(Esta entrevista la publiqué enla edición 456 de Vivir la UNAB, en circulación desde el 13 de marzo de 2017)
A
la senadora y desde diciembre pasado precandidata presidencial de la Alianza
Verde, Claudia Nayibe López Hernández (Bogotá, 1970), le importa ‘cinco’ si
pisa los callos de uno de sus colegas parlamentarios, si casa pelea con un ex
presidente o si hurga en la conducta de un gobernante de provincia.
Por
estos meses no descansa un día promoviendo la recolección de firmas que permita
citar a una consulta popular con la que los colombianos tengan la opción de
asestarles un mazazo a los corruptos.
Así
que al grano con esta entrevista concedida el pasado 24 de febrero, cuando en
su periplo por Bucaramanga estuvo recorriendo en un par de horas las cafeterías
y el primer piso del Edificio Administrativo de la UNAB. Al calor de un tinto que algún espontáneo le gastó, la mujer que denunció a decenas de
‘parapolíticos’ atendió a Vivir la UNAB.
¿Se
ha imaginado un pulso entre usted y el senador Álvaro Uribe Vélez por la
recolección de firmas?
¡No,
qué descrédito! Esto es una muestra más del oportunismo de Álvaro Uribe, que
sale a recoger firmas y hacer una supuesta marcha anticorrupción. Un tipo que
está en la mitad de un escándalo porque su gobierno, sus funcionarios, su ex
candidato presidencial le recibieron sobornos a Odebrecht. Un escándalo más del
largo prontuario de Uribe y cree que los ciudadanos somos tontos y que nos va a
manejar como borreguitos distrayéndonos con espejitos. Los ciudadanos no son
tontos y saben que Uribe tiene un prontuario no solamente de corrupción sino de
muchas cosas, y que nos va volver a usar el fantasmita de las Farc y el proceso
de paz para distraer la atención. La gente entiende perfectamente que nos
tenían distraídos con las Farc cuando el problema principal de Colombia es que
políticos como Álvaro Uribe, como Óscar Iván Zuluaga, como Didier Alberto
Tavera (gobernador de Santander) son unos bandidos, y nos están robando tres
veces más que las Farc. La Procuraduría General y la Contraloría General dicen
que al año los políticos y contratistas corruptos nos roban veinticinco
billones de pesos, y nosotros pagamos impuestos por siete billones de pesos con
la Reforma Tributaria. Entonces estamos haciendo lo de Simón El Bobito: pagamos
un peso para que nos roben tres. Los Uribes, los Ottos y los funcionarios que
están en eso. La gente no es tonta y no creo que se deje distraer con ese tipo
de sofismas de oportunistas como Álvaro Uribe.
Tontos
no, ¿pero desmemoriados sí? Porque estallan los escándalos pero después de un
tiempo se olvidan y la gente termina reeligiendo a personas señaladas o
encontradas culpables de torcidos.
Pues
a Uribe no sé si lo reelijan al Congreso y en todo caso pues nunca lo
reelegirán a la Presidencia de la República porque está expresamente prohibida
la reelección presidencial. No creo que sea un problema de desmemoria; más bien
lo que sucede y esa es nuestra invitación haciendo esta pedagogía de la
consulta anticorrupción en las calles, es que la gente se queja y se enverraca,
pero no votan. El 60 % de colombianos no votan. Entonces la gente decente y
capaz de contribuir a construir un Santander y una Colombia mejor, que siempre
hay en todos los partidos porque esto no es un problema ideológico, no ganan
las elecciones porque ganan son los bandidos de cada partido. Gana el de la
‘maquinaria’, el de la plata, etcétera, con elecciones por supuesto, pero esa
es la regla general.
La
gente tiene que entender que la corrupción no la vamos a derrotar
lamentándonos, sino con el poder de nuestra firma y de nuestro voto libre,
usándolo de manera inteligente para apoyar a gente en la vertiente ideológica
que cada quien tenga, pero gente decente, capaz, renovadora, mujeres, jóvenes,
profesionales que renueven la política, y no a los mismos politiqueros de
siempre como Uribe.
Si
su propuesta prospera y se recogen los cinco millones de firmas que se ha
puesto como meta, ¿entonces de qué van a vivir personas como los hermanos
Néstor Iván y Samuel Moreno Rojas?
Van
a vivir en la cárcel y nosotros sacándoles la plata que tienen en Colombia y en
Miami y demás, que nos robaron para enriquecerse. De eso es de lo que se trata esto.
Si estas siete normas anticorrupción como limitarles a máximo tres periodos,
bajarles el sueldo, ponerles a rendir cuentas, obligarles a hacer el patrimonio
público, hacer presupuesto participativo, tener pliegos tipo en vez de
contrataciones amañadas como las que hace el gobernador de Santander con el PAE
(Programa de Alimentación Escolar)… si todo eso fuera irrelevante lo habían
apoyado en medio minuto en el Congreso. No lo apoyan porque temen que de verdad
eso los puede meter en cintura y robar sería más difícil. Entonces
identificamos cosas que sabemos que les pegan duro y por eso las bloquean.
Ahora lo que tenemos que usar es un camino que se salte a la clase política y
al Congreso. Que se los salte con garrocha. La garrocha son las firmas. Ese es
el mecanismo que nos da la democracia para saltarnos a esos tipos y para no
depender de ellos.
¿Qué
es lo que logran las firmas?
Son
para pedirle a la Registraduría Nacional que nos dejen ir a votar las siete
normas anticorrupción que los congresistas no han querido aprobar. Eso es lo
que le estamos pidiendo. La ley nos pide dos millones de firmas, pero vamos a
recoger cinco millones de aquí al mes de julio próximo y el año entrante, más o
menos por esta misma época la Registraduría va a decir: vayan pues y voten.
Cuando ese día llegue vamos a tener que salir por lo menos once millones de
colombianos y votar en esa consulta popular anticorrupción. Y para que los
siete mandatos se vuelvan obligatorios, por lo menos cinco millones seiscientos
mil tienen que decir sí. Sí a bajarles los salarios, sí a limitarles el periodo
a máximo tres periodos, sí a que rindan cuentas, sí a que su información de
bienes y patrimonio sea pública, sí a que haya presupuesto participativo, sí a
que haya contratación transparente con pliegos tipo, sí a que el Estado pueda
cancelar los contratos de las empresas corruptas, y quitar todos los beneficios
de casa por cárcel y todas esas prebendas que tienen los corruptos.
Si
logramos las firmas y los votos necesarios, estos siete mandatos se vuelven
obligatorios y no es si el Congreso quiere. Entonces en 2018 se les tendría que
bajar el salario y punto. Y si fueran tan caraduras después de once millones de
votos de no hacerlo, la ley prevé que esa posibilidad puede existir, entonces
quien esté en la Presidencia de la República puede y deber expedir estas normas
por decreto.
Esta
es una tarea dura la de recoger dos millones de firmas y luego once millones de
votos, pero es obligatorio y no tiene pierde. O sale por la vía del Congreso en
un año o sale por la vía de decretos presidenciales en un año. Vale la pena
hacer el esfuerzo, porque si nosotros no nos tomamos la democracia por las
manos, los políticos nos van a seguir robando. Esa es la verdad. En la historia
de Colombia una generación decidió tomarse la justicia por las manos y vivimos
una guerra de 52 años, y no vamos a volver a caer en eso. Pero si no nos
tomamos la democracia por nuestras manos para obligar estos mandatos
anticorrupción que la clase política no se le ha dado la gana aprobar, y si no
nos tomamos el voto en serio para elegir gente decente y competente, aquí
podemos seguir llorando y lamentándonos pero nos van a seguir robando. Esta es
la invitación: dejemos el lloriqueo y pasemos a la acción.
¿Qué
puede hacer una Claudia López que ni siquiera tiene lapiceros o camisetas para
regalar ante unos ‘caciques’ que el día de las elecciones van a seguir
repartiendo lechona y favores para reelegirse?
Claudia
López gana si el 60 % de la gente en las provincias deja de quejarse contra los
que los roban regalando lechona, y votan por Claudia López o por alguien que
les parezca decente.
Uno
llega a los cafeterías y oye que la gente dice que esos congresistas son unos
desgraciados, unos bandidos, unos ladrones, que son lo peor… Bueno hermanitos,
dejen de ‘tintiar’ y de quejarse. Tómense el trabajo de firmar estas planillas,
luego de votar en la consulta, buscar una persona decente y pararse el domingo
de elecciones e ir a votar por ella. Con esas lechonas y toda esa vaina, esos
políticos corruptos no logran comprar más del 25 % que hay en Colombia, porque
eso necesita mucho billete. Tampoco es tan ‘mamey’. ¿Pero por qué les rinde la
plata y por qué se reeligen? Porque solo vota el 40 o el 45 % y ellos de eso
compran la mitad y con eso se reeligen. Y el 60 % que obviamente podría
derrotar al 25 % –es un tema de matemática elemental–, se queja pero no elige a
nadie. Entonces sí es un tema de pedagogía, de educación política. Me desespera
tanto la politiquería y la corrupción como a cualquier colombiano, pero yo que
he estado por dentro y por fuera, como ciudadana, como periodista y como
congresista estos dos años y medio, y estudiando estos temas desde la Ciencia
Política, considero que el chiste es que la gente pase de la quejadera y la
indignación a la acción. Que la gente firme, que la gente se registre para
votar, que la gente vote, que haya una pedagogía y puede tomar un tiempo. La
puede capitalizar cualquiera: Claudia López, Gustavo Petro, Sergio Fajardo o
Jorge Robledo. Eso no es lo importante. Lo importante es que la gente entienda
que así como en la guerra el poder lo tenían los que poseían los fusiles y esos
eran los ‘chachos’, en la paz y en la democracia el poder lo tienen quienes
usan el voto libre, de manera inteligente. Bienvenidos todos los ciudadanos a
volverse poderosos por la vía de usar su voto de manera libre e inteligente.
En
esa unión de fuerzas con Fajardo y Robledo, ¿el ego de esos dos personajes
permitirá que una mujer como usted termine como candidata presidencial?
No
me los descalifique. Ceo que no es un problema de egos. Los dos han sido muy
generosos conmigo y tenemos una muy buena relación. Es un tema de intereses
legítimos. No le voy a decir a Sergio, que lleva cinco veces más que yo en
política, o a Robledo, que renuncien a su aspiración legítima porque yo quiero
competir. Eso no sería respetuoso. Igualmente ellos conmigo. Ellos respetan mi
carrera y mi iniciativa. Lo que tenemos que hacer es muy simple: construir un
programa conjunto de lucha contra la corrupción, de construcción de paz, de
construcción de equidad, de modernización de Colombia y ponernos de acuerdo en
unas reglas para que en las elecciones de Congreso en 2018 cualquiera de
nosotros esté dispuesto a apoyar al otro si gana para que ejecute este programa,
y que los ciudadanos escojan con su voto. En marzo de 2018 seguramente antes
han votado por la consulta anticorrupción, después han votado por alguien
chévere al Congreso y escogen. Si les parece que Claudia López es la que tiene
el perrenque para liderar esta cosa, pues voten por mí y se los agradeceré
infinitamente. Y estoy segura que Sergio y Robledo me apoyarían como si
hubieran ganado ellos. Y si escogen a Robledo o escogen a Sergio, pues yo los
apoyaré para competir por la Presidencia como si hubiera ganado yo. Se trata de
construir formas de acción colectiva, y que en vez de dividir y dispersar los
esfuerzos de la gente mucha que hay capaz, seria, decente y con liderazgo, nos
unamos. Porque los otros qué tienen: billete y ‘maquinaria’. Nosotros lo que
tenemos que tener es acción colectiva y propositiva. Todavía es muy temprano y
nos queda todo este año para organizar cómo hacer esa vuelta, pero lo vamos a
lograr. Veo mucho afecto, mucha sensatez y muchas ideas en común… Claro, cada
quien tiene su estilo y sus prioridades, pero bueno, eso es lo que gente
escoge, qué estilo y qué prioridades contra la maquinaria uribista y santista
de sobornos, contratos y politiquería.
¿Tal
como pintan las cosas el gigante que ustedes tendrían que derrotar sería el hoy
vicepresidente Germán Vargas Lleras?
Ese
‘pisco’ es un enano. Ese tipo de gigante no tiene nada. Lo que veo en la calle
es que la gente está mamada de los Vargas Lleras, los señoritos bogotanos
hampones que se creen próceres, llenos de ‘maquinaria’, de ‘cacaos’, que cogen
a coscorrones a todo el mundo, que se creen pues los mandamases… La gente está
mamada de ese estilito de políticos, que aparte de bandidos, arrogantes. Lo que
veo es una gran animadversión de la gente a lo que representa Germán Vargas
Lleras, y la gente está buscando alternativas para derrotarlos. Lo que tenemos
que hacer es y lo que depende de nosotros es construir una que le permita a la
gente identificar relativamente fácil la alternativa con la que quiere derrotar
esa politiquería y esa arrogancia. Lo vamos a lograr. Aquí nadie tiene ganado
nada. Incluyéndonos obviamente. Esta será una campaña intensa e innovadora.
Estamos en un momento de ruptura. Hace siete meses aquí en la Feria Ulibro de
la UNAB les dije que si logramos salir de la guerra la gente va a ver otras
prioridades, se va a movilizar por otras cosas, va a subirles la vara a los
políticos. Es que en la mitad de una balacera es muy difícil ser exigente,
porque usted levanta la voz y le pegan un tiro. Eso ha bajado y la gente está
exigiendo cada vez más y por eso firman. Imagínense tratando de recoger estas
firmas en Santander hace quince años con el paramilitarismo rampante en este
departamento y con la guerrilla acosando… hubiera sido muy difícil. Hoy en día usted
lo vio a mi llegada a la UNAB. La gente aparece y firma, y pide formularios
para recoger más firmas. Así me ha pasado en todas las ciudades a las que he
ido este año. Entonces lo que veo es que los ciudadanos poco a poco van
traduciendo su indignación en una decisión de hacer algo concreto para derrotar
a esa gente. Tengo mucha esperanza y mucha confianza de que eso es lo que le va
a dar oportunidades a alguien alternativo, sea yo o sea otro con credibilidad.
Lo importante no es quién sino para qué. Para derrotar a los Vargas Lleras y a
los Uribes y a los corruptos y a los bandidos. Este país va repuntando en esa
dirección y tenemos que hacerlo que depende de nosotros: hacer pedagogía, sacar
la consulta adelante, unirnos con otros liderazgos para que la gente pueda
escoger una fórmula y no desperdiciar esfuerzos, y eso vamos a hacer.
Contemple
otro escenario: ¿Qué les responde a quienes están se ponen cachuchas con la
consigna de que el ex procurador general Alejandro Ordóñez Maldonado es “la
salvación para Colombia”?
Eso
las debió hacer él mismo para hacerse autobombo. Yo no siento eso en la calle,
sino que la gente entiende que es un tipo que se eligió en la Procuraduría
comprando votos y con corrupción. Igual que Álvaro Uribe. ¡Igualito! Y entonces
viven mostrando el ‘coco’ de la Farc y que van a salir a marchar contra Juan
Manuel Santos, que es un tipo desprestigiado. Eso es físico oportunismo y no
creo que les alcance.
¿Cuál
es el punto débil de Claudia López?
No
sé. Puede que haya gente que piense que el hecho de que no tengamos
‘maquinaria’ regional es un punto débil. Al contrario, lo que creo es que esa
es nuestra fortaleza: es no contar con toda esa gentuza. No contar ni con los
Uriel Ortiz, ni con los Didier Tavera… Es exactamente eso lo que es nuestra
ventaja. Pero hay gente que dice que hay que robar aunque sea un poquito, y yo
les respondo que si toca así, pues que gracias y que ‘dejen así’. Hasta que se
pueda limpiamente. Algún día se podrá. Cada vez se puede más.
Habrá
gente que crea que mi carácter fuerte es un punto débil; hay otra gente que lo
aprecia. Yo salgo a la calle y la gente sistemáticamente me dice dos cosas: que
creían que era más grande (sonríe) y quedan un poco decepcionados de mi metro y
medio. Y lo segundo que me dicen es: “no le afloje a esos tipos, deles en la
jeta. Todo lo que usted les dice es lo que quisiéramos decirles y no podemos.
¡Hágale!”. Entre gustos no hay disgustos, así que habrá gente a la que les
guste mi carácter y mi estilo, y otra gente que no.
Ser
mujer también, porque sin duda las mujeres hemos tenido limitaciones en esta
sociedad por el machismo. Las mujeres ganamos menos haciendo el mismo trabajo,
hay muchas mujeres líderes sociales y muy pocas líderes políticas porque es más
difícil elegirse. Y hay todavía mucho machismo de quienes dicen que las mujeres
debemos estar en la cocina y no estamos para gobernar. Estas tres cosas pueden
influir, pero las vamos a superar. En todo caso vuelvo al punto central: hay
que hacer lo que depende de uno, porque hay gente a la que uno le dice que
firme las planillas y arrancan con el discurso de que esto no sirve o que han
votado y no pasa nada. Entonces les digo que sigan quejándose y yo sigo
recogiendo mis firmas. Ya veremos hasta dónde llegamos siendo mujer y teniendo
este carácter y no teniendo ‘maquinaria’. Hasta donde empujemos este barco en
la dirección correcta, pues eso era lo que había que hacer.
¿A
quién se le encomienda? ¿Al Dios de Ordóñez?
Ese
es un diablo, qué Dios ni qué Dios. Yo con Diosito. Esos tipos como Alejandro
Ordóñez, que se declaran lefebvristas, que se dan látigo pero para robar y para
irse con corrupción si no se dan látigo, para justificar a curas pederastas que
violan niños ahí si no se dan látigo. Yo tengo un gran respeto por el Catolicismo,
que es mi religión, es la fe de mis padres, sobre todo de mi madre que tiene
una enorme fe, y tengo un gran respeto porque he visto lo que eso realmente
representa: la solidaridad, la humildad, el siempre pensar en el otro, pero eso
está lejos de ser lo que representa Ordóñez. De manera que con todas estas
batallas a Dios sí hay que encomendarse, pero al Dios de verdad, no al de los
bandidos.
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