(Columna de Isaía Fuentes Galván publicada el miércoles 15 de julio en el periódico Vanguardia Liberal)
Que las elecciones en Colombia se ganan con plata no es un secreto. Que Didier Tavera de eso tiene bastante, tampoco. Lo que sí parece un secreto es ¿por qué la figura de Tavera logra convocar a griegos y troyanos, a lo peorcito de la política local, en su aspiración a la gobernación?
Antiguos rivales suyos como Horacio Serpa, que en su momento le censuró, ahora parece el Presidente del club de “fans” del aventajado y “buen muchacho”. Varias razones podrían explicarlo, entre ellas, la misma plata. Que Tavera tiene carisma, sí, lo tiene. Que parece un muñeco, sí. Que lo conoce la clase política, también. Que es “buen” candidato, lo es. Que les genera confianza, cierto. La pregunta es ¿por qué les genera tanta confianza? ¿Qué les despierta tanto fervor? Es que créanme, después de ver la foto de Bernabé Celis y Ciro Fernández con el candidato, uno pensaría que está frente al émulo de Gaitán o de Galán. Pero, ¿será cierta tanta belleza?
Tavera, al que desde febrero pasado se le destacan sus “profundas” raíces liberales, se hizo como político de la mano del “Tuerto” Gil y de Hugo Aguilar, siendo secretario de Gobierno departamental de este último y resultando electo en las pasadas elecciones como representante a la cámara por Opción Ciudadana, el partido de Gil (su dueño).
Todos quieren con Tavera, porque con el ganan todos. Todos quedan contentos, todos saben que de alguna manera algo les tocará, hasta a los que no lo están apoyando de frente. Didier representa la unión de casi toda la “clase política” del departamento, a la que no le importa ni el origen de su fortuna, ni cuál es su partido o ideología política, ni cuáles han sido sus logros legislativos en la Cámara de Representantes, ni el futuro del departamento, solo importa que tiene plata y que es un buen producto electoral, fácil de vender. Un candidato para sacar “medio millón de votos”, como lo escribió en su carta el senador Serpa. Pragmatismo electoral. Un candidato para ganar, como sea.
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