del destituido e inhabilitado alcalde de Bucaramanga, Fernando Vargas
Mendoza-, pero en lo que hizo mayor énfasis fue en su invitación a construir un
“nuevo modelo político”, poniéndole nombre al candidato que considera debe
suceder a su hijo Richard Alfonso Aguilar Villa como gobernador de Santander,
Carlos Fernando de Jesús Sánchez, el exdirector de Panachi, el parque que les
trae tantas añoranzas, como la de aquel día en que Hugo Heliodoro Aguilar y el
entonces presidente Álvaro Uribe Vélez se lanzaron uno detrás del otro en el
cablevuelo.
Hoy en libertad condicional, Hugo Heliodoro Aguilar Naranjo
dijo que fue una pesadilla “lo que hicieron conmigo”, y ante la perplejidad de
quienes han leído las 150 páginas de las pruebas y del fallo condenatorio de la
Corte Suprema de Justicia de Colombia, dejó un mensaje a todos los candidatos: “Política innovadora,
política con iniciativas, política con ideas; nada de grupos al margen de la
ley, nada de bandidos apoyando las campañas…”.
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