(Columna de Miguel Ángel Pedraza publicada el viernes 21 de marzo de 2014 en el periódico Vanguardia Liberal)
Todavía cunde el fervor en las huestes del partido Opción Ciudadana después de las elecciones para Congreso y no propiamente por la votación obtenida por el candidato Ángel Alirio Moreno, quien oficia como presidente de esa colectividad. Los pocos votos de ese señor no dicen mayor cosa, o de pronto sí: que sus votos no pertenecen a una herencia política condenada penalmente.
Los votos ganadores fueron los de Nerthink Mauricio Aguilar y los de la señora Doris Vega, o sea los votos heredados del exgobernador Hugo Aguilar y los del excongresista Luis Alberto Gil, ambos condenados por la Corte Suprema de Justicia por sus vínculos con el paramilitarismo. Y los votos heredados de Nerthink Mauricio, además, fortalecieron las votaciones de Ricardo Flórez y María Eugenia Triana, preservando la representación de la parapolítica en Santander.
Todos ellos están felices, sin duda, pues ganaron las elecciones de manera apabullante a pesar del oscuro pasado. Y deben estar felices al lado de sus votantes, unos electores enteramente entregados al asistencialismo del sello “Aguilar”. Ganaron votando por ese sello y ganaron sobrados, porque además “Flórez es Aguilar” y “Triana es Aguilar”. No son ellos, están despersonalizados, pero representan orgullosamente al coronel sancionado y destituido.
Miren que Anaya no se puso el sello y perdió, quedándose solo con su guapachosa “Fredymanía”.
Y cuidado que ya viene el señor Carlos Fernando Sánchez, el famoso asesor gratuito que por momentos parece usurparle el poder al joven Richard. A ese señor poco le importa la condena penal de su “patrón” o sus nefastos vínculos; a él lo que le importa es ser el próximo gobernador y convertirse en el gran contratante del departamento. Cuidado que con ese señor pretenden prolongar esa perversa herencia política.
APARTE: la semana pasada nos abandonó el profesor y maestro Alonso Carrascal Conde, un jurista decente, un humanista, un hombre íntegro. ¡Condolencias!
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