(Columna de Edmundo Gavassa Villamizar publicada en el periódico Vanguardia, de la ciudad de Bucaramanga, el martes 17 de mayo de 2022)
Con nostalgia he repasado las hojas del libro que acaba de publicar Guillermo Sierra Barreneche y que prologa el escritor Pastor Virviescas Gómez. Cada vez que leo la triste historia de nuestro pasado, me conmuevo. La Flota Mercante Grancolombiana fue una de las grandes empresas del siglo pasado, que como otras de carácter regional, sucumbieron lentamente. El hecho de haber pertenecido Guillermo a su nómina lo acredita para narrar la verdad de lo acontecido.
Recuerdo vivamente el escudo de la Flota que había en el edificio de Alfonso Silva Silva en donde funcionaba la agencia de esa compañía en nuestra ciudad que estaba a cargo de Mario Valderrama. Era Colombia en los mares, el orgullo de nuestro país acompañado de Venezuela y Ecuador como socios. Todos los colombianos nos sentíamos orgullosos al saber que nuestra bandera ondeaba en los mares del mundo.
Guillermo también tiene la nostalgia de quien parte de su vida en el mar, ese azul que le apasiona y que áun lleva en su corazón de marino mercanrte. Una campana que perteneció al buque "Ciudad de Armenia" retumba sus oídos como testigo de una época ya lejana en el tiempo. Fueron 32 años llenos de alegría, anécdotas, testimonios, amistades y por sobre todo, hacer lo que le gustaba, ser hombre de mar. Vivencia de los puertos del mundo, porque la Flota cubría el globo terráqueo.
La Flota Mercante Grancolombiana alcanzó a tener 25 buques propios y 80 alquilados, significa que era una verdadera empresa dedicada al transporte de carga que visitaba los principales puertos del globo terráqueo. Lamentablemente, como nos ha sucedido regionalmente, hemos tenido la mala suerte de fallar en la administración de los negocios. Cada historia que se escribe sobre las vicisitudes de nuestras empresas, nos arruga el corazón al encontrar que las fallas han sido siempre de carácter administrativo.
Este libro es un testimonio vivo de una gran empresa multinacional que murió por falta de una dirección ejecutiva que había podido salvar a la Flota Mercate Grancolombiana de haber perecido en medio de las aguas turbias del desconocimiento administrativo y, tal vez, manos inescrupulosas dieron al traste con un sueño colombiano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario