(Esta entrevista la publiqué en la edición 457 de Vivir la UNAB en circulación desde el lunes 1 de mayo de 2017)
Sergio Fajardo Valderrama (Medellín,
1956) sigue siendo el mismo matemático de cabello desordenado, camisa blanca y
bluyín sin correa, que quiso ser arquero del ‘Poderoso’ Independiente Medellín
y no lo logró. Hacer de su ciudad natal así como del departamento de Antioquia
los más educados fue su principal anhelo cuando se desempeñó como alcalde
(2004-2007) y gobernador (2012-2015).
En su sangre lleva el bicho de la
política y de ahí que en el año 2010 fuera candidato a la Vicepresidencia de la
República, de la mano de su colega profesor Antanas Mockus Sivickas, por aquellos días en los que la ‘Ola
Verde’ hacía tambalear las aspiraciones de Juan Manuel Santos Calderón -a la
postre presidente de Colombia- y abarrotaba la Calle de los Estudiantes de Bucaramanga a punta de estribillos como "Yo vine porque quise, a mi no me pagaron".
Fajardo estuvo en la Universidad Autónoma de Bucaramanga (UNAB) el pasado 6 de
abril participando del espacio “Diálogos Ciudadanos, por la paz de Colombia”,
organizado por el Departamento de Estudios Sociohumanísticos y moderado por el
profesor Juan Carlos Mantilla García.
Hay quienes lo catalogan como un tipo de
centro, otros que lo ven como un independiente y unos más como el representante
a la Cámara por Bogotá, Rodrigo Lara Restrepo (Cambio Radical), afirman en Twitter que:
“Difícil ser más tibio que Sergio Fajardo. Quiere quedar bien con todo el
mundo, con la izquierda, con la derecha, con (Álvaro) Uribe, con Santos. Qué
desconfianza”.
En el Auditorio Mayor ‘Carlos Gómez
Albarracín’ habló de reconciliación, lucha contra la corrupción e insistió en
la educación como motor de la transformación. Soltó afirmaciones como que
“Colombia es un país fracturado, indignado, despistado y desambientado”, que
“vamos a ver a los más corruptos de los corruptos diciendo que van a liderar la
lucha contra la corrupción”, y que “un voto comprado es un robo asegurado”, por
lo que sin decir nombres señaló que “no conozco uno solo que haya pagado para llegar
y después haya gobernado de manera transparente”.
Igualmente manifestó que si fuera
presidente “tendría estudiando a todos los guerrilleros desmovilizados” o que “si
no se cumplen los acuerdos con las Farc, Colombia vuelve a la violencia”.
Propuso entonces escribir una nueva página del país con el propósito de dejar
atrás décadas en las que los protagonistas han sido guerrilleros, paramilitares
y corruptos.
Después de su intervención en la que
repitió que “tenemos que aprender a convivir”, firmó autógrafos, se tomó fotos
con los espontáneos y almorzó en el Hostal UNAB con un grupo de simpatizantes
que quieren caminarle a sus intenciones de presentarse al debate electoral de
2018. Luego el ex subdirector del diario conservador El Colombiano atendió esta entrevista en el asiento de atrás de una camioneta que en 14
minutos y 33 segundos lo llevó raudo hasta la Universidad Industrial de Santander (UIS), escoltado por un agente
motorizado de la Policía y soportando un cuestionario incómodo.
Si
se ‘quemó’ como candidato a la Vicepresidencia, ¿por qué quiere ahora ser
Presidente de Colombia?
La candidatura con Antanas Mockus fue un
paso intermedio en la construcción de una carrera política y ya aprendimos
bastantes lecciones, tenemos más experiencia y estamos preparados eventualmente
para ser candidato a la Presidencia y en ese caso ganar.
Usted
reitera que hay que “pasar la página”, pero su paisano Álvaro Uribe Vélez, el
ex procurador Alejandro Ordóñez y otros tantos lo que quieren es cobrar revancha.
El reto de nosotros es “pasar la
página”. Es una confrontación política y eso es necesario. Nosotros plantearle
a la sociedad qué significa “pasar esa página”, por qué nosotros tenemos que
superar la polarización para darnos la oportunidad de escribir otra página en
la historia colombiana. Es una lucha política y es legítimo hacerlo, pero tengo
la convicción de que la sociedad colombiana está agotada de la polarización. No
podemos quedarnos cinco años más, lo que falta de este Gobierno de Santos más
otros cuatro años, atrapados en una confrontación Uribe contra Santos o 'Timochenko'. Ya es suficiente.
¿Qué
se siente ser ‘hermano’ del hijo adoptivo de Antioquia llamado Alejandro
Ordóñez?
Primero hay que recordar que finalmente
no lo hicieron hijo adoptivo de Antioquia en la Asamblea Departamental. Lo
podrían haber nominado a ese tipo de cosas, pero se suscitó un debate y no se
hizo de esa manera. Yo estoy orgulloso de ser antioqueño, pero hay muchos tipos
de antioqueños.
¿Entonces
se siente orgulloso de ese cantante que llaman Maluma, a quien hoy mismo el
gobernador Luis Pérez Gutiérrez ha condecorado con el Escudo de Antioquia
Categoría Oro, exaltando sus canciones como “poesía urbana” -mientras en
composiciones del estilo de “Cuatro Babys” atenta contra la dignidad de la
mujer-?
Él podrá tener algunas condiciones y
pues yo no sé de su música ni la he oído, solamente he leído la letra de una
canción cuando se convirtió en un problema. Pero esa expresión cultural no me
representa a mí y no me gusta, porque creo que se puede ser artista pero hay
que tener conciencia de que las palabras y las expresiones artísticas tienen
impacto y eso es una misoginia y una afrenta al desarrollo de las mujeres. No
comparto lo que él dice y hace.
En
la marcha del pasado 1 de abril, una señora aquí en Bucaramanga portaba una
pancarta que decía: “Paz sin impunidad no es paz”. ¿Cómo entender ese reclamo
que no tiene sentido?
¿Paz sin impunidad no es paz? Yo no
entiendo muy bien de qué está hablando, pero evidentemente estaba en esa
marcha, sospecho, porque se identifica con los promotores, con el ex presidente
Uribe, con las personas que la promovieron y le salió mal la pancarta. Ahora,
con respecto a la marcha a mí me preguntaron qué pensaba y dije que no marchaba
porque estoy en desacuerdo con las razones por las cuales convocan a una marcha
de esa naturaleza, pero igual tienen derecho a la marcha y a sacar esa pancarta
y equivocarse, y a decir otras cosas. Tenemos que enfrentar esos desacuerdos
haciendo unas propuestas y mostrando otras cosas diferentes, pero no debemos
dejarnos atrapar en la tentación de la rabia. Esa tentación es grande, está ahí
vigente, la aceptación de la polarización existe y esa es la que más le
conviene a todos los que quieren polarizar. El reto nuestro es precisamente
romper esa polarización y no quedarse atrapados en la agresión. Es muy fácil,
es taquillero en un momento particular, pero a mediano y largo plazo es una
fatalidad.
Afirmó
en la charla que no simpatiza con la minería del oro en el Páramo de Santurbán.
¿No le da miedo que multinacionales como Minesa o Anglo Gold Ashanti no le den
ni un pesito para su campaña?
Ellos nunca me han dado ningún pesito
para ninguna campaña, pero ese no es el problema. Es que nosotros hacemos
política por principios, no por intereses. Esta es mi posición y está clara y
si se molestan por eso pues se molestarán, pero hay unas razones para que
tengan una molestia. Y el sentido es ser capaces o poder nosotros tomar
posicionespolíticas con respecto a la sociedad, y la razón de esa posición
tiene que ver con un bien superior para la sociedad de Santander y en general
para Colombia, de que el agua y el medio ambiente son una riqueza superior al
oro que está en el subsuelo colombiano.
Advirtió
también que si los acuerdos con las Farc no se cumplen Colombia vuelve a la
violencia. ¿Usted se volvió de izquierda ahora?
No veo por qué eso signifique ser de
izquierda o de derecha o qué. Estoy a favor de los Acuerdos de Paz, pero no de
ahora sino de toda la vida. Creo que llegaron en el momento que era, tengo
muchas observaciones acerca de la forma como el Gobierno Nacional condujo el
proceso de paz, pero creo que son necesarios y que hay que cumplirlos con rigor
y seriedad. No nos podemos equivocar en el sentido de pensar que entonces se
llega al poder y se van a cambiar esos acuerdos, porque no tengo duda de que
suscitaría una gran violencia en Colombia. Y no lo hago en tono amenazante ni
para agredir a nadie, sino es por una convicción de que esas son las condiciones
y eso pasaría en Colombia.
Dijo
usted que no ha visto al primer corrupto que salga de la cárcel con los ojos
aguados y que no hay castigo social en este país. ¿Leyó la columna de Daniel
Coronell en la revista Semana, en la
que habla del condenado parapolítico Hugo Heliodoro Aguilar Naranjo, quien dice
que no tiene dinero para indemnizar a las víctimas pero conducía un automóvil
Porsche?
Leí esa columna como leo todas las de
Daniel Coronell todas las semanas, y realmente me pareció una sorpresa impresionante.
Esa situación que él describe es una afrenta a la sociedad santandereana, pero
también a la sociedad colombiana en general. Es una persona que tiene esa
sanción que le impuso la Ley pero evidentemente, de acuerdo a lo que está allí
descrito, es una burla. Yo espero que los organismos que tienen a cargo esa
responsabilidad estén revisando qué es lo que ocurre allí. Pero que no solamente
los organismos, sino que la sociedad santandereana piense sobre eso. Y voy a
decir algo sobre la sociedad santandereana en un lugar que yo quiero, en una
ciudad que es extraordinaria en muchos sentidos, pero yo siento que aquí no ha
habido un liderazgo político a la altura de las capacidades de esta región.
Tengo esa convicción y no se nos olvide que de esta región viene Luis Carlos
Galán Sarmiento, que fue un símbolo de la ética en la política, y en Santander
no se ha vivido de acuerdo al ejemplo de un hijo extraordinario de esta tierra.
Asegura
que la fórmula para derrotar a las corruptos es votando. ¿Confía en que tantos jóvenes
que se le acercan a tomarse fotos ese domingo de elecciones efectivamente
salgan a sufragar aunque estén enguayabados o de paseo?
Esa es una caricatura de los jóvenes
pensar que todos consumen cerveza o pepas los sábados. Yo estoy seguro, aunque
esto es una tarea política porque hay que llegar, explicar, trabajar y seducir,
que muchos jóvenes en Colombia van a votar, se van a manifestar y vamos a
reducir los índices de abstención porque mucha gente va a votar y nosotros
vamos a ser la expresión política de esa indignación. Ese es el reto Y si
logramos hacerlo derrotamos a la estructura corrupta.
Hay
que arrancar, según el ejemplo que usted puso, por hacer pública la declaración
de renta. ¿Por qué Uribe no lo ha hecho?
Las declaraciones de renta hay que
mostrarlas y yo por ejemplo tengo esta idea que habría que pulirla: Tomemos
desde el año 2000 hasta el día de hoy que todos los que hemos tenido cargos de
gobernadores, de alcaldes en las principales ciudades y congresistas, nos
revisen las declaraciones de renta y hagan un seguimiento a los ingresos que
tenemos y dónde está esa plata. Y hacemos una muestra aleatoria de otros
municipios Colombia, sumándole concejales y diputados, para que los revisen
desde 2000 hasta hoy a ver qué plata hay y cómo ha salido. Y que se forme un
grupo secreto que las revise primero, no en público, y que hagan todo el
análisis y nos digan por ejemplo como cuando uno ve la forma rigurosa como han
exhibido todos los bienes y transacciones que hizo el ex senador Otto Bula
dentro del escándalo de Odebrecht. Que nos hagan ese seguimiento a todos los
que hemos estado ahí y que después salgan y digan mire lo que encontramos.
¿Apoyaría
a Claudia López (Alianza Verde) o a Jorge Robledo (Polo Democrático) si la
consulta que han programado marca un resultado que no le favorezca a usted?
Nosotros no hemos programado ninguna
consulta. Hay que tener unas reglas de juego claras con respecto a qué se
pretende, cómo sería la selección –si somos capaces de llegar allá–, pero todavía
queda mucho camino en principio por recorrer porque tenemos que tenemos que
ponernos de acuerdo en un programa para Colombia. No es solamente estar de
acuerdo en la lucha contra la corrupción y el clientelismo, sino ser capaces de
presentar una propuesta para el desarrollo del país y eso no lo hemos hecho y
es exigente. Primero tendríamos que ponernos de acuerdo con un programa para el
país y nos tendríamos que ponernos de acuerdo en unas reglas de juego –si
fuéramos capaces de hacerlo– de cómo se escogen personas en diferentes
contextos, pero falta mucho.
¿Sergio
Fajardo se mantiene en esa posición de que no es uribista ni
antiuribista, pero tampoco santista ni antisantista?
Sí, claro, nosotros nos definimos por lo
que somos. Suficiente este país con Santos, Uribe y 'Timochenko'. Ya nos hemos
gastado décadas hablando acerca de ellos, y lo que importa es qué es lo que
proponemos nosotros, qué es lo que somos, qué es lo que representamos. Por eso
hay que romper con ese capítulo que ya está súper escrito y que yo siento que
las personas están agotadas de la polarización. Suficiente ilustración. Vamos a
pasar la página para escribir otra.
¿Pero
no tanto como para que usted que es hincha del Medellín se pase al Nacional con
tal de conseguir votos?
¡Nunca en la vida! Pero le voy a contar
una anécdota: los hinchas de Nacional son muchisísimos más que los del DIM y he
tenido una buena relación con muchos hinchas del Nacional y con gente de las
barras. Uno de ellos algún día me dijo que me había visto diciendo que soy
hincha del Medellín y que soy el único político capaz de decir que soy fanático
del DIM sabiendo la cantidad de hinchas que hay del Nacional. Entonces me dijo:
‘Yo por éste voto, porque este tipo sí es entero y es capaz de defender una
posición no para satisfacer a los otros’. Y muchisísimos hinchas del Nacional
han votado por mí.