Uno de los pioneros del Periodismo Investigativo en Colombia y actual
director de Univisión Investiga (Estados Unidos) habla de su libro “Vuelo 495,
la tragedia ignorada del primer secuestro en la historia de la aviación de
Estados Unidos”.
Gerardo Reyes y su libro "Vuelo 495", de Grijalbo./ Foto PVG
Este periodista y abogado cucuteño de
57 años no es una máquina de hacer libros -como algunos autores que cada tres
están sacando al mercado un nuevo título-, pero cuando lo hace se convierte en
un punto de referencia obligatorio para quienes quieren profundizar en
determinado personaje o situación y, en todo caso, buscan historias bien
contadas.
Ya lo hizo con “Julio Mario Santo
Domingo: biografía no autorizada”, en la que se atrevió a contar la ‘vida, obra
y milagros’ de uno de los magnates que ha tenido Colombia. También publicó
“Nuestro hombre en la DEA”, con el que reveló detalles de Baruch Vega como
“operativo encubierto en negociaciones secretas de la CIA, el FBI y la DEA con
la izquierda y narcos colombianos”, y quien vivió y ‘rumbeó’ en la ciudad de
Bucaramanga por aquellos años de estudiante. Libro éste que le valió a Reyes
Copello el Premio de Periodismo Planeta 2007.
Claro que si de premios trata hay que
empezar porque Gerardo, junto a un grupo de reporteros del diario The Miami Herald recibió en 1999 un
Premio Pulitzer por la serie Dirty Votes,
The Race for Miami Mayor; el Premio María Moors Cabot, de la Universidad de
Columbia (Estados Unidos) en 2004 y un Premio EMMY en 2014 por su investigación
sobre la vida del capo mexicano Joaquín Archivaldo ‘El Chapo’ Guzmán.
Gerardo, junto a Daniel Samper Pizano
y Alberto Donadio, conformó la Unidad Investigativa del diario bogotano El Tiempo, que en la década de los 80
destapó más de un escándalo político y financiero, ante la mirada escrutadora
de Hernando Santos.
Los periodistas y primos Alberto Donadio y Gerardo Reyes en un restaurante de Bucaramanga, momentos previos a este diálogo sobre el libro "Vuelo 495"./ Foto PVG
Este es el diálogo que sostuve con
Gerardo Reyes el pasado 19 de marzo, en Bucaramanga, a donde vino invitado por
la Asociación de Facultades de Comunicación (Afacom), para hablar de
“Comunicación y Postconflicto”, poniendo a pensar a más de uno de los
asistentes cuando expresó su temor a que así como un avión de la DEA vino en
mayo de 2008 y se llevó extraditados a jefes paramilitares como Salvatore
Mancuso y alias ‘Don Berna’, lo mismo pueda ocurrir cuando un juez
estadounidense decida echarles mano a los comandantes de las FARC que estén
acusados de narcotráfico.
“Los periodistas investigadores somos
ante todo exhumadores; llegamos cuando los periodistas del día se han ido y reconstruimos
la historia desde cero, y muchas veces son historias como ésta, que nadie
quiere contar”, dice Reyes cuando le pregunto por qué razón habría que leer su
libro editado por Grijalbo.
Y él
mismo resume: “El vuelo 495 de Cubana de Aviación salió de Miami a Varadero el
primero de noviembre de 1958 y nunca llegó a su destino en Cuba. A menos de dos
meses del triunfo de la revolución, cinco jóvenes secuestraron el avión a
nombre del 26 de Julio, el movimiento que lideraba el comandante guerrillero
Fidel Castro. Llevaban armas, municiones y posiblemente dinero. Fue el primer
acto de piratería aérea en la historia de Estados Unidos, con un agravante: la
operación terminó en una tragedia en la que perdieron la vida más de la mitad
de los pasajeros”.
Foto PVG.
Lo
que hizo Gerardo fue entonces dedicarle largas jornadas a rescatar del baúl de
los recuerdos estos hechos, localizar a sobrevivientes y testigos de excepción
y descubrir documentos secretos inéditos
e incluso inverosímiles, como aquel en el que a pocos días de la
victoria de ‘los barbudos’, el embajador estadounidense en la isla “le pregunta
a su gobierno si el movimiento de Castro está penetrado por el comunismo o no,
y admite lo siguiente: ‘Nuestra información es peligrosamente inconclusa’”. O
ese otro en el que Raúl Castro amenaza con llevar al paredón a los autores del
secuestro por la “estupidez no autorizada pero heroica”.
¿El “Vuelo
495” es la confirmación de que a Gerardo no se le olvidó hacer periodismo
investigativo? “Al menos exhumatorio, sacar cosas que nadie recuerda, tratar de
documentarlas y ampliarlas con testimonios e ir armando la historia”,
manifiesta.
¿Pretende
molestarle la vida al comandante Fidel Castro, quien a sus casi 89 años de edad
no debe estar interesado en cazar nuevas peleas? (Sonríe) “No, contar una
historia que a la gente se le olvidó y en una época que a mí me parece fascinante
que es cuando Miami era castrista y Washington estaba enamorado de Fidel
Castro. Porque si esta tragedia ocurre en otra época o se da a conocer como
debiera haber sido divulgada, yo creo que hubiera descarrilado la Revolución
Cubana. Por cosas menores que habían ocurrido antes, Estados Unidos incluso
amenazó con invadir a Cuba, pero Estados Unidos le estaba apostando a Fidel”,
afirma Reyes.
¿Fusilaron
a los ‘piratas’ aéreos o la amenaza terminó en nada? “No, eso es un chiste,
porque primero que todo ellos sabían y segundo, los dos secuestradores
sobrevivientes vivieron en Cuba a sus anchas, tuvieron puestos oficiales, y celebraban
fiestas y matrimonios con Raúl Castro, tenían un contacto social con él”, dice
Gerardo, quien no espera una reacción destemplada del gobierno de La Habana,
porque cree que “ellos ya dan eso como una historia sepultada en el pasado”.
Este
periodista busca con “Vuelo 495”, “desnarcotizar un poco la crónica”, con un
relato que “conjuga una serie de factores fascinantes como es una historia que
nadie conoce, encontrar a uno de los secuestradores, revelar documentos
secretos de Estados Unidos que nadie había leído… Todos los componentes para
armar una historia interesante, sin ser novela en ninguna parte porque la
historia se defiende y se cuenta sola”.
En
cuanto al facsímil referido de la página 233, en el que el embajador no tiene
certeza sobre los propósitos e intereses de los hermanos Castro -que suena a
paradójico a esas alturas ‘del partido’-, Gerardo Reyes recuerda que Fidel va
después a Naciones Unidas (ONU) y dice que regresará a La Habana a combatir el comunismo. “Y todos lo
aplaudieron y se tomaron fotos con él, pero él regresó fue a construir el
socialismo”, subraya Reyes.
¿Tuvo
dificultad para acceder a esos cables secretos o esta es la demostración de que
cualquier periodista puede hallar ese tipo de pruebas? “Eso me lo enseñó
Alberto Donadio: ir a mirar en los Archivos Nacionales de Estados Unidos. La
gente piensa que los únicos archivos que se pueden ver son los de WikiLeaks,
pero estos son WikiLeaks clasificados y
no robados, están ahí y casi nadie en América Latina los consulta”.
Finalmente,
¿qué interés puede despertar en Colombia este libro? “En Colombia hay muchos
lectores a quienes les interesa la saga de los Castro, la historia de Cuba, las
historias subterráneas de Miami, la clandestinidad, la política, el doble
discurso de Washington frente a Cuba y en sí la historia dramática de los
sobrevivientes y el secuestro; tiene de todo”, concluye Reyes Copello.
Gerardo Reyes (Cúcuta, 1958), espera que su libro "Vuelo 495" se convierta en un éxito en ventas en el Estado de la Florida y Colombia./ Foto PVG.
El
primer párrafo de “Vuelo 495” dice: “Patricia vio por última vez a su padre
desde el comedor de su casa mientras sacaba de su bolsita los dulces que había
recogido esa noche de Halloween. Todavía tenía pintados los bigotes de gata
cuando escuchó a su papá decir que pasaría unos minutos a saludar a su vecino
Alfredo Costa, un piloto que vivía a pocas casas de la suya en el reparto
habanero de Marianao. Eran como las nueve de la noche del 31 de octubre de
1958. Ruskin Medrano no se cambiaba por nadie en el mundo en su nueva posición
de piloto de Cubana de Aviación, la legendaria aerolínea para la que había
trabajado durante los últimos diez años.
De operador de la torre de control del aeropuerto Rancho Boyeros, en la
capital, pasó a copiloto y luego a
piloto de DC-3. Ahora se estrenaba como comandante de los nuevos aviones turbohélice Vickers Viscount de la serie 700,
que habían sido adquiridos por la empresa en agosto del año anterior para
cubrir la ruta La Habana-Miami-Varadero”.
Para
el conocer el resto hay que comprar el libro, que se puede 'digerir' en una noche, al calor de un par de tazas de café o unos cuantos mojitos.