martes, 3 de noviembre de 2015

El desplome del clan Aguilar en Santander

Foto tomada por Pastor Virviescas Gómez


 De nada sirvió que el coronel (r) Hugo Heliodoro Aguilar Naranjo saliera de la cárcel a hacer política a favor de su amigo Carlos Fernando Sánchez, y que el gobernador Richard Alfonso se la jugara por Holger Díaz. 

Estruendosa. Este es el calificativo que más se ajusta a la derrota sufrida por el clan Aguilar en las elecciones del pasado domingo 25 de octubre y que marcó uno de los hechos de mayor trascendencia en el panorama político de Santander. El otro porrazo fue el que sufrió el exalcalde Carlos Arturo Ibáñez Muñoz con su fracasado intento de conservar para los liberales la Alcaldía de Bucaramanga. 

Hay quienes dicen que el ‘invento’ creado en 2011 por Hugo Heliodoro Aguilar Naranjo, de poner como gobernador de Santander a su inexperto hijo Richard Alfonso Aguilar Villa, le terminó costando cuatro años después el desmoronamiento de su imperio debido a las alas que tomó su vástago. 

Y es que ese joven que venía de desempeñar un cargo consular en Chile y que fue llamado como refuerzo de última hora debido a la captura, enjuiciamiento y posterior condena de Hugo Heliodoro Aguilar a nueve años de prisión por sus probados nexos con los grupos paramilitares dentro del escándalo de la ‘Parapolítica’, al tocar el cielo del poder con sus manos rápidamente se alejó de su padre y se atrevió a montar toldo aparte aupando al cuestionado exparlamentario Holger Horacio Díaz Hernández como su ficha a la Gobernación bajo las banderas del partido de La U.

“Después del ojo afuera no hay Santa Lucía que valga”, así que apenas les sirve de  consuelo al padre y al hijo hacer la suma de los votos que obtuvieron Holger Díaz y Carlos Fernando de Jesús Sánchez Aguirre, el candidato con el que Hugo Heliodoro pretendía conservar el timón de la política en este departamento. Con 212.118 (21,4%) votos de Díaz y 176.678 (17,8%) de Sánchez hubiesen sumado 75 mil votos más que los obtenidos por el gobernador electo Didier Alberto Tavera Amado –apadrinado por el senador liberal Horacio Serpa Uribe así como por el fundador de Convergencia Ciudadana y conde- nado ‘parapolítico’ Luis Alberto Gil Castillo–. Pero la soberbia, la ambición y los caprichos les im- pidieron unir sus fuerzas y así fue como desaprovecharon la oportunidad de alianza que de manera imprevista plantearon al término del debate del pasado 5 de octubre en el canal TRO.

Con los ocho billones de pesos del ponqué del ‘Contrato Plan’ a la vista, Hugo Heliodoro y Richard Alfonso aumentaron su apetito pero no se pusieron de acuerdo en decidir cuál de sus dos alfiles cedía en sus pretensiones, así que se la jugaron en llegar a las urnas cada uno por su lado, sufriendo esta paliza a manos de un Tavera Amado que sumó 311.458 votos (31,5%), y de un candidato independiente como Pedro Leonidas Gómez Gómez, quien sin la ostentación y el derroche de publicidad de sus tres adversarios, alcanzó los 230.920 sufragios (23,3%) y se dio el gusto de ocupar el segundo lugar, relegando a una tercera casilla a Holger Díaz y dejando de colero a Sánchez Aguirre, quien capitalizando obras como el Parque del Chicamocha y del llamado ‘Cerro del Santísimo’ se sentía el próximo gobernador desde semanas previas a la contienda.

Tavera –en cuya campaña repartieron propaganda citando columnas de Jorge Gómez Pinilla y Miguel Ángel Pedraza hablando favorablemente de su nombre– ganó en 66 de los 87 municipios, mientras que Leonidas Gómez barrió en Bucaramanga, Floridablanca, Piedecuesta y Girón, dejándoles como premio de consolación a Holger Díaz pueblos como Lebrija, Sabana de Torres, Charalá y El Carmen de Chucurí,al tiempo que Carlos Fernando Sánchez tuvo que resignarse a ser la más alta votación tan solo en San Gil, Cepitá, California, Charta, Concepción, Macaravita, Páramo, Santa Helena del Opón y pare de contar, porque aunque en sus avisos desplegaba fotos de plazas llenas en Barrancabermeja, Málaga, Oiba, Barbosa, Socorro y San Vicente de Chucurí, los cálculos le fallaron y eso que también tenía el beneplácito del expresidente y hoy senador Álvaro Uribe Vélez, que a la hora de las definiciones le sirvió para poco o nada. 

“La decisión del pueblo” fue una frase recurrente que acompañó la propaganda de Sánchez Aguirre y Aguilar Naranjo, quienes tomados de la mano bajo el lema “Santander en serio” y a bordo de un bus bautizado como ‘El Coronel’ contaban los días para organizar una pomposa celebración, incluso mayor que la misa-acto político del 21 de mayo en la calle 37 con 11 de Bucaramanga en la que el párroco Néstor Navarro Barrera dio gracias a Dios por la libertad del ‘parapolítico’ y éste prometió: “Política innovadora, política con iniciativas, política con ideas; nada de grupos al margen de la ley, nada de bandidos apoyando las campañas...”. Pues la decisión en las urnas es que los Aguilar tendrán que esperar cuatro años para ver si las diferencias entre padre e hijo se pueden superar o la embarcación naufraga por completo. 



Más ‘quemados’
El otro gran revés aún lo está digiriendo el abogado Carlos Ibáñez Muñoz, quien convencido de una arrolladora victoria –cimentada en la desvencijada maquinaria liberal, más los votos conservadores, de Aico y Cambio Radical– dos meses atrás optó por evadir los debates públicos a los que fue invitado, quizás asesorado por ‘expertos’ que le recomendaron no exponerse a controversias y desgastes en los que lo asociaran con sus copartidarios Fernando Vargas Mendoza, Héctor Moreno Galvis y Luis Francisco Bohórquez Pedraza. Un día antes de los comicios, Ibáñez (alcalde en el periodo 1995-1997) publicó un costoso aviso de página en el diario Vanguardia Liberal, citando la encuesta de Gallup que le daba 41,4 por ciento de las preferencias, contra 27,6% del concejal Jhan Carlos Alvernia (La U y Richard Aguilar), 11,3% de Sergio Isnardo Muñoz (Movimiento MAIS) y apenas11,2% del constructor Rodolfo Hernández Suárez. 

Pero los ánimos de Ibáñez Muñoz se fueron al piso cuando desde el primer boletín expedido por la Registraduría a las 4:14 de la tarde, fue Rodolfo Hernández quien picó en punta hasta consolidar el total del escrutinio que dejó al candidato del Movimiento Cívico “Lógica, Ética y Estética” con 77.238 votos (28,8%), a Ibáñez con 72.768 (27,1%), a Alvernia con 53.993 (20,1%) y a Sergio Is- nardo Muñoz con 30.170 (11,2%) de colero, incluso siendo superado por el voto en blanco que llegó a 33.738 (12,5%).

En últimas, Muñoz sabía que después de que su exjefe y amigo, el gobernador Aguilar Villa, le quitara el respaldo para dárselo a Alvernia, su sueño de ser alcalde se quedaría en eso; pero quien hasta último momento juraba que vencería y gastaba plata a raudales en vallas, afiches y pregoneros, fue el concejal de La U, quien el 18 de octubre pagó un aviso de página en Vanguardia Liberal publicitando una encuesta de lafirma Atenea, que le daba 31,2% de los votos, frente a 27,9% de Ibáñez, 17,6% del voto en blanco y nada más que 11,4% a Rodolfo Hernández, el candidato que los dejó a todos con la boca cerrada.

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