Ya no se trata de los comerciantes
alemanes que arribaron en el siglo XIX o de los científicos españoles que huyeron
de la Guerra Civil, sino de la celebración de ese experimento -hasta ahora
exitoso a pesar de la actual crisis- de una Europa unida por encima de tantas
diferencias. (Esta entrevista la publiqué en el Periódico 15 el 4 de mayo de 2014)
Acostumbrada a
no mirar más allá de estas montañas que la tienen citiada, Bucaramanga ahora
tiene la oportunidad de entrar en contacto, de sopetón, con 28 países a vez. La
razón es que la embajadora Maria Wilhelmina Josepha Antonia van Gool ha
decidido tomarse esta ciudad con la excusa de la celebración del Día de Europa.
De ahí que las
instalaciones de Neomundo, así como de las universidades UIS y UNAB, entre
otras, acojan no solamente a diplomáticos, sino también a expertos que se
congregarán en torno al tema “La educación pertinente para el desarrollo
sostenible”.
El viernes 9 de
mayo será el Día de Europa, pero de martes a viernes habrá programación
musical, cinematográfica, educativa, ambiental y económica para oír un barítono
español o una acordeonista alemana, hablar de acuerdos comerciales o
preocuparse por la sostenibilidad, porque hasta los europeos ya están
angustiados por ese tema que acorrala al ser humano.
15 aprovechó la
visita de la embajadora van Gool para abordarla sobre tantos temas de lo que
acontece en el Viejo Continente y en las relaciones con Colombia.
¿Por qué escogieron a Bucaramanga para esta
celebración? ¿O es que les fallaron los planes y a última hora tuvieron que
optar por esta sede?
No, porque hay
otras ciudades que nos lo han pedido, como Pasto y el Eje Cafetero. Lo hicimos
en Cali por primera vez por ser una ciudad grande y teníamos mucho cónsul
honorario allá, lo cual nos ayuda porque necesitábamos una base. Nos fue muy
bien. Después lo hicimos en Barranquilla porque queríamos hacerlo alrededor del
Acuerdo Comercial que estaba a dos meses de entrar en vigor, y Barranquilla
estaba mirando mucho hacia Estados Unidos y dijimos: necesitamos que abra los
ojos hacia Europa también porque nuestro Acuerdo es igual de importante. Para
el tercer año, que es este, queríamos otra ciudad intermedia, que no fuera ni
Medellín ni Cartagena, que tuviera un potencial en materia de educación para
acercar más nuestras universidades hacia Colombia. Muchas ya están, pero
queríamos que otras ciudades que tuvieran una oferta educativa importante
pudieran acercarse, y salió Bucaramanga.
¿Qué otros indicadores de Bucaramanga les llaman la
atención?
El potencial
humano, o sea los estudiantes formados pero no necesariamente trabajando en su
disciplina, su ubicación, su accesibilidad, que esté cerca a Barrancabermeja
donde está la industria petrolera, que tenga una vocación industrial en el
cuero y ahora venga la salud con turismo de salud y sus zonas francas en salud.
Entonces hay como una semilla de industrialización: vieja como es la del cuero,
pero que no se ha modernizado suficientemente; o nueva como es la salud, que
llama la atención para poder hacer socios y que te puede crear empleabilidad,
pero a lo moderno. Y esto junto con el entorno de Bucaramanga, que es de mucha
biodiversidad, de páramos y naturaleza que no hay que dañar, ni con la minería.
Si la tradición es que Colombia es una ‘colonia’ de
Estados Unidos no solamente en términos comerciales sino dependiente en
términos políticos, ¿por qué mirar hacia Europa?
Nunca utilizar
esa palabra ‘dependiente’ en el siglo XXI, porque somos un mundo global, y
justamente para buscar la diversidad, que es la política del presidente (Juan
Manuel) Santos, hemos aprendido en la crisis –dijo él– que depender de Estados
Unidos y de Europa es malo porque si ellos entran en crisis nosotros también, y
por eso se abrieron mercados hacia Turquía, Asia, África, etcétera. Ustedes
aquí en Santander vivieron lo mismo al mirar a Venezuela con todas las
industrias textileras y de cuero, y se cae Venezuela económicamente y entonces
sufren esas industrias. Pero abrir un mercado nuevo no es así de fácil. Ahora,
nosotros somos 28 países, cada uno con su especificidad, teniendo reglas
comunes. O sea, usted entra y la regla aplica a los 28 países, pero usted puede
hacer un calzado para éste, una pijama para el otro y un software para el
tercero. La regla la aprendes de una vez y según el sector varía,
evidentemente, pero el aprendizaje de entrar en este mercado es único. Entonces
creo que hay mucha posibilidad para muchas ciudades, porque entre más
desarrollada la ciudad a nivel logístico (acceso, aeropuerto, carreteras), más
fácil es que para una ciudad en el sur como Florencia o Neiva, que resulta
mucho más difícil.
Los tiempos de Europa ya no son los mejores. No
solamente por el desempleo galopante que experimenta España por ejemplo y la
recesión especialmente en los países del sur, sino porque muchos están pensando
si se debe mantener este experimento, otros quieren ‘armar toldo aparte’ e
incluso algunos se refieren como si fuera un ‘cadáver’. ¿Cuál es la radiografía que usted hace de
ese invento de hace 64 años, que empezó con los seis socios que firmaron la
‘Declaración Schuman’ (Francia, Alemania, Bélgica, Italia, Países Bajos y
Luxemburgo) y hoy suma 28 socios?
Un paso atrás es
casi impensable. Los que dicen que vamos a separarnos no se dan cuenta del
costo económico, emocional y social que esto conlleva. Una cosa es decir me
separo, como en España Cataluña o Bélgica en dos, pero otra cosa es hacer
porque hoy en día uno no depende solamente de su gobierno en Bruselas para los
belgas o de Londres para los británicos, sino que ya es mundial y tenemos que
mirar las reglas. Son 64 años de construir reglas y casi no hay regla que no
tenga un componente europeo, pero la gente no se da cuenta porque esto ha sido
traducido en la legislación nacional. Romper la legislación nacional significa
que usted se pega a algo que ya está a nivel supranacional. Es que muchas
personas no saben que la Unión Europea no es una ONG grande, tampoco es una
institución como la OEA (Organización de Estados Americanos); nuestras reglas
son supranacionales y priman. El Derecho Europeo prima sobre el Derecho
Nacional, entonces mucha gente se pone el cinturón pero no se da cuenta que
esta regla ha sido impuesta por los países europeos juntos y está traducida en
la reglamentación nacional. O sea, si usted se sale se va a encontrar que
muchas cosas van a seguir siendo regidas por la Unión Europea, aunque ya no sea
miembro de la UE.
Eso por el lado
reglamentario. En lo monetario ya hemos avanzado mucho y gracias a la crisis,
porque ha tenido su parte beneficiosa, hay supervisión sobre nuestra forma
presupuestal de gastos públicos, y eso hace que poco a poco estemos más
estables. En cinco años de crisis ha habido de todo, hasta quienes decían que
no iba a haber Euro, pero eso ya nadie lo habla. Que Portugal e Irlanda
estuvieron en crisis, eso la gente ya lo olvidó. De la crisis de Grecia ya
nadie habla porque lo olvidaron. Pero fue gracias a esta unidad y al manejo
digamos a nivel profundo que estamos haciendo para mantener a todo el mundo
andando, más nuestra solidaridad que hemos experimentado en esta época.
Hemos aprendido
que estuvimos un poco a la pasiva, como diciendo las cosas van bien, por qué
cambiar. Pero nuestro mundo cambió, y nuestras formas de pensar y de reaccionar
hacia lo que pasaba en el mundo, sobre todo en China y Corea, no fueron las más
adecuadas. En investigación, por ejemplo, todo el mundo quería ser abogado, sociólogo
o médico, pero en ciencias técnicas (Física, Matemáticas, etcétera) no nos
hemos desarrollado tan rápidamente como tocaba hacer y nos hemos enfrentado con
que otros países nos están pasando mientras que el nuestro está parado en la misma estación.
Ahora tenemos el Programa Horizonte 20-20 enfocado mucho más aún a la
investigación y la innovación, porque nos hemos dado cuenta que esto toca.
Lo que nos está
pasando es que no somos unos países muy productores, sí lo somos pero somos
mucho más en servicios y tecnología, entonces qué hace eso: que la
empleabilidad de la persona cambia. Si usted antes en un banco tenía seis
taquillas, hoy por mucho hay una. En nuestros países, por lo menos en los
nórdicos, se trabaja por Internet y ya no voy a al banco sino cuando hay algún
problema. Yo puedo abrir veinte cuentas bancarias por Internet, si me provoca,
y no pasa nada, mientras que acá para abrir una sola cuenta hay que llevar
hasta el grupo sanguíneo, por exagerar. O sea, las cosas han cambiado y eso hace
que en un banco se necesite otro tipo de gente, pero nos han educado es para
eso, para estar en la taquilla, pero toda la información de la taquilla está en
Internet. Entonces, la sociedad ha cambiado y no hemos cambiado suficientemente
con ella adaptándonos a las transformaciones.
Por eso digo que
ustedes del sector informal en donde están van a pasar a algo mucho más moderno
y hay que educar a la gente, hay que ajustar las formaciones académicas y
técnicas para que este salto se pueda hacer. Nosotros esperamos a que se nos
forzara a hacerlo, pero ya nos dimos cuenta y estamos reajustando mucho más la
empleabilidad de la gente, pero también hay que cambiar el chip de la gente. Si yo he sido un plomero con ciertos materiales y
un día yo tengo que cambiar y trabajar de una forma diferente, eso no es fácil.
Es fácil con los jóvenes, y aún, pero una persona de 45 años que lleva 20 años
trabajando de una cierta forma, no lo quiere hacer así de fácil.
Esta es una
experiencia que queremos compartir con ustedes, y aprender de la versatilidad
que tiene la mente joven de los colombianos, porque ustedes han vivido en otro
ámbito, el ámbito de la guerra, de cada uno pelear por sí mismo porque si no no
como. Si yo no peleo, igual como en Holanda, y nuestros países no conocen casi
la pobreza, pero aquí hay otra forma de luchar para sobrevivir. ¿Cómo decirle?
Ustedes son más creativos, más emprendedores en ciertas cosas, que nosotros ya
no lo somos. Eso también necesitamos aprovecharlo.
¿Si no fuera por ese hermano mayor llamado Alemania,
que ha tenido que meterse la mano al bolsillo para ayudar a los demás, la Unión
Europea estaría en cuidados intensivos?
No, es un
trabajo conjunto. Lo que admiro mucho es la tenacidad de Alemania y de sus
líderes políticos. Ellos tienen mucho la voz y la prensa muchas veces les pone
injustamente, considero yo, la culpa o lo negativo. Alemania es la potencia
económica importante y concierta, pero cuando algo va mal o hay algo negativo
siempre le echan la culpa a Alemania. No, pero ellos cargan con mucho. Los
admiro mucho, como han reconstruido, como manejan su política, como manejan su
tenacidad y aguantan la crítica. Es de aprender de ellos aguantan la crítica.
Es de aprender de ellos.
En estos días la Comisaria Europea de Interior,
Cecilia Malmström, se mostró aterrada por la muerte de 15 personas que trataron
de pasar de Marruecos al enclave español de Ceuta en África, y la Comisaria
Europea de Cooperación Internacional, Ayuda Humanitaria y Respuesta a las
Crisis, Kristalina Georgieva, dijo que estaba horrorizada porque cuando los
inmigrantes subsaharianos huyen para mejorar su vida se encuentran “con un
muro, tenga cuchillas o no”, explicando que “el hecho de que haya un muro
significa que no hemos sabido enfrentarnos al problema”. ¿Cuál es la política
de la UE hacia los inmigrantes? ¿Acaso son seres despreciables?
¡No! Nosotros lo
que no tenemos todavía es una política de inmigración común, porque eso todavía
es de competencia de los Estados miembros. España puede decidir la inmigración
de equis cantidad de personas, mientras que Francia o Finlandia pueden hacer
sus propias políticas. Sería ideal que fuera común, pero una política de
inmigración como la tienen Canadá, Australia y Estados Unidos exige que el
nivel económico de los países sea más o menos igual para que un país digamos
acepte más trabajadores rurales y el otro trabajadores en electrónica o
trabajadores que no están ni siquiera alfabetizados. Eso hay que hablarlo. Esto
es una carga no solamente financiera, hablando de empleo, sino también
psicológica y emocional porque usted recibe gente que tiene otra cultura y para
integrarles necesita una política de integración bien pensada y muy compleja,
porque la inmigración no es solamente que la gente venga, tenga un techo y
comida; además eso quiere decir integración sociocultural, y la historia ha
comprobado que eso es muy difícil porque si bien la segunda generación se
quiere integrar, la primera muchas veces no deja que la segunda lo haga. Hay el
ejemplo de gente que viene con una religión específica, que tiene sus
limitaciones y son limitaciones que en otros países ya son libertades
democráticas, como de expresión o de reunión para hablar de un caso, y eso
genera un choque con la convivencia diaria porque van a los colegios nuestros,
oyen los medios nuestros y se visten con ropa nuestra. Eso hay que saberlo
manejar.
Hay dos olas de
inmigración: la económica y la política. En cuanto a la política estamos
obligados a dar asilo e integrarlos por más difícil que sea porque estamos en
crisis y porque ya hay mucha oposición de nuestros propios habitantes. La
inmigración económica es mucho más difícil de manejar, porque no estamos en
capacidad de integrar a todos aquellos que necesitan un mejoramiento económico
y hasta dónde. Eso hay que absorberlo de forma paulatina y calificada, pero
tampoco podemos permitir que barcos enteros con gente se hundan, como a veces
pasa. Entonces hay que buscar un equilibrio, que lo estamos buscando pero es
difícil porque nuestras fronteras son muchas. Por ejemplo Grecia tiene
cualquier cantidad de islas, y usted llega a una isla en un barco y ya está en
Grecia. Desafortunadamente hay gente que manipula a otras personas y les hace
pagar muy caro para transferirlos a nuestros países, sin saber a dónde llegan
porque no conocen nuestro clima, nuestro idioma, nuestra cultura, y quieren
solamente mejorar su vida para ellos y para su familia. Nuestra primera
política es ayudar a esos países que tienen conflictos para que la gente pueda
quedarse en su entorno porque la experiencia nos ha enseñado que una persona
que es de una región tropical africana no necesariamente puede construir una
vida feliz en un país en donde hace invierno ocho meses al año, por dar un
ejemplo sencillo. Lo mejor es que esta gente tenga un futuro en su propio país,
y para eso está la cooperación para el desarrollo.
¿El anuncio de que la UE piensa a eliminar la Visa
Schengen de inmigración a colombianos y peruanos, es una broma o va en serio?
¿De qué forma entender que quieran llenarse de rebuscadores de vida en un
continente en crisis?
Es en serio y no
podemos poner a todos los colombianos y peruanos en una sola canasta. Hay
muchas personas muy honestas que quieren tener relaciones académicas,
comerciales o turísticas. Ahora, la Visa Schengen fue impuesta en base a una
situación de inseguridad bastante alarmante y particularmente estaba Colombia
pero también Perú con el Sendero Luminoso en ese momento. Por problemas de
seguridad y también problemas económicos de mucha diferencia, de narcotráfico y
de gobernanza en general. La situación ha cambiado en ambos países en lo
positivo, en el sentido en que se está trabajando en todos esos temas. Todavía
no se han abolido en su totalidad esos problemas y de eso somos conscientes.
Entonces se ha planteado que si hay otros países en la región como El Salvador,
Guatemala y Venezuela a los que ya se les ha abolido la visa, por qué para
Colombia y Perú no, además si tenemos un tratado comercial y de lo que se trata
es de intensificar las relaciones. Entonces primero se hizo un debate, se
reaccionó positivamente y al mismo tiempo se encargó un estudio que comprueba analíticamente
que efectivamente la situación ha mejorado y mucho. Ese estudio tiene que ser
aceptado por el Parlamento Europeo, entonces no es broma.
¿Está preparada para que la pille en Bucaramanga o
en Bogotá la Tercera Guerra Mundial de la que ha advertido Ucrania por la
hostilidad de Rusia?
La palabra
Tercera Guerra Mundial no la aceptamos. Eso espero que sí sea una broma. Hemos
aprendido en los últimos diez años, por lo que ha pasado en la ‘Primavera
Árabe’ o en Siria, la reacción a una revolución o a una insurgencia, no es
meter todas las armas, y justamente por la escalada que pudiera tener entre
países. La reacción debe ser antes que todo diálogo político, tratando de
respetar al máximo la autoridad de cada una de los países y la soberanía, y no
volverse ofensivos, pero sí no dejar pasar ciertos límites. Nosotros ya hemos
ido bastante lejos con Rusia en lo que es Ucrania, hemos intervenido
positivamente en el tema de Irán porque está contenido el armamento nuclear, y
en los países de la ‘Primavera Árabe’ hemos intervenido mucho, pero es un
proceso de largo plazo. Estamos ahí, hemos invertido fondos, estamos en diálogo
político muy intenso y nos respetamos mutuamente, que es la primera parte del
diálogo por más diferencias que podamos tener. Y con Rusia lo mismo. Rusia ha
tenido un pasado difícil con la desmantelación de la Unión Soviética, y así
como ciertos países se quedaron a su lado, otros querían volverse más europeos
y este proceso se aceleró bastante para algunos como Polonia, Hungría,
República Checa, Moldavia, y Ucrania tiene esa división todavía y heridas del
pasado siguen existiendo no solamente por el problema lingüístico. Entonces hay
que dialogar, buscar una solución y en eso estamos, muy intensamente.
Pero existe el antecedente de la Guerra en Los
Balcanes (antigua Yugoslavia) en la que gran parte de Europa no movió un dedo.
Era otra época, y
si bien no son sino poco más de veinte años, sí hemos aprendido.
¿Cuál es la visión de la UE con respecto al medio
ambiente, el calentamiento global y la conservación del agua, o primero está la
megaminería?
Hemos tenido una
política casi similar y creemos que el mundo no puede continuar así. Las reglas
nuestras en mantenimiento del medio ambiente y en emisiones de gases, por
ejemplo, evidentemente son muy estrictas. No podemos imponerlas a otros países,
pero sí las imponemos en los nuestros y exigimos que nuestras empresas hagan lo
mismo acá. No estamos aquí para controlar porque no tenemos injerencia, pero es
una obligación moral, digamos. Cada país maneja su país como debe.
¿La paz de Colombia le sigue interesando a Europa?
Justamente
por el tema de la globalización, lo que pasa en Colombia nos va a afectar sí o
sí, y de hecho ya nos afecta por ser países consumidores de droga. Si hay
inestabilidad aquí nos va a afectar. Aparte de que queremos que haya paz y
democracia en el mundo y se respeten los Derechos Humanos, y por eso hemos
recibido el Premio Nobel de la Paz (2012). El proceso de reconstrucción va a
ser largo, costoso y requiere concesiones de parte de todos para poderlo hacer.
Pero que estemos a favor, sí; que queremos apoyar, sí. El cómo depende de los
medios que estén a nuestra disposición y de lo que quiera el Gobierno de turno
que apoyemos.
A propósito del
tema central del Día de Europa, la embajadora de la UE en Colombia, Maria
Antonia van Gool, afirma que “no se puede esperar un desarrollo sostenible si
la gente no ha sido educada para entender lo que significa. Se requiere una
actitud medio altruista, porque el desarrollo sostenible es para generaciones
futuras. Usted tiene que dar hoy para que sus hijos o los hijos del vecino
reciban mañana. La sostenibilidad no rinde inmediatamente; la plata sí”. / FOTO
PASTOR VIRVIESCAS GÓMEZ
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