sábado, 15 de diciembre de 2012

"Llevo en mi alma un cruzado": Alejandro Ordóñez Maldonado



Entrevista al procurador general, quien habla de su lucha contra la corrupción y de sus convicciones, pero además deja abiertos otros debates en los que es protagonista. Realizada en noviembre de 2011.

Las cruzadas fueron aquellas expediciones militares contra los infieles, instigadas por los Papas y compensadas con indulgencias a quienes  concurrieran a ellas. Cruzado era aquel soldado que tomaba la insignia de la cruz y se hacía matar por ella.

Esta causa y estos personajes de los siglos XI al XIII que parecen tomados de libros de caballeros o de diccionarios polvorientos, aunque haya quienes crean que se extinguieron aún existen, o al menos voluntarios que quieran encarnarlos.

Uno de ellos es Alejandro Ordóñez Maldonado, un bumangués que desde el 15 de enero de 2009 ostenta el cargo de Procurador General de la Nación y quien ha enfrentado, procesado y ‘liquidado’ a una lista extensa de funcionarios públicos que no sospecharon topárselo en el bosque de leyes y atajos que hay en ese país tropical llamado Colombia.

El mismo hombre que le dedicó su tesis de grado a la Virgen María. ‘Genio y figura’ imperturbable, incluso hasta cuando intento medir su fe -o fanatismo- y en menos décimas de segundo que los pistoleros del Oeste desenfundaban sus pistolas, saca del bolsillo derecho de su pantalón un rosario de madera que lo acompaña a donde vaya y con el que reza cada vez que puede, pero no para darle gusto al editorialista Felipe Zuleta quien le ha dicho que si no lo hace, “acabará pudriéndose en las tinieblas de su propia conciencia, que es su peor diablo”.

Esta es la entrevista a un personaje que por sus ideas y forma de ver la vida despierta las más encontradas reacciones, pero que sin duda no pasa desapercibido, entre otras razones por su cuerpo de ‘gigante’ (‘Alejandro El Grande’, le llama Godofredo Cínico Caspa), por su chaqueta blanca de finas rayas azules, por sus tirantas y por su quisquilloso anillo de seguridad.



¿Qué mensaje queda después de la destitución e inhabilidad por diez años del hoy exalcalde de Bucaramanga, el liberal Fernando Vargas Mendoza?

La enseñanza, y no me refiero exclusivamente al alcalde de Bucaramanga sino a los funcionarios en general, es que el ejercicio de la actividad contractual no puede asumirse de una manera imprudente, que debe sujetarse al interés general que es sujetarse al ordenamiento jurídico, que no se pueden crear esguinces ni estrategias para sustraerse de la Ley de Contratación, que los contratos interadministrativos es la excepción y muchos funcionarios públicos por no decir que la mayoría lo han convertido en la regla y la excepción se convierte la aplicación de las licitaciones públicas… Que en eso tal vez he sido muy escrupuloso tanto con este alcalde como con muchos funcionarios públicos y que es necesario devolverle la credibilidad a las instituciones de control, tomando decisiones en tiempos reales durante el ejercicio de las funciones públicas. No hay nada más desalentador para el ciudadano que ver que sus quejas duerman el sueño de los justos. Eso deslegitima no a la Procuraduría ni a la Fiscalía, sino al Estado y eso genera toda clase de suspicacias, porque si yo coloco una queja y pasa el tiempo y pasa el tiempo y pasa el tiempo y no hay resultados, entonces se piensa que la institucionalidad es generadora de impunidad. Y cuando eso sucede pues estamos en una crisis en la cual el ciudadano prefiere acudir a fórmulas privadas o simplemente alejarse del interés público, y cuando el ciudadano pierde el interés por el bien común pues no hay nada que pueda ser sustentable, permanente, ni todos los alcances llámense prosperidades o seguridades, democráticas o no para no entrar en esas distinciones, podrán ser sostenibles si no hay credibilidad, si no hay la necesaria confianza en sus instituciones.

Con tantos casos de corrupción, ¿usted se siente como correteando los pollos al gallinero?

Así es: se siente uno impotente, incapaz, con alguna dosis de frustración, porque lo mucho que se pueda hacer es poco, porque no puede uno neutralizar, contrarrestar, y muchas veces también la ciudadanía se desespera porque la institucionalidad que está ordenada para la protección del interés general resulta desbordada por estos episodios de corrupción, pero lo que he creído es que se deben escoger casos paradigmáticos, casos emblemáticos, para tomar decisiones en tiempos reales y de esa manera hacer pedagogía. Pedagogía frente a la ciudadanía porque se restaura, se restablece la credibilidad; pero pedagogía también frente a los corruptos, para que entiendan que por lo menos corren riesgos, porque antes contaban con la tranquilidad de la impunidad, pero acá tengan la absoluta certeza que si la Procuraduría conoce, y tiene elementos probatorios y encuentra que son casos paradigmáticos a partir de los cuales se pueda hacer pedagogía, actuamos y lo hacemos con contundencia, con vehemencia, con decisión, sin parcialidad, con mucho criterio jurídico y patriótico. Como decía nuestro paisano Pedro Elías Ardila: ‘El que la hace la paga’. ¿Usted conoce la Constitución de Pedro Elías Ardila? Yo en eso soy un seguidor del filósofo zapatoca, y el que la hace la paga, desde luego respetando el debido proceso y el derecho a la defensa.

En esa lista de casos emblemáticos está el de Samuel Moreno Rojas, exalcalde de Bogotá y nieto del dictador Gustavo Rojas Pinilla. Si usted llegó hasta tan alto nivel, ¿la conclusión es que no hay intocables en Colombia?

No puedo contestarle porque está en trámite.

Entonces no se refiera al caso Moreno Rojas, sino a los ‘intocables’. ¿Los hay o no?

No hay intocables, no hay inmunidades posibles frente a los poderes disciplinarios. Si existen inmunidades eso genera deslegitimidad. Tenga la absoluta certeza de que no hay inmunidades y no permito y no admito (insistentemente golpea la mesa  con su dedo índice derecho) y creo que lo he demostrado que no existen inmunidades en ninguno de los órganos del Estado, en ninguna de las personas que está sujetas al poder disciplinario.

En el caso Vargas Mendoza, un alto funcionario (el entonces gobernador Horacio Serpa Uribe) salió a decir que la Procuraduría lo condenó, ‘pero los bumangueses lo absolvieron’. ¿Así se pueden interpretar las cosas?

La responsabilidad institucional, jurídica, penal, disciplinaria, está en cabeza de los órganos de control. Puede haber determinadas, dijéramos, solidaridades políticas y sociales, pero con el transcurso del tiempo y con la claridad de las decisiones, y ya sin el apasionamiento que generan afectos, proximidades… (pronuncia una palabra que después me pide que la ignore) y relaciones de carácter político, pero visto con perspectiva yo pienso que esas decisiones van a adquirir una gran relevancia y servirán de referentes hacia los ciudadanos del mañana, hacia nuestros hijos. Si no asumimos riesgos, si no tomamos las decisiones del caso tendientes a la defensa del interés general, pues esto se nos disuelve.




¿Cómo es eso de andar con docenas de soldados y policías escoltándolo? ¿No preferiría estar Curití descansando plácidamente o en la fábrica de su papá horneando galletas? ¿No es demasiado el costo para usted y su familia?

Sí, claro, o como un ‘campesino embejucao’, pero esos son los gajes de esta gestión. Por mí fuera andaba solo pero esto no depende de mí. Mire, uno tiene vocación por lo público, por eso mi vida ha estado dedicada al servicio público, primero en la Justicia, ahora en el Ministerio Público, pero si estos cargos no se asumen con vocación, si uno no tiene vocación, resultan muy duros, muy gravosos, uno no los soportaría un minuto, pero recordando algún pasaje que leía en estos días: ejerciendo esta función, se goza sufriendo. (Sonríe)

En Bucaramanga estuvo en septiembre la feminista franco-colombiana Florence Thomas, quien me aseguró que ‘las mujeres de Colombia haremos todo lo posible para que Alejandro Ordóñez no sea reelegido procurador’.

Es muy simpática la doctora Thomas… (sonríe) Muy simpática. Es una de mis permanentes asesoras de imagen, junto con Ramiro Bejarano y…

¿Felipe Zuleta?

No, ya Felipe Zuleta no tanto. Dejémosla en Florence Thomas y en Mónica Roa (abogada que lucha por la despenalización del aborto y directora de programas de Women’s Link Worldwide). Ella son mis permanentes asesoras de imagen. Yo pienso que he ejercido la función con mucha independencia y con mucho sentido jurídico. Por ejemplo en lo que a ellas se refiere, toda la posición de la Procuraduría en materia de aborto, eutanasia, eugenesia, adopción de niños por parejas de homosexuales, matrimonio homosexual, se dice con frecuencia que son las convicciones religiosas del procurador… desde luego que yo las tengo y el país las conoce cuáles y no me avergüenzo de ellas y tampoco permito que me ‘descafeínen’ mis convicciones, pero yo no utilizo mis convicciones para ejercer la función.

Si usted analiza por ejemplo los conceptos que rindo a la Corte por el aborto, lo que estoy diciendo es citando la Constitución y citando los precedentes de la Corte Constitucional hasta el año 2006. Y si eso fuera cierto, entonces podríamos decir que hubo una Corte que utilizaba convicciones religiosas cuando no permitía el aborto en esas tres excepciones. Son esfuerzos por deslegitimar la función, pero son esfuerzos sectarios, porque solo se admite un pensamiento único, ¿pero el pensamiento discrepante?… Yo confieso que no profeso un pensamiento políticamente correcto en estos tiempos, pero con la función mis convicciones religiosas garantizan el cumplimiento fiel de la función. ¿Que no estén de acuerdo? Pues eso es otro problema, pero no hay un solo argumento dogmático en mis conceptos. Yo no cito ni las Sagradas Escrituras, ni las Actas Apostólicas, ni a los Papas, ni a Santo Tomás…

¿Ni al Concilio Vaticano II?

Ni al Concilio Vaticano segundo… bueno, mejor el primero. (Sonríe) Yo no los cito para nada. Yo cito son la Constitución, la Ley, los precedentes judiciales, salvamentos de voto de la Corte Constitucional, bloques de constitucionalidad, decisiones del Tribunal de Derechos Humanos de las Naciones Unidas o del Tribunal Europeo. ¿Entonces cuál es el escándalo? Es puro sectarismo. Eso lo que demuestra es un gran sectarismo, lo que pasa es que el país no estaba acostumbrado -y se lo dije a usted Pastor hace un par de años- a que el procurador tuviera el talante que yo tengo. Hace treinta y cuatro años se les había olvidado cómo era un procurador con mi talante.

¿Usted tiró la toalla en la pelea por la prohibición de aborto, después de que el proyecto no pasara en el Congreso?

¡Jamás! Es menester y he oído que se va a intentar un referendo popular. He oído que se está diseñando la recolección de por lo menos diez millones de firmas y he oído que en la próxima legislatura se va a iniciar el trámite para convocar al pueblo colombiano a estas definiciones. Eso está en ebullición no en Colombia sino en todo el mundo. En diciembre habrá un referendo en Misisipi y en 40 estados de los Estados Unidos ha habido referendo. En México igualmente hay una decisión en el mismo sentido de la decisión que se iba a tomar en Colombia. Entonces por la vida hay que luchar de una manera permanente. Es un esfuerzo relegitimador del ordenamiento jurídico defender la vida en su estado más indefensa, que es la vida en el seno de la madre, y si no hacemos esfuerzos por reconocerla se deslegitima nuestro ordenamiento jurídico. Esta es una labor apostólica, un esfuerzo gigantesco por darle mayor credibilidad a nuestro ordenamiento jurídico. Si yo no tengo derecho a la vida, no tengo derecho a ningún derecho, y en ello yo como garante de los derechos fundamentales me corresponde, me exigen la Constitución y la sociedad defender la vida en la etapa más indefensa dentro de los indefensos, que es en el seno de la madre.

¿Se quitó un piano de los hombros con el pronunciamiento de la Corte en el sentido de que no lo va a investigar por su proceder en el caso de la ‘Yidispolítica’?

Pues eso no me preocupaba porque siempre he creído que la Corte es un juez imparcial y que la decisión, que a propósito fue unánime, demuestra que actué en derecho.

Observo sus manos y noto que son blancas. ¿Entonces por qué aquello de la ‘mano negra’?

Ja, ja, ja. Lo que pasa es que hay quienes tienen un sectarismo político gigantesco y como conocen mis religiosas, filosóficas y políticas, y entonces pretenden generar inhabilidades de carácter ético, moral e incluso de carácter constitucional. No admiten ni aceptan que una persona de mis convicciones, que son las de la mayoría del país, ejerza esta función.

¿Usted tiene pecados? ¿Cuándo va a la parroquia de los lefebvirstas en el barrio Alarcón o en la de Teusaquillo en Bogotá, se confiesa o se considera un santo?

Cada ocho días. El justo peca setenta veces siete (Jesús recomendó perdonar setenta veces siete. Mateo 18:22).

¿Cuál es el asunto que tiene pendiente para redondear su faena al frente de la Procuraduría?

Pienso que debo dar golpes más sustantivos a la corrupción tanto en el orden nacional como en el orden territorial. Esa será mi agenda del próximo año (2012), que ya la tengo diseñada y será muy vigilante para evitar que los funcionarios electos el 30 de octubre paguen del presupuesto público a sus financiadores.

¿Entonces vienen más nocaut?

Es necesario. Yo quisiera todos los nocaut, pero es imposible. Así que me concentraré en casos pedagógicos y paradigmáticos.

¿Está soñando y trabajando para ser Presidente de Colombia? ¿Eso vendrá por añadidura o lo ve muy lejano?

Por ahora es una pesadilla. En alguna oportunidad que se hablaba del tema yo hice esta reflexión y no me he arrepentido de hacerla: los últimos procuradores en ejercicio de sus funciones han sido candidatos presidenciales, pero no ha habido ningún exprocurador de ésos que haya tenido posibilidades políticas. Entonces con semejante precedente… (sonríe).

Si estuviera íngrimo en el desierto del Sahara y pasara un campero en el que fueran Ramiro Bejarano, Florence Thomas, Mónica Roa, Daniel Samper Pizano y otros de sus críticos, ¿usted se les ‘colincharía’ o preferiría morir de inanición?

No  sé si ellos pararían (sonríe).

Un amigo defensor de los derechos humanos me retó diciéndome que si yo era tan valiente le preguntara ¿si aplica el mismo rasero con las Fuerzas Militares o porque lo cuidan se hace el de la vista gorda?

No, el mismo rasero. En estos momentos me coge fuera de base porque no tengo la información estadística, pero han sido muchos militares destituidos por mi Procuraduría por violación a los derechos humanos. Así como he destituido a gobernadores, ministros, secretarios de Presidencia y alcaldes, he destituido a militares y oficiales del Ejército.

¿Usted sigue creyendo en la ‘inocencia’ del coronel (r) Alfonso Plazas Vega (condenado a 30 años de prisión por el secuestro y desaparición forzada agravada de los 11 personas que salieron vivas del Palacio de Justicia en noviembre de 1985 y siguen desaparecidas)?

Pues la Procuraduría considera que no se dan los elementos de juicio que permitan proferir la condena y por eso ordené impugnar la decisión. Yo aspiro y espero que sea revocada esa decisión.

Como abogado y paisano de Ramón Ballesteros Prieto (defensor del exsenador Luis Alberto Gil Castillo), ¿cómo se sintió el día que agentes del CTI de la Fiscalía lo esposaron en plena Corte Suprema de Justicia por intentar sobornar a un testigo del escándalo de la ‘Parapolítica’?

Es doloroso como abogado ver personas que incurran en esas conductas, por eso creo que fue declarado culpable dentro del proceso penal que se siguió contra él. Es una muestra de la crisis moral que está afectando a nuestra ciudadanía. Desde luego que humanamente es un drama.

El pasado 1 de noviembre (2011) un fiscal delegado ante la Corte Suprema de Justicia acusó al exgobernador de Santander, Hugo Heliodoro Aguilar Naranjo, de presuntos vínculos con los paramilitares y pidió llamarlo a juicio. ¿No estaba tan loco usted cuando en enero pasado lo destituyó e inhabilitó por 20 años por considerar que se alió con el Bloque Central Bolívar al mando de Carlos Mario Jiménez, alias ‘macaco’, e Iván Roberto Duque, alias ‘Ernesto Báez’ para las elecciones de 2004? ¿Le dieron la razón?

(Sonríe) Difícil, porque yo estoy actuando en ese proceso, pero sí, claro.

¿Cuál es su sensación al ver que ‘medio’ pabellón ERE Sur de la cárcel de La Picota, de Bogotá, tiene ‘huéspedes’ santandereanos implicados en el escándalo de la ‘Parapolítica’ (Luis Alberto Gil Castillo, Hugo Heliodoro Aguilar Naranjo, Alfonso Riaño Castillo, Ramón Ballesteros Prieto, Óscar Josué Reyes Cárdenas, Carlos Arturo Clavijo y Carlos Higuera Escalante? ¿Ha pensado en decir que es del Vichada o de Nariño?

Es una crisis de nuestra clase dirigente, pero aquí somos responsables todos. La clase dirigente nuestra es responsable porque se sustrajo del cumplimiento de sus responsabilidades públicas y dejó el espacio para que lo ocuparan las personas que hoy están respondiendo judicialmente, pero a quienes les correspondía actuar se sustrajeron de esos deberes. La clase dirigente debe dirigir, debe asumir riesgos, debe asumir responsabilidades, pero les dio por sustraerse de lo público, por considerar que ello no era una opción o un deber lo suficientemente fuerte para implicar renunciar a sábados, a domingos, a familia, a tranquilidades. Termino con otro escolio de Nicolás Gómez Dávila: ‘La revolución invade palacios previamente desertados’. Aquí si hay una crisis de dirigencia es porque la clase dirigente que debía dirigir no quiso dirigir.

Cuando usted le envió la carta al ex presidente Álvaro Uribe Vélez advirtiéndole que no hiciera declaraciones ‘ligeras e irresponsables’ sobre la Corte Suprema y la Procuraduría, que guardara la compostura y que “mi formación, mis principios y mi carácter me impiden que alguien me presione o me instrumentalice. Sólo rindo obediencia a mi conciencia y a la justicia”, ¿se le salió lo santandereano? ¿Por qué para hacerlo se requieren ‘pantalones’ o no?

Pues sí, pero es el cumplimiento del deber y yo pensé que era el momento de decir lo que dije y de actuar como actué. Cuando uno se posesiona en estos cargos, jura cumplir por Dios y por la Patria, la Constitución, la Ley y sus funciones, y la función de la Procuraduría es, entre otras, es estar pendiente del equilibrio, la ponderación de los diferentes funcionarios y dignidades. Vi que era el momento adecuado y no tuve ninguna duda y lo hice muy naturalmente, sin ninguna animosidad sino siendo consciente de que lo que debía actuar lo hice.

Su compañero de colegio, Donaldo Ortíz, me contó que en su habitación de la casa de la carrera 27 usted de joven tenía una copia de la espada de acero sevillano que perteneció a Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador (1043-1099).

Ja, ja, ja. La Tizona, una réplica de la Tizona, eso es cierto.

¿Para ‘cortar cabezas de herejes? ¿Eso es cierto?

No, no. Lo que no cuenta Donaldo es que nos reuníamos ahí con él, pero lo hacíamos para jugar ajedrez. Siempre me ha gustado la heráldica y le cuento más aún: tenía una espada de La Tizona y dos alabardas. En el balcón de la casa y con mucha frecuencia nos reuníamos, entre otros con Donaldo, a jugar ajedrez. Siempre me ha llamado la atención la simbología, la historia medieval y la vida del Cid, entre otras cosas, entonces así como cuando hay personas que tienen interés por la vida de alguna persona o de un gobernante tienen cuadros, fotos, conocen historias, compran libros…

¿Y qué sensación experimenta cuando pasa por su casa paterna y ve que ya no se ora con tanta piedad como usted lo hacía, sino que se vende licor y hasta se cometerán pecados terrenales en la que fuera su habitación y altar?

Seguramente Donaldo sigue yendo a ese cuarto. (Sonríe)

¿Usted se volvería a vestir de cruzado como en aquellas reuniones con Hugo Mantilla y Juan Carlos Martínez Santoro?

Llevo en mi alma y en mi corazón un cruzado. Hoy la sociedad requiere de varias cruzadas: una cruzada por la restauración por la moral; una cruzada por la restauración de los valores; una cruzada para combatir la corrupción; una cruzada para defender la familia; una cruzada por defender la vida; una cruzada para defender la institucionalidad… Mejor dicho, tantas cruzadas que se requieren hoy… hay que luchar por Dios, por la Patria y el Rey, ¡por la sociedad!

¿Qué será lo que más les molesta a sus disciplinados de usted: la forma en que dice las cosas (por ejemplo que: “Donde meto la espada difícilmente la saco”), su argumentación o su risa sarcástica?

(Sonríe) Tal vez… no sé. Eso habría que preguntarles a ellos, pero yo ejerzo mi función de acuerdo a mi personalidad. Es parte de mi ADN y me toca gozar sufriendo.

¿Cuál es su oración preferida? ¿La que repita a cada momento en busca de ayuda?

Yo tengo una gran devoción por la Virgen María y rezo todos los días el Ángelus, que se reza a mediodía y a las seis de la tarde. Es parte de mis oraciones. Yo le confieso que tengo una vida cristiana. Yo me levanto y rezo; me acuesto y rezo el Ángelus y el Rosario.

¿No le da pena?

No, por qué. Seguramente en su familia lo hicieron. Usted creció viéndolo, en mi familia también y millones de colombianos. Es que no es algo exótico, sino normal. Lo común es eso; lo anormal es lo otro. Le cuento esta anécdota sobre lo que le dijo la mamá a un parlamentario del Polo Democrático cuando iba a votar por mí. Ese fin de semana se vino una andanada terrible de la prensa, cuando ya se dieron cuenta que iba a ser procurador, y decían que no se podía votar por mí porque era un fundamentalista, un camandulero, un reaccionario y la revista Semana publicó siete artículos contra mí. Daniel Samper, María Jimena Duzán, Daniel Coronell me decían de todo, pero no me podían decir que yo robé, que yo fui un corrupto, sino que yo tenía convicciones religiosas. Entonces le dije a mi señora: no me van a elegir, se embolató, qué le vamos a hacer, dediquémonos a ejercer la profesión, yo abro la oficina en la casa porque en esos días la muchacha del servicio se había ido y adecuamos ese espacio… Sin embargo yo fui al Congreso y me encontré con este senador del Polo que había dicho que votaba por mí. Me dijo que tenía un cargo de conciencia y pensé: ‘dijo que iba a votar y después de saber lo que es este monstruo pues no va a votar por mí’, y más aún que Carlos Gaviria Díaz les había prohibido como jefe de partido votar por un procurador que sería premoderno. Pero me dijo: ‘Este mi cargo de conciencia. Que mi mamá me llamó hoy y me dijo que tenía que votar por usted, porque dijo que si es cierto que ese señor tiene esas convicciones, son las de nuestra familia, luego usted debe votar por él porque lo están atacando por eso’.

De ahí concluyo, y no lo digo yo sino lo dijo Bismarck (considerado el ‘Canciller de Hierro’ de Alemania), que la opinión pública no es la opinión publicada. La opinión publicada tiene unas agendas ideológicas. Eso es muy leído en la Javeriana, en el Rosario, en los Andes, en determinados conventículos, pero la gran mayoría de la gente no lee ni le importa y va por otra vía. Entonces criticarme a mí por las convicciones, es criticar las convicciones que tiene la gran mayoría del país, entre ellos sus padres y los míos.

¿Cómo dice el Ángelus?

El Ángel del Señor anunció a María. Y concibió por obra del Espíritu Santo. Dios te salve María… Santa María… He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra. Dios te salve María… Santa María… Y el verbo se hizo carne. Y habitó entre nosotros. Dios te salve María… Santa María… Ruega por nosotros, santa Madre de Dios. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo. Derrama, Señor, tu gracia sobre nosotros, que, por el anuncio del Ángel, hemos conocido la encarnación de tu Hijo, para que lleguemos, por su pasión y su cruz, a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Una última inquietud mundana: ¿Ya felicitó a Gustavo Petro por su elección como alcalde de Bogotá?

No, no he tenido esa oportunidad… seguramente la tendré.

¿Pero no fue a él a quien su mamá le dijo que votara por usted?

No. A mí me contaron que él había pedido perdón por votar por mí. Yo le dije a quien me preguntó: él tiene muchas cosas de qué arrepentirse. Pero no he tenido la oportunidad de encontrarme con él. Con un común amigo le manifesté que por Bogotá tuviera éxitos en su gestión.


(Un repentino y prolongado ataque de tos del procurador Ordóñez Maldonado da por concluida esta entrevista. Entonces hace su aparición el mayor de la Policía que le sirve de edecán. Le trae un vaso de agua, una pastilla diminuta y un par de manzanas verdes con la pregunta: Doctor, ¿quiere que se las mande a picar?).

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