domingo, 14 de junio de 2015

Pequeñez (Columna de Manolo Azuero)

(Columna de Manolo Azuero Figueroa publicada el domingo 14 de junio de 2015 en el periódico Vanguardia Liberal)


A mediados del 2009, el Alcalde de Bucaramanga de la época, Fernando Vargas, me dijo en una entrevista que su liderazgo era macro no micro. Esa era la historia que él quería contar, muy propicia para la ‘ciudad global y competitiva’ que imaginaba. Al final, los hechos desplazaron a la narrativa oficial y su administración terminó cuestionada y sancionada. El cuento del empresario y académico que revolucionaría la gerencia pública culminó con la destitución del ‘líder’. Desde entonces me ha causado curiosidad la mala costumbre de nuestros dirigentes de querer ser lo que no son, de vender una historia sobre sí mismos que se agota en los hechos. Los ejemplos no son pocos. Uno, recientemente desempolvado por Pastor Virviescas en el Periódico 15, merece que nos cuestionemos qué clase de Gobernador es el que tenemos. Al menos para que se consolide una versión distinta y más independiente a esa del joven trabajador y exitoso que nos ha querido vender la prensa arrodillada al Palacio Amarillo.

En octubre de 2012, cuando Richard Aguilar no cumplía todavía su primer año al frente del barco departamental, las instalaciones del mencionado Palacio fueron utilizadas para una ceremonia de carácter “académico”. Él y el ahora exsecretario de Educación, Julio César Villate, de la línea del parapolítico Luis Alberto Gil, recibieron la ‘distinción’ de Logos International University. El Gobernador fue homenajeado con un Doctorado Honoris Causa en Derecho International Humanitario DIH y Administración Pública. Y Villate con Doctorado Honoris Causa en DIH y Educación. La oficina de prensa del joven mandatario le dio bombo al evento. Ahora, años después, nos damos por enterados de que la famosa ‘Logos’ surge de un mediocre proyecto de origen criollo, religioso y virtual, ahora acomodado en Florida, Estados Unidos, pero no reconocido por el Departamento de Educación en ese país (y así tampoco validado en Colombia); como sí lo están las instituciones de calidad de todos los Estados de dicha nación.

Al Gobernador y a Villate los tituló una Institución de medio pelo, eso está claro. Pero lo más grave fue que lo recibieron, a pesar de su todavía minúscula carrera y de la desconocida idoneidad del otorgante, con show de birrete abordo. Quisieron ser Doctores, sin merecerlo. Yo ese facilismo lo llamo pequeñez.


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