(Esta entrevista la publiqué en la edición 477 de Vivir la UNAB, en circulación desde el 7 de junio de 2019)
El cargo que ocupa Jesualdo Arzuaga
Ramírez no es nada envidiable. Ni siquiera por las millas acumuladas, porque
ser director ejecutivo de la Federación Nacional de Personerías le implica no
viajes de placer, sino reclamos, problemas y riesgos. Más si se trata de un
país en el que de enero de 2018 a abril de 2019 fueron asesinados 317 líderes
sociales -según cifras de Medicina Legal-, en una lista oprobiosa en la que
Cauca, Antioquia, Nariño y Norte de Santander registran la mayor cantidad de
casos.
Este abogado graduado en 2002 de la
Universidad Autónoma de Bucaramanga es la voz de los personeros que trabajan en
los 1.101 municipios que hay en Colombia, distribuidos en 32 departamentos y el
distrito capital, de cuales cerca del 10 por ciento se encuentran amenazados.
Especialista en Derechos Humanos y
Derecho Internacional Humanitario, así como coordinador de cooperación y
asuntos internacionales de la Procuraduría General de 2013 a 2017 y docente de
la Universidad de la Salle, Arzuaga Ramírez fue el invitado de Aseunab para que
el pasado 17 de mayo impartiera en la Casona UNAB el seminario-taller
“Oportunidades desde lo local en el Sistema Interamericano de Derechos
Humanos”. Apenas tres días más tarde se enteraba por la radio que Paula Andrea
Rosero Ordóñez, personera de Samaniego (Nariño), dos sicarios la acribillaban
desde una motocicleta en ese pueblo de 16 mil habitantes donde abundan los
cultivos de coca.
Esta es la entrevista que le hice en Vivir la UNAB a este abogado que
agradece el conocimiento y el rigor de profesores como Osilda Ramírez -de quien
fue su monitor-, Aida Elia Fernández y Alonso Carrascal, entre otros. “De las
cosas que más valoro de haber estudiado en la UNAB es la formación laica,
porque no me impusieron nada en relación con mis creencias ni me tocaba ir a
misa; y crecer en una universidad de provincia me ha permitido entender que
desde lo local puede impactar lo internacional. Cuando quise estudiar esta
carrera algunos se burlaban y me decían que mejor me fuera de misionero, porque
el Derecho no es para trabajar por las comunidades, pero el Derecho tiene una
oportunidad para servir y me ha servido para viajar, para crecer y para vivir
bien. En una sociedad como la colombiana si uno no se pone en los zapatos del
otro, está en el lugar equivocado. Este país es responsabilidad de todos”,
expresa.Su promedio general acumulado fue de 4,0, y subraya que “no fui el mejor,
pero tampoco el peor”.
¿A
los personeros de Colombia todavía les interesan los derechos humanos o ese
pasó a ser un asunto secundario?
Yo siento que para la mayoría de los
personeros colombianos es su prioridad. Usted cuando el Estado colombiano se da
cuenta que en esa categorización que tenemos, el 90 por ciento de los
municipios son de sexta categoría y en ese orden el 90 % de los personeros de
Colombia son de sexta categoría. Todos los días hay requerimientos en materia
de derechos humanos y los personeros son la puerta de entrada para todo ese
tipo de protección de derechos. Una personería de sexta categoría funciona con
120 millones de pesos al año y de ahí tiene que salir el salario del personero,
el salario de la secretaria y además tiene que sacar para todo el
funcionamiento, para atención a víctimas y ahora atención a migrantes… En fin,
mil y pico de funciones son las que tiene ahora un personero municipal. Porque
básicamente en un municipio están el alcalde y el personero, por lo que si se
presenta un tema de violación de derechos ahí está el personero. Quiéralo o no,
tiene que seguir trabajando con el tema.
¿El
personero de hoy arriesga tanto como lo hacía en los años álgidos del conflicto
armado interno o ya es más cauteloso?
Nosotros tenemos una problemática y es
que en esta coyuntura de amenazas a líderes sociales y defensores de derechos
humanos, el 10 por ciento de los personeros en el país se encuentra amenazado,
con diferentes tipos de riesgo. Tengo personeros desplazados que tienen que
trabajar desde otros lugares. Por ejemplo una personera de Arauca trabaja en mi
oficina en Bogotá porque no puede seguir ejerciendo sus labores en ese
departamento. Esto es algo muy triste porque si los personeros son básicamente
quienes protegen los derechos de la comunidad y se tienen que estar desplazando
de sus lugares, qué les queda a las víctimas, a la población migrante. Esta es
una situación que nos preocupa mucho.
¿El
personero es la voz de los ciudadanos?
Se conoce como el ombudsman. Es el defensor local del pueblo y digamos que es una
mezcla del procurador y del defensor nacional, porque tiene funciones como el
procurador de investigación de lo público, pero también defiende y promueve los
derechos humanos. Entonces es el defensor de la sociedad.
¿Qué
están haciendo concretamente para evitar que siga este exterminio de dirigentes
comunales, campesinos, indígenas y reclamantes de tierras, entre otros? Este es
un país en el que 4.500 líderes sociales tienen custodia de la Unidad Nacional
de Protección.
A pesar de las amenazas que reciben los
personeros por su trabajo, muchos de ellos han liderado acciones para proteger
tanto a comunidades indígenas como defensores de derechos humanos y líderes
sociales. Nos articulamos permanentemente con los programas de protección
existentes, pero tenemos una ventaja y es que por ejemplo la Federación es una
entidad sin ánimo de lucro y vive principalmente de la cooperación
internacional. Esto nos ha permitido tener comunicación con los organismos
internacionales por ejemplo de Naciones Unidas, que nos ha permitido ampliar la
‘sombrilla’ de protección. Nosotros protegemos los personeros, pero en los
casos más graves tratamos de agilizar los trámites ante estas organizaciones
para llamar la atención. También nos articulamos con la Defensoría del Pueblo.
El tema de la cooperación sí es efectivo porque hace una presión diferente a
las autoridades nacionales cuando se presentan estos casos. El drama que se
está viviendo ahora en Colombia en relación con amenazas y homicidios de
líderes sociales nos toca, porque decimos que no hay medidas idóneas para
proteger la vida de una persona que por ejemplo la amenaza un actor en un
territorio. ¿Qué hace usted? ¿Disponer un carro blindado con escoltas? Eso no
es tan efectivo y en la mayoría de casos esto termina siendo contraproducente
para los mismos líderes. Los personeros se comprometen con activar las medidas
existentes, pero en muchos casos con activar otras medidas que no tiene el
Estado. Por ejemplo la cooperación que tenemos de organismos internacionales y
que nos permiten sacar a una persona del territorio.
¿Qué
organismos internacionales les están echando la mano?
Estamos trabajando muy de cerca con el
Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, con Acnur y con algunas
organizaciones no gubernamentales. Recientemente firmamos un convenio con Open
Society, una ong norteamericana que trabaja el tema de reducción de homicidios
en el mundo y tenemos un proyecto concreto en la comuna 1 de Palmira (Valle del
Cauca) y Cartagena. También las embajadas británica, sueca y de Noruega, y
estamos terminando un proyecto con la Unión Europea (UE). Ahora se nos viene la
coyuntura de la migración y quien tenga experiencia podrá presentar proyectos
relacionados con ese tema.
¿Hay
territorios vedados para los personeros en Colombia?
Es difícil decirlo oficialmente porque
la realidad supera la formalidad. Formalmente no debería existir ningún
territorio vedado para un personero municipal, pero en la práctica… Hace unos
días en un tema de restitución de tierras hubo un ataque a un juez en el
Catatumbo con nueve heridos y dos
muertos, y uno lo que piensa es que afortunadamente no estaba el personero allí
porque si no sería una cifra más. El 24 de diciembre de 2018 el personero de
Puerto Rico (Caquetá) fue asesinado en la puerta de su casa. Estaba llevando
unos procesos de control social en el municipio y lo mataron. Entonces sí, puede
haber lugares donde la defensa de los derechos humanos sea un ejercicio de alto
riesgo.
¿Entonces
no se trata de hechos aislados sino que detrás de esta creciente ola de
crímenes estaría una ‘mano negra’ como en otros tiempos no tan remotos?
Uno diría que sí. Los aletazos del
conflicto y todos los fenómenos que se dan en territorio no son homogéneos.
Evidentemente hay zonas más peligrosas que otras y dentro de esas zonas unas
más peligrosas que otras. Efectivamente algo sí está pasando en el país y se
están generando unas nuevas conflictividades. Hay nuevos intereses, hay
reagrupación de actores armados, y es un fenómeno que está tocando algunas
regiones. Pero decir sí tajantemente sería muy irresponsable de mi parte.
¿A
quiénes les caen mal los personeros?
No se los tragan los corruptos, los
violentos y las personas que ven en la defensa de los derechos humanos una
tendencia política, pero defender los derechos humanos es defender lo básico,
es defender la humanidad. A uno no podría molestarle el defender la humanidad,
porque todos somos seres humanos.
Sin
embargo, hay congresistas y columnistas que descalifican a los defensores de
derechos humanos y los tildan de izquierdistas cuando no de comunistas.
Mire el fenómeno de Venezuela, que es
paradójico. Las organizaciones no gubernamentales estaban catalogadas como de
una tendencia y hoy en día existen en ese país unas vulneraciones de derechos
humanos. ¿Y qué están haciendo las organizaciones sociales? Denunciando lo que
está ocurriendo allí y son organizaciones que defienden la vida, sin importar
el color. Otro ejemplo es el de Human RightsWatch y José Miguel Vivanco,
quienes critican con la misma dureza tanto lo que ocurre en Venezuela como lo
que sucede en Colombia. Y uno diría que están en teoría dos tendencias
totalmente encontradas.
¿Les
preocupa la reaparición de los ‘falsos positivos’ o ejecuciones extrajudiciales
en el país?
Nos preocupa cualquier tipo de
violación, venga de donde venga. Con esa radiografía que le doy, los personeros
tienen que poner el pecho a tanta vulneración. Es que ni siquiera las
vulneraciones que están asociadas al conflicto, sino las que sufren los colombianos
en el día a día por ejemplo en el acceso a derechos económicos, sociales y
culturales. Los campesinos muchas veces no tienen ni siquiera cómo sacar sus
productos y venderlos, ni la posibilidad de vivir dignamente y acuden a las
personerías a ver qué encuentran, y el personero tiene que decirle al alcalde
que mire a una comunidad que está pasando hambre. La Guajira es una situación
muy clara que hemos identificado permanentemente. Los personeros tienen que
afrontar toda situación que se le presente a un ser humano en territorio y
tiene que darle respuesta. Como sea.
¿Entonces
qué razón habría para estar al frente de un gremio que solo son problemas? ¿Por
qué mejor no le pide ‘canoa’ en Washington al embajador Alejandro Ordóñez?
El gremio de los personeros es uno de los más bonitos que hay en Colombia, y más que problemas yo veo oportunidades. Primero no recibimos dinero del Estado, lo cual nos da mucha autonomía para tocar las puertas de la cooperación. Y, segundo, hay muchas cosas por hacer para fortalecer el gremio. Desde que en abril de 2017 comenzamos en esta dirección entendimos que necesitamos articular el gremio, porque como todo gremio tiene problemas internos, y porque tenemos una fuerza que mostrar. Con el desarrollo de los proyectos tenemos la oportunidad de que en el exterior nos vean y que se den cuenta que lo que hacen los personeros en territorio es bien importante. Además, estos son los primeros personeros que son producto de la meritocracia y pasaron por un examen que cuesta el 70 % de la elección, frente al 20 % de su hoja de vida y el 10 % la entrevista. No podemos negar que se han presentado algunos problemas y algunos concejos han tenido problemas con la elección porque ha habido política de por medio, pero uno podría decir que a grandes rasgos esta cohorte que acaba en diciembre de 2019 fue muy positiva. Afortunadamente no han eliminado el concurso, aunque hay proyectos de ley para acabarlo y que vuelva el anterior mecanismo de elección. Entonces yo veo oportunidades y es un gremio al que se le puede sacar mucho jugo. Mi vida me ha dado la oportunidad de entender la cooperación, trabajar en lógica de proyectos y se pueden presentar muchas iniciativas en favor de los personeros a nivel internacional.