sábado, 9 de agosto de 2014

El Cristo a prueba de balas (Columna de Catalina Uribe)


En estos días surgió de nuevo la polémica por la construcción del cerro del Santísimo en el Ecoparque de Santander.

Por: Catalina Uribe (El Espectador, 6 de agosto de 2014)

La obra, que ya está avanzada en un 70 por ciento, sigue siendo cuestionada por su costo de $45.000 millones. Mientras muchos argumentan que es irresponsable gastar dicho dinero en la estatua de 33 metros de alto, otros creen que fomentará el turismo y atraerá inversionistas a la región. Pero ¿qué hay detrás del Cristo cuya estructura metálica es hecha a prueba de balas?
Algunos estudiosos del discurso visual han concluido que los grandes monumentos se construyen por dos razones: para llamar la atención del espectador y para producir emociones específicas. No en vano, tras la Segunda Guerra predominó en los territorios aliados la construcción de grandes edificaciones que buscaban mostrar una “recuperación” de la economía y evocar un poder simbólico. Pero para que un ícono genere el efecto deseado debe existir cierta predisposición en las actitudes y creencias del espectador. ¿Qué mejor entonces que apuntarle a la figura de Jesucristo redentor?
Varias de las críticas al Santísimo tienen que ver con asuntos espirituales. Muchos grupos consideran que un estado secular no debe exaltar estructuras que aludan a una religión específica. Y no se equivocan. Que ciertas catedrales fueran construidas por la Iglesia católica con torres altas para ser el centro de la ciudad, o con fachadas imponentes para exaltar su poder, es distinto a que un departamento utilice los recursos de las regalías en el ícono del Vaticano.
Sin embargo, los Aguilar no son bobos y saben del gran fervor católico de los colombianos. Por ello, mientras Hugo cumple su condena por parapolítica, sus hijos Nerthink y Richard les apuestan a obras que no sirven pero que distraen. No en vano hoy en día varios paisas recuerdan a Pablo Escobar no como un gran asesino, sino como aquel gran hombre que les construyó iglesias y canchas de fútbol. (El Espectador)

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