(Esta entrevista la publiqué en la edición 475 de Vivir la UNAB, en circulación desde el 31 de marzo de 2019)
“Yo dediqué mi vida a transformar la
educación, pero me di cuenta tarde que casi no se puede, porque cambiar la
educación es cambiar las maneras de pensar, de sentir, de valorar, de actuar… y
eso es cambiar la cultura. Estoy aterrado de lo lento que cambia la
universidad”. Esta frase sale de lo profundo del corazón de Julián de Zubiría
Samper, ese bachiller del Gimnasio Moderno (Bogotá) que desde hace muchos años se
convirtió en un referente en Colombia y quien también ha dicho que “un
joven tiene que ser rebelde y esperanzador. Esas son las dos características
esenciales de la juventud. Bien orientadas, pueden llegar a cambiar el mundo.
Mal orientadas producen desastres. De allí la necesidad de contar con buenos
docentes y con padres y madres con quienes hablar”.
Este librepensador
de apellidos aristocráticos estuvo en la Universidad Autónoma de Bucaramanga (UNAB) el pasado 7 de marzo invitado por
la Facultad de Ciencias Económicas, Administrativas y Contables, y después de
una charla sobre las reformas que demanda la universidad, atendió esta
entrevista en la que un punto de partida es que “los jóvenes no saben leer y los niveles
de argumentación, de deducción, de autonomía, de competencias ciudadanas, de
lectura crítica, son bajísimos”.
Se refiere a una
Colombia en la que el 0,9 de los muchachos leen críticamente y el 43 por ciento
no entiende una idea, pero que así las cosas al llegar a las aulas
universitarias sus profesores les ponen cientos de fotocopias por semana y
hasta a escribir ensayos. Un país en el que, por ejemplo, el 73 % de sus
estudiantes está de acuerdo con una dictadura si esto trae beneficios
económicos y en el que uno de los mayores estafadores de la historia se graduó
de una universidad capitalina con una tesis meritoria sobre ética y
responsabilidad social de las empresas.
“¿De qué le sirve a
una sociedad que se nos gradúen abogados si creen que el derecho no tiene que
ver con la ética? ¿De qué le sirve a un país que se gradúen contadores que les
digan a las empresas que evadan los impuestos? No se trata de tener
profesionales, sino de profesionales más éticos, más críticos, mejores
ciudadanos y mejores seres humanos. En esa tarea las universidades colombianas
desde hace mucho tiempo están perdiendo el año, porque no se han dado cuenta
que esa responsabilidad les corresponde”, reflexiona De Zubiría Samper.
En su opinión,
nadie que no lea puede aprender Economía –por citar un caso–, porque los
ensayos económicos son argumentativos con un lenguaje especializado. Así que el
joven que no tenga pensamiento hipotético-deductivo o que no tenga lectura
crítica, no puede aprender ninguna ciencia.
Confiésenos cuál es su propósito central cuando
dice tantas cosas y tan directas.
Ponerlos a
reflexionar. Yo creo que las universidades y los docentes universitarios están
muy dormidos, muy acomodados y como asegurados de defender lo que han hecho y
eso es un obstáculo muy serio para la formación de las futuras generaciones. Lo
que quiero es mostrar que es necesario repensar la escuela, que se puede hacer,
que algunos ya lo están haciendo, que muchísimas universidades han introducido
modificaciones sensibles en sus modelos pedagógicos y currículos, pero que
desafortunadamente América Latina está avanzando a un ritmo muy lento de
repensar tanto la básica como la educación superior. La básica tiene una
ventaja y es que los profesores son conscientes del problema, mientras que en
la superior no lo son porque suponen que el problema es externo y que el
problema es de la básica. Eso no es cierto. Son parte del problema, porque al
fin de cuentas dónde se forman los maestros. Entonces el principal objetivo es
mostrar la necesidad de repensar la educación.
¿Es un problema de ‘vacas sagradas’?
Sí, en las
universidades ese es un asunto muy delicado porque hay un buen grupo de profes
-no sé qué término usar-, pero enquistados, totalmente atornillados, que sí son
un obstáculo porque la academia no funciona así. La academia no funciona con
‘vacas sagradas’ sino con argumentos. Entonces sí le hace mucho daño a la
renovación y a la revolución pedagógica que se requiere a nivel universitario
la sensación de que yo soy una ‘vaca sagrada’. Y curiosamente en las universidades
pasa un fenómeno muy extraño, que es que magistrados y economistas muy famosos,
por poner un ejemplo, creen que como son muy buenos magistrados o economistas
también son muy buenos docentes y son dos cosas distintísimas. Para ser buen
docente hay que tener otras competencias distintas. Es muy común incluso lo
contrario: que muy buenos magistrados y economistas no suelan ser tan buenos
docentes. La docencia es otra cosa. Es apasionar a un joven, es desarrollar en
un joven unos procesos. Hemos encontrado que eso no lo puede hacer quien no
reflexione sobre los procesos que él vivió en la comprensión de los conceptos
que él tiene.
Personas
como el exprocurador Alejandro Ordóñez Maldonado dirían que usted se la fumó
verde, porque se atreve a afirmar que los estudiantes no deben ir a la
universidad a aprender, sino a soñar y debatir, entre otros menesteres.
Alejandro Ordóñez es un muy buen
representante del periodo de 1880 en Colombia. Él está desfasado un siglo
básicamente. Él es una persona muy enfática con los principios de la
Regeneración y los debates que ha planteado fueron debates que se dieron más o
menos en el siglo XV. No necesitamos que un futuro ministro, por ejemplo de
Educación, sea un quemador de libros sino que ponga a leer, a discutir, a analizar
e interpretar los libros. Habla muy mal de un país que alguien quemó libros
porque los ve peligrosos. Yo lo que veo peligroso es que los jóvenes no lean,
no entiendan, no interpreten, porque esos jóvenes que no leen, no entienden y
no interpretan son muy fáciles de manipular y engañar. Ordóñez solo sería
alguien que el país debiera pensar en él si creemos que las soluciones a los
problemas del siglo XXI están en el siglo XIX. Él representa unas visiones que
están muy retrasadas tanto a nivel político, ético y social. Sus concepciones
de familia y de estado no nos van a resolver nuestros problemas. Una persona
discriminante y que además fue destituida por corrupción. Sería una desgracia
alguien como él como futuro ministro de educación o de la familia.
Nunca
como ahora el ser humano había dispuesto de tanta información. ¿Pero eso para
qué sirve?
Es que es casi ilimitada. El problema no
es la información, sino los instrumentos del pensamiento y los procesos del
pensamiento para poder interpretarla y analizarla.
Es
que si no entonces aparecen encuestas en las que el 2 por ciento de los
estadounidenses dicen decididamente que la Tierra es plana o solamente un 66 %
de los jóvenes entre los 18 y 24 años de edad cree firmemente que el mundo es
redondo.
Y si hiciéramos encuestas de ese tipo en
Colombia el fenómeno sería más alto. Tanto en Colombia como en Estados Unidos
la educación básica es igual de mala. La educación básica norteamericana es muy
mala desde el punto de vista de procesos de pensamiento, de metacognición y de
conceptos. Lo que hizo Estados Unidos fue concentrarse en una población muy
reducida a la que apoya mucho. Es un país que hace muy buena educación para más
o menos el ocho por ciento y es malísima para el resto. Colombia ha tomado una
ruta parecida. Aquí tenemos una buena educación para el cuatro por ciento de la
población y muy mala para la gran mayoría. Por algo en Estados Unidos eligen a
un presidente que tiene tesis del siglo XV, que sostiene que la solución a los
problemas es armar un muro. Esa fue una tesis frecuente entre los soberanos en
el siglo XV, pero en el siglo XXI quien plantee esa tesis no entiende el mundo.
¿Por
qué un tipo de ‘dedo parado’ como usted defiende con tanto ahínco la educación
pública?
Porque una democracia que no fortalezca
su educación pública no es democracia. Es que la democracia es el gobierno de
la población. Sócrates se preguntaba qué pasaría si la población no tuviera los
criterios para elegir. Yo creo en la democracia, que la educación pública es una
condición y que hay que fortalecerla. Yo he visto muy buena educación pública
superior y no es buena la educación pública básica. Pero no por culpa de los
maestros, sino por culpa de un Ministerio de Educación, por falta de lineamiento
curricular, por falta de formación de alto nivel, por falta de recursos… Por lo
tanto es injusto decir que este país está mal por lo maestros. Hay una
estigmatización de los maestros y una guerra declarada contra la educación
pública y esa guerra es muy negativa para una democracia.
¿Quiénes
están detrás de la guerra contra Fecode?
Esa guerra ha sido fuerte y un partido
político, el Centro Democrático, en múltiples comunicados, trinos y
declaraciones ha insistido en que el núcleo del problema son los maestros. Eso
no es cierto. No hay ninguna duda de que existen problemas en la formación de
los maestros. El nivel educativo de los estudiantes es crítico y los maestros
tienen una parte de esa responsabilidad, pero la cuota fundamental recae sobre
el Estado y la política pública del Ministerio. Por ejemplo en el periodo
2002-2010 se abandonó la educación pública rural y hoy estamos pagando las
consecuencias. Un pueblo poco culto, que lee poco, que piensa poco, es un
pueblo que la clase política manipula muy fácil. Y les meten el ‘coco’.
En
países como Finlandia solamente pueden ser profesores los más brillantes, pero
en Colombia muchos varados se meten a la docencia porque no encuentran más.
Porque es un país que valora poco la
docencia y la educación. En el norte de Europa ser docente tiene un
reconocimiento altísimo porque la gente sabe que si la universidad o los
colegios fallan pues falla la sociedad. No hay un solo país que haya salido
adelante que no invierta, apoye y promueva a sus maestros y a la educación. La
ruta que tomó Colombia de abandonar la educación y la investigación es muy
costosa y la estamos pagando en una cultura del vivo, en una sociedad con un
tejido social destruido y una cultura muy adoptada desde las mafias, entonces
no habría futuro si no invertimos y planificamos el proceso educativo.
¿Con
qué soñaba usted de niño?
Con transformar el sistema educativo y
de adulto ya mayor sigo con el mismo sueño. Veo que es un sueño muy difícil de
cumplir, pero los sueños que hay que pelear no son los que uno gana, sino en
los que uno cree y yo seguiré en este sueño.
“La educación no se hizo para que uno
sepa, sino para que uno sea mejor persona: más humano, más solidario, más
crítico, más interpretativo, mejor lector… Una persona que argumente y
contraargumente”, enfatizó Julián de Zubiría Samper en su exposición llevada a
cabo en la UNAB Bucaramanga, recomendando que de las clases en las que el profesor habla
los 60 minutos se debe pasar a mesas redondas y debates en los cuales docentes
y estudiantes participen por igual. / Foto Pastor Virviescas Gómez
Excelente, de hecho he propuesto desde 2017 un proyecto en la universidad donde enseño muy relacionado con "hay que pasar de enseñar una ciencia a enseñar a pensar científicamente. Pasar de una educación centrada en las respuestas a una centrada en las preguntas." . Me gustaría contactar al profesor, o saber dónde encuentro libros o artículos de él para citar.
ResponderEliminarPorfesor Manuel J., buenas tardes. Ante todo gracias por haber tenido la paciencia para leer la entrevista. Al profesor De Zubiría puede contactarlo en el correo electrónico director@institutomerani.edu.co
EliminarCordial saludo
Excelente la visión del señor De Zubiría.
EliminarExelente postura...que a veces se nos complica en la vida real.por nuestro sistema educativo...pero hay que seguir intentando todos los días, algo se va quedando...Y algún día llegará ese cambio.
ResponderEliminarNadie educa a nadie, nadie se educa solo, los hombres se educac mmediados por el.mundo.La educación se propone eminentemente problematizadora,findamentalmente crítica,virtualmente liberadora y sustancialmente transformadora(Freire). Por estas ideas lo persiguieron en Brasil, actualmente lo prohiben y en colombia se propone una contrareforma a la Constitución de 1991 que avanzó en algunos derechos a la educación.
ResponderEliminarMil gracias por todos estos aportes para nuestra educación nos hacen pensar y reflexionar más. Dios bendiga por sacar tiempo y compartir.
ResponderEliminarGracias, por estos aporte que me ayudan a replantear mi trabajo como docente.
ResponderEliminarGracias por estos aporte son muy valiosos para poder contribuir a que nuestro sistema educativo mejore
ResponderEliminarExcelente el aporte de este gran pedagogo.Es necesario un cambio en el sistema educativo donde el estudiante sea protagonista de su proceso de enseñanza a traves de aprendizajes significativos que le permitan comprender su contexto y tomarlo como elemento de aprendizaje.Una educacion problematizadora que plantea altenativas de solucion,deliberadora,dialogante e incluyente.Estos son nuestros grandes retos como docentes de el siglo XXI.Asumamos estos desafios,solo asi lograremos transformaciones.
ResponderEliminarExcelente análisis sobre la eduación en nuestro querido Colombia, pero lastimosamente para que esto cambie lo primero que debe cambiar es la actitud del pueblo colombiano donde la indiferencia es el pan de cada dia, en donde no sabemos por quien ni porqué vamos a votar y a los que elegimos no les importa mi les interesa la situación educativa del pueblo colombiano, en donde la mayoría de las escuelas y colegios carecen de lo más elemental para el desarrollo de las actividades académicas y muchos otros factores que inciden en esta problemática porque son muchos. Sin embargo hay que tratar de buscar las maneras de poder realizar nuestro trabajo como mejor se pueda a ver si algún dia esto entre en una verdadera revolución educativa donde realmente las políticas educativas sean aplicadas a donde debe ser y como debe ser en donde el Estado sea el más interesado en que la población se eduque.
ResponderEliminarSin duda este tipo de análisis, cada vez reafirman la convicción que tengo sobre educar seres humanos y no solo verlos como cifras estadísticas o como parte de un signo monetario. No es posible continuar encontrándose con colegas y/o profesionales que centran su quehacer sin pensar en el ejercicio ético.
ResponderEliminarExcelente el artículo! Muchas gracias.
ResponderEliminarQue bueno encontrar críticos de altura que no les de miedo decir las verdades. La educación en Colombia necesita de una cirugía de altísimo compromiso, pero con cirujanos como usted doctor.
ResponderEliminarEs un ejemplo de pensamiento crítico el que utiliza el doctor Subiría. sAl y docente y tengo como referente este gran economista y defensor pedagógico. Importante repensar la Educación y defender con argumentos los sueños con sinsabores...Importante la lectura crítica e investigación desde tierna edad escolar. Gracias por sus aportes que han sido coherentes y, se avanzada durante su vida profesional y política. Es deber de los maestros luchar por la educacion publica; para hacer vivencial la democracia.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con el profesor Julián de Zubiria Soy catedrático y mi mayor preocupacion es que mis alumnos, piensen,desarrollen y reflexionen y de desarrollo, suempre bajo en concepto de un pensamiento crítico Llegando al punto de que enmuchas de mis clases, seeab ellos quienes contribuyan en la construcción de la misma. Ésto les brinda una seguridad y contribuye en su formación integral de reflexuon y analisis. Me gustaria contactar al profesor Julián, con el ánimo de ayudarle a ganar esta batalla ytamvuenyla guerra,
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