martes, 18 de febrero de 2014

Gabriel Burgos, la carta de Uribe en Santander (entrevista)

El exviceministro de Educación Superior quiere llegar al Congreso para hacer equipo con quien considera el único presidente que sí tiene logros para mostrar en ese terreno. Aprovecha para lanzar dardos al Gobierno Santos.

Pocos minutos después de las dos de la tarde del 4 de junio de 2007 y en momentos en que algunas universidades públicas hervían por las protestas, Gabriel Burgos Mantilla se llevó el susto de su vida. Un paquete-bomba enviado a su despacho le estalló cuando intentaba abrirlo y por poco lo mata. Hoy, siete años después, este abogado bumangués lleva en su cuerpo las huellas del explosivo con el que algún criminal trató de deshacerse del entonces viceministro de Educación Superior.

Había llegado a desempeñar ese alto cargo por expresa decisión de Álvaro Uribe Vélez, pocos días después de haber dejado de manera intempestiva la rectoría de la Universidad Autónoma de Bucaramanga (UNAB), en la que estuvo durante 18 años tras haber sido decano de Derecho. Paulatinamente las heridas en su cara, tórax y manos fueron sanando y el zumbido en sus oídos desapareció, pero Burgos Mantilla siguió encima de ese ‘potro’, amparado por un guardaespaldas y sin abandonar al presidente de Colombia.

Pudiendo haber ‘tirado la toalla’ en ese momento o en los tres años y medio posteriores de la era Santos, Burgos Mantilla no ha parado un día en la defensa de su jefe y amigo, de quien considera es el mejor mandatario de los últimos tiempos, así al instante de decirlo le caigan rayos, truenos y centellas.

Ahora, tras recibir una nueva llamada Uribe es el número 27 en la lista cerrada al Senado de la República por el Centro Democrático que encabeza el propio Uribe Vélez. El ofrecimiento inicial fue para la exministra de Comunicaciones, Martha Pinto de De Hart – que desistió del encargo–, y entonces la suerte –si lo es– le correspondió a Gabriel Burgos Mantilla, quien sostiene que no ha perdido la chaveta y que lo suyo es un simple gesto de lealtad.

Una especie de baloto que no compró –porque advierte que de su bolsillo no está saliendo un peso para la campaña- y que si se lo gana le significará formar parte durante cuatro años de la alineación uribista que desde ya anuncia enconados debates con adversarios como un Jorge E. Robledo o un Iván Cepeda, con quienes Uribe la tiene casada desde hace rato.

A sabiendas de la andanada de preguntas incómodas que le vendrían, Burgos Mantilla accedió a dar esta entrevista al Periódico 15, sin titubear, y menos con la manía de Uribe de responder solamente lo que le conviene.

¿Por qué quiere ingresar a una de las instituciones más desprestigiadas del país?

Primero, porque soy un profundo admirador del presidente Uribe y le reconozco lo que él hizo por el país y le reconozco lo que él hizo por la educación. Es el único presidente, lo digo sin temor a equivocarme, que ha hecho algo por la educación en Colombia por lo menos en los últimos veinte o treinta años. Y para mí en el fondo me sentí muy honrado que él me hubiera seleccionado para acompañarlo en esta lista. Creo que mi experiencia y tantos años de estar en un campo como la educación, donde él me pidió que me desempeñara, pues puede ayudar.

Lo que Uribe está planteando con su lista es algo muy importante, porque salvo dos o tres excepciones, los que estamos ahí somos gente absolutamente ajena a la política y que si se logra el cometido que él plantea, pues realmente sí va haber un cambio en el Congreso Nacional.

Si usted no es un 'cacique' electoral, ¿para qué meterse en ese berenjenal?
Simplemente para acompañar al presidente Uribe, porque  creo en él y creo en su tarea.

¿Qué cuentas están haciendo ustedes los uribistas de cara alas elecciones del próximo 9 de marzo?

Como yo no soy ‘cacique’ electoral, no puedo hablar mucho de cuentas. Lo que he oído en las reuniones que hemos tenido es que la aspiración, por lo menos lo que se dijo hace un mes largo, es que los estrategas políticos del Centro Democrático consideran que hay un piso de dos millones cien mil votos y que esa sería la mínima votación que sacaría una lista al Senado encabezada por el presidente Uribe. Si se repiten los resultados de hace cuatro años o suben un poquito, le darían entre 15 a 18 senadores, que es la base que ellos consideran que tienen, pero la meta a la que aspiramos a llegar es alrededor de cuatro millones trescientos mil votos; evento en el cual, dependiendo de la votación, se lograría llegar a treinta y pico de senadores. Digamos entonces que es en esos dos extremos en donde están las expectativas del resultado del 9 de marzo.

¿Usted en el renglón 27 de esa lista, hablando en términos ciclísticos, estaría ‘chupando rueda’?

Sí. Si nos quedamos en el piso por supuesto que no tengo oportunidad, pero si llegamos al techo sí seguramente estaré en el Senado por el próximo periodo.

¿De ‘coronar’, aceptaría a ciegas que lo asignaran a cualquier comisión o en qué temas preferiría adentrarse?
Ya tengo muy claro e inclusive lo he hablado con el presidente Uribe y con María del Rosario Guerra (exministra de Comunicaciones), el tema mío sería la educación. Aún más, ya estoy trabajando en eso y estuve mirando la propuesta que presentó el doctor Óscar Iván (Zuluaga), que me parece es excelente para la educación básica y media, y creo que también hay que trabajar mucho en la educación superior. Uno de los temas que llevaríamos como bancada, sería una reforma profunda al sistema de educación básico, medio y superior de Colombia.

En las recientes pruebas PISA (Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes) peor no le pudo haber ido a Colombia, que ocupó el puesto 62 entre 65 países, solamente por encima de Perú, Indonesia y Catar. ¿Se puede hacer algo para salir de esa olla y recortar esa diferencia de un siglo que llevan países como China, Corea del Sur, Vietnam y Polonia?

¡Claro! Aquí hay muchas cosas que decir. El único presidente en los últimos cuarenta años que le ha puesto seriedad al tema de la educación en Colombia, ha sido Álvaro Uribe Vélez. Todos recordamos la cifra que en el siglo XX hubo un ministro de Educación cada tres meses y hubo ministras cuyo único mérito era haber sido amas de casa. Nunca ningún presidente, ni liberal ni conservador, puso atención a la educación y por eso llegamos a donde llegamos. La ‘revolución educativa’ que hizo Uribe en sus ocho años de Gobierno y que lideró Cecilia María Vélez, pues fue una profunda transformación, que claro que no fue completa, pero se modernizó el Ministerio, se sistematizó todo el sistema de educación. Nosotros no sabíamos cuántos maestros teníamos; hoy por lo menos sabemos. Se cambió el estatuto docente y se acabaron las huelgas. Eso para hablar de la educación básica. Hoy por lo menos sabemos cuántos niños van y se controla lo que era un caos y una corrupción. Se estableció el ingreso a la carrera docente y el ascenso por méritos. Lo que hicieron Uribe y Cecilia María Vélez, diez años después es lo que está haciendo ahora como una gran revolución el presidente de México (Enrique Peña Nieto). Y el campo de la educación superior también hubo un cambio profundo: se estableció el Registro Calificado, se establecieron las licencias previas, se promovió el sistema de acreditación voluntaria y se desarrolló el tema de la educación virtual. De manera que sí hubo un cambio profundo y serio en la educación superior, igual que en educación básica. Esa tarea hay que continuarla. Hoy afortunadamente para el país, veo que la campaña política gira mucho alrededor de la educación y todos los candidatos y partidos hablan de educación. Bueno, ahí hay una gran oportunidad para el país.

¿Pero entonces por qué razón el fracaso de la reforma a la educación superior en el Gobierno Santos y en la administración de la ministra María Fernanda Campo?

Ahí hubo dos grandes irresponsabilidades. Una del presidente Santos al nombrar como ministra a una persona sin ninguna experiencia en educación. No sé por qué razón. No tengo nada personal contra ella y me parece una persona excelente, pero uno no puede salir de haber estado en un campo comercial como la Cámara de Comercio de Bogotá a manejar la educación de Colombia. Y creo que también hubo irresponsabilidad de parte de ella al aceptar ese cargo, porque ella no conocía eso. La educación es muy compleja. Uno tiene que haber vivido muchos años en el campo de la educación para entender su importancia y su complejidad, y ellos no fueron capaces porque no tenían la experiencia.

Y lo otro es que pues el señor Santos tiene que quedar bien con todos, y así no se hacen reformas, ni se hacen modificaciones. Cuando uno tiene que contentar a todos no sale con nada. La experiencia del Gobierno de Santos es que no hubo reforma educativa, ni reforma minera, ni reforma a la Justicia, porque uno no puede gobernar para poner contentos a todos. Tiene que haber programas y cumplirlos, y Santos dijo una cosa pero al fin no hizo nada.

¿Cree que estudiantes de la UIS o de la Universidad Nacional votarán por Gabriel Burgos al Senado?

Habrá algunos que no votarán por mí, pero creo que habrá otros que sí lo hagan, porque al fin y al cabo todos saben lo que yo he hecho en la educación superior. Nadie puede acusarme de haber obrado mal en los treinta años que estuve en la UNAB, ni nadie puede criticarme por mi labor en el Viceministerio de Educación Superior. Por supuesto, pues como en todas las cosas, habrá posiciones ideológicas a favor y posiciones en contra de lo que yo pienso, pero lo que yo hice fue de manera clara, abierta y franca.

Al comienzo de esta entrevista usted me dijo: “Salvo dos o tres…”, y de inmediato pensé que se iba a referir a los pocos de la lista de Uribe que no tienen ‘rabo de paja’.

Lo que quiero decir es que en las reuniones que he estado, quienes hayna tenido experiencia parlamentaria sólo hay tres o cuatro. Recuerdo a Jaime Amín, por ejemplo, y el presidente Uribe por supuesto, que han tenido experiencia en participar en campañas electorales y haber estado en el Congreso.

Pero por qué no habla del exasesor presidencial tan…

¿Por qué quiere que yo le hable de José Obdulio Gaviria?

Entonces al grano: ¿Cómo se sentirá Gabriel Burgos en el Congreso al lado de José Obdulio Gaviria –primo del narcotraficante Pablo Escobar Gaviria– en la foto que algún día se publicará?

José Obdulio es una persona de confianza del presidente Uribe, y uno le tiene que respetar al presidente Uribe sus amistades. Yo no estoy de acuerdo con muchas de las posiciones de José Obdulio, pero creo que tampoco tengo por qué rechazarlo por su parentesco. En este país ni en ninguna parte puede haber delitos de sangre, ni uno puede responder por sus parentescos. De la misma forma como alguna vez acusaron a Fabio Valencia Cossio de que no podía ser ministro porque su hermano estaba en la cárcel. Eso no tiene sentido.

¿Los uribistas quieren la paz de Colombia?

Claro que queremos la paz. ¿Quién no quiere la paz? Lo que pasa es que a qué precio. ¿Tiene sentido que hagamos una paz entregando parte del territorio nacional a unos personajes que nos han perseguido, nos han asesinado, han puesto minas ‘quiebrapatas’, han secuestrado, han violado niñas, han producido abortos, durante treinta años, y ahora olímpicamente ‘dénos parte del Congreso y perdónenos todo’? Eso no tiene sentido. Aun más: estoy seguro que el pueblo colombiano no aprueba eso. Si hay proceso de paz ellos tienen que pagar su pena. Además las condiciones de hoy son distintas y lo que se hizo con el M-19 hace veinte años hoy no se puede repetir. Esta la justicia penal internacional y eso sería de por sí un error estratégico del país. Me parece lógico que al guerrillero raso, al campesino que se vinculó a la guerrilla, se le amnistíe y se le libere porque ellos son peones de esa tarea, pero los comandantes tienen que pagar cárcel. Es que uno no puede impúnemente delinquir durante treinta o más años, hacer todas las atrocidades que ellos cometieron, y luego llegar alegremente al Congreso de la República. Estoy seguro que el país no acepta eso.

¿Se ve como senador deliberando en plenaria al lado de Tomochenko?

Yo me veo deliberando al lado de Robledo o de Cepeda, y uno puede no estar de acuerdo con las ideas de ellos, pero yo no me veo deliberando al lado de un asesino que secuestra, que mata, que bombardea pueblos. Eso sí no lo aceptaría.

¿Le entendí mal o es que les está diciendo guerrilleros a Robledo y Cepeda?
No, que ellos son personas de izquierda que no están de acuerdo con la política del presidente Uribe, pero con los que puede uno controvertir, exponer puntos de vista opuestos a los de ellos, pero sin amenazas y sin fusiles.

¿En marzo habrá una renovación de las caras santandereanas en el Congreso? ¿O tendremos que resignarnos a seguir viendo los mismos ‘honorables’, incluidos herederos de los condenados por la ‘Parapolítica’ y la ‘Yidispolítica’?

Confío en que los santandereanos tengamos la entereza de apoyar al Centro Democrático y hacer realmente una renovación profunda. Si el Centro Democrático resulta exitoso, van a llegar nuevas caras al Congreso por Santander y por todo el resto del país.

¿Se sentiría cómodo entonces al lado de un Édgar Gómez Román, un Fredy Anaya, un Nerthink Mauricio Aguilar?

Lo cortés no quita lo valiente.

¿Por qué usted es el único santandereano en la lista uribista al Senado?

Yo no aspiraba a esa lista, yo nunca hice ninguna intriga y fue el presidente Uribe el que me ofreció estar. Él es que debe contestar esa pregunta.

¿De su parte es lealtad hacia el expresidente antioqueño o más bien vocación suicida?

(Sonríe) Más lealtad que vocación suicida.

¿Uribe senador respetará las reglas del Congreso y se callará cuando se lo ordenen? ¿O seguirá sintiéndose presidente?

Él es un hombre serio y lo ha demostrado a través de toda su vida. Siempre ha cumplido lo que ha prometido. Él llegó en el año 2002 con una promesa clara y un plan de gobierno claro, y los cumplió durante sus ocho años, y creo que va a cumplir las reglas de juego cuando llegue al Senado.

¿Qué pesa más: la 'mermelada' santista que le han dado al gobernador Richard Alfonso Aguilar para ponerlo de su lado o la profunda amistad de Uribe con el exgobernador Hugo Heliodoro Aguilar -condenado por la ‘Parapolítica’- y con quien hasta se lanzaba del cablevuelo de Panachi?

Por lo que usted me dice, pesa más la ‘mermelada’ santista.

¿Bucaramanga y Santander van por buen camino de la mano de Luis Francisco Bohórquez y Richard Alfonso Aguilar, respectivamente?

Van por buen camino a pesar del gobernador y del alcalde. El ‘milagro’ de Santander y de Bucaramanga es que a pesar de tener los gobernantes que tiene, están donde están. Santander es la economía que más crece, Bucaramanga es la ciudad donde hay menos desempleo, y aquí la pequeña y la mediana empresa florecen así como las nuevas tecnologías y tenemos un grupo de empresarios y emprendedores muy valiosos. Eso se ha hecho a pesar de los gobernantes que hemos tenido.

¿Qué es subirse a una  tarima con Uribe y que les griten hasta… ?

Sí, ese es el riesgo de la política y el riesgo de la claridad de Uribe en su posición política. Él es único en exponer un programa político claro, sus famosos ‘huevitos’ los repite y los repite, y eso es lo que causa el agrado de mucha gente pero también ese rechazo de otra gente.

¿Apostaría que el exministro uribista Óscar Iván Zuluaga será el nuevo presidente de Colombia?

Creo que si los colombianos, como lo estoy viendo, entienden la campaña que está haciendo el presidente Uribe, las políticas que está pregonando y obtenemos un excelente resultado, como lo estamos previendo, en las elecciones del 9 de marzo, hay muchísimas probabilidades de que Óscar Iván Zuluaga sea el próximo Presidente de Colombia.

¿Por qué los uribistas tratan como traidor y tramposo a Juan Manuel Santos que fue ministro de Defensa de Uribe y se crió en las filas uribistas?

No, Juan Manuel Santos no se crió en las filas uribistas. Santos ha sido siempre un oportunista. Él miró la fuerza de Uribe y se le pegó, pero no fue uribista desde el principio. Lo mismo que hizo (Germán) Vargas Lleras y muchos otros. Santos, con muy buen olfato vio una oportunidad política, pero nunca fue un uribista de ‘racamandaca’. Tan es oportunista que inmediatamente ascendió a la Presidencia decidió cambiar toda el proyecto político con el cual fue elegido, sin ruborizarse.

En estos últimos tiempos hemos visto postales de archirivales como Horacio Serpa con Luis Alberto Gil, o de Álvaro Uribe con Andrés Pastrana. ¿Qué tal que la próxima sea la de Uribe y Santos toteados de la risa montando a caballo sin regar el tinto o jugando golf en Anapoima? ¿Qué tal que su jefe lo haga quedar mal?

Hay que vivir para ver. Yo no creo que eso se dé, pero en política dicen que se da de todo y que nunca hay cadáveres políticos.





El candidato al Senado por el Centro Democrático, Gabriel Burgos Mantilla, al lado de la propaganda de su jefe político, el expresidente Álvaro Uribe, en la sede de la calle 42 con 27 proporcionada por el empresario avícola Francisco Serrano. / Foto Pastor Virviescas Gómez

Gabriel Burgos dice que sin importar los resultados de las elecciones de marzo, es y seguirá siendo “un profundo admirador del presidente (Álvaro) Uribe, creo en sus políticas, que nos devolvió un país que teníamos perdido, y le agradezco todo lo que ha hecho”. / Foto Pastor Virviescas Gómez

No hay comentarios:

Publicar un comentario