(Esta nota la publiqué en la edición 465 de Vivir la UNAB, en circulación desde el 20 de abril de 2018)
Humberto de la Calle Lombana camina por
la cuerda floja de las encuestas, en las que lo máximo que ha marcado es un escaso
seis por ciento de favorabilidad. Sin embargo este abogado liberal nacido el 14
de julio de 1946 en Manzanares (departamento de Caldas) sigue dispuesto a dar
la batalla por la Presidencia de la República, con el propósito central de
consolidar los acuerdos con la antigua guerrilla de las Farc y que Colombia
logre consolidar la paz.
Como experimentado negociador en
procesos Gobierno-Subversión, su pellejo ya está curtido y por más que
periodistas y críticos intenten sacarlo de casillas no lo logran. Ni siquiera
la guerra interna que hay en su Partido Liberal, cuyos ‘caciques’ en lugar de
apoyarlo decididamente están más preocupados por ver a qué otro candidato con
mayor opción se arriman y qué tajada pueden sacar, imitando la actitud que por
décadas ha caracterizado a sus rivales conservadores.
De la Calle estuvo en la Universidad Autónoma de Bucaramanga (UNAB) el pasado
viernes 6 de abril como invitado a los “Foros para la democracia”, abriendo el
ciclo de aspirantes en esta recta final cuya primera vuelta se cumplirá el
domingo 27 de mayo próximo. Su llave a la Vicepresidencia es Clara López Obregón, economista bogotana que se ha desempeñado como ministra de Trabajo y alcaldesa encargada de la capital colombiana, obteniendo cerca de dos millones de votos cuando en 2014 se lanzó como candidata presidencial por el Polo Democrático.
De la Calle es un
hijo de la violencia en Colombia. A temprana edad tuvo que huir de su tierra
natal por causa de la guerra. “Sus triunfos son los logros de un docente de
provincia. Estudió en una universidad pública, donde fue un empoderado de la
causa: al punto que lo detuvieron en diversas ocasiones por velar por una
educación pública de calidad”, expresa su página oficial.
Con la
fuerza del ‘No todo vale’, dice que sueña con un país de
oportunidades, que ataque la corrupción y lleve seguridad, educación, salud,
justicia, gobierno y democracia a cada rincón de Colombia: “Un país donde
quepamos todos”.
Otra de
sus cartas de presentación es el extenso recorrido que lo ha llevado de ser
juez municipal a magistrado de la Corte Suprema de Justicia, registrador
nacional, representante del Gobierno ante la Asamblea Nacional Constituyente
del 91, ministro de Gobierno, embajador en Reino Unido, España y la OEA,
vicepresidente de Colombia del 94 al 96 –cuando le pidió a Ernesto Samper
Pizano que renunciara debido al escándalo del llamado ‘Proceso 8.000’–, y de
2012 a 2016 como jefe del equipo negociador Gobierno-Farc.
De la
Calle atendió los interrogantes de los profesores Wilson Javier Sandoval
Montañez, Xiomara Karina Montañez Monsalve y la directora de Vanguardia Liberal, Diana Saray Giraldo,
y esto fue lo que dijo–entre otros asuntos– sobre infraestructura, medioambiente,
lucha contra la corrupción y, por supuesto, su empecinado esfuerzo por avanzar
hacia un país distinto.
Previamente
el rector de la UNAB, Alberto Montoya Puyana, manifestó que con los Foros para
la democracia” la Universidad ofrece a los estudiantes, docentes y
administrativos la posibilidad de escuchar de viva voz las propuestas de los
candidatos para que cada quien de manera libre y autónoma tome la decisión que
considere más adecuada.
De la
Calle empezó subrayando que no venía a pedir el voto ni aplausos efímeros, sino
a reflexionar especialmente con los jóvenes, muchos de los cuales son
escépticos o alérgicos a la política y a hacer valer su derecho a elegir. Se
refirió entonces al atraso que tiene Santander en materia de carreteras,
diciendo que a pesar de la ubicación estratégica del departamento, paradójicamente
ha quedado marginado de los grandes desarrollos que se han visto en otras
regiones, además de circunstancias fortuitas en los cierres financieros y
escándalos como el de Odebrecht. “Hay que aplaudir la consecución de las vías
4G, pero ahora vamos a tener urgencias distintas: la clase dirigente colombiana
se equivocó una y mil veces impidiendo la reforma rural. Lo que cometimos fue
un acto de miopía enorme porque eso fue lo que contribuyó a perpetuarun
conflicto que nació en el campo. Por eso la reforma rural es esencial y lo que
quiero es priorizar las vías terciarias porque allí hay un desafío que es tanto
o más importante que las vías 4G. Debemos desatascar la economía campesina, que
en muchos casos es bastante productiva, y brindarle acceso a los
mercados”.Entonces expuso que una obra fundamental para Santander y para Colombia
es la navegabilidad del río Magdalena, porque hoy día vale más transportar un
producto de Cartagena a Bogotá que de España a este país.
Se
refirió a la búsqueda de energías distintas, a la tendencia mundial que llevará
a la desaparición de los vehículos particulares como medio de transporte y al
fracaso de los sistemas de transporte masivo no solo en Bucaramanga sino en
Bogotá y otras capitales partiendo de los propios estudios de factibilidad.
Admitió que es prácticamente imposible vencer a la fuerza fenómenos como el
mototaxismo y se necesitan unas medidas sociales, reconduciéndolos e
insistiendo en que el Estado debe continuar con el mejoramiento de los sistemas
de transporte razonables y dignos.
En cuanto
a las relaciones con Venezuela y la crisis generada por los miles de ciudadanos
de ese país que han migrado a Colombia, sostuvo que hay que ser generosos y
recíprocos con los venezolanos, recordando además cuando miles de colombianos
buscaron futuro pasando la frontera. “La fuente de esto es (Nicolás) Maduro,
que es un dictador y de eso no hay duda. Él está violando la Carta Democrática
Interamericana y por lo tanto un cambio de régimen no solo es útil para los
venezolanos sino también para la región. Lo que no me parece bueno es que se
presione al Gobierno colombiano diciendo que ha sido mudo o no suficientemente
macho, porque ese es un error y ese es el ‘papayazo’ que necesita maduro. El
cambio tiene que ser por la vía del Derecho Internacional –porque lo que hay es
una violación masiva de los derechos humanos- y por la acción multilateral.
Colombia no debe dejarse provocar para acciones intrépidas unilaterales… y
menos una aventura militar ni tampoco una invasión como piden algunos porque un
Vietnam en Sudamérica nos acaba”, dijo. De paso calificó como desastrosa y
vacilante la administración del anterior secretario de la OEA, el chileno José
Miguel Insulza, y se mostró partidario de una intervención humanitaria para la
que hay condiciones pero implica riesgos si atiende a intereses económicos.
Demostrando
sus conocimientos geopolíticos y su carácter, ratificó que no se arrepiente “de
una sola coma” de lo acordado en La Habana (Cuba) entre el Gobierno de Juan
Manuel Santos y las Farc. “Lo hice con pleno rigor y responsabilidad. Soy solidario
y tengo un agradecimiento con el presidente por haberme permitido una tarea que
ha sido de las más enaltecedoras de mi vida, con todo y el palo que me han
dado, pero eso es secundario. Yo cumplítambién una tarea a nombre de la
sociedad colombiana para tratar de terminar un conflicto”. Por eso precisó que
no pueden ponerlo contra la pared por las políticas de Santos, porque
formalmente no hizo parte de su gobierno, “con el que tengo algunas afinidades
y también diferencias”.
Agregó que
está tranquilo con lo que hizo y que seguirá fervientemente ligado a la
consecución de la paz en Colombia. “Lo que había que hacer era ahorrarle a
Colombia sufrimiento, a riesgo de sentarse a hablar con unos criminales
espantosos. Pues claro que lo son, aunque tampoco son los únicos… La paz es lo
que tenemos que hacer ahora y no echar para atrás”. Los acuerdos con las Farc
no se pueden reestructurar, acotó, “porque en el pasado cuando el Estado se ha
echado para atrás lo que ha hecho es reabrir frentes de violencia. Lo que hay
es que seguir para adelante”. Y les informó a sus interlocutores que Colombia
es el único país del mundo que a través de leyes empezó a reparar antes de
terminar la guerra con el desafío enorme de ocho millones de víctimas.
Con
respecto al Páramo de Santurbán, recalcó que “en un esquema de protección del
ambiente la respuesta tiene que ser: no a minería en los páramos ni actividades
de carácter productivo como desarrollos agrícolas, pero al ir a la realidad la
delimitación no se ha podido hacer. Luego lo que hay que hacer acuerdos
nacionales para que sea compartida la idea de que no es posible la minería de
metales en los páramos, después un proceso participativo para lograr la
delimitación a través de mecanismos técnicos. A partir de allí un compromiso
para que se vuelvan lugares sagrados y por eso apoyo a los movimiento sociales
que han defendido a Santurbán y lo que está pasando en otras partes. Soy
partidario de las consultas populares y la voz de la comunidad tiene que pesar.
No basta con decir eso es ilegal y darles la espalda”.
Acotó
que: “Yo no le jalo al fracking a
ciegas y no podemos embarcarnos en eso sin el conocimiento de la geología y de
la posibilidad de daños”.
Sobre el tema de la corrupción, aseveró que todos los partidos políticos en Colombia han padecido problemas y el Liberal no puede negarlo. "Este sistema nos va a naufragar su seguimos por esta vía. Yo propongo renovar ese partido y los demás, porque tampoco es el único dueño de la corrupción". Entonces si es presidente, anuncia que acabará con la 'mermelada' y el que llegue a exigírsela, no solo lo denunciará sino que tendrá que volar de su vecindario.
“Yo tengo el suficiente talante para buscar soluciones para Colombia”, concluyó De la Calle y en calma se marchó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario