(Esta nota está publicada en la edición 457 de Vivir la UNAB en circulación desde el lunes 1 de mayo)
En el lanzamiento de la Feria del Libro de la Universidad Autónoma de Bucaramanga-, el rector
Alberto Montoya Puyana destacó la talla de los escritores que han participado,
subrayó que en 2017 Ulibro cumple tres lustros y agradeció la
presencia del periodista peruano Santiago Rafael Roncagliolo Lohmann, pero así mismo aprovechó
la ocasión para referirse a quienes destruyen libros o simplemente se atreven a
decir barbaridades, como el congresista fujimorista
Bienvenido Ramírez, quien recientemente afirmó –sin palidecer- que leer mucho
causa Alzhéimer.
Al corresponderle su turno
del conversatorio, Roncagliolo empezó excusándose por su paisano y dijo: “No
todos los peruanos somos así”, enfatizando que “hay que enseñarle a la gente
que leer es un placer”.
El autor de obras como
“Pena máxima”, “Pudor”, “Crecer es un oficio triste”, “La cuarta espada” y La
noche de los alfileres”, y ganador del Premio Alfaguara 2006 con “Abril Rojo”,
contó durante una hora y media sus orígenes en Lima, su infancia en el exilio
en México y su idea errada de que escribir novelas era algo imposible, aunque
tenía la convicción de que quería contar historias.
Habló de su iniciación con
la literatura infantil, su paso por la escritura de guiones para interminables telenovelas
baratas y luego en su consagración, que le ha permitido estar en el selecto
grupo de los grandes escritores latinoamericanos contemporáneos. “Mi tema son
los miedos, los relatos oscuros”.
Igualmente expresó que
“hacer periodismo es desafiar a gente ‘muy gorda’ que no quiere que las cosas
se sepan”. Y remató: “Fui el último iluso que se fue a España para ser
escritorio”, indicando que desde Ayacucho o desde Capitanejo hoy en día se
puede llamar la atención de las editoriales siempre y cuando haya calidad. Luego
atendió estas cinco preguntas.
Su país ha pasado en los últimos 32 años por las manos de Alberto
Fujimori (condenado por crímenes de lesa humanidad y corrupción), Alan García
(mencionado en el escándalo Odebrecht), Alejandro Toledo (prófugo por el mismo
caso), Ollanta Humala (también salpicado por Odebrecht)… ¿En qué momento
–parafraseando al Nobel Mario Vargas Llosa– se jodió el Perú?
(Sonríe) No lo sé, pero
creo que más bien lleva mucho tiempo ‘desjodiéndose’. Y el hecho de que todos
esos presidentes uno esté preso y todos los demás puedan estarlo porque hay
investigaciones de corrupción sobre ellos, habla muy bien de la
institucionalidad del Poder Judicial peruano y de que cuando alguien es
corrupto o mata gente se le puede encerrar, y me siento orgulloso de ser de un
país en el que eso puede ocurrir.
¿Tanto granuja en el poder daría tema para una de sus novelas?
Lo que pasa es que estas
novelas ya están muy leídas. Yo siento que a la gente de mi generación nos
interesan mucho más las pequeñas historias y no los dictadores o los
presidentes o los guerrilleros, sino las personas que no hacen la historia sino
que las historias les caen encima. El pequeño funcionario, el dibujante de
historietas, la gente de clase media… Nos preocupan más las personas que sufren
la historia, no las que la dirigen.
¿Y hacia dónde va el mundo de ustedes los escritores ante un
Donald Trump convertido en el nuevo sheriff del planeta?
Nosotros espero que
vayamos hacia adelante y el mundo va hacia atrás, pero también creo que toda la
gente que me rodea en el mundo cultural está horrorizada por todo lo que pasa
con Trump o en Francia con Marine Le Peno con el No en el referendo por la paz
en Colombia o con el Brexit en el Reino Unido, porque da la impresión de que
vamos hacia un mundo más de muros, limitaciones y enfrentamientos. Pero también
es posible que esta clase media burguesa que somos nosotros esté muy desconectada
del mundo y esté fuera de las preocupaciones de mucha gente. Quizás no nos hace
falta tener ideas mucho más geniales, sino saber comunicar las ideas básicas de
conversar y de acercarnos en vez de alejarnos, y tratar de que esas ideas se
difundan más.
¿Con qué sorprende a sus lectores en “La noche de las alfileres”
–su más reciente éxito editorial–?
Suspenso, humor negro,
chicos que se sienten raros siendo adolescentes e impopulares en un colegio…
Creo que son cosas que todos hemos sentido y elementos que a todos nos
interesan. Todos queremos una novela que no puedas dejar de leer por saber qué
pasa con esta gente, y yo quiero escribir ese tipo de historias.
¿Por qué ha vuelto Ulibro?
Por el placer de escribir
y de leer. Nadie se pregunta por qué ver el fútbol o por qué tener sexo. Todos
saben que te gusta y ya está, y lo mismo pasa con la literatura, solo que
además es un placer que tiene que ver con conocer, con descubrir, con pensar,
con imaginar… Y también es un placer que nos ayuda a ser
mejores personas y mejores sociedades.
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