viernes, 26 de julio de 2013

Cusco, el ombligo del mundo o la sucursal del paraíso

 
Han pasado 23 años de mi primer viaje al Perú. Ya no se vive bajo la zozobra de Sendero Luminoso ni de la crisis del Inti, en la que había que cambiar los dólares dos o tres veces al día, en la medida en que se necesitaran porque la devaluación era galopante. Recuerdo que el pasaje en avión de Lima a Cusco me costó 19 millones y medio de esa moneda que nos hacía sentir a los extranjeros como jugando Monopolio, mientras los peruanos se debatían en la crisis más angustiosa producto de las decisiones tomadas por el entonces presidente Alan García. Fue la única vez que me he sentido millonario, a sabiendas de que era una ilusión producto de un país arrastrado por una aguda crisis económica y en una espiral de violencia que parecía imparable.
 
 
Hoy, 23 años después, Perú es otro. Ha corrido mucha agua bajo los puentes y los cambios saltan a la vista. Se ve la pujanza de la economía y el reverdecer de la clase media es evidente, así no se pueda cantar victoria del todo.
 
 
 
De la análoga Canon A-1 y los cuatro rollos Fuji de 36 exposiciones de aquella ocasión, los cuales tuve que gastar con suma precaución pensando en los costos del revelado y copiado, ahora llevo dos memorias de 1.200 fotos cada una en la Nikon D-300S digital. Este es el álbum del recorrido por Cusco y sus alrededores. Un extenuante y enriquecedor viaje por el Imperio de los Incas, quienes desde hace cientos de años consideraban a esta ciudad como 'el ombligo del mundo', así haya quienes insistan en repetir que la Bucaramanga 'Competitiva y Global', la 'vallenata-ta-ta', sí es el epicentro de todas las tendencias, desarrollos y novedades de este planeta de multinacionales mineras intentando llevarse hasta el último gramo de riqueza, como hace 521 años lo hicieron los invasores españoles.
 
Les presento esta estampas del Cusco alucinante, colorido, ancestral... entre sorbos de chicha morada o cerveza cusqueña; el Perú del cuy, las habas, el maíz y la papa de mil y una variedades. Con su complemento mágico y espiritual de Machu Picchu, unas de las siete maravillas -estas sí reales- del mundo.





                                                                          

 
 
                                                                    
 
 
                                                             
 
 
 
                                                                  
 
 
 
 
 
 
 

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