Por Manolo Azuelo (lasillavacia.com)
En julio de 2011, cuando el exgobernador de Santander, el coronel Hugo Eliodoro Aguilar, fue capturado en medio de una investigación por parapolítica, caminando junto a agentes del CTI, gritó: “Esto tiene un nombre: Horacio Serpa Uribe, uno de los más grandes criminales que tiene este país”.
Serpa era por esos días el inquilino de la gobernación santandereana. La escena era lo más parecido a la agonía política de un dirigente a manos de su archirrival, en la que el agónico acusaba a su contrario de ser el victimario.
En ese entonces el hijo del coronel Aguilar, Richard Alfonso, era candidato a la gobernación de Santander y competía con la ficha serpista y liberal, Luis Fernando Cote. Con la captura del Coronel, se presumía, la candidatura de Richard caería y Cote podría ganar las elecciones para seguir el legado de su padrino Horacio Serpa.
Paradójicamente, pasó todo lo contrario. Desde la captura del Coronel por parapolítica - que terminó en condena - su estructura política sólo ha cosechado triunfos en Santander, barriendo a Serpa y sus amigos.
La última victoria la sellaron en las elecciones del domingo. Mientras Serpa sacó 40 mil votos en Santander, los Aguilar, jugando desde el antiguo PIN, lograron tres curules en el Congreso: el hijo del Coronel, Nerthink Mauricio Aguilar, fue reelegido senador con 100 mil votos - 49 mil más que en 2010, la gran mayoría de sus votos provenientes de Santander -, y dos cartas de su bolsillo, Ricardo Flórez y María Eugenia Triana, sacaron dos curules en la Cámara.
Serpa no cumplió sus propias metas
Horacio Serpa condicionó su candidatura al Senado a ser cabeza de lista del Partido Liberal. En el lanzamiento de la campaña liberal, Simón Gaviria le pidió a Serpa que comandara "las tropas" rojas hacia el Senado para recuperar las mayorías. El comandante, sin embargo, no cumplió las expectativas de sus copartidarios.
Serpa le dijo a La Silla que esperaba entre 150 y 200 mil votos, lo que lo habría convertido en uno de los dos senadores más votados del país. Al final sólo llegó a 129 mil, el más votado del Partido Liberal pero detrás de Jorge Robledo, Musa Besaile y Noño Elías.
Recogió votos a lo largo y ancho del país, siendo Bogotá y Santander los que más contribuyeron: 29 mil y 40 mil votos, respectivamente. Sin embargo, en ninguna de estas dos circunscripciones cumplió sus objetivos. En ambos lugares se quedó corto por 10 mil votos. Además, obtuvo 4 mil votos menos de lo que esperaba en Atlántico, y 3 mil menos en el Meta, de acuerdo a sus cuentas que compartió con La Silla.
Entre todas las regiones en donde se quedó corto, la más sorprendente es Santander. Sobre todo porque para él, que es oriundo de allí y venía de ser gobernador cuatro años de dicho departamento, el objetivo de 50 mil era de por si poco ambicioso.
Detrás de los 40 mil votos que sacó en Santander (el 5.51 por ciento de los votos totales de Santander), y de una meta bajita, hay dos razones. La primera, dice Serpa, que no estaba compitiendo con estructuras fuertes pues estas las tenían sus “amigos” que también aspiraban al Senado, como Jaime Durán y Honorio Galvis. La segunda se resume en un apellido: Aguilar.
En Santander Aguilar 'cayó' pa'rriba y Serpa saltó hacia abajo
Serpa y los Aguilar representan orillas contrarias en la política santandereana y llevan desde 2003 en un pulso de poder que con lo del domingo ya terminaron de ganar los Aguilar.
Cuando el coronel Hugo Aguilar terminó su período en la gobernación de Santander en 2008 salió como un mandatario popular con alta favorabilidad entre los santandereanos. Aunque su candidato perdió en 2007 la gobernación con Serpa, y a pesar de que su administración fue cuestionada por hechos corrupción, como sobrecostos en obras públicas, el Coronel conservó una buena imaginen.
Así, en 2010, logró que su hijo Nerthink Mauricio Aguilar, sin carrera política, llegara al Senado por el PIN con 50 mil votos. Y que un político de su bolsillo, Holguer Díaz, quien había sido sub-secretario en su gobierno, ganara una curul a la Cámara de Representantes.
En 2011 el Coronel sonaba como el candidato favorito para retomar la gobernación. Sin embargo, antes de empezar la campaña, la Procuraduría lo inhabilitó por pactar con los paramilitares para llegar el poder. En respuesta, sacó a su hijo Richard Alfonso de la manga y lo puso de candidato.
La competencia era Luis Fernando Cote, que venía de ser secretario de Gobierno de Serpa en el departamento. Serpa confiaba que ganaría, pues no sólo era el dueño del poder sino que su gobierno tenía buena favorabilidad entre los santandereanos, había sido reconocido como uno de los más transparentes en el país por Transparencia por Colombia, y Richard, el hijo del Coronel, era un desconocido. La confianza liberal en la victoria creció aún más cuando el Coronel fue capturado, a tres meses de las elecciones.
Todo, sin embargo, se dio al revés. La sanción de la Procuraduría y la captura por parapolítica no le pegaron al coronel Aguilar ni a su estructura política. En cambio, la buena imagen de Serpa como gobernador no le ayudó.
En octubre de 2011 el hijo del coronel Aguilar se convirtió en nuevo gobernador de Santander con 481 mil votos, 169 mil más que el candidato serpista, 20 puntos porcentuales por encima. La excusa liberal, entre la gente de Serpa, fue entonces que el candidato de ellos había sido malo. No obstante, tres años después, el domingo pasado, el candidato fue Serpa y la barrida no se detuvo.
Serpa fue candidato y también lo 'patearon'
La única vez que la estructura política del coronel Aguilar se había medido en Santander con Horacio Serpa en el tarjetón, fue derrotada en 2007. El domingo pasado tuvieron una segunda oportunidad y se cambiaron los papeles.
En las últimas elecciones al Congreso el Partido Liberal se mantuvo como el más votado entre los santandereanos al Senado pero, a pesar de haber puesto a Horacio Serpa - su mayor cacique santandereano – de cabeza de lista, perdió más de 30 mil votos frente a 2010. En cambio, Opción Ciudadana – el partido de los Aguilar – aunque se mantuvo de segundo, puso 48 mil votos más.
La caída roja y la creciente del antiguo PIN se explican con la votación de los candidatos. El senador Mauricio Aguilar - el hijo del Coronel, el hermano del gobernador Richard - sacó 80 mil votos en Santander (100 por ciento más que en 2010), el 80 por ciento de sus votos en todo el país, y el doble de lo que recogió Horacio Serpa entre sus coterráneos (un poco más de 40 mil).
“Que Serpa no gane con su trayectoria, que llegue un desconocido como Mauricio, porque aquí conocen es a su papá, y lo doble, muestra que Serpa ya no es el líder indiscutible de la región y que los Aguilar tienen mucho poder” le dijo a La Silla una reconocida periodista local.
“Aunque el liberalismo sacó más votos al Senado, la percepción es que los Aguilar barrieron. El sello Aguilar - en las vallas de los candidatos del clan había una estrella con el texto ‘Es Aguilar’ - fue definitivo para la contienda. Lo tenían Mauricio Aguilar al Senado, y María Eugenia Triana y Ricardo Flórez a la Cámara, los tres salieron” explica Gerardo Martínez, un analista político de la región.
El caso de Bucaramanga, mayor centro electoral de Santander, es muy diciente. Allá, donde hubo más de 170 mil votos validos, Serpa recogió apenas 6.800 votos. Quedó por detrás de otros liberales, como Jaime Duran y Honorio Galvis, detrás de Bernabé Celis de Cambio Radical, y, por supuesto detrás de Mauricio Aguilar.
Serpa le dijo a La Silla que no le sorprendió que Aguilar le ganara. “Esperaba esa diferencia, porque los votos que yo saqué son todos transparentes y el poder departamental (de la gobernación) es muy importante” dijo. Serpa dice que la única sorpresa fue Barrancabermeja - donde nació -, pues esperaba más de 10 mil y sacó sólo 5 mil en ese puerto petrolero.
La Cámara: otro bajonazo rojo en el terruño de Serpa
En la Cámara, Aguilar arrasó al serpismo con mayor contundencia. La fórmula de Serpa a la Cámara por Santander, el representante Miguel Ángel Pinto, sacó 34 mil votos. Las fórmulas de Aguilar, Triana y Flórez, sumaron entre ambas 88 mil votos.
“Triana (ex alcaldesa de Pinchote, un pueblo de 5 mil habitantes) es una desconocida en el departamento. Y Flórez pasó sin pena ni gloria por el Concejo de Bucaramanga. Sus votos se entienden por el fenómeno Aguilar” dice la periodista local con la que La Silla habló. Ambos han trabajado para los Aguilar -para el Coronel y para Richard - y son fichas de esta familia.
De hecho, con los candidatos de Aguilar, el viejo PIN se convirtió en la mayor fuerza política en las elecciones a la Cámara por Santander quitándole la batuta al liberalismo de Serpa, que frente a 2010 perdió dos curules a la Cámara de representantes por dicho departamento.
Además, a falta de otra, la curul que ganó el Centro Democrático en la Cámara por dicha circunscripción quedó en manos de Johana Chávez, una joven cristiana sin trayectoria electoral que también es muy cercana a los Aguilar.
Serpa en el tarjetón: Harakiri del trapo rojo santandereano
Tanto Gerardo Martínez como el periodista santandereano Pastor Virviescas, coinciden en que la percepción de triunfo de los Aguilar y del antiguo PIN, sumada a que Serpa no logró agitar el trapo rojo en Santander, oscurecen el panorama para los liberales con miras a las elecciones locales.
Para ambos lo más probable es que no recuperen la gobernación y Virviescas además cree que es posible que pierdan la Alcaldía de Bucaramanga. Al fin y al cabo, con lo del domingo el liberalismo perdió dos representantes a la Cámara y también un senador santandereano, que podrían ser determinantes en la carrera local.
Para Virviescas la aparición de Serpa no le sumó votos al liberalismo en Santander pero sí “quemó a Honorio Galvis”. Galvis es hoy uno de los tres senadores rojos oriundos de Santander pero el domingo su caudal pasó en esta región de 58 mil votos a 26 mil y no logró curul, aunque Serpa diga, como le dijo a La Silla, que él “no compitió por la estructuras de sus amigos”.
Desde que Serpa confirmó su candidatura, los senadores liberales santandereanos temían que él les terminara quitando los votos. Al final el temor se hizo efectivo y Honorio fue uno de los grandes quemados en vano, pues Serpa no logró tampoco un gran caudal en su terruño que jalonara la lista liberal.
Así, Serpa, de segundón en su tierra, no alcanzó la meta de más de 150 mil votos a nivel nacional, que él mismo se había puesto, y no pudo evitar la caída de su Partido Liberal ni la consolidación de la estructura del parapolítico Hugo Aguilar en Santander. (Análisis de Manolo Azuero en www.lasillavacia.com 13 de marzo de 2014 a las 4:01 pm)
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