domingo, 13 de septiembre de 2015

Con el de las manos limpias (Columna de Manolo Azuero)


(Columna de Manolo Azuero Figueroa publicada el domingo 13 de septiembre en el periódico Vanguardia Liberal)

Carlos Fernando Sánchez, el candidato de Santander en serio a la gobernación, quien repite cada vez que puede que él tiene “las manos limpias”, que ahí está su familia como testigo, no deja de sorprender. Sánchez pasa de defender lo indefendible, la supuesta inocencia de su jefe de debate Hugo Aguilar, a recibir – con bombos y platillos – al ex senador Óscar Josué Reyes en su campaña. Que a nadie se le olvide lo que representa este dirigente “conservador” en la historia reciente de la política santandereana. Podrán recoger miles de votos, retornar al poder, seguir mandando y abusando de lo público, pero no podrán borrar nuestra memoria. Y no tanto porque se procure el ostracismo, como por recordar y exigir que nunca más vuelva a suceder.

En 2003, después de quemarse en la elección anterior, Óscar Reyes buscó la gobernación de Santander y, en ese propósito, según la Corte Suprema de Justicia, pretendió fallidamente el apoyo de los paramilitares; del Bloque Central Bolívar, en cabeza de alias ‘Ernesto Báez’. Sin ese aval, sin embargo, su candidatura se desmontó y adhirió a la de Hugo Aguilar, quien sí contaría y triunfaría con el apoyo de las autodefensas.

Elegido Aguilar, Reyes fue designado Secretario de Gobierno y – ejerciendo dicha dignidad – se reunió nuevamente con los paramilitares para agradecerles el apoyo a la campaña de su jefe. Peor aún, también desde ese cargo, en el que debía servir a los santandereanos, el infame secretario sirvió al paramilitarismo. De frente, torpedeó la labor militar que contra dicha estructura criminal ejercía el coronel Prieto, desde el Batallón de San Vicente de Chucurí. Le alcanzó a decir a Prieto que no jodiera tanto. Más adelante, después del paso por la Secretaría, en 2006, Oscar Reyes, fiel a su trayectoria, se hizo elegir senador por Convergencia Ciudadanía con el respaldo paramilitar. Durante la campaña, en el Hotel Chicamocha y junto a otros dirigentes políticos de la región, se reunió con alias Diego Rivera y, de acuerdo a la sentencia condenatoria, recibió aportes económicos de las autodefensas. En 2012, por todo esto y otros detalles que aquí no caben, la Corte lo condenó por el delito de concierto para promover grupos al margen de la Ley.


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