martes, 1 de enero de 2013

"Mi reto es ser un magnífico gobernador": Horacio Serpa




El nuevo mandatario de los santandereanos, a quien el armadillo le dijo que el triunfo era fijo,  manifiesta que no tiene favores que pagarles a los partidos que lo apoyaron. Este ‘viejo chévere’, serio y austero, anuncia que le meterá el hombro a la salud y las carreteras.

“¡Ay, juepuerca!”, dijo Horacio Serpa Uribe al subirse a la camioneta Ford y enterarse que el cuestionario de esta entrevista (realizada en diciembre de 2007) consta de 29 preguntas.

Entonces se acomodó en el asiento delantero, pidió que le apagaran el celular y se despidió de las seis personas que en la puerta trasera del ‘Palacio Amarillo’ lo estaban atalayando para felicitarlo, decirle un secreto o entregarle una carta.

Con los vidrios arriba y sus escoltas a toda marcha, el gobernador electo de Santander atendió de manera pausada esta cita, que se extendió hasta el sótano de su apartamento en cercanías al Parque San Pío y continuó en el sofá -durante 45 minutos más-, previo saludo a Sebastián, su único nieto que lo ‘vuelve un ocho’.

“¡Tato! ¡Tato!”, exclamó el niño y le levantó la bota del pantalón para verle la venda que cubre la herida en la rodilla izquierda, producto de la reciente operación que le practicaron en Bogotá, a raíz de un golpe que se dio en la reciente campaña electoral, el cual despertó las secuelas de un disparo que recibió hace muchos años en un confuso incidente cuando se desempeñaba como ministro de Gobierno.

Política, planes, compromisos y personalidad se mezclaron en un prolongado interrogatorio, en el que siempre mantuvo la sonrisa y la compostura. Ni la llegada de Rosita, su esposa, logró interrumpir una fluida conversación en la que Serpa Uribe corrobora un estilo que le genera tanto adeptos como adversarios, aunque insiste en que no pretende casar peleas con nadie.

¿Volvería usted a construir un Panachi en las condiciones en que se hizo el actual?

Estoy esperando el informe de la Comisión de Empalme, que por supuesto llegará a conocer mucho más de lo que conozco ahora y será ese el momento de responderle. Sin embargo, debo decir que dentro de mi programa de gobierno, que fue aprobado por el pueblo santandereano, está la construcción del Parque Temático del Petróleo, que estará ubicado en el Magdalena Medio.

¿Convertirá el Canal TRO en su tribuna de propaganda para que lo entrevisten todos los domingos?

Sobre ese particular voy a tener un comportamiento muy al estilo Serpa. ¿Cuál es? Primero, no abusar del poder. Segundo, ser pluralista. Tercero, aprovechar estos canales de comunicación del Estado para que no sea solamente el Gobierno el que tenga la oportunidad de participar en él, sino la ciudadanía.

El exgobernador Mario Camacho Prada, que merodeó en su campaña a la Gobernación, fue llamado por la Corte Suprema de Justicia para que responda por los delitos de prevaricato, peculado y contratación sin los requisitos legales. ¿Cuál es su posición frente a este tipo de situaciones? ¿Qué piensa decirle?

Yo soy amigo de Mario Camacho de hace más de veinte años. No tengo nada especial que decirle. Sé que existen unas acciones judiciales a las cuales él ha comparecido y espero que salga muy bien de esas actuaciones procesales.

¿Las alianzas con los conservadores, Cambio Radical y el Polo Democrático, entre otros, fueron el costo más alto que tuvo que pagar para ser elegido?

No, es que en política las alianzas se hacen con los políticos y con los partidos. Los partidos, los políticos y la política son necesarios, sólo que el país y el departamento están demandando buenos partidos, buenos políticos y buena política. Voy a mantener una relación con ellos sobre la base del interés fundamental de los santandereanos, y quiero hacer mención de una situación que pienso enaltece la política: los apoyos que me brindaron en la campaña no se hicieron sobre bases espurias, ni sobre chantajes ni promesas en materia de contratación y burocracia, sino sobre bases programáticas. Sencillamente concebí un programa, que lo discutí en muchos cabildos y eso fue lo que permitió que partidos políticos tan diferentes como el Liberal y el Polo por un lado, y los uribistas por otro, pudieran concurrir en el apoyo al mismo candidato a la Gobernación. Esto dice muy bien de los políticos santandereanos.

¿Pero cómo les va a pagar para que queden a gusto y no se le volteen?

No tengo ninguna cosa que pagarles. Así como no tengo facturas que pasarle a nadie, tampoco me tienen que pasar facturas a mí de ninguna especie. 

¿Se avergüenza de haber tenido conmilitones en el liberalismo como Tiberio Villarreal? ¿Con la demanda contra su credencial lo estará ablandando para que usted le de su tajada?

En la política hay de todo. Durante los años en los que hice política regional, Tiberio y yo pertenecíamos al mismo partido pero nunca pertenecimos al mismo sector político. Yo era jefe política de una agrupación que se llamaba el Frente de Izquierda Liberal Auténtico (Fila), al que nunca perteneció él.

Por otra parte, yo no tengo con él ninguna clase de resentimiento ni de molestia. Él sencillamente está haciendo uso de los derechos que da la democracia colombiana. Eso no me molesta, no me perturba, no me conturba y quiero decirle a los que no comparten mi actividad política, que gozarán de todas las garantías para que ejerzan cabalmente la oposición. No le tengo miedo a la oposición.

¿Si no resultaba elegido, qué pensaba ponerse a hacer? ¿Cuidar a Sebastián?

Cuidar a Sebastián es un trabajo enaltecedor que alternaré con las funciones de ser gobernador. Vine a luchar por la Gobernación por principio y por un compromiso muy grande con Santander y con la política, no porque estuviera desocupado. Tenía muchas cosas por hacer y ejercer la Gobernación significa abandonar mis actividades periodísticas, académicas, políticas y de responsabilidad internacional.

¿El Gobierno le ‘amarró conejo’ a Santander con los recursos de Ecogas?

Pues espero que el Gobierno Nacional responda afirmativamente una carta que las fuerzas empresariales, académicas y políticas le enviamos al Presidente de la República en el sentido de decirle que con concepto del Consejo de Estado o sin concepto, le apropie a Santander para que sea invertido en la carretera a Cúcuta el 10 por ciento del valor de venta de la empresa Ecogas.

¿Qué le hizo a Rafael Serrano Prada para que la emprendiera contra usted desde El Frente y lo descalificara en la plaza pública?

Tengo la conciencia tranquila y lo único que le he hecho es apreciarlo y respetarlo.

¿Qué porcentaje de santandereanos votaron por usted y quiénes lo hicieron contra la posibilidad de que Didier Tavera fuera el gobernador?

El más alto porcentaje de mi votación, por no decir que toda, fue a favor del programa y, desde luego, de respaldo a Horacio Serpa. Es que yo no soy un desconocido en Santander, de manera que por mí votaron los que siempre me han escuchado y acogido, y un sector nuevo que vio en el programa y en mi comportamiento la posibilidad de tener un magnífico gobernador y ese es mi reto: ser un magnífico gobernador.

¿El escándalo del Proceso 8.000 lo acompañará hasta la tumba o algún día sus adversarios se olvidarán de ese capítulo?

Hasta la tumba me va a acompañar, con esta variante: que la gente siempre va a decir: ‘pero no tuvo nada que ver’.

¿Le alcanzarán sus ahorros y su sueldo como gobernador para edificar una mansión y una hacienda de descanso?

Llevo 40 años trabajando y produciendo, y tengo un modestísimo capital. Voy a presentar oportunamente mi relación de bienes y ese capital no se va a incrementar en monto diferente al que permita mi ingreso mensual, que será en todo caso igual a la pensión que estoy recibiendo por parte del Estado como correspondencia a casi 40 años de servicio público.

¿Cuáles son los principales rasgos de Horacio Serpa, aparte de su apego a la familia y la lealtad por los amigos?

Soy un hombre de carácter; una persona seria, sencilla en su accionar pero muy exigente en lo que tiene que ver con las responsabilidades públicas y de un comportamiento austero en exceso. El principal cometido que deseo tener como gobernador es ser un buen ejemplo para lo santandereanos y para los colombianos, en todos los sentidos. Esa es mi gran responsabilidad: un buen ejemplo como miembro de familia, como político, como ciudadano y como gobernante.

¿Qué le dijo el armadillo el 28 de octubre cuando era inminente su victoria?

El armadillo 15 días antes me había que iba a ganar. Por eso mi preocupación de las dos últimas semanas de la campaña fue cuidarme la rodilla y cuidar el capital electoral que en ese momento ya era supremamente grande. Quince días antes de las elecciones supe que iba a ganar con bastante diferencia.

¿Tanto como para sacarle 200.000 votos a Tavera?

No, pero sí más de 100 mil, aun cuando yo hablé de que iba a obtener 500 mil votos. Por cierto, a la única ciudad a la que le puse cuota fue a Barrancabermeja, que les dije que me tenían que apoyar con 50 mil votos, pero sí tenía la seguridad de que iba a sacar más de 400 mil.

¿La reestructuración de la red hospitalaria es la maravilla que se ha dicho? ¿Si usted se enfermara aceptaría que lo llevaran al Hospital Universitario?

Aspiro a que en el desarrollo de mi actividad como gobernante se mejoren tanto las cosas que busque para mis dolencias el Hospital Universitario, pero debo decir que ofrecí durante la campaña que el HUS se entregue a la universidad para su administración. Me mantengo en esa palabra y vamos a estudiarlo, pero todos los días me preocupa más el tema de salud. Así que quiero decirle a Santander que ese será un aspecto prioritario de mi gestión y estoy buscando en mi cabeza una persona a la que por su capacidad y competencia pueda encargar de la tarea de ejercer como secretario de Salud. Será una decisión importante, mucho más allá de compromisos políticos.

¿Le siguen preocupando los 300.000 santandereanos que no tienen seguridad social o ya se le olvidaron?

No se me han olvidado. Al término de mi mandato, y ojalá desde bien temprano, el ciento por ciento de los santandereanos va a tener seguridad social en salud.

¿Qué reacción le produce la palabra paramilitares?

Repugnancia y vergüenza. En mi gobierno no solamente no habrá paramilitares, tampoco guerrilleros ni narcotraficantes, sino que desde Santander voy a luchar con criterio colombiano para que junto con las autoridades nacionales se pueda lograr que Colombia sea un país convivente. Eso entraña que no haya fuerzas violentas y que se recupere el monopolio del uso de las armas en manos del Estado.

Álvaro Uribe dice que si no hubiera sido presidente, habría sido guerrillero. ¿Usted también habría optado por la lucha en el monte?

No, yo hubiese sido magistrado.

¿Le incomodarán el control político y fiscal? ¿Quién lo rondará?

Todo el mundo. Yo soy un demócrata y para hacer las cosas bien quiero que haya no solamente la vigilancia de los órganos estatales de control, sino que también estoy muy a la orden de las veedurías ciudadanas y empresariales. Y quiero contarle esto: me reuní con los 11 diputados que respaldaron mi candidatura y les dije que deseo darle mayor realce a la Asamblea como reconocimiento de su importancia y no habrá Asamblea importante si no ejerce el control político. Así que ¡manos a la obra! La amistad conmigo y la lealtad que nos merecemos unos con otros no entraña para nada que no me hagan control político, por eso no deben tener ningún reato en ejercerlo.

¿La moraleja de las recientes elecciones que la decencia y la sobriedad derrotaron la opulencia y el pasado oscuro?

El pueblo santandereano se motivó porque hubo un programa, porque el estilo que se utilizó en mi campaña fue sobrio, austero, tranquilo y respetuoso. También porque hubo la invitación a diferentes fuerzas políticas, sociales, empresariales y comunitarias para que participaran del mismo programa. Y porque la gente se dio cuenta que ese programa iría a quedar en manos de una persona con experiencia, controvertida en la política pero de irreprochable comportamiento personal, familiar y público.

El conjunto de cosas fue lo que dio lugar a esa victoria que me llenó de entusiasmo y de compromiso con el departamento.

¿Continuará con la tradición de ‘amarrar’ a los periodistas con la pauta oficial o permitirá que éstos le hagan un seguimiento permanente?

Eso me parece muy inconveniente y odioso. No, de ninguna manera. El periodista tiene que cumplir con el deber de informar cabalmente, porque el derecho a la información es sagrado, y no hay tampoco periodista que tenga incidencia en la comunidad si no es libre. Se pueden tener buenas relaciones con la prensa, respetándole sus fueros y sus derechos. Tampoco quiero tener una prensa enemiga, por supuesto, pero sí, la crítica me interesa.

En las últimas dos semanas de campaña, después de la llamada anónima, usted dijo que temía por su vida. ¿Ese miedo ya se disipó o piensa que en cualquier momento pueden darle un tiro? ¿De dónde podría provenir la agresión?

Lo que pasa es que en estas cosas de la política hay tantas fuerzas oscuras que uno puede identificar, pero debo decir que me sentí muy preocupado por mi seguridad. Creo que habiendo tenido tantos tropiezos en mi carrera política y pasado tantos afanes, fue la primera vez que busqué al alto Gobierno para ponerlo al tanto de mis inquietudes. En el Gobierno y en las fuerzas policiales y militares se portaron a la altura, empezando por el Presidente de la República, quien personalmente se preocupó, porque la alarma era muy grave. Ahora puedo decir que incluso desde la ciudad de Bogotá se trasladaron equipos a Bucaramanga para que me protegieran y les estoy reconocido por eso.

¿Quién lo puede odiar tanto como para acabar con su vida?

No un odio personal, sino de pronto algunas personas pudieron pensar que no era bueno que yo fuera elegido gobernador, y como en un país de locos hay tantos que cometen locuras, pues lo mejor era prevenir que curar. 

¿En los cuatro años de su administración veremos al menos un kilómetro pavimentado de la doble calzada a Cúcuta? ¿De la carretera Charalá-Duitama? ¿Lo que falta de la Transversal del Carare? ¿O es mejor no soñar despiertos?

Voy a hacer mucha gestión ante las autoridades nacionales para que cumplan con sus responsabilidades con Santander, y esas vías que usted me señala son todas del orden nacional. Aspiro a que en los próximos cuatro años la Transversal del Carare haya llegado a Cimitarra; que bueno fuera que se hubiese terminado la carretera Málaga-Los Curos, y voy a impulsar mucho la carretera Bucaramanga-Cúcuta. Por eso voy a viajar a esa ciudad con el objeto de hacer una fuerza común con los nortesantandereanos para conseguir que se haga ese proyecto que no es una obra regional, sino internacional de gran impacto para toda Colombia.

¿Qué lo llevó a cambiar el tono de su discurso y volverse conciliador?

No, yo soy conciliador, pero lo que pasa es que soy vehemente cuando tengo que defender unas ideas y unos criterios. Cuando vine a Santander me di cuenta que aquí no se definían los grandes asuntos nacionales como el manejo de la economía y de las relaciones internacionales, sino que somos un pequeño pedazo del todo que es Colombia. Entonces hice una reflexión: hacer la carretera Málaga-Los Curos no es ni liberal, ni conservadora ni del Polo, es una necesidad; tampoco es del Gobierno o de la oposición, es una conveniencia de todos. Fue cuando tuve la idea de hacer un programa y me propuse invitar a todos a que nos pusiéramos de acuerdo alrededor de él.

Hubo un momento crítico en la campaña, en donde arreciaron muchísimo los ataques contra Serpa. Yo le había prometido a Santander el día que acepté la candidatura, no hacer controversias estériles ni del mal gusto, y había dicho que no reconozco enemigos en Santander.

Internamente tuve que hacer una fuerte repulsa a quienes me indicaban de la mejor buena fe pero equivocados, que tenía que salir a responder los ataques. Pero en Santander la gente me conoce mucho, entonces opté por no responder ni utilizar cosas de mal gusto y más bien me planteé la forma de decir cosas simbólicamente, que no sean ofensivas pero que al mismo tiempo llamen la atención.

Entonces hicimos dos o tres cosas que me parecieron geniales (sonríe): por ejemplo la presentación de la encuesta con las dos fotografías de los candidatos o la forma como se presentó la hoja de vida, que era para mí una gran preocupación. Porque yo decía que estando enfrentado a un hombre nuevo en la política si presento mi hoja de vida tan llena de cosas, habrá quienes digan ‘pues ya para qué quiere Serpa estar en esto, por qué no le da la oportunidad a los nuevos’.

También me propuse ganarme a los jóvenes. Cuando dijeron que yo era un viejo, dije ‘soy un viejo que tiene buenos antecedentes, mucha experiencia, muchas relaciones y deben votar por mí porque soy viejo. Mi valor está en la cabeza y en lo que he aprendido en estos 40 años, y además soy un viejo chévere’. Eso les gustó a los muchachos. Y no aparenté ser joven ni fui a las discotecas.

Hubo otra cosa que me salió sin haberlo pensado. Cuando me preguntaron que si le pediría al duende de la lámpara de Aladino volver a tener 20 años, dije que respondería ‘mamola’. Estaba con Rosita y les dije a los estudiantes que no podía por el hecho de querer tener 20 años, que es una edad magnífica, perder 40 años de estudio y de experiencias, y lo más grave: qué tal que vuelva a tener 20 años y después no me encuentre con Rosita. Yo sí defiendo esos 35 años de matrimonio con Rosita y cómo voy a dar la oportunidad de perder a los hijos que tengo y lo más feliz que me ha puesto en muchos años es tener un nieto, así que cómo voy a perder la oportunidad de perder a Sebastián. Cuando iba en esa parte la gente empezó a llorar.

Los jóvenes votaron por mí y eso para mí es un gran compromiso. Yo tengo que ser un buen ejemplo y ese es el legado más grande que le quiero dejar a los jóvenes: dentro de cuatro años entregarles un departamento con buenas cuentas, en el que no haya corrupción, en donde hayamos rescatado los grandes valores de Santander como la sinceridad y la responsabilidad, en el que hubiésemos abandonado tantas cosas que no son buenas como paradigma del santandereano como el individualismo o el machismo. Eso tenemos que reemplazarlo por la solidaridad y el emprendimiento.

No voy a buscar ejercer nada hacia el futuro, ni volver al Congreso, ni ser ministro, porque todo eso ya lo fui. Tampoco voy a dejar sucesor. Odio eso de que uno tiene que nombrar un sucesor para que le cuide las espaldas, pero cómo me encantaría que luego de una administración de un veterano, venga una de los jóvenes y voy a preocuparme por darle mucho espacio a los jóvenes para que haya una nueva generación política.

¿Le genera confianza la figura del alcalde electo de Bucaramanga, Fernando Vargas, a quien en las mañanas veían con Tavera y en las tardes con usted?

Conozco a Fernando desde hace mucho rato y le tengo confianza. Hubo un momento difícil en la campaña, que superé fácilmente porque no le paré bolas a lo que mis propios correligionarios querían meterme, porque tengo buen concepto de Fernando y porque la política es muy difícil, es una actividad muy exigente y hasta cierto punto sacrificada y esto tiene que gustarle a uno para quedarse. Que un empresario exitoso, que una persona que ha estado en la academia decida medírsele a hacer una campaña política, eso tiene un mérito grande porque para mí no era ningún trabajo hacer una nueva campaña -he hecho tantas-, pero para Fernando Vargas medírsele a eso no era fácil. Lo hizo y lo hizo muy bien. Me sorprendió la forma como le dio la vuelta a la torta en materia de preferencias electorales.

¿Aparte de las cuentas, qué más le falló a Tavera?

Basó la campaña en un punto que desde luego es muy importante, pero que no podía ser el único: la juventud. Eso le enajenó bastantes simpatías y, como me lo han dicho en muchas ocasiones, tal vez algunas compañías.

Su posesión es el 30 de diciembre en el Páramo de Berlín ¿El 1 de enero va a sahumar su despacho?

No creo en eso. Voy a asumir esto con la mayor responsabilidad y seriedad, pero lo que sí es que voy a llegar a ejercer como gobernador con un estilo propio. El hecho de la posesión en Berlín tiene muchos mensajes. Uno muy fuerte es: Serpa va a gobernar de manera diferente.

     “A pesar de tantas cosas con que me he tenido que entender en la vida, incluido el  Proceso 8.000, la gente sabe que soy un político honorable”.

Su nieto Sebastián  y su esposa Rosita, con quien lleva 35 años de matrimonio, son dos de las principales razones por las que Horacio Serpa sigue en la brega política y pretende cambiar el individualismo y machismo de los santandereanos, por la solidaridad y el emprendimiento.
Serpa Uribe promete cumplir al pie de la letra los pactos de transparencia que hizo durante su campaña y que al cabo de los cuatro años de mandato “se confirme el criterio que tiene la gente de que soy un político sano”.

“A mí terminaron los santandereanos perdonándome ser un político tradicional, entonces tengo que procurar ser un político diferente, serio, transparente y moderno, que vea en la política la oportunidad de reconstruir a la sociedad santandereana”, sostiene Horacio Serpa.

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