martes, 29 de septiembre de 2015

El eclipse de la súper Luna roja

A quienes se lo perdieron porque no tenían la más remota idea de que iba a suceder o porque se encontraban ocupados en otros menesteres, les tengo la noticia de que deberán esperar hasta el año 2033 para volver a presenciar este espectáculo del Universo llamado la Súper Luna roja o 'Luna de sangre'.


Les comparto estas fotografías que logré tomar el pasado domingo 27 de septiembre de 2015 desde el Páramo de Santurbán, departamento de Santander (Colombia), a 3.320 metros sobre el nivel del mar, en una noche en la que el frío pasó a segundo plano debido a la emoción y el goce de ser testigo de este momento en el que la Luna está en el punto más cercano a la Tierra (356.877 kilómetros) y se puede ver 14 por ciento más grande que de costumbre y con un 30 por ciento más de brillo.



Como una diosa, la Luna fue cambiando de tonalidades durante cerca de cuatro horas, como si se estuviera maquillando ante un espejo inmenso, rodeada de miles, millones de estrellas.


La aguadepanela de doña Ana sirvió para soportar las bajas temperaturas, mientras un par de perros no dejaban de ladrar.


Los curiosos que llegaron a ver qué estaba ocurriendo no podían creer que la Luna tomara este color.


Y menos que se tornara roja, a la par que a donde se apuntara la mirada se podían observar las constelaciones y dejar volar la imaginación guiados por el libro de Manuel José Rincón Domínguez llamado: "Cuentos y pasiones del cielo" (Editorial Panamericana).


Hasta que un sonoro ¡oh! salió de la garganta de quienes pudimos apreciar esta maravilla de la creación.


Luego el retorno a casa por una carretera entre Bucaramanga y Cúcuta que al paso que van las obras, primero se volverá a ver el eclipse de la Súper Luna roja que terminen la construcción del doble carril que une a los Santanderes con Venezuela.

Pero como si todo lo anterior fuera insuficiente, en la mañana del lunes 28 de septiembre apareció este Halo Solar sobre el cielo de Bucaramanga. 


Algunos de mis amigos y conocidos me preguntaron: ¿Para que fue tan pingo de irse hasta Santurbán si por televisión lo pasaron?

Igual me sucedió cuando en Punta Valdez (Chubut-Argentina), un par de paisanos y ocasionales compañeros de viaje me dijeron: ¿Pegarse el viaje a ver 250 mil parejas de pingüinos cuando Discovery o Nat Geo hacen documentales y los transmiten a cada rato?

Pues sí, tengo que admitirlo, ¡mucho ser pingo, mano! 

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