MinAmbiente descrestó en la audiencia del Páramo de Santurbán con la participación de un profesor de la Universidad de los Andes que condujo la discusión y al final hasta repartió dividendos. La delimitación tardará al menos cuatro semanas más, pero vienen las elecciones y a lo mejor el Gobierno Santos no está dispuesto a arriesgar una considerable votación.
Quienes
acudieron ansiosos a la cita del pasado lunes 27 de enero con la ministra de
Ambiente y Desarrollo Sostenible, Luz Helena Sarmiento, se encontraron con una
sorpresa que nadie tenía en sus cálculos. Y es que en vez de conocer por fin la
delimitación del Páramo de Santurbán, los asistentes vieron salir al escenario
a un hombre con todos los rasgos de profesor universitario, quien marrana de
barro en mano los ‘hipnotizó’ durante las diez horas que duró la audiencia en
el Auditorio ‘Jesús Alberto Rey’ de la Universidad Autónoma de Bucaramanga (UNAB).
El docente
titular de la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes, Juan Camilo
Cárdenas –discípulo en Estados Unidos de Elinor
Ostrom, la primera mujer en recibir el Premio Nobel de Economía en 2009 por su
‘análisis de la gobernanza económica, especialmente de los recursos
compartidos’– puso literalmente a jugar a presidentes de multinacionales del
oro, alcaldes, directores de corporaciones autónomas regionales y entes
gubernamentales, sindicalistas mineros y cultivadores de cebolla y papa, entre
otros.
Si
bien ‘el palo no está para hacer cucharas’, Cárdenas rápidamente logró
neutralizar a quienes estuvieron tentados a pararse y abandonar el recinto. Y
si se quedaron fue por algo, porque aunque había Policía nadie los estaba
obligando y las puertas estuvieron abiertas todo el tiempo incluso para la
prensa, situación que no se había dado en los anteriores encuentros.
A
41 participantes que estaban en primera fila les entregó cinco monedas de
cartón con un valor simbólico unitario de 3.000 pesos para que depositaran las
que quisieran en la marrana y al final de la ronda se multiplicaran por dos y
se repartieran equitativamente las ganancias transformadas en unas tarjetas
canjeables de un almacén de cadena. Podían también metérselas en sus bolsillos para
que ni el vecino se las viera, caso en el cual no obtendrían ningún
rendimiento.
Su
éxito fue tal que al final la propia ministra Sarmiento no sólo le agradeció a
Cárdenas por su labor y por no cobrar un peso por realizarla, sino porque
“usted logró algo que yo pensé que no íbamos a lograr: que era que
construyéramos entre los santandereanos. Después de la segunda mesa (en Tona)
donde mi pobre viceministro casi sale apaleado, estamos viendo que hay una
construcción y que sin importar dónde esté la línea (de Santurbán) hay
consensos. Consenso por ejemplo de que si hay una actividad agrícola en el
Páramo tiene que ser orgánica o sostenible con el medio, y eso significa que
tenemos que darle apoyo a toda la cadena como tal… O consenso en el tema de
pago por servicios ambientales (los habitantes de ciudades como Bucaramanga y
Floridablanca pagarían un adicional para que los campesinos de California y
Vetas, por ejemplo, se dediquen a cuidar el frágil ecosistema y desechen
cualquier actividad que lo ponga en peligro), de conservar el agua porque
estamos viendo que no es solo para ahorita sino también para el futuro”.
Sin
ahondar en el fenómeno de la megaminería y su impacto –que ha provocado media
docena de marchas multitudinarias de protesta en Bucaramanga–, la ministra
Sarmiento afirmó que “hay el reconocimiento de todos los que estamos aquí de
que los que han estado en el Páramo han conservado el agua. Que no ha sido pues
la catástrofe… y que tampoco es como algunos quieren hacer ver la zona como que
se está volviendo peligrosísima, con guerrilla y grupos al margen de la ley,
cuando uno lo que ve es que hay un desempleo alto y una inconformidad social
pero no podemos llegar a catalogarla como una zona peligrosa ni muchísimo
menos”.
Mientras
MinAmbiente intenta con este mecanismo de audiencias y juegos con la marrana
Santurbana resolver los conflictos sociales y económicos que implica ponerle
límites al Páramo de Santurbán –así de paso le toque decirles a los alcaldes
del área metropolitana de Bucaramanga que no les va a rogar para que asistan a
estas sesiones–, este es el dialogó con el profesor Cárdenas.
¿Cómo es que un ‘profe’ como usted,
que podría estar en una cómoda oficina de Bogotá ‘botando corriente’ sobre
modelos teóricos, termina metido en este cuento tratando de solucionar el
‘chicharrón’ en el que se ha convertido la delimitación de Santurbán?
La
investigación que vengo haciendo desde hace más de quince años es hasta dónde
los seres humanos son capaces de cooperar en dilemas sociales en donde el
interés individual y el interés colectivo van en contravía, y el caso de
Santurbán es un ejemplo de eso. Los intereses privados de los sectores mineros,
agrícolas, pecuarios, pueden ir en contravía eventualmente de los intereses
privados de quienes quieren agua limpia en los centros urbanos, pero el interés
colectivo es que todos quieren agua. Sin embargo, si empezamos a pensar sólo en
el interés individual y no pensamos en el interés colectivo, al final todo el
mundo queda sin el pan y sin el queso, y entonces ni hay agua ni hay medio
ambiente ni hay producción ni hay empleo.
Ahora,
sabemos que los humanos vienen cooperando desde hace docenas de miles de años y
han resuelto este tipo de problemas a lo largo de la historia de la Humanidad.
Y el caso de Santurbán es ejemplar porque va a ser pionero en la negociación de
la delimitación de los páramos, que significa un gran reto para el país porque
son zonas que al mismo tiempo son de conservación pero históricamente en la
mayoría de ellas ha habido ocupación humana para tener ovejas y vacas, para
pasar por esas trochas, para sembrar papa e incluso la minería.
Entonces
es un reto importante y me pareció un desafío interesante cuando me hicieron la
invitación de parte de la directora del Instituto Humboldt, Brigitte Baptiste,
y de parte de la ministra, que me dijeron: todo eso que usted estudia e
investiga, póngalo en la práctica, tráigalo acá y mire a ver si es posible
construir consensos. Me pareció que era interesante plantear la teoría y la
investigación experimental en una situación real del tamaño u complejidad que
es esta de Santurbán.
Entonces le cayó como anillo al dedo y
le permite darse el lujo de decir que no cobra.
(Sonríe)
No, definitivamente es un reto interesante para mis temas de investigación.
Y de paso logró que por lo menos en
esta jornada no enfrentaran por la fuerza, sino que cada quien dijera lo que
pensaba.
Con
la ministra tuvimos una conversación hace unos días muy interesante desde hasta
dónde lo que llamamos la condición humana da para crear consensos o no. Y ella
me dijo: ‘Yo conozco a mi gente porque soy santandereana’, y yo le dije que los
santandereanos también son humanos y los humanos siempre han mostrado la
capacidad y que no funcione no quiere decir que no puede. La pregunta es si
usted puede crear un ambiente para que funcione. Es un comienzo, un pasito
pequeño, y es generar consensos de que se puede dialogar para crear intereses
comunes a partir de la diferencia, y creo que esa fue la constante durante todo
este día.
A
mí me gustó muchísimo que la gente cuando habló y estábamos escribiendo las
palabras en la alcancía, una palabra que apareció fue la diversidad, la
diversidad de opiniones, la diversidad de intereses, y la pregunta es si
podemos crear consenso en medio de esa diversidad. Eso es lo que estuvimos
tratando de lograr hoy.
¿Qué cara pondría si le digo que al
menos dos alcaldes estuvieron a punto de pararse e irse al comienzo de la
actividad porque percibían que les estaban dando ‘caramelo’, pero terminaron
quedándose y hasta reclamaron las ganancias? ¿Fue un número de hipnotismo o
dónde está la clave?
La
clave está en que el ejercicio está diseñado para que la gente se involucre en
que las decisiones de cooperación están mediadas por ese conflicto permanente
entre mi bolsillo y el interés general. Y yo con estos juegos y con estos
incentivos y las fichas y los bonos, lo que trato es que se metan en esa
lógica, que no lo piensen como una cosa distante o hipotética, sino de verdad
en ese momento. Es una dinámica sumamente pedagógica que permite que la gente
diga: oiga, es que esto es en serio, tengo que pensar bien mi decisión porque
de pronto puedo ganarme una platica pero por otro lado puedo afectar el
bienestar de los demás y dependiendo de lo que yo haga le va mejor o peor a los
demás. A través de esas fichas que sí significaban algo y era dinero real,
había la posibilidad de que se involucraran en la acción colectiva y la acción
individual, y cuándo esa acción individual puede llevar de manera coordinada a
mejorar el binestar común.
¿Pero no hay algo de perverso en el
ejercicio, que es que si no hay plata de por medio entonces no cuido el medio
ambiente?
Ese
ha sido un debate constante y lo he tenido muchas veces, que es que si lo que
estamos haciendo es pagar por conservar o pagarle a la gente por participar, y
no, porque dependiendo del resultado de las decisiones puede ser mayor o menor
el interés común o el interés individual, y es el problema de coordinar las
acciones de los intereses distintos, y al final la gente ya no tiene ese
reclamo. Después de haber participado, la gente ya no queda con esa impresión y
dice: ¡ah, ya entendí!, se trata de que la cooperación paga y me genera una retribución
indidivual y a mi comunidad una retribución colectiva, y eso es lo que tratamos
de construir a lo largo de hoy. Un poco el símbolo de eso es que tuvimos la
marrana del comienzo y la marrana del final y logramos subir aún más el nivel
de confianza mútuo. Una de las claves de la cooperación es la confianza y lo
que estábamos buscando era confianza mútua, pero no una confianza en el papel
sino una confianza de verdad en un ejercicio real, cara a cara, en el que cada
uno tenía que decir qué iba a hacer.
¿El profesor Cárdenas aparece un día
de enero de 2014 y como el mago Merlin desaparece?
No,
yo estoy todo el tiempo investigando el tema. Estamos trabajando en varias
regiones de Colombia, haciendo un proyecto sobre el agua y el sistema de riego
del arroz en el país y replicándolo en otros países. Es un montón de proyectos
con varios tipos de comunidades y regiones, y en el caso de Colombia si somos
capaces de ponernos de acuerdo. Vuelvo a Bogotá donde tengo 140 estudiantes
esperándome para dictar clase, pero el tema de Santurbán sigue en la cabeza y
ahora tenemos un montón de insumos para seguir escribiendo, y esperar cómo el
Ministerio de Ambiente va a responder con esta información y con las dinámicas
de lo que pasó hoy, y seguir colaborando con ellos.
¿Espera que sus conclusiones las lea
la ministra o que al menos no se refundan en la maleta de un asesor?
Estoy
esperando que alguien del Ministerio me llame dentro de unas semanas y me diga:
hemos logrado esto más o esto que se acordó ese día en la UNAB se convirtió en
esta consulta técnica o en esta consulta jurídica y esto se está resolviendo
así, y se lo vamos a contar a esos actores que convocamos, porque estos actores
que vinieron hoy fueron el resultado del compromiso de lo que pasó en la
reunión de Tona. En Tona se acordó que esta gente viniera hoy, y vinieron la
mayoría. Hubiéramos querido que hubiera más representación de las ONG
ambientales y de la gente que está más radical frente a la conservación del
agua y en contra de la minería, pero creo que eso se trajo aquí a la mesa y se
logró percibir. Esperamos que de aquí resulte un compromiso un poquito mayor,
porque aquí hay que seguir trabajando y que se dé respuesta a lo que salió hoy.
Así que a mí lo que me interesa no es que lean o no un informe que entregue; lo
que me interesa es que me cuenten es que esta gente recibió una
retroalimentación del Ministerio en respuesta a lo que pasó hoy y creo que así
es como vamos construyendo poco a poco.
¿Cuáles son los tres puntos fundamentales
que usted percibió en las conclusiones?
Vi
la importancia de visibilizar a los pequeños agricultores, mineros y jornaleros
que trabajan en distintas actividades, y hoy quedaron más visibles. Vi que es
problemático el que se afecten los derechos de propiedad de mineros y
agricultores y demás por la línea de páramo, y que se van a tener que construir
soluciones muy concretas para que la gente no pierda el valor de su capital, de
su título minero o de su finca que van a estar dentro del Páramo. Ahí veo un
reto importante en lo jurídico, en lo financiero y en lo económico. Vi que hay
un consenso grande de que todo el mundo quiere agua y me pareció muy fluido el
que al final nadie cuestionaba la importancia de que hay que producir agua para
todo el mundo: para la minería, para la agricultura, para los habitantes
urbanos. Vi propuestas novedosas y promisorias de reconversión de la producción
agropecuaria desde quienes tienen el arraigo de la tierra en las zonas de
páramo y son consientes que tienen que hacer una conversión tecnológica pero no
se quieren ir y sin embargo están abiertos a encontrar caminos de construcción
de paquetes tecnológicos sostenibles, más amigables con el tema de los suelos y
el agua. Veo que todavía hay tensiones entre la gran minería y los riesgos
frente al agua, pero creo que vi muchas más posibilidades de que la pequeña minería
busque caminos de manejos mineros menos amenazadores del medio ambiente, sin
cianuro, sin mercurio, con manejo de agua y con otro tipo de tecnología.
En ese terreno de lo conflictivo, ¿en
qué aspectos notó que no hay acercamientos?
La
gran minería tiene que resolver cómo va a trabajar en la región, porque todavía
tiene que definir cuál es el paquete tecnológico que va a poner incluso si
queda por debajo de la línea de páramo, por los riesgos hidrogeológicos de la
infraestructura subterránea que es probable que quieren proponer para el Páramo
de Santurbán. Ese es un reto grande pero de poquitos actores que deben sentarse
a la mesa y resolver cosas: qué es legal y qué es ilegal, qué sí tiene licencia
y qué no tiene licencia.
Siento
que en este Ministerio de Ambiente y con esta ministra, tiene las herramientas
y la disposición política a pisar duro, y lo hizo con la Drummond en el caso
del carbón en Santa Marta, que les dijo: Ustedes llevan años y años haciendo
esto y no pasa nada. Tienen hasta tal fecha y si no cumplen les cerramos, y les
cerró la operación.
Ese
es el tipo de cosas que necesita un país que si crea una legislación es para
cumplirla. Yo siempre he dicho que las reglas son para cumplirlas o para
cambiarlas, no para ‘pasárselas por la galleta’. Tener una regla que nos
‘pasemos por la galleta’ es lo peor que le puede suceder a un país y para eso
es mejor no tener regla, pero regla incumplida es peor que no tener regla. En
ese sentido construir una clara y transparente para esa gran minería para el
caso del Páramo de Santurbán, es de los difíciles todavía de resolver porque
creo que hay incertidumbre científica de qué tanto amenazan la excavación de
estos grandes túneles, así sea por debajo de la línea de páramo, todo el ciclo
hidrogeológico que va afectar la oferta natural de agua en un montón de sitios.
Esa me parece que es grave y difícil. Las otras tienen espacios de acción con
los pequeños mineros porque es una infraestructura de mucho menos impacto y se
puede tratar de hacer sin cianuro y mercurio; con los pequeños agricultores
porque puede haber paquetes de reconversión, compensaciones con pagos por
servicios ambientales, transiciones a otros regímenes de propiedad de la
tierra… Hay un montón de caminos por trabajar.
¿Se cometió un error al tomar primero
la decisión de la delimitación y venir ahora a hacer este tipo de
conciliaciones?
Me
lo he preguntado y no tengo una respuesta clara. Igualmente he pensado en el
escenario: hubiéramos podido hacer esto primero y luego delimitar el páramo.
Pero también es problemático porque aquí vienen los que van a pisar duro para
decir me corre la línea para allá o me la corre para acá. Es acertado que la
línea de páramo tenga el sustento de un instituto científico como el Humboldt,
que ‘no tiene velas en el entierro’ en términos ni económicos ni políticos. El
Humboldt no gana ni pierde por mover la línea para un lado o para el otro. Es
fundamental que el Humboldt tenga la independencia para poder formular esa
línea de páramo. De ahí se pasa a que MinAmbiente coje eso, hace una evaluación
de un modelo económico de compensación y formula a partir de esa recomendación
técnica y hace unos ajustes pero que probablemente van a ser muy parecidos a lo
que venía de las recomendaciones técnicas.
Lo
que pasa es que formular la línea de páramo no es suficiente; el problema es
implementarla. Hay que formular alguna y con esa arranquemos de ahí para
adelante.
Y después hacerla respetar.
Claro,
las leyes son para cumplirlas o para cambiarlas, pero no para ‘pasárselas por
la galleta’.
¿Qué pasa si los científicos del
Humboldt dan su concepto, pero a ‘la hora del té’ el Gobierno mete la mano y
cambia ‘unas curvitas’?
Pero
van a ser ‘curvitas’ muy pequeñas, asociadas con actores muy particulares. Lo
que pasa es que esas ‘curvitas’ siempre crean las dudas de que hubo aquellos
intereses o los otros. Pero teniendo la línea base del Instituto Humboldt, más
la parte técnica que hace el Ministerio,
eso se está haciendo de cara al país. La línea de páramo del Humboldt ya está y
se puede consultar en Internet. De ahí para adelante va a ser transparente
también cuando se formule hasta dónde hubo o no esto. Si eso se hace de frente
al país, toda la ciudadanía va a poder coger los mapas y decir: ¡Ay, juemadre!,
a éste la ayudaron aquí o le ayudaron allá. Ese es el tipo de cosas que tenemos
que sentarnos todos a hacer sobre la mesa, con transparencia a la ciudadanía.
El exministro de Ambiente, Manuel
Rodríguez Becerra, y colega suyo en Los Andes, ha insistido en que aquí no hay
discusión porque el páramo y los ecosistemas derivados son intocables.
Manuel
tiene una posición más radical con respecto a la minería de gran escala
irresponsable. Él lo que está es siendo muy claro en que en Colombia no puede
existir gran minería irresponsable y que se salga con la suya. Ese es un
planteamiento que también comparto porque la gran minería irresponsable le hace
mucho daño a un país. Repito lo que pasó con la Drummond y lo que podría pasar
aquí o en otras zonas de alta montaña o de páramo donde hay riesgos muy grandes
si se hace minería a gran escala irresponsable. De ahí para adelante hay muchos
espacios de zonas grises muy complejas con los pequeños mineros, con los
pequeños productores, con los ocupantes del páramo…
El
profesor Juan Camilo Cárdenas trajo a Bucaramanga su experimento de la marrana
Santurbana, que permitió al menos que “no se sacaran los ojos ni se tiraran la
puerta, sino que se quedaran las diez horas conversando y tratando de acercarse
en algo” un número considerable de las partes que tienen que ver con la conservación
-o destrucción- del Páramo de Santurbán. / FOTO PASTOR VIRVIESCAS GÓMEZ
Me sumo a las felicitaciones al Prof. Cárdenas por el manejo que tuvo al enfrentar una discusión tan álgida. Concordamos también en que la discusión por la delimitación es "cortoplacista", pues es de esperar que algunas personas/empresas salgan particularmente afectadas por unos metros o unas "curvitas". Lo fundamental son los acuerdos para la gestión del ecosistema, el empoderamiento de las comunidades y el fortalecimiento y el control ciudadao sobre las autoridades ambientales. Así como hicieron falta los alcaldes del Área Metropolitana, brilla por su ausencia la CDMB en este debate, quien ha sido la directa responsable de los desequilibrios en el manejo ambiental de buena parte del Páramo de Santurbán.
ResponderEliminarBuen artículo y muy buena la dinámica del Profesor Cárdenas. Esa es la vía. Si se logra un consenso, con seguridad se encuentran las soluciones tecnológicas que hagan viable la minería responsable. A lo mejor toca inventar nuevas tecnologías apropiadas para páramos. Definitivamente la minería a "cielo abierto" esta descartada, hay que encontrar un minería subterránea con CERO impacto en la hidrogeología, quizás encontremos algo que inclusive la mejore.
ResponderEliminares importante darle mas espacio a economista ambientales serios, es la virtud de la ley 850 de veedurias ciudadanas, de que soy coautor ( perdon por la falta de modestia ) y que es un METODO de resolver conflictos en la gestión de lo PUBLICO
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