(Esta entrevista la publiqué en la edición 475 de Vivir la UNAB en circulación desde el domingo 31 de marzo de 2019)
El mal tiempo en
el aeropuerto Palonegro le metió un gol a Andrés Guillermo Marocco Díaz no
dejándolo aterrizar a la cita programada para el viernes 29 de marzo, pero el
empate en la prórroga se produjo el sábado 30 cuando en el Auditorio Menor
‘Alfonso Gómez Gómez’ dictó su charla sobre periodismo deportivo, a instancias
de la Facultad de Ciencias Sociales, Humanidades y Artes de la Universidad Autónoma de Bucaramanga (UNAB).
“Yo no vine a
dar nombres y no me pregunten por ciertos ‘periodistas’ porque me van a poner
en situaciones incómodas, pero este tema no es así de sencillo. Tenemos una
responsabilidad muy importante con la sociedad y con la profesión. No cualquiera
puede ser periodista. No porque usted hable bonito o sea un vendedor
fantástico, pueda terminar de la noche a la mañana sentado en un programa de
radio o haciendo televisión… Lo nuestro es serio, claro que ahora es muy fácil
autoproclamarse periodista”, afirmó Marocco (Bucaramanga, 1970), quien estudió
en la Universidad Javeriana y se inició como disc-jockey en Caracol Radio, para luego hacer parte de programas
como “El zoológico de la mañana” y “El alargue”, dando el salto hace diez años
al canal de deportes ESPN (primero en Buenos Aires y ahora en Bogotá) donde funge de comentarista y embajador ad honorem del Atlético Bucaramanga.
“Soy un
conversador”, arrancó advirtiendo, y se extendió durante dos horas y 16 minutos
refiriéndose a lo que desde su óptica se vive y está por venir en este oficio,
en siete capítulos en los que insistió que se considera un tipo bien
intencionado, “que no solo somos informadores sino gente que piensa” y que
“ahora con las redes sociales cualquiera tuitea y ya es periodista”.
También
manifestó que el fútbol no es una ciencia, pero sí una especie de enfermedad,
que el periodismo deportivo es una carrera de resistencia para valientes, que “el
prestigio es lo único que nos queda”, que hay que fijar una línea entre medios
de comunicación y jugadores y que el dueño del Bucaramanga no sabe dónde está
parado.
Al cierre y
nuevamente sin concretar de quiénes hablaba, se refirió a “ciertos personajes
del lado oscuro del periodismo que son pésimos seres humanos”, “gente que nunca
entendió que hay otra persona al lado que se puede destacar y que puede ser
respetada por lo que diga”. Visiblemente molesto porque estos lo descalifiquen
llamándolo “DJ”, alegó que “yo empecé por la música pero estudié, siempre me
gustó el fútbol y ahí estoy”.
Le cuento que la
introducción que había preparado para esta entrevista era algo así como: Para
desgracia de Iván Mejía Álvarez, pero para fortuna del fútbol, Andrés Marocco
decidió ser comentarista y no jugador porque en su niñez tenía la costumbre de
llevarse el balón cada vez que el marcador le era adverso.
(Sonríe) “Eso es
mentira. Seguramente alguna vez me pude haber llevado el balón pero no porque
fuera perdiendo, sino de pronto porque habría alguna injusticia. A veces creo,
y eso me lo critica mi esposa, que puedo resolver todos los problemas de los
demás y los míos, pero eso no me corresponde; pero no por ir perdiendo. Uno
tiene que aprender y siendo hincha del Bucaramanga yo sé perder y bastante. No
me gustaría que en la entrada de esta nota utilizara el nombre de otra persona
a la que no me quiero ni referir y que hace todo diferente a lo que yo pienso,
y que es todo lo opuesto a lo que yo quiero que sean –con todo cariño y
respeto– los periodistas del futuro. Yo le sugeriría que no utilizara ese
nombre, aunque lo del balón me parece que es simpático. Lo que quiero es que
cada vez haya más periodistas auténticos, buenas personas y comprometidos con
la sociedad. ¿Usted cree que ese ser es auténtico, bueno y comprometido con la
sociedad?”.
Le respondo que
lo único que sé es que en 2018 su colega Mejía Álvarez estuvo en la UNAB y fue
condecorado con la ‘Torre de Cristal’, entonces Marocco se persigna y dice:
“Ese comentario no lo quiero responder”.
¿Cómo explica que un entendido como usted, que ha
podido ver y comentar sobre tantos equipos, sea hincha de un Bucaramanga que en
70 años de fútbol profesional en Colombia no tiene una sola estrella?
Mi amor por el Bucaramanga
es algo muy natural y auténtico. Desde que fui al estadio me enamoré de mi
equipo y eso no tiene explicación, como el amor mismo. Es algo que nació y que
como es tan real no me permite olvidarlo jamás ni reemplazarlo. Yo al equipo lo
quiero por encima de que le vaya bien o que le vaya mal. Es un amor verdadero.
¿Por qué es tan pesimista de lo que pueda pasar con
la Selección Colombia en manos del portugués Carlos Queiroz?
El fútbol no es
una ciencia. Uno entiende cuáles son las necesidades de la Selección, el estilo
de fútbol y la generación que tenemos. Entonces volvemos al tema del amor, ya
que me preguntó por el Bucaramanga, y al de la compatibilidad: usted es de una
manera y por ahí necesita una mujer que tenga ciertas características. Si es un
tipo sentimental necesita una mujer que sea delicada y detallista, y sino pues
le va a ir mal y no se van a entender. La Selección Colombia tiene un estilo,
tiene un ADN y tiene unas necesidades específicas después de lo que pasó con
(José Néstor) Pékerman, que para mí el señor Queiroz no puede suplir ni puede
entregar. Entonces usted necesita un carpintero y le trajeron un herrero. A mí
eso no me cuadre. Ojalá me equivoque y le dé el orden que necesita la Selección
atrás. Y ya como de la mitad para adelante tiene mucho potencial, sea más
fácil. Pero como el fútbol es uno solo y uno no puede trabajar táctica
defensiva aparte de la táctica ofensiva, parece que Queiroz es un técnico
defensivo que no va a poder desarrollar lo mejor que tiene la Selección que es
de la mitad para arriba.
En los años ochenta se decía que una tarjeta de
periodista y un cigarrillo no se le negaban a nadie. ¿Eso va a seguir de mal en
peor o hay chance de esperar un correctivo?
Es muy difícil,
y por eso les pedí a los estudiantes que asistieron a la charla que se hagan
sentir, que sean muy profesionales y que hagan todo muy bien para que se marque
la diferencia. Cómo hacer si el Estado no ayuda y ni siquiera la tarjeta de
periodista sirve. Pues tiene que destacarse y hacer las cosas bien, para que el
televidente, el oyente y el lector se den cuenta de qué es lo bueno y qué es
malo, cuáles son los que lo hacen bien y los que lo hacen mal. Así de sencillo.
Si no va a ser complicado porque hoy es un muy fácil llegar a las audiencias, porque
casi todo el mundo tiene acceso a las redes sociales y pueden tener
trascendencia personas que no se han preparado para comunicar.
¿Qué les dice a aquellos jóvenes que no leen ni
estudian el fútbol, y fuera de eso creen que su futuro está asegurado por el
simple hecho de recitar las nóminas de los equipos?
Que lean, que se
preparen, que se exijan, que salgan de la zona de confort. Está en ellos
destacarse. A nuestra generación nos tocó con las uñas para poder conseguir la
información. Está en ellos conseguirla y darle el tratamiento que se necesita.
Si no se exigen, si no leen, si no investigan, pasarán desapercibidos y van a
engrosar la lista de desempleados y de gente frustrada en el país.
¿Para dónde va el periodismo con la revolución
tecnológica y tanta basura que hay en las redes sociales?
Soy muy
optimista porque creo que hay muchas posibilidades de desarrollar la profesión
y estoy seguro que si usted es bueno y se destaca, le irá bien. Hay que
especializarse. Poder opinar de la mayoría de cosas pero especializarse un poco
más y eso ayudará a que ahora que hay tantas plataformas y aplicaciones sea más
fácil conseguir trabajo, porque van a empezar a buscar especialistas. Moriré
optimista. Es bueno y sano también que no todos quieran pertenecer a los medios,
además porque es una mentira absoluta que se pague muy bien. Entonces a veces
si usted puede ser autónomo y puede buscar cómo manejar sus ingresos, es mucho
más ‘rentable’ desde todo punto de vista que ser un empleado de un medio y
mucho más estable. Porque los que estamos al aire estamos también expuestos al
gusto de la gente, al rating y a que
de pronto un jefe venga de mal genio y le termine a uno la carrera.
¿Si tuviera un hijo estaría de acuerdo a que se
metiera de periodismo deportivo?
Después de esta
charla si le dijera que no sería un mentiroso. Me encanta lo que hago. Yo
quiero mucho esta profesión y me parece que soy un privilegiado. Hay mucha
gente que quiere ser como uno y que me dicen que soy un de buenas porque hago
lo que me gusta y me pagan. Además esto lo forma un poco más a uno como
persona: sensible y perceptivo. Me encantaría si llegara a tener un hijo, y
espero que mi esposa se apiade de mi pronto, fuera periodista.
¿Por qué comentaristas y narradores deportivos son
tan condescendientes con jugadores como Lionel Messi, Cristiano Ronaldo y
Falcao García hallados culpables de delitos fiscales?
Es
una pregunta complicada. Cuando hablo de fútbol y de los futbolistas trato
solamente de referirme a su desempeño deportivo. El tema impositivo hoy en
estas esferas es muy complicado y yo no voy a ser el defensor de ellos per se, pero sí le digo que la mayoría
de jugadores no solamente de Colombia sino del mundo es gente poco educada y
cuando llegan a estos equipos les ayudan muy poco. Cristiano salió muy bravo
del Real Madrid porque se sintió traicionado porque los abogados del equipo no
lo asesoraron como lo tenían que ayudar –según él– y cubrieron más los
intereses del club que los de él y después cuando necesitaba más ayuda lo
dejaron solo. Por eso terminó yéndose. Yo llegué a Argentina y lo primero que
me pusieron fue un contador. Ahora la cosa en Colombia está cambiando y también
hay que tener un contador. A veces pasa que no los asesoran bien, que como no
están formados de la manera que corresponde no saben los límites entre el bien
y el mal y en qué momento deben pagar por algún tipo de ingreso comercial.
Lamentablemente a veces cometen errores de los que ellos ni siquiera tienen
cierta responsabilidad. También es cierto que todo lo que tiene que ver con
impuestos en el mundo tiene otra percepción. Uno no pone en el mismo lugar un
delito fiscal o una evasión que un crimen. Además si usted habla de los
problemas fiscales de los jugadores y no de lo que juegan, pues quién lo ve. No
es tampoco ser condescendientes, sino que no es muy comercial ni llamativo
hablar de los temas fiscales de ellos. Lamentablemente estas cosas pasan y no
debería ser así. A veces somos demasiado laxos al respecto, pero cómo va uno a
dedicarse a hablar de eso cuando al mismo tiempo están haciendo goles y dando
de qué hablar para bien del fútbol y que desarrollemos nuestra profesión.
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