domingo, 16 de junio de 2019

"El 10 por ciento de los personeros en Colombia se encuentra amenazado": Jesualdo Arzuaga

(Esta entrevista la publiqué en la edición 477 de Vivir la UNAB, en circulación desde el 7 de junio de 2019)


El cargo que ocupa Jesualdo Arzuaga Ramírez no es nada envidiable. Ni siquiera por las millas acumuladas, porque ser director ejecutivo de la Federación Nacional de Personerías le implica no viajes de placer, sino reclamos, problemas y riesgos. Más si se trata de un país en el que de enero de 2018 a abril de 2019 fueron asesinados 317 líderes sociales -según cifras de Medicina Legal-, en una lista oprobiosa en la que Cauca, Antioquia, Nariño y Norte de Santander registran la mayor cantidad de casos.

Este abogado graduado en 2002 de la Universidad Autónoma de Bucaramanga es la voz de los personeros que trabajan en los 1.101 municipios que hay en Colombia, distribuidos en 32 departamentos y el distrito capital, de cuales cerca del 10 por ciento se encuentran amenazados.

Especialista en Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario, así como coordinador de cooperación y asuntos internacionales de la Procuraduría General de 2013 a 2017 y docente de la Universidad de la Salle, Arzuaga Ramírez fue el invitado de Aseunab para que el pasado 17 de mayo impartiera en la Casona UNAB el seminario-taller “Oportunidades desde lo local en el Sistema Interamericano de Derechos Humanos”. Apenas tres días más tarde se enteraba por la radio que Paula Andrea Rosero Ordóñez, personera de Samaniego (Nariño), dos sicarios la acribillaban desde una motocicleta en ese pueblo de 16 mil habitantes donde abundan los cultivos de coca.

Esta es la entrevista que le hice en Vivir la UNAB a este abogado que agradece el conocimiento y el rigor de profesores como Osilda Ramírez -de quien fue su monitor-, Aida Elia Fernández y Alonso Carrascal, entre otros. “De las cosas que más valoro de haber estudiado en la UNAB es la formación laica, porque no me impusieron nada en relación con mis creencias ni me tocaba ir a misa; y crecer en una universidad de provincia me ha permitido entender que desde lo local puede impactar lo internacional. Cuando quise estudiar esta carrera algunos se burlaban y me decían que mejor me fuera de misionero, porque el Derecho no es para trabajar por las comunidades, pero el Derecho tiene una oportunidad para servir y me ha servido para viajar, para crecer y para vivir bien. En una sociedad como la colombiana si uno no se pone en los zapatos del otro, está en el lugar equivocado. Este país es responsabilidad de todos”, expresa.Su promedio general acumulado fue de 4,0, y subraya que “no fui el mejor, pero tampoco el peor”.

¿A los personeros de Colombia todavía les interesan los derechos humanos o ese pasó a ser un asunto secundario?

Yo siento que para la mayoría de los personeros colombianos es su prioridad. Usted cuando el Estado colombiano se da cuenta que en esa categorización que tenemos, el 90 por ciento de los municipios son de sexta categoría y en ese orden el 90 % de los personeros de Colombia son de sexta categoría. Todos los días hay requerimientos en materia de derechos humanos y los personeros son la puerta de entrada para todo ese tipo de protección de derechos. Una personería de sexta categoría funciona con 120 millones de pesos al año y de ahí tiene que salir el salario del personero, el salario de la secretaria y además tiene que sacar para todo el funcionamiento, para atención a víctimas y ahora atención a migrantes… En fin, mil y pico de funciones son las que tiene ahora un personero municipal. Porque básicamente en un municipio están el alcalde y el personero, por lo que si se presenta un tema de violación de derechos ahí está el personero. Quiéralo o no, tiene que seguir trabajando con el tema.

¿El personero de hoy arriesga tanto como lo hacía en los años álgidos del conflicto armado interno o ya es más cauteloso?

Nosotros tenemos una problemática y es que en esta coyuntura de amenazas a líderes sociales y defensores de derechos humanos, el 10 por ciento de los personeros en el país se encuentra amenazado, con diferentes tipos de riesgo. Tengo personeros desplazados que tienen que trabajar desde otros lugares. Por ejemplo una personera de Arauca trabaja en mi oficina en Bogotá porque no puede seguir ejerciendo sus labores en ese departamento. Esto es algo muy triste porque si los personeros son básicamente quienes protegen los derechos de la comunidad y se tienen que estar desplazando de sus lugares, qué les queda a las víctimas, a la población migrante. Esta es una situación que nos preocupa mucho.

¿El personero es la voz de los ciudadanos?

Se conoce como el ombudsman. Es el defensor local del pueblo y digamos que es una mezcla del procurador y del defensor nacional, porque tiene funciones como el procurador de investigación de lo público, pero también defiende y promueve los derechos humanos. Entonces es el defensor de la sociedad.

¿Qué están haciendo concretamente para evitar que siga este exterminio de dirigentes comunales, campesinos, indígenas y reclamantes de tierras, entre otros? Este es un país en el que 4.500 líderes sociales tienen custodia de la Unidad Nacional de Protección.

A pesar de las amenazas que reciben los personeros por su trabajo, muchos de ellos han liderado acciones para proteger tanto a comunidades indígenas como defensores de derechos humanos y líderes sociales. Nos articulamos permanentemente con los programas de protección existentes, pero tenemos una ventaja y es que por ejemplo la Federación es una entidad sin ánimo de lucro y vive principalmente de la cooperación internacional. Esto nos ha permitido tener comunicación con los organismos internacionales por ejemplo de Naciones Unidas, que nos ha permitido ampliar la ‘sombrilla’ de protección. Nosotros protegemos los personeros, pero en los casos más graves tratamos de agilizar los trámites ante estas organizaciones para llamar la atención. También nos articulamos con la Defensoría del Pueblo. El tema de la cooperación sí es efectivo porque hace una presión diferente a las autoridades nacionales cuando se presentan estos casos. El drama que se está viviendo ahora en Colombia en relación con amenazas y homicidios de líderes sociales nos toca, porque decimos que no hay medidas idóneas para proteger la vida de una persona que por ejemplo la amenaza un actor en un territorio. ¿Qué hace usted? ¿Disponer un carro blindado con escoltas? Eso no es tan efectivo y en la mayoría de casos esto termina siendo contraproducente para los mismos líderes. Los personeros se comprometen con activar las medidas existentes, pero en muchos casos con activar otras medidas que no tiene el Estado. Por ejemplo la cooperación que tenemos de organismos internacionales y que nos permiten sacar a una persona del territorio.

¿Qué organismos internacionales les están echando la mano?

Estamos trabajando muy de cerca con el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, con Acnur y con algunas organizaciones no gubernamentales. Recientemente firmamos un convenio con Open Society, una ong norteamericana que trabaja el tema de reducción de homicidios en el mundo y tenemos un proyecto concreto en la comuna 1 de Palmira (Valle del Cauca) y Cartagena. También las embajadas británica, sueca y de Noruega, y estamos terminando un proyecto con la Unión Europea (UE). Ahora se nos viene la coyuntura de la migración y quien tenga experiencia podrá presentar proyectos relacionados con ese tema.

¿Hay territorios vedados para los personeros en Colombia?

Es difícil decirlo oficialmente porque la realidad supera la formalidad. Formalmente no debería existir ningún territorio vedado para un personero municipal, pero en la práctica… Hace unos días en un tema de restitución de tierras hubo un ataque a un juez en el Catatumbo  con nueve heridos y dos muertos, y uno lo que piensa es que afortunadamente no estaba el personero allí porque si no sería una cifra más. El 24 de diciembre de 2018 el personero de Puerto Rico (Caquetá) fue asesinado en la puerta de su casa. Estaba llevando unos procesos de control social en el municipio y lo mataron. Entonces sí, puede haber lugares donde la defensa de los derechos humanos sea un ejercicio de alto riesgo.

¿Entonces no se trata de hechos aislados sino que detrás de esta creciente ola de crímenes estaría una ‘mano negra’ como en otros tiempos no tan remotos?

Uno diría que sí. Los aletazos del conflicto y todos los fenómenos que se dan en territorio no son homogéneos. Evidentemente hay zonas más peligrosas que otras y dentro de esas zonas unas más peligrosas que otras. Efectivamente algo sí está pasando en el país y se están generando unas nuevas conflictividades. Hay nuevos intereses, hay reagrupación de actores armados, y es un fenómeno que está tocando algunas regiones. Pero decir sí tajantemente sería muy irresponsable de mi parte.

¿A quiénes les caen mal los personeros?

No se los tragan los corruptos, los violentos y las personas que ven en la defensa de los derechos humanos una tendencia política, pero defender los derechos humanos es defender lo básico, es defender la humanidad. A uno no podría molestarle el defender la humanidad, porque todos somos seres humanos.

Sin embargo, hay congresistas y columnistas que descalifican a los defensores de derechos humanos y los tildan de izquierdistas cuando no de comunistas.

Mire el fenómeno de Venezuela, que es paradójico. Las organizaciones no gubernamentales estaban catalogadas como de una tendencia y hoy en día existen en ese país unas vulneraciones de derechos humanos. ¿Y qué están haciendo las organizaciones sociales? Denunciando lo que está ocurriendo allí y son organizaciones que defienden la vida, sin importar el color. Otro ejemplo es el de Human RightsWatch y José Miguel Vivanco, quienes critican con la misma dureza tanto lo que ocurre en Venezuela como lo que sucede en Colombia. Y uno diría que están en teoría dos tendencias totalmente encontradas.

¿Les preocupa la reaparición de los ‘falsos positivos’ o ejecuciones extrajudiciales en el país?

Nos preocupa cualquier tipo de violación, venga de donde venga. Con esa radiografía que le doy, los personeros tienen que poner el pecho a tanta vulneración. Es que ni siquiera las vulneraciones que están asociadas al conflicto, sino las que sufren los colombianos en el día a día por ejemplo en el acceso a derechos económicos, sociales y culturales. Los campesinos muchas veces no tienen ni siquiera cómo sacar sus productos y venderlos, ni la posibilidad de vivir dignamente y acuden a las personerías a ver qué encuentran, y el personero tiene que decirle al alcalde que mire a una comunidad que está pasando hambre. La Guajira es una situación muy clara que hemos identificado permanentemente. Los personeros tienen que afrontar toda situación que se le presente a un ser humano en territorio y tiene que darle respuesta. Como sea.

¿Entonces qué razón habría para estar al frente de un gremio que solo son problemas? ¿Por qué mejor no le pide ‘canoa’ en Washington al embajador Alejandro Ordóñez?

El gremio de los personeros es uno de los más bonitos que hay en Colombia, y más que problemas yo veo oportunidades. Primero no recibimos dinero del Estado, lo cual nos da mucha autonomía para tocar las puertas de la cooperación. Y, segundo, hay muchas cosas por hacer para fortalecer el gremio. Desde que en abril de 2017 comenzamos en esta dirección entendimos que necesitamos articular el gremio, porque como todo gremio tiene problemas internos, y porque tenemos una fuerza que mostrar. Con el desarrollo de los proyectos tenemos la oportunidad de que en el exterior nos vean y que se den cuenta que lo que hacen los personeros en territorio es bien importante. Además, estos son los primeros personeros que son producto de la meritocracia y pasaron por un examen que cuesta el 70 % de la elección, frente al 20 % de su hoja de vida y el 10 % la entrevista. No podemos negar que se han presentado algunos problemas y algunos concejos han tenido problemas con la elección porque ha habido política de por medio, pero uno podría decir que a grandes rasgos esta cohorte que acaba en diciembre de 2019 fue muy positiva. Afortunadamente no han eliminado el concurso, aunque hay proyectos de ley para acabarlo y que vuelva el anterior mecanismo de elección. Entonces yo veo oportunidades y es un gremio al que se le puede sacar mucho jugo. Mi vida me ha dado la oportunidad de entender la cooperación, trabajar en lógica de proyectos y se pueden presentar muchas iniciativas en favor de los personeros a nivel internacional.

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