martes, 5 de marzo de 2013

Una paz enraizada (Entrevista a Augusto Ramírez Ocampo)

Hoy, cuando se cumplen dos años firmados en la ciudad mexicana de Chapultepec, el jefe de la Misión de la ONU en El Salvador evalúa el proceso. (Esta entrevista la hice en enero de 1994 en la ciudad de San Salvador y la publiqué en el diario El Espectador el 16-01-94. Homenaje a un hombre de paz).
 
El único país que le ha ganado en violencia a El Salvador es Colombia. Eso es lo que le duele profundamente a Augusto Ramírez Ocampo (1934-2011), excanciller colombiano que está a punto de coronar la meta frente a la Misión de Observadores de la ONU en esta nación que padeció doce años de guerra y que ahora retoña en un tono verde que alienta hasta al más incrédulo, menos a quienes conforman los criminales 'escuadrones de la muerte'.
 
Ramírez Ocampo recorre cada una de las poblaciones salvadoreñas, convencido de que esta es una tierra estéril para la guerra.
 
¿En qué punto se encuentra el proceso de paz?
 
El proceso ha tenido dos momentos muy graves. El primero fue el estallido del buzón de armas en Nicaragua. Y el segundo fue el asesinato del excomandante Velis, por su prestancia política como miembro de la dirigencia del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). Pero salimos de la prueba de las armas con los acuerdos de paz fortalecidos y además indemne la condición de partido político para el FMLN y, por lo tanto, su plena integración a la vida civil, institucional y política de la nación. Más que la esperanza, tengo la seguridad de que esta última prueba que hemos sufrido mantendrá indemne el proceso. He estado en contacto con el FMLN y el Gobierno, y desde el primer momento pude constatar la serenidad y responsabilidad con que asumieron la gravedad del asunto. Porque la paz en El Salvador está profundamente enraizada, la gente tiene una voluntad irreversible, este país ha empezado a crecer a una tasa que en 1993 alcanzó el 5 por ciento. Al mismo tiempo se están preparando las elecciones de marzo, las 'elecciones del siglo', porque se elige el Presidente de la República, la Asamblea Legislativa, los alcaldes y los concejales.
 
¿Hay sinceridad del Gobierno y de la antigua guerrilla?
 
No me cabe duda. Se habla mucho de que, y es cierto, las Naciones Unidas han contribuido al proceso, pero lo cierto es que éste no se habría podido dar sin la voluntad política de las partes. La paz la han hecho los salvadoreños.
 
¿Quiénes no quieren la paz?
 
Nadie se atreve a dar la cara. Son tan obvias las ventajas de la paz, que hasta el momento no he visto a nadie que se atreva a hablar en su contra. Puede haber enemigos agazapados en  organizaciones políticas armadas, pero son tan pocos y están moviéndose en una atmósfera tan hostil para esos propósitos, que ojalá terminen dándose cuenta de que El Salvador ya es una tierra esteril para la guerra.

¿Qué falta para que se cumplan las recomendaciones de la Comisión de la Verdad?

Algunas reformas constitucionales, como las que se hicieron con los acuerdos de Chapultepec. Aquí hubo una transformación muy profunda como producto de los acuerdos de paz; se produjo una nueva doctrina militar, la creación de la Policía Nacional Civil, la aparición de la Procuraduría de los Derechos Humanos, de la Fiscalía de la Nación, del Consejo Nacional de la Judicatura, del nuevo Tribunal Supremo Electoral. Quedan las que se refieren a los poderes de la Corte. En este país la Corte Suprema de Justicia es casi una dictadora frente a la rama judicial. Por otro lado, es necesario investigar los escuadrones de la muerte y algunas partes relacionadas con la indemnización de las víctimas de la guerra.

¿Cuándo concluye la misión de la ONU en El Salvador?

La demostración de que Onusal ha sido útil es que pueda desaparecer sin estridencias... Por lo pronto tenemos que cumplir la misión de observar antes, durante y después el proceso electoral. El nuevo gobierno tomará posesión el 1 de julio. A partir de esa fecha en cualquier momento puede acabar Onusal. Creemos que la verdadera consolidación del proceso de paz está en la celebración de unas elecciones limpias y con la aceptación de los resultados.

¿Se garantizan las elecciones?

La acción que estamos preparando va a garantizar que los comicios se cumplan de una manera adecuada. Aquí el trabajo es difícil porque no basta con la cédula para votar, adicionalmente se exige el carné electoral y conseguirlo implica una serie de trámites. Será imposible llegar al ciento por ciento, porque además el voto aquí no es obligatorio, pero sí se puede llegar a una participación del setenta por ciento de los carnés expedidos. Las elecciones van a ser representativas, pero debe garantizarse que no haya fraude y para eso vamos a tener a novecientos observadores internacionales, casi uno por mesa. Además, el Tribunal Electoral es heterogéneo.

¿Cómo se ha producido la reinserción de los miembros del FMLN?

Uno de los puntos esenciales del proceso -que vale para el caso de Colombia- es la reinserción de los combatientes. Se tuvo muy en cuenta abrir el camino para poder reinsertar tanto a los excombatientes del FMLN como a los de las Fuerzas Armadas; hay que tener en cuenta que al disminuir los efectivos del ejército y desmovilizarse toda la guerrilla, quedó mucha gente cesante. La ONU elaboró un programa para dotar de tierras a 47.500 personas, de las cuales 7.500 son exguerrilleros y 15 mil excombatientes de las Fuerzas Armadas. También se han diseñado programas de vivienda y educación, porque la gran mayorpia de los combatientes del FMLN tenía menos de 16 años y se les está abriendo camino para que puedan educarse en carreras técnicas, y facilitándoles becas y créditos monten sus microempresas. Igualmente hay programas para los lisiados de la guerra, que se calcula son ocho mil personas.

¿Los implicados en crímenes durante la guerra están castigados o todavía siguen en las filas de las fuerzas militares?

Dentro de los acuerdos hubo un proceso llamado de depuración en las fuerzas armadas y por esa vía se causaron 113 bajas. En cuanto a los crímenes de guerra se estableció una amnistía general como único procedimiento de poder hacer borrón y cuenta nueva.

¿Qué papel ha cumplido la Iglesia?

Ha sido muy estimulante. Primero con su capacidad de denuncia, que mantiene todavía, sobre todo en la defensa de los derechos humanos, y luego en su colaboración efectiva. Ha jugado un gran papel, no sólo porque en el origen se produjo el asesinato de Monseñor Romero, sino porque el hito de la paz lo marcó el asesinato de los jesuitas en 1989, que fue el último capítulo de la guerra. Además hay que pensar que un país como este, con cinco millones y medio de habitantes, tuvo cerca de ochenta mil muertos durante la guerra. De modo que el proceso de perdón y reconciliación ha tomado tiempo, pero se está dando d emanera admirable. Para citar un ejemplo, me invitaron a la inauguración de un taller en donde trabajaban hombro a hombro lisiados del FMLN y de las fuerzas armadas. A esa gente es, quizás, a la que es más difícil perdonar; los que todas las mañanas al mirarse encuentran un muñón tienen que superar muchas etapas para volverse a ver las caras. Eso me enseñó cómo la reconciliación es posible aún en las peores circunstancias.

Se habla de que las armas de El Salvador han ido a parar a la guerrilla colombiana.

No sólo las de El Salvador. Supóngase que durante el gobierno sandinista en Nicaragua se movieron del orden de 400 mil armas, de ellas en el gobierno de Violeta Chamorro en el primer año se recuperaron 20 mil y en el segundo 40 mil y el ejército nicaragüense declara tener 150 mil. Así que por ese solo lado hay 200 mil armas flotando. Otro problema lamentable y que Estados Unidos no ha arreglado, es el comercio de armas desde La Florida que es prácticamente libre y llega sin barreras al mercado colombiano.

Mientras El Salvador logra un nivel de estabilidad, en Nicaragua o México pasa lo contrario.

Si uno compara el comienzo de la tarea de Contadora por la paz de Centroamérica, yo creo que aquí se está viviendo en una arcadia feliz. Peroe xiste algo inevitable en el continente: hay vasos comunicantes y el malestar, lo mismo que el bienestar, se trasladan. La enfermedad nicaragüense puede hacer metástasis en otras partes. Además El Salvador tiene como vecino a Guatemala y los acuerdos en ese país serán necesarios. En América Latina sólo quedan los casos de Colombia y con menor grado Guatemala y Perú. Hoy nadie cifra el esfuerzo político sobre la violencia. Es una caso de obsolecencia.

¿Fidel Castro influye en la antigua guerrilla salvadoreña?

Muy poco. La situación de Cuba se ha deteriorado tanto adentro que apenas le queda aliento para sostenerse él mismo. Quedan nexos afectivos, pero nada más.

¿Se ha podido comprobar la vinculación entre los escuadrones de la muerte y las fuerzas militares?

Hasta ahora y oficialmente no. Pero es un secreto a voces.

Cuando concluya su labor en este país centroamericano, ¿en que otro 'lío' piensa meterse?

Mi máxima aspiración es contribuir a buscar la paz en Colombia.















 

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