sábado, 14 de septiembre de 2013

Moray, el laboratorio de los Incas


Si Machu Picchu deja absortos a quienes tienen la posibilidad de recorrerlo, el sitio arqueológico de Moray produce una sensación similar.
Ubicado a unos 48 kilómetros al noroeste de la ciudad de Cusco y a 3.500 metros sobre el nivel medio del mar, Moray asoma como un enorme laboratorio en el que los Incas probaron microclimas y cultivos, midiendo su producción y aplicando sus resultados en el resto del Imperio.
Lo más práctico es tomar una excursión en Cusco y de allí por una vía pavimentada se va hasta Chinchero, donde kilómetros más adelante se toma a la izquierda una carretera polvorienta que conduce al poblado de Maras (provincia de Urubamba). Estando en Maras ya no hay pierde. Su ingreso está incluido en el boleto que vende la municipalidad.
Es un conjunto de terrazas circulares, distribuidas de siete en siete andenes con sus respectivos canales de riego, que alcanza los 150 metros de profundidad, sobre el que se han dicho muchas cosas. Unos han dicho que se trató de un gran teatro con capacidad para 60 mil espectadores; otros dicen que tiene la forma de un observatorio astronómico gigante, pero muchos investigadores coinciden en afirmar que fue un centro de experimentación.
En octubre las comunidades vecinas acuden a este lugar para celebrar el Moray Raymi o Fiesta del Sol.
En sus alrededores se puede observar a amistosos pastores de ovejas, campesinos segando trigo y cebada, y otros cosechando habas. Y si se mira al horizonte, la nieve de las montañas da la pincelada que faltaba para la fotografía soñada.
El otro lugar cuya visita es obligatoria, son las salineras de Maras, pero ese será tema de otra crónica viajera. Por ahora disfruten de este otro encanto del Perú.

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