El
exviceministro de Educación Superior quiere llegar al Congreso para hacer
equipo con quien considera el único presidente que sí tiene logros para mostrar
en ese terreno. Aprovecha para lanzar dardos al Gobierno Santos.
Pocos minutos
después de las dos de la tarde del 4 de junio de 2007 y en momentos en que
algunas universidades públicas hervían por las protestas, Gabriel Burgos
Mantilla se llevó el susto de su vida. Un paquete-bomba enviado a su despacho
le estalló cuando intentaba abrirlo y por poco lo mata. Hoy, siete años después,
este abogado bumangués lleva en su cuerpo las huellas del explosivo con el que
algún criminal trató de deshacerse del entonces viceministro de Educación
Superior.
Había llegado a
desempeñar ese alto cargo por expresa decisión de Álvaro Uribe Vélez, pocos
días después de haber dejado de manera intempestiva la rectoría de la
Universidad Autónoma de Bucaramanga (UNAB), en la que estuvo durante 18 años
tras haber sido decano de Derecho. Paulatinamente las heridas en su cara, tórax
y manos fueron sanando y el zumbido en sus oídos desapareció, pero Burgos
Mantilla siguió encima de ese ‘potro’, amparado por un guardaespaldas y sin
abandonar al presidente de Colombia.
Pudiendo haber
‘tirado la toalla’ en ese momento o en los tres años y medio posteriores de la
era Santos, Burgos Mantilla no ha parado un día en la defensa de su jefe y
amigo, de quien considera es el mejor mandatario de los últimos tiempos, así al
instante de decirlo le caigan rayos, truenos y centellas.
Ahora, tras
recibir una nueva llamada Uribe es el número 27 en la lista cerrada al Senado
de la República por el Centro Democrático que encabeza el propio Uribe Vélez.
El ofrecimiento inicial fue para la exministra de Comunicaciones, Martha Pinto
de De Hart – que desistió del encargo–, y entonces la suerte –si lo es– le
correspondió a Gabriel Burgos Mantilla, quien sostiene que no ha perdido la
chaveta y que lo suyo es un simple gesto de lealtad.
Una especie de
baloto que no compró –porque advierte que de su bolsillo no está saliendo un
peso para la campaña- y que si se lo gana le significará formar parte durante
cuatro años de la alineación uribista que desde ya anuncia enconados debates
con adversarios como un Jorge E. Robledo o un Iván Cepeda, con quienes Uribe la
tiene casada desde hace rato.
A sabiendas de
la andanada de preguntas incómodas que le vendrían, Burgos Mantilla accedió a
dar esta entrevista al Periódico 15, sin titubear, y menos con la
manía de Uribe de responder solamente lo que le conviene.
¿Por qué quiere ingresar a una de las instituciones
más desprestigiadas del país?
Primero, porque
soy un profundo admirador del presidente Uribe y le reconozco lo que él hizo
por el país y le reconozco lo que él hizo por la educación. Es el único
presidente, lo digo sin temor a equivocarme, que ha hecho algo por la educación
en Colombia por lo menos en los últimos veinte o treinta años. Y para mí en el
fondo me sentí muy honrado que él me hubiera seleccionado para acompañarlo en
esta lista. Creo que mi experiencia y tantos años de estar en un campo como la
educación, donde él me pidió que me desempeñara, pues puede ayudar.
Lo que Uribe
está planteando con su lista es algo muy importante, porque salvo dos o tres
excepciones, los que estamos ahí somos gente absolutamente ajena a la política
y que si se logra el cometido que él plantea, pues realmente sí va haber un
cambio en el Congreso Nacional.
Si usted no es un 'cacique' electoral, ¿para qué
meterse en ese berenjenal?
Simplemente para
acompañar al presidente Uribe, porque
creo en él y creo en su tarea.
¿Qué cuentas
están haciendo ustedes los uribistas de cara alas elecciones del próximo 9 de
marzo?
Como yo no soy
‘cacique’ electoral, no puedo hablar mucho de cuentas. Lo que he oído en las
reuniones que hemos tenido es que la aspiración, por lo menos lo que se dijo
hace un mes largo, es que los estrategas políticos del Centro Democrático
consideran que hay un piso de dos millones cien mil votos y que esa sería la
mínima votación que sacaría una lista al Senado encabezada por el presidente
Uribe. Si se repiten los resultados de hace cuatro años o suben un poquito, le
darían entre 15 a 18 senadores, que es la base que ellos consideran que tienen,
pero la meta a la que aspiramos a llegar es alrededor de cuatro millones
trescientos mil votos; evento en el cual, dependiendo de la votación, se
lograría llegar a treinta y pico de senadores. Digamos entonces que es en esos
dos extremos en donde están las expectativas del resultado del 9 de marzo.
¿Usted en el renglón 27 de esa lista, hablando en
términos ciclísticos, estaría ‘chupando rueda’?
Sí. Si nos
quedamos en el piso por supuesto que no tengo oportunidad, pero si llegamos al
techo sí seguramente estaré en el Senado por el próximo periodo.
¿De ‘coronar’, aceptaría a ciegas que lo asignaran a
cualquier comisión o en qué temas preferiría adentrarse?
Ya tengo muy
claro e inclusive lo he hablado con el presidente Uribe y con María del Rosario
Guerra (exministra de Comunicaciones), el tema mío sería la educación. Aún más,
ya estoy trabajando en eso y estuve mirando la propuesta que presentó el doctor
Óscar Iván (Zuluaga), que me parece es excelente para la educación básica y
media, y creo que también hay que trabajar mucho en la educación superior. Uno
de los temas que llevaríamos como bancada, sería una reforma profunda al
sistema de educación básico, medio y superior de Colombia.
En las recientes pruebas PISA (Programa
Internacional para la Evaluación de Estudiantes) peor no le pudo haber ido a
Colombia, que ocupó el puesto 62 entre 65 países, solamente por encima de Perú,
Indonesia y Catar. ¿Se puede hacer algo para salir de esa olla y recortar esa
diferencia de un siglo que llevan países como China, Corea del Sur, Vietnam y
Polonia?
¡Claro! Aquí hay
muchas cosas que decir. El único presidente en los últimos cuarenta años que le
ha puesto seriedad al tema de la educación en Colombia, ha sido Álvaro Uribe
Vélez. Todos recordamos la cifra que en el siglo XX hubo un ministro de
Educación cada tres meses y hubo ministras cuyo único mérito era haber sido
amas de casa. Nunca ningún presidente, ni liberal ni conservador, puso atención
a la educación y por eso llegamos a donde llegamos. La ‘revolución educativa’
que hizo Uribe en sus ocho años de Gobierno y que lideró Cecilia María Vélez,
pues fue una profunda transformación, que claro que no fue completa, pero se
modernizó el Ministerio, se sistematizó todo el sistema de educación. Nosotros
no sabíamos cuántos maestros teníamos; hoy por lo menos sabemos. Se cambió el
estatuto docente y se acabaron las huelgas. Eso para hablar de la educación
básica. Hoy por lo menos sabemos cuántos niños van y se controla lo que era un
caos y una corrupción. Se estableció el ingreso a la carrera docente y el
ascenso por méritos. Lo que hicieron Uribe y Cecilia María Vélez, diez años
después es lo que está haciendo ahora como una gran revolución el presidente de
México (Enrique Peña Nieto). Y el campo de la educación
superior también hubo un cambio profundo: se estableció el Registro Calificado,
se establecieron las licencias previas, se promovió el sistema de acreditación
voluntaria y se desarrolló el tema de la educación virtual. De manera que sí
hubo un cambio profundo y serio en la educación superior, igual que en
educación básica. Esa tarea hay que continuarla. Hoy afortunadamente para el
país, veo que la campaña política gira mucho alrededor de la educación y todos
los candidatos y partidos hablan de educación. Bueno, ahí hay una gran
oportunidad para el país.
¿Pero entonces por qué razón el fracaso de la
reforma a la educación superior en el Gobierno Santos y en la administración de
la ministra María Fernanda Campo?
Ahí hubo dos
grandes irresponsabilidades. Una del presidente Santos al nombrar como ministra
a una persona sin ninguna experiencia en educación. No sé por qué razón. No
tengo nada personal contra ella y me parece una persona excelente, pero uno no
puede salir de haber estado en un campo comercial como la Cámara de Comercio de
Bogotá a manejar la educación de Colombia. Y creo que también hubo
irresponsabilidad de parte de ella al aceptar ese cargo, porque ella no conocía
eso. La educación es muy compleja. Uno tiene que haber vivido muchos años en el
campo de la educación para entender su importancia y su complejidad, y ellos no
fueron capaces porque no tenían la experiencia.
Y lo otro es que
pues el señor Santos tiene que quedar bien con todos, y así no se hacen
reformas, ni se hacen modificaciones. Cuando uno tiene que contentar a todos no
sale con nada. La experiencia del Gobierno de Santos es que no hubo reforma
educativa, ni reforma minera, ni reforma a la Justicia, porque uno no puede
gobernar para poner contentos a todos. Tiene que haber programas y cumplirlos,
y Santos dijo una cosa pero al fin no hizo nada.
¿Cree que estudiantes de la UIS o de la
Universidad Nacional votarán por Gabriel Burgos al Senado?
Habrá algunos
que no votarán por mí, pero creo que habrá otros que sí lo hagan, porque al fin
y al cabo todos saben lo que yo he hecho en la educación superior. Nadie puede
acusarme de haber obrado mal en los treinta años que estuve en la UNAB, ni
nadie puede criticarme por mi labor en el Viceministerio de Educación Superior.
Por supuesto, pues como en todas las cosas, habrá posiciones ideológicas a
favor y posiciones en contra de lo que yo pienso, pero lo que yo hice fue de
manera clara, abierta y franca.
Al comienzo de esta entrevista usted me dijo: “Salvo
dos o tres…”, y de inmediato pensé que se iba a referir a los pocos de la lista
de Uribe que no tienen ‘rabo de paja’.
Lo que quiero
decir es que en las reuniones que he estado, quienes hayna tenido experiencia
parlamentaria sólo hay tres o cuatro. Recuerdo a Jaime Amín, por ejemplo, y el
presidente Uribe por supuesto, que han tenido experiencia en participar en
campañas electorales y haber estado en el Congreso.
Pero por qué no habla del exasesor presidencial tan…
¿Por qué quiere
que yo le hable de José Obdulio Gaviria?
Entonces al grano: ¿Cómo se sentirá Gabriel Burgos
en el Congreso al lado de José Obdulio Gaviria –primo del narcotraficante Pablo
Escobar Gaviria– en la foto que algún día se publicará?
José Obdulio es
una persona de confianza del presidente Uribe, y uno le tiene que respetar al
presidente Uribe sus amistades. Yo no estoy de acuerdo con muchas de las
posiciones de José Obdulio, pero creo que tampoco tengo por qué rechazarlo por
su parentesco. En este país ni en ninguna parte puede haber delitos de sangre,
ni uno puede responder por sus parentescos. De la misma forma como alguna vez
acusaron a Fabio Valencia Cossio de que no podía ser ministro porque su hermano
estaba en la cárcel. Eso no tiene sentido.
¿Los uribistas quieren la paz de Colombia?
Claro que
queremos la paz. ¿Quién no quiere la paz? Lo que pasa es que a qué precio.
¿Tiene sentido que hagamos una paz entregando parte del territorio nacional a
unos personajes que nos han perseguido, nos han asesinado, han puesto minas
‘quiebrapatas’, han secuestrado, han violado niñas, han producido abortos,
durante treinta años, y ahora olímpicamente ‘dénos parte del Congreso y
perdónenos todo’? Eso no tiene sentido. Aun más: estoy seguro que el pueblo
colombiano no aprueba eso. Si hay proceso de paz ellos tienen que pagar su
pena. Además las condiciones de hoy son distintas y lo que se hizo con el M-19
hace veinte años hoy no se puede repetir. Esta la justicia penal internacional
y eso sería de por sí un error estratégico del país. Me parece lógico que al
guerrillero raso, al campesino que se vinculó a la guerrilla, se le amnistíe y
se le libere porque ellos son peones de esa tarea, pero los comandantes tienen
que pagar cárcel. Es que uno no puede impúnemente delinquir durante treinta o
más años, hacer todas las atrocidades que ellos cometieron, y luego llegar
alegremente al Congreso de la República. Estoy seguro que el país no acepta
eso.
¿Se ve como senador deliberando en plenaria al
lado de Tomochenko?
Yo me veo
deliberando al lado de Robledo o de Cepeda, y uno puede no estar de acuerdo con
las ideas de ellos, pero yo no me veo deliberando al lado de un asesino que
secuestra, que mata, que bombardea pueblos. Eso sí no lo aceptaría.
¿Le entendí mal o es que les está diciendo
guerrilleros a Robledo y Cepeda?
No, que ellos
son personas de izquierda que no están de acuerdo con la política del
presidente Uribe, pero con los que puede uno controvertir, exponer puntos de
vista opuestos a los de ellos, pero sin amenazas y sin fusiles.
¿En marzo habrá una renovación de las caras
santandereanas en el Congreso? ¿O tendremos que resignarnos a seguir viendo los
mismos ‘honorables’, incluidos herederos de los condenados por la
‘Parapolítica’ y la ‘Yidispolítica’?
Confío en que
los santandereanos tengamos la entereza de apoyar al Centro Democrático y hacer
realmente una renovación profunda. Si el Centro Democrático resulta exitoso,
van a llegar nuevas caras al Congreso por Santander y por todo el resto del
país.
¿Se sentiría cómodo entonces al lado de un Édgar
Gómez Román, un Fredy Anaya, un Nerthink Mauricio Aguilar?
Lo cortés no quita lo valiente.
¿Por qué usted es el único santandereano en la lista
uribista al Senado?
Yo no aspiraba a
esa lista, yo nunca hice ninguna intriga y fue el presidente Uribe el que me
ofreció estar. Él es que debe contestar esa pregunta.
¿De su parte es lealtad hacia el expresidente
antioqueño o más bien vocación suicida?
(Sonríe) Más
lealtad que vocación suicida.
¿Uribe senador respetará las reglas del Congreso y
se callará cuando se lo ordenen? ¿O seguirá sintiéndose presidente?
Él es un hombre
serio y lo ha demostrado a través de toda su vida. Siempre ha cumplido lo que
ha prometido. Él llegó en el año 2002 con una promesa clara y un plan de
gobierno claro, y los cumplió durante sus ocho años, y creo que va a cumplir
las reglas de juego cuando llegue al Senado.
¿Qué pesa más: la 'mermelada' santista que le han
dado al gobernador Richard Alfonso Aguilar para ponerlo de su lado o la
profunda amistad de Uribe con el exgobernador Hugo Heliodoro Aguilar -condenado
por la ‘Parapolítica’- y con quien hasta se lanzaba del cablevuelo de Panachi?
Por lo que usted
me dice, pesa más la ‘mermelada’ santista.
¿Bucaramanga y Santander van por buen camino de la
mano de Luis Francisco Bohórquez y Richard Alfonso Aguilar, respectivamente?
Van por buen camino
a pesar del gobernador y del alcalde. El ‘milagro’ de Santander y de
Bucaramanga es que a pesar de tener los gobernantes que tiene, están donde
están. Santander es la economía que más crece, Bucaramanga es la ciudad donde
hay menos desempleo, y aquí la pequeña y la mediana empresa florecen así como
las nuevas tecnologías y tenemos un grupo de empresarios y emprendedores muy
valiosos. Eso se ha hecho a pesar de los gobernantes que hemos tenido.
¿Qué es subirse a una tarima con Uribe y que les griten hasta… ?
Sí, ese es el
riesgo de la política y el riesgo de la claridad de Uribe en su posición
política. Él es único en exponer un programa político claro, sus famosos
‘huevitos’ los repite y los repite, y eso es lo que causa el agrado de mucha
gente pero también ese rechazo de otra gente.
¿Apostaría que el exministro uribista Óscar Iván
Zuluaga será el nuevo presidente de Colombia?
Creo que si los
colombianos, como lo estoy viendo, entienden la campaña que está haciendo el
presidente Uribe, las políticas que está pregonando y obtenemos un excelente
resultado, como lo estamos previendo, en las elecciones del 9 de marzo, hay
muchísimas probabilidades de que Óscar Iván Zuluaga sea el próximo Presidente
de Colombia.
¿Por qué los uribistas tratan como traidor y
tramposo a Juan Manuel Santos que fue ministro de Defensa de Uribe y se crió en
las filas uribistas?
No, Juan Manuel
Santos no se crió en las filas uribistas. Santos ha sido siempre un
oportunista. Él miró la fuerza de Uribe y se le pegó, pero no fue uribista
desde el principio. Lo mismo que hizo (Germán) Vargas Lleras y muchos otros.
Santos, con muy buen olfato vio una oportunidad política, pero nunca fue un
uribista de ‘racamandaca’. Tan es oportunista que inmediatamente ascendió a la
Presidencia decidió cambiar toda el proyecto político con el cual fue elegido,
sin ruborizarse.
En estos últimos tiempos hemos visto postales de
archirivales como Horacio Serpa con Luis Alberto Gil, o de Álvaro Uribe con
Andrés Pastrana. ¿Qué tal que la próxima sea la de Uribe y Santos toteados de
la risa montando a caballo sin regar el tinto o jugando golf en Anapoima? ¿Qué
tal que su jefe lo haga quedar mal?
Hay que vivir
para ver. Yo no creo que eso se dé, pero en política dicen que se da de todo y
que nunca hay cadáveres políticos.
El candidato al
Senado por el Centro Democrático, Gabriel Burgos Mantilla, al lado de la
propaganda de su jefe político, el expresidente Álvaro Uribe, en la sede de la
calle 42 con 27 proporcionada por el empresario avícola Francisco Serrano. /
Foto Pastor Virviescas Gómez
Gabriel Burgos
dice que sin importar los resultados de las elecciones de marzo, es y seguirá
siendo “un profundo admirador del presidente (Álvaro) Uribe, creo en sus
políticas, que nos devolvió un país que teníamos perdido, y le agradezco todo
lo que ha hecho”. / Foto Pastor Virviescas Gómez
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